¿Tocas algún instrumento musical? Si has tenido la oportunidad de aprender alguna vez en tu vida a tocar por ejemplo, la flauta dulce, la guitarra o el cajón, sabrás por experiencia propia que para llegar a ejecutar una simple melodía necesitamos dedicar muchas horas de práctica. Y, si has tocado en una banda musical, sabrás que las horas de ensayo son importantes para lograr que cada instrumento encaje de manera armoniosa en la ejecución de una melodía conjunta.
El aprendizaje de la música aporta gran valor a los individuos, desde el desarrollo de una disciplina personal, el desarrollo de la sensibilidad artística, la apreciación de la cultura musical, etc. En este proceso suceden grandes aprendizajes que vale la pena valorar. Por eso, en este nuevo post de Qué tal si… te proponemos explorar el género musical del jazz como una metáfora para potenciar el valor de lo colectivo y de lo individual cuando aprendemos.
Nuestro invitado en esta edición es Adriel Calvelo, autor de la música original de los videos de este blog y, actualmente estudia guitarra jazz en el conservatorio de Lyon en Francia. Desde su experiencia como estudiante, músico y también de profesor de música, le preguntamos qué le aporta el jazz a la formación de niños, niñas y adolescentes.
Te invito a sumergirnos en un concierto de jazz, en vivo y en directo.
El jazz, lo colectivo y lo individual
El jazz tiene dos secciones importantes, una melodía, en la que toda la banda toca, y una sección de improvisación, en donde los músicos crean melodías en el momento, de manera individual. La participación en la dinámica musical, por un lado, enseña y fomenta el trabajo en equipo para que una banda suene como una banda -que es más que la suma de las partes- y, por otro lado, potencia la expresión personal a través de la improvisación. Te enseña a escuchar a los otros y sacar ideas al momento de expresarte. Es una gran conversación musical en la que todo el mundo se entiende, pese a que no toquen el mismo instrumento, comenta Adriel.
Valorar y acoger la individualidad
A partir de mi experiencia como maestra y asesora pedagógica he observado, no pocas veces, que dentro de un equipo de trabajo se tiende a homogenizar los resultados de todos los miembros, diluyendo, opacando e inclusive invisibilizando los aportes de cada estudiante. Esta práctica también influye en la forma de evaluar el aprendizaje cooperativo, como vimos en un reciente post.
Entonces, haciendo una metáfora con la sección de improvisación en el jazz, cómo podemos propiciar que dentro de la dinámica de trabajo grupal en el aula cada estudiante tenga espacio y voz propia para expresarse y crear, sin caer en la imposición ni el exhibicionismo y, a su vez, que su aporte sea valorado y acogido en el equipo.
Adriel menciona que cuando el músico improvisa con la banda, existe una línea muy fina entre la expresión personal auténtica y una demostración de habilidades individuales, siendo muy fácil caer en la tentación de hacer un “solo”, solamente para lucirse.
“Un buen solo no es bueno por el solista sino por quienes lo acompañan.”
Finalmente, Adriel concluye que cuando en un conjunto hay buena onda, buena escucha y una intención común de hacer algo que va más allá de los intereses de un individuo, ahí es donde la expresión personal de cada uno tiende a brillar no solo por lo que el instrumentista toca, sino por cómo la banda lo acompaña.
Gestionar la individualidad dentro de un trabajo colectivo
Francisco Zariquiey (2016) sostiene que unos de los aprendizajes importantes para aprender a trabajar de manera cooperativa tiene que ver con la gestión de la individualidad dentro del grupo (ver post ¿Qué tal si cada escuela permite a cada individuo desarrollar su potencial?).
Así como en la sección melódica del jazz es clave que el conjunto de músicos esté bien sincronizado, también es clave que en la sección de improvisación cada músico pueda brillar con luz propia, gracias a esta escucha y acompañamiento de los demás músicos, como menciona Adriel en la entrevista.
Entonces, para trabajar bien en equipo los estudiantes tienen que ser capaces de entender que el grupo no elimina al individuo y que cada uno de sus miembros tiene derecho a expresar sus propios intereses y necesidades.
Manos a la obra
Te proponemos considerar potenciar lo individual en el trabajo colectivo al momento de diseñar una experiencia de aprendizaje en equipo. Tomando como referencia la propuesta que plantea Zariquiey (2016) para gestionar la individualidad, te proponemos trabajar en cinco habilidades:
Implica reconocer los derechos y responsabilidades de cada miembro del grupo, tener una actitud abierta, una escucha atenta y respetuosa frente a las opiniones de los demás.
Supone que cada individuo defienda sus derechos cuando no sean respetados y exprese con valentía y de manera oportuna – en el momento, lugar y forma adecuada- sus opiniones.
Cuando se traten de quejas o críticas deben contextualizarse, fundamentarse y formularse sobre las ideas y conductas, no sobre las personas, con la intención de mejorar el funcionamiento personal y del grupo.
Consiste en responder a una crítica de forma asertiva, tanto si se está de acuerdo con ella como si no. Además, supone la capacidad de valorar las críticas constructivas como una ayuda personal y una oportunidad para asumir cambios o mejoras.
La presión social hace que muchas veces las personas no se atrevan a negarse ante un pedido. Por ello, se trata de desarrollar un juicio crítico para expresar una opinión, decisión o voluntad frente a una propuesta, atreviéndose a no aceptar encargos o situaciones que no sean evaluados como convenientes.
La expresión de la individualidad requiere de valentía para manifestarse. Esto implica que el estudiante aprenda a asumir por iniciativa propia o a pedido del grupo ciertas actividades o desafíos que muestren su voz y la luz propia, contribuyendo con ello a un propósito común. Para muchos estudiantes esto significa tomar riesgos y salir de su zona de confort, pero es importante que aproveche el espacio colectivo, como un espacio seguro que acompaña a cada individuo a brillar.
Todas estas habilidades también requieren que los estudiantes desarrollen una auto regulación emocional para reaccionar ante la frustración u otras sensaciones que puedan ser desagradables cuando gestionan la individualidad propia y de otros dentro de un colectivo.
Comparte en la comunidad Educared cómo gestionas la individualidad en el trabajo en equipos y tus resultados aplicando esta propuesta con tus estudiantes.
Para conocer más:
Invitado: Adriel Calvelo
https://www.instagram.com/adriel_calvelo/
Festival Jazz a Viene
https://www.jazzavienne.com/en
Sobre el lugar
Vienne, Francia Ubicación
Director de fotografía: Sergio Paris
Música original: Adriel Calvelo
Producción y Edición: Lea Sulmont
Referencias:
Zariquiey, F. (2016) “Evaluamos lo que aprenden cooperando”. Serie de materiales sobre evaluación del aprendizaje cooperativo. Biblioteca de Colectivo Cinética. www.colectivocinetica.es/biblioteca/
¿Tocas algún instrumento musical? Si has tenido la oportunidad de aprender alguna vez en tu vida a tocar por ejemplo, la flauta dulce, la guitarra o el cajón, sabrás por experiencia propia que para llegar a ejecutar una simple melodía necesitamos dedicar muchas horas de práctica. Y, si has tocado en una banda musical, sabrás que las horas de ensayo son importantes para lograr que cada instrumento encaje de manera armoniosa en la ejecución de una melodía conjunta.
El aprendizaje de la música aporta gran valor a los individuos, desde el desarrollo de una disciplina personal, el desarrollo de la sensibilidad artística, la apreciación de la cultura musical, etc. En este proceso suceden grandes aprendizajes que vale la pena valorar. Por eso, en este nuevo post de Qué tal si… te proponemos explorar el género musical del jazz como una metáfora para potenciar el valor de lo colectivo y de lo individual cuando aprendemos.
Nuestro invitado en esta edición es Adriel Calvelo, autor de la música original de los videos de este blog y, actualmente estudia guitarra jazz en el conservatorio de Lyon en Francia. Desde su experiencia como estudiante, músico y también de profesor de música, le preguntamos qué le aporta el jazz a la formación de niños, niñas y adolescentes.
Te invito a sumergirnos en un concierto de jazz, en vivo y en directo.
El jazz, lo colectivo y lo individual
El jazz tiene dos secciones importantes, una melodía, en la que toda la banda toca, y una sección de improvisación, en donde los músicos crean melodías en el momento, de manera individual. La participación en la dinámica musical, por un lado, enseña y fomenta el trabajo en equipo para que una banda suene como una banda -que es más que la suma de las partes- y, por otro lado, potencia la expresión personal a través de la improvisación. Te enseña a escuchar a los otros y sacar ideas al momento de expresarte. Es una gran conversación musical en la que todo el mundo se entiende, pese a que no toquen el mismo instrumento, comenta Adriel.
Valorar y acoger la individualidad
A partir de mi experiencia como maestra y asesora pedagógica he observado, no pocas veces, que dentro de un equipo de trabajo se tiende a homogenizar los resultados de todos los miembros, diluyendo, opacando e inclusive invisibilizando los aportes de cada estudiante. Esta práctica también influye en la forma de evaluar el aprendizaje cooperativo, como vimos en un reciente post.
Entonces, haciendo una metáfora con la sección de improvisación en el jazz, cómo podemos propiciar que dentro de la dinámica de trabajo grupal en el aula cada estudiante tenga espacio y voz propia para expresarse y crear, sin caer en la imposición ni el exhibicionismo y, a su vez, que su aporte sea valorado y acogido en el equipo.
Adriel menciona que cuando el músico improvisa con la banda, existe una línea muy fina entre la expresión personal auténtica y una demostración de habilidades individuales, siendo muy fácil caer en la tentación de hacer un “solo”, solamente para lucirse.
“Un buen solo no es bueno por el solista sino por quienes lo acompañan.”
Finalmente, Adriel concluye que cuando en un conjunto hay buena onda, buena escucha y una intención común de hacer algo que va más allá de los intereses de un individuo, ahí es donde la expresión personal de cada uno tiende a brillar no solo por lo que el instrumentista toca, sino por cómo la banda lo acompaña.
Gestionar la individualidad dentro de un trabajo colectivo
Francisco Zariquiey (2016) sostiene que unos de los aprendizajes importantes para aprender a trabajar de manera cooperativa tiene que ver con la gestión de la individualidad dentro del grupo (ver post ¿Qué tal si cada escuela permite a cada individuo desarrollar su potencial?).
Así como en la sección melódica del jazz es clave que el conjunto de músicos esté bien sincronizado, también es clave que en la sección de improvisación cada músico pueda brillar con luz propia, gracias a esta escucha y acompañamiento de los demás músicos, como menciona Adriel en la entrevista.
Entonces, para trabajar bien en equipo los estudiantes tienen que ser capaces de entender que el grupo no elimina al individuo y que cada uno de sus miembros tiene derecho a expresar sus propios intereses y necesidades.
Manos a la obra
Te proponemos considerar potenciar lo individual en el trabajo colectivo al momento de diseñar una experiencia de aprendizaje en equipo. Tomando como referencia la propuesta que plantea Zariquiey (2016) para gestionar la individualidad, te proponemos trabajar en cinco habilidades:
Implica reconocer los derechos y responsabilidades de cada miembro del grupo, tener una actitud abierta, una escucha atenta y respetuosa frente a las opiniones de los demás.
Supone que cada individuo defienda sus derechos cuando no sean respetados y exprese con valentía y de manera oportuna – en el momento, lugar y forma adecuada- sus opiniones.
Cuando se traten de quejas o críticas deben contextualizarse, fundamentarse y formularse sobre las ideas y conductas, no sobre las personas, con la intención de mejorar el funcionamiento personal y del grupo.
Consiste en responder a una crítica de forma asertiva, tanto si se está de acuerdo con ella como si no. Además, supone la capacidad de valorar las críticas constructivas como una ayuda personal y una oportunidad para asumir cambios o mejoras.
La presión social hace que muchas veces las personas no se atrevan a negarse ante un pedido. Por ello, se trata de desarrollar un juicio crítico para expresar una opinión, decisión o voluntad frente a una propuesta, atreviéndose a no aceptar encargos o situaciones que no sean evaluados como convenientes.
La expresión de la individualidad requiere de valentía para manifestarse. Esto implica que el estudiante aprenda a asumir por iniciativa propia o a pedido del grupo ciertas actividades o desafíos que muestren su voz y la luz propia, contribuyendo con ello a un propósito común. Para muchos estudiantes esto significa tomar riesgos y salir de su zona de confort, pero es importante que aproveche el espacio colectivo, como un espacio seguro que acompaña a cada individuo a brillar.
Todas estas habilidades también requieren que los estudiantes desarrollen una auto regulación emocional para reaccionar ante la frustración u otras sensaciones que puedan ser desagradables cuando gestionan la individualidad propia y de otros dentro de un colectivo.
Comparte en la comunidad Educared cómo gestionas la individualidad en el trabajo en equipos y tus resultados aplicando esta propuesta con tus estudiantes.
Para conocer más:
Invitado: Adriel Calvelo
https://www.instagram.com/adriel_calvelo/
Festival Jazz a Viene
https://www.jazzavienne.com/en
Sobre el lugar
Vienne, Francia Ubicación
Director de fotografía: Sergio Paris
Música original: Adriel Calvelo
Producción y Edición: Lea Sulmont
Referencias:
Zariquiey, F. (2016) “Evaluamos lo que aprenden cooperando”. Serie de materiales sobre evaluación del aprendizaje cooperativo. Biblioteca de Colectivo Cinética. www.colectivocinetica.es/biblioteca/
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