¿Qué tal si practicamos el estar presentes?

El tema de la presencia es algo que vengo trabajando en el último año y es, quizás, el aprendizaje más complejo y desafiante que vivo día a día: aprender a estar presente. Parece tan obvio, que se nos olvida a cada instante. Lo cierto es que estar presente involucra no solo estar físicamente en un lugar, sino estar con nuestros sentidos activos y conscientes, en el aquí y en el ahora. 

Por ejemplo, ahora que estás leyendo este post… ¿estás realmente presente? 

Haz una pausa y tómate un tiempo para prepararte y activar tu presencia. 

Elige un espacio desde donde quieras escuchar la entrevista. 

Respira hondo y dedica siete minutos para escuchar a Vanessa Piqué, formadora de maestros de yoga, a quien recurro para tratar este tema. 

Presentation with media con relleno sólidoHaz clic en el siguiente video: 

https://www.youtube.com/watch?v=DKkf5jmTQgI&feature=youtu.be

«La magia solo ocurre en el momento presente».

La presencia no es necesariamente un estado meditativo, sino es un estado activo necesario en cada actividad y en cada interacción que realizamos.  La presencia significa vivir en tu esencia y, en la presencia, se puede aprender, nos recuerda Vanessa. 

Las investigaciones sobre el funcionamiento de nuestro cerebro han puesto en evidencia la importancia de funciones ejecutivas  para el aprendizaje, y una función clave vinculada con la presencia es la gestión de la atención. En todo momento, nuestros sistemas perceptivos reciben continuamente estímulos y, dependiendo del análisis que se hace de esta información, se desencadenan «procesamientos atentos» generando una atención automática o involuntaria. Como menciona Vanessa, nuestra mente aterriza en un cuerpo y es importante activar los sentidos para captar la información del entorno: saborearla, escuchar, percibir, etc. 

Lo que hace nuestro cerebro al gestionar la atención es decidir lo que queremos que entre en nuestra consciencia (en qué queremos pensar o qué queremos ver, etc.) y decidir con qué grado de precisión e intensidad queremos procesar estos estímulos. Ambas cosas dependen de la atención (Mariana y Pellicier, 2015). Por ello, cuando le pedimos a alguien que «preste atención» a una explicación, le estamos pidiendo que incluya esa explicación dentro de su corriente de consciencia. 

El mundo digital juega con nuestra atención

Cuanto más distraídos estamos, más vulnerables estamos a todo, comenta Vanessa. En estos tiempos digitales, los dispositivos móviles atrapan nuestros sentidos y, especialmente el de las generaciones más jóvenes. Para tomar el control de nuestra atención necesitamos tener un acto de voluntad y de conciencia para decidir dónde poner la atención. Los padres y las madres de familia, así como también los docentes, tenemos un rol modelador de esta práctica de una atención respetuosa. Debemos tener claro que donde pasa la vida es en las interacciones.

Cuidar y entrenar la atención

La atención es dónde pongo el foco. «Si no estoy presente, me pierdo de lo que ocurre aquí y ahora». Con estas palabras, Vanessa nos invita a cambiar la tensión por atención en nuestra vida diaria. La práctica de esta atención puede ser facilitada a través de diferentes disciplinas, como el mindfulness que se refiere a estar presente en el momento presente, prestando atención plena a nuestras experiencias internas y externas o el yoga, que en sánscrito significa «unir, conectar, relacionar» y tiene el objetivo de generar y fortalecer la conexión entre el ser humano y el universo. 

La práctica de una respiración consciente, el silencio, la meditación o ciertos ejercicios físicos como, por ejemplo, simplemente caminar, nos pueden ayudar a entrenar nuestra atención en el momento presente. No se trata de una receta mágica, sino de alternativas que cada uno puede experimentar. Aquí te explico cómo se relacionan:

  • Calma y enfoque. El silencio nos ayuda a calmar nuestra mente y reducir el ruido interno. Cuando estamos en silencio, podemos alejarnos de las distracciones y concentrarnos en el momento presente, conectándonos con nuestro cuerpo, nuestras emociones y en cada interacción con nosotros mismos y con los demás.
  • Observación y autoconciencia. El silencio nos brinda la oportunidad de observar y escuchar con atención nuestro interior y el exterior. Al estar en silencio, podemos prestar atención a nuestros pensamientos, nuestras emociones y sensaciones físicas, y eso ayuda a estar conectados con nosotros mismos y con el entorno.
  • Autoexploración y reflexión. El silencio nos brinda un espacio para la autoexploración y la reflexión. Al estar en silencio, podemos sintonizarnos con nuestros pensamientos más profundos, lo que nos permite comprendernos mejor y tomar decisiones más conscientes en nuestras vidas. 
  • Conexión con los demás. El silencio también nos permite estar más presentes y receptivos en nuestras interacciones con los demás. Al escuchar en silencio a los demás, podemos comprender y responder de manera más auténtica y empática. El silencio nos ayuda a evitar la tendencia de anticipar respuestas o interrumpir, permitiendo así una verdadera conexión con los demás.

En resumen, lo más poderoso de usar el silencio para mejorar la atención no solo tiene que ver con los beneficios a nivel individual como lograr calma, o mayor concentración. Lo más importante es reconocer que es a partir de ese lugar de atención desde donde voy a poder desarrollar mejores vínculos con los demás. 

Recordemos que el propósito de la educación (PEN 2036) es la construcción de una vida ciudadana y, en estos tiempos de ritmos acelerados y de polarización de ideas, es pertinente repensar la forma en que nos relacionamos con el mundo y con los demás de manera respetuosa y constructiva. 

Esta preocupación no es nueva. Uno de los filósofos más influyentes del existencialismo del siglo XX, Martin Heidegger plantea en su libro Ser y tiempo (1927) que la comprensión del ser humano no puede separarse de su existencia en el mundo. Según él, nuestra existencia se caracteriza por la preocupación constante por nuestro propio ser y por el mundo que nos rodea. Una de las ideas centrales de Heidegger es que el ser humano está inmerso en una red de relaciones y significados, y que nuestra existencia está siempre en un estado de posibilidad y proyección hacia el futuro. Según él, tendemos a vivir en un estado de «caída», en el cual nos encontramos inmersos en la cotidianidad y en la superficialidad de la vida, sin cuestionar el sentido de nuestra existencia.

Por ello, el tomar conciencia sobre el sentido de estar presente es una forma de lo que Heidegger llama «despertar», y que se relaciona con asumir la responsabilidad de nuestra existencia. Y es que, como señala el autor, solo a través de esta toma de conciencia y de la autenticidad en nuestras acciones, podemos alcanzar una existencia más auténtica y plena.

Ahora recuerda cuándo fue la última vez que te permitiste estar realmente en silencio. Piensa en qué beneficios puede traer al clima de tu clase incluir alguna de estas ideas en las interacciones pedagógicas con tus estudiantes. 

Carpe diem: vive el momento presente como si fuese la última vez.

Map with pin con relleno sólidoSobre el lugar: 

San Vicente de Raspeig, Alicante (España). Ubicación

Video camera con relleno sólido

Producción y edición: Lea Sulmont

Música original: Adriel Calvelo

Invitada especial: Vanessa Piqué. YTT

Books on shelf con relleno sólidoReferencias:

Marina, J. y Pellicer, C. (2015). La inteligencia que aprende. Las funciones ejecutivas contadas a docentes. Editorial Santillana. 

Thich Nhat Hanh (2015). En el ahora. Ediciones Kairós.Heidegger, Martín (1927). Ser y tiempo. Enlace

¿Qué tal si practicamos el estar presentes?

Autor: Lea Sulmont Publicado: enero 16, 2024

El tema de la presencia es algo que vengo trabajando en el último año y es, quizás, el aprendizaje más complejo y desafiante que vivo día a día: aprender a estar presente. Parece tan obvio, que se nos olvida a cada instante. Lo cierto es que estar presente involucra no solo estar físicamente en un lugar, sino estar con nuestros sentidos activos y conscientes, en el aquí y en el ahora. 

Por ejemplo, ahora que estás leyendo este post… ¿estás realmente presente? 

Haz una pausa y tómate un tiempo para prepararte y activar tu presencia. 

Elige un espacio desde donde quieras escuchar la entrevista. 

Respira hondo y dedica siete minutos para escuchar a Vanessa Piqué, formadora de maestros de yoga, a quien recurro para tratar este tema. 

Presentation with media con relleno sólidoHaz clic en el siguiente video: 

«La magia solo ocurre en el momento presente».

La presencia no es necesariamente un estado meditativo, sino es un estado activo necesario en cada actividad y en cada interacción que realizamos.  La presencia significa vivir en tu esencia y, en la presencia, se puede aprender, nos recuerda Vanessa. 

Las investigaciones sobre el funcionamiento de nuestro cerebro han puesto en evidencia la importancia de funciones ejecutivas  para el aprendizaje, y una función clave vinculada con la presencia es la gestión de la atención. En todo momento, nuestros sistemas perceptivos reciben continuamente estímulos y, dependiendo del análisis que se hace de esta información, se desencadenan «procesamientos atentos» generando una atención automática o involuntaria. Como menciona Vanessa, nuestra mente aterriza en un cuerpo y es importante activar los sentidos para captar la información del entorno: saborearla, escuchar, percibir, etc. 

Lo que hace nuestro cerebro al gestionar la atención es decidir lo que queremos que entre en nuestra consciencia (en qué queremos pensar o qué queremos ver, etc.) y decidir con qué grado de precisión e intensidad queremos procesar estos estímulos. Ambas cosas dependen de la atención (Mariana y Pellicier, 2015). Por ello, cuando le pedimos a alguien que «preste atención» a una explicación, le estamos pidiendo que incluya esa explicación dentro de su corriente de consciencia. 

El mundo digital juega con nuestra atención

Cuanto más distraídos estamos, más vulnerables estamos a todo, comenta Vanessa. En estos tiempos digitales, los dispositivos móviles atrapan nuestros sentidos y, especialmente el de las generaciones más jóvenes. Para tomar el control de nuestra atención necesitamos tener un acto de voluntad y de conciencia para decidir dónde poner la atención. Los padres y las madres de familia, así como también los docentes, tenemos un rol modelador de esta práctica de una atención respetuosa. Debemos tener claro que donde pasa la vida es en las interacciones.

Cuidar y entrenar la atención

La atención es dónde pongo el foco. «Si no estoy presente, me pierdo de lo que ocurre aquí y ahora». Con estas palabras, Vanessa nos invita a cambiar la tensión por atención en nuestra vida diaria. La práctica de esta atención puede ser facilitada a través de diferentes disciplinas, como el mindfulness que se refiere a estar presente en el momento presente, prestando atención plena a nuestras experiencias internas y externas o el yoga, que en sánscrito significa «unir, conectar, relacionar» y tiene el objetivo de generar y fortalecer la conexión entre el ser humano y el universo. 

La práctica de una respiración consciente, el silencio, la meditación o ciertos ejercicios físicos como, por ejemplo, simplemente caminar, nos pueden ayudar a entrenar nuestra atención en el momento presente. No se trata de una receta mágica, sino de alternativas que cada uno puede experimentar. Aquí te explico cómo se relacionan:

  • Calma y enfoque. El silencio nos ayuda a calmar nuestra mente y reducir el ruido interno. Cuando estamos en silencio, podemos alejarnos de las distracciones y concentrarnos en el momento presente, conectándonos con nuestro cuerpo, nuestras emociones y en cada interacción con nosotros mismos y con los demás.
  • Observación y autoconciencia. El silencio nos brinda la oportunidad de observar y escuchar con atención nuestro interior y el exterior. Al estar en silencio, podemos prestar atención a nuestros pensamientos, nuestras emociones y sensaciones físicas, y eso ayuda a estar conectados con nosotros mismos y con el entorno.
  • Autoexploración y reflexión. El silencio nos brinda un espacio para la autoexploración y la reflexión. Al estar en silencio, podemos sintonizarnos con nuestros pensamientos más profundos, lo que nos permite comprendernos mejor y tomar decisiones más conscientes en nuestras vidas. 
  • Conexión con los demás. El silencio también nos permite estar más presentes y receptivos en nuestras interacciones con los demás. Al escuchar en silencio a los demás, podemos comprender y responder de manera más auténtica y empática. El silencio nos ayuda a evitar la tendencia de anticipar respuestas o interrumpir, permitiendo así una verdadera conexión con los demás.

En resumen, lo más poderoso de usar el silencio para mejorar la atención no solo tiene que ver con los beneficios a nivel individual como lograr calma, o mayor concentración. Lo más importante es reconocer que es a partir de ese lugar de atención desde donde voy a poder desarrollar mejores vínculos con los demás. 

Recordemos que el propósito de la educación (PEN 2036) es la construcción de una vida ciudadana y, en estos tiempos de ritmos acelerados y de polarización de ideas, es pertinente repensar la forma en que nos relacionamos con el mundo y con los demás de manera respetuosa y constructiva. 

Esta preocupación no es nueva. Uno de los filósofos más influyentes del existencialismo del siglo XX, Martin Heidegger plantea en su libro Ser y tiempo (1927) que la comprensión del ser humano no puede separarse de su existencia en el mundo. Según él, nuestra existencia se caracteriza por la preocupación constante por nuestro propio ser y por el mundo que nos rodea. Una de las ideas centrales de Heidegger es que el ser humano está inmerso en una red de relaciones y significados, y que nuestra existencia está siempre en un estado de posibilidad y proyección hacia el futuro. Según él, tendemos a vivir en un estado de «caída», en el cual nos encontramos inmersos en la cotidianidad y en la superficialidad de la vida, sin cuestionar el sentido de nuestra existencia.

Por ello, el tomar conciencia sobre el sentido de estar presente es una forma de lo que Heidegger llama «despertar», y que se relaciona con asumir la responsabilidad de nuestra existencia. Y es que, como señala el autor, solo a través de esta toma de conciencia y de la autenticidad en nuestras acciones, podemos alcanzar una existencia más auténtica y plena.

Ahora recuerda cuándo fue la última vez que te permitiste estar realmente en silencio. Piensa en qué beneficios puede traer al clima de tu clase incluir alguna de estas ideas en las interacciones pedagógicas con tus estudiantes. 

Carpe diem: vive el momento presente como si fuese la última vez.

Map with pin con relleno sólidoSobre el lugar: 

San Vicente de Raspeig, Alicante (España). Ubicación

Video camera con relleno sólido

Producción y edición: Lea Sulmont

Música original: Adriel Calvelo

Invitada especial: Vanessa Piqué. YTT

Books on shelf con relleno sólidoReferencias:

Marina, J. y Pellicer, C. (2015). La inteligencia que aprende. Las funciones ejecutivas contadas a docentes. Editorial Santillana. 

Thich Nhat Hanh (2015). En el ahora. Ediciones Kairós.Heidegger, Martín (1927). Ser y tiempo. Enlace

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