«Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla.»
Frase atribuida a Napoleón Bonaparte
«La historia es la interpretación de la importancia que el pasado tiene para nosotros.»
Johan Huizinga
«Las personas sin conocimientos de su pasado, su origen y su cultura son como un árbol sin raíces.»
Marcus Garvey
Si alguna de estas frases te suena conocida es porque proponen una temática vital para la humanidad. Los seres humanos somos seres sociales nacidos en un tiempo y un espacio que evoluciona constantemente. Por ello, necesitamos conocer nuestros orígenes, valorarlos y analizar la Historia para construir un presente y un futuro mejor para todos y cada uno de nosotros.
En este nuevo post de Qué tal si… viajamos al pasado y activamos nuestra memoria para construir interpretaciones históricas.
¿Qué significa construir interpretaciones históricas?
En el Currículo Nacional de Educación Básica, la competencia «Construye interpretaciones históricas» propone que el estudiante sustente una posición crítica sobre hechos y procesos históricos que lo ayuden a comprender el presente y sus desafíos, articulando el uso de distintas fuentes, la comprensión de los cambios temporales y la explicación de las múltiples causas y consecuencias de estos. Supone reconocerse como sujeto histórico, es decir, como protagonista de los procesos históricos y, como tal, producto de un pasado que, a su vez, está construyendo su futuro (Minedu, 2016).
Al mismo tiempo, la competencia se compone de tres capacidades claves:
¿Cómo construimos interpretaciones históricas?
Tradicionalmente, se asume que esta competencia se vincula exclusivamente a la enseñanza del curso de Historia y que el estudiante debe manejar muchos datos, fechas, personajes y lugares. Nada más alejado del verdadero sentido.
Los tiempos en los que necesitábamos memorizar al pie de la letra los nombres de todos los Incas o recordar la fecha de las diversas batallas durante el proceso de independización ya quedaron atrás. Los datos son importantes, sí, pero más importante es saber buscarlos y saber qué hacer con estos.
Desaprendamos estas concepciones y ubiquemos el sentido de la competencia en el corazón de la misión educativa: la formación de ciudadanos. Esta competencia nos equipa para comprender la realidad actual, explicar las problemáticas históricas tanto locales, regionales o mundiales; interpretar crítica de las fuentes y comprender las relaciones entre los hechos, como son los cambios, permanencias, simultaneidades y secuencias.
Qué tal si te tomas 30 segundos para hacer una lista rápida de situaciones recientes con las que puedes trabajar la competencia. Comparto mi lista:
Ahora elijo una situación y formulo preguntas conectadas con situaciones cotidianas y significativas para activar el desarrollo de las capacidades de esa competencia:
Existen diversas estrategias didácticas que podemos utilizar para trabajar esta competencia, ya sea en situaciones informales o estructuradas dentro de una secuencia de aprendizaje. Lo cierto es que tenemos que ser maestros de la especialidad de Ciencias Sociales para trabajarla. Aprovechemos para articular las necesidades de los estudiantes con el desarrollo, de manera transversal, de diferentes competencias curriculares.
Puedes utilizar una situación de tutoría o de tu propio curso y emplear algunas estrategias propuestas en los post ¿Qué tal si diseñamos desde lo que emerge en nuestro entorno? ¿Qué tal si se puede nutrir el vocabulario?
¿Qué desafíos enfrentan los estudiantes?
Pagès y Santisteban (2009) realizaron una investigación en el contexto escolar catalán para explorar las estrategias y las dificultades del alumnado, establecer relaciones temporales, construir y emitir juicios, y organizar los elementos del discurso histórico y cómo causalizar un hecho histórico.
En su informe reportaron que los estudiantes tienden a simplificar el contenido histórico que encuentran, lo que implica que no tengan los elementos necesarios para reconocer la complejidad de las experiencias y las perspectivas históricas. También encontraron que los estudiantes, aunque en la actualidad podían reconocer que la gente piensa, actúa y vive de manera diferente que en el pasado, demuestran una comprensión limitada de las razones de estas diferencias.
Estos dos puntos llaman la atención. Por un lado, a pesar de tener cada vez mayor cantidad de información disponible a través de la red, no necesariamente tenemos las habilidades de gestión de la información requeridas para interpretar críticamente las fuentes, pero sobre todo la disposición y la curiosidad para profundizar en la búsqueda y en el estudio de las fuentes.
Por otro lado, los autores concluyen que «ser capaz de tomar la perspectiva de las personas en el pasado es un requisito para la comprensión histórica significativa. Para entender por qué las personas actuaron como lo hicieron, es necesario estar familiarizado con el contexto cultural que forma sus pensamientos. Sin examinar las ideas, actitudes, valores y creencias de las personas en la historia, sus acciones no tienen significado» (Pagès y Santisteban, 2009, p. 23). En ese sentido, la comprensión empática de las experiencias de las personas de diferentes épocas y culturas es necesaria para aprender a convivir en entornos interculturales y desarrollarnos como ciudadanos del mundo.
«Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica,
José Saramago
se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia.»
Te invitamos a compartir tus comentarios en la comunidad Educared.
Ruinas de San Ignacio de Mini, provincia de Misiones (Argentina). Ubicación
Edición: Lea Sulmont
2022
Pagès, Joan y Santisteban, Antoni (2009). Aprender el pasado, comprender el presente y construir el futuro: lecciones de una investigación sobre la historia enseñada. XII Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche. Recuperado de: https://www.aacademica.org/000-008/843
«Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla.»
Frase atribuida a Napoleón Bonaparte
«La historia es la interpretación de la importancia que el pasado tiene para nosotros.»
Johan Huizinga
«Las personas sin conocimientos de su pasado, su origen y su cultura son como un árbol sin raíces.»
Marcus Garvey
Si alguna de estas frases te suena conocida es porque proponen una temática vital para la humanidad. Los seres humanos somos seres sociales nacidos en un tiempo y un espacio que evoluciona constantemente. Por ello, necesitamos conocer nuestros orígenes, valorarlos y analizar la Historia para construir un presente y un futuro mejor para todos y cada uno de nosotros.
En este nuevo post de Qué tal si… viajamos al pasado y activamos nuestra memoria para construir interpretaciones históricas.
¿Qué significa construir interpretaciones históricas?
En el Currículo Nacional de Educación Básica, la competencia «Construye interpretaciones históricas» propone que el estudiante sustente una posición crítica sobre hechos y procesos históricos que lo ayuden a comprender el presente y sus desafíos, articulando el uso de distintas fuentes, la comprensión de los cambios temporales y la explicación de las múltiples causas y consecuencias de estos. Supone reconocerse como sujeto histórico, es decir, como protagonista de los procesos históricos y, como tal, producto de un pasado que, a su vez, está construyendo su futuro (Minedu, 2016).
Al mismo tiempo, la competencia se compone de tres capacidades claves:
¿Cómo construimos interpretaciones históricas?
Tradicionalmente, se asume que esta competencia se vincula exclusivamente a la enseñanza del curso de Historia y que el estudiante debe manejar muchos datos, fechas, personajes y lugares. Nada más alejado del verdadero sentido.
Los tiempos en los que necesitábamos memorizar al pie de la letra los nombres de todos los Incas o recordar la fecha de las diversas batallas durante el proceso de independización ya quedaron atrás. Los datos son importantes, sí, pero más importante es saber buscarlos y saber qué hacer con estos.
Desaprendamos estas concepciones y ubiquemos el sentido de la competencia en el corazón de la misión educativa: la formación de ciudadanos. Esta competencia nos equipa para comprender la realidad actual, explicar las problemáticas históricas tanto locales, regionales o mundiales; interpretar crítica de las fuentes y comprender las relaciones entre los hechos, como son los cambios, permanencias, simultaneidades y secuencias.
Qué tal si te tomas 30 segundos para hacer una lista rápida de situaciones recientes con las que puedes trabajar la competencia. Comparto mi lista:
Ahora elijo una situación y formulo preguntas conectadas con situaciones cotidianas y significativas para activar el desarrollo de las capacidades de esa competencia:
Existen diversas estrategias didácticas que podemos utilizar para trabajar esta competencia, ya sea en situaciones informales o estructuradas dentro de una secuencia de aprendizaje. Lo cierto es que tenemos que ser maestros de la especialidad de Ciencias Sociales para trabajarla. Aprovechemos para articular las necesidades de los estudiantes con el desarrollo, de manera transversal, de diferentes competencias curriculares.
Puedes utilizar una situación de tutoría o de tu propio curso y emplear algunas estrategias propuestas en los post ¿Qué tal si diseñamos desde lo que emerge en nuestro entorno? ¿Qué tal si se puede nutrir el vocabulario?
¿Qué desafíos enfrentan los estudiantes?
Pagès y Santisteban (2009) realizaron una investigación en el contexto escolar catalán para explorar las estrategias y las dificultades del alumnado, establecer relaciones temporales, construir y emitir juicios, y organizar los elementos del discurso histórico y cómo causalizar un hecho histórico.
En su informe reportaron que los estudiantes tienden a simplificar el contenido histórico que encuentran, lo que implica que no tengan los elementos necesarios para reconocer la complejidad de las experiencias y las perspectivas históricas. También encontraron que los estudiantes, aunque en la actualidad podían reconocer que la gente piensa, actúa y vive de manera diferente que en el pasado, demuestran una comprensión limitada de las razones de estas diferencias.
Estos dos puntos llaman la atención. Por un lado, a pesar de tener cada vez mayor cantidad de información disponible a través de la red, no necesariamente tenemos las habilidades de gestión de la información requeridas para interpretar críticamente las fuentes, pero sobre todo la disposición y la curiosidad para profundizar en la búsqueda y en el estudio de las fuentes.
Por otro lado, los autores concluyen que «ser capaz de tomar la perspectiva de las personas en el pasado es un requisito para la comprensión histórica significativa. Para entender por qué las personas actuaron como lo hicieron, es necesario estar familiarizado con el contexto cultural que forma sus pensamientos. Sin examinar las ideas, actitudes, valores y creencias de las personas en la historia, sus acciones no tienen significado» (Pagès y Santisteban, 2009, p. 23). En ese sentido, la comprensión empática de las experiencias de las personas de diferentes épocas y culturas es necesaria para aprender a convivir en entornos interculturales y desarrollarnos como ciudadanos del mundo.
«Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica,
José Saramago
se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia.»
Te invitamos a compartir tus comentarios en la comunidad Educared.
Ruinas de San Ignacio de Mini, provincia de Misiones (Argentina). Ubicación
Edición: Lea Sulmont
2022
Pagès, Joan y Santisteban, Antoni (2009). Aprender el pasado, comprender el presente y construir el futuro: lecciones de una investigación sobre la historia enseñada. XII Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche. Recuperado de: https://www.aacademica.org/000-008/843
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