Esta nueva edición de Qué tal si… la danza y la educación se encuentran en una ruta formativa compartida con una gran invitada, Dalilah Spritz, bailarina y maestra del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín de Buenos Aires. Luego de entrevistarla, asistí a una de sus clases para entender mejor algunas ideas que propone. Te invito a ver el resumen de este encuentro en el siguiente video.
De las múltiples conexiones que propone esta conversación, sugiero continuar la reflexión en torno a dos temas: el retorno del cuerpo y planificar desde lo emergente.
El retorno del cuerpo
Aunque ahora nos pueda resultar lejano, me parece relevante abordar el impacto del confinamiento durante la pandemia en «el cuerpo» de cada persona y qué desafíos tiene el retorno del cuerpo a un escenario de interacción, como el que conocíamos antes del encierro. Dalilah nos habla de un cuerpo temeroso que, poco a poco, se vuelve a encontrar consigo mismo, a desplazarse y a extender sus límites espaciales que, al mismo tiempo, son límites emocionales.
Durante la pandemia, los niños y las niñas experimentaron las restricciones del encierro y hoy sabemos que este distanciamiento ha tenido un impacto negativo en la socialización, pero también en la experiencia de movimiento que es tan necesaria para su desarrollo. Qué duda cabe que la infancia ha sido la población más afectada en este periodo. Sin embargo, también el cuerpo de los adolescentes y los adultos ha sido impactado, dejando huellas —quizás de manera menos visible— que debemos reconocer y reparar.
¿Recuerdas el primer día que regresaste a una clase presencial e interactuaste con la mascarilla puesta? Particularmente, a mí me resultó muy duro retornar enmascarada. Me fue complicado reconocer las expresiones de mis estudiantes detrás de ese «velo» y recrear un vínculo que era imprescindible retomar.
Si bien el confinamiento ha sido casi universal, países como el nuestro han tenido uno de los cierres de escuelas más largos y dolorosos del mundo. Creo que es un tema bastante sensible del que se habla poco y se entiende el porqué. Sin embargo, vale la pena que nos tomemos un tiempo para identificar las barreras y los bloqueos que ha experimentado el cuerpo luego de esta etapa inusitada en la historia de la humanidad. Tenemos que trabajar para disolver los miedos del cuerpo. Para ello es importante desarrollar la disponibilidad corporal del maestro, es decir, la capacidad del cuerpo para estar receptivo, observador, a la escucha y al mismo tiempo expresivo. Esto implica cuidar la expresión de la mirada, de la voz, el uso de la palabra, la gestualidad, la tonicidad y la emoción. Parece obvio, pero no necesariamente somos conscientes como docentes de que debemos estar disponibles corporalmente con todos nuestros sentidos para comunicarnos. Esta disponibilidad es especialmente necesaria cuando trabajamos con la primera infancia, pues tenemos que agacharnos, subir, estar en el suelo, volver a subir y necesitamos de un cuerpo físicamente disponible, aunque también emocionalmente dispuesto. La disponibilidad corporal se trabaja desde la actitud, pero también desde el propio cuidado de nuestro cuerpo para estar físicamente saludables.
«Así como en la danza tenemos que encontrar el balance, el educador está permanentemente retado a encontrar un balance. Tenemos que trabajar la eficiencia en nuestro cuerpo».
Planificar desde lo emergente
Otra idea potente que me provoca desarrollar a partir de esta conversación es la necesidad de prepararnos para planificar de manera emergente. La planificación es importante para estar mejor equipados y así enfrentar la incertidumbre. Pero también tenemos que estar preparados para escuchar las necesidades que surgen en el instante y afrontarlas. Los desafíos que enfrenta el docente en el día a día no pueden anticiparse con una planificación rígida. Por ello, cada vez más disciplinas emplean técnicas disruptivas para crear y, desde la docencia, para aprender.
Planificar de manera emergente en la danza es pasar de ensayar una coreografía establecida a crear una composición instantánea. En la pedagogía sería pasar del plan de clase preestablecido a una planificación emergente.
«… hay que ir viendo lo que sucede. (…)
Tenemos que ir tirando herramientas para trabajar.
Ya no imitas sino descubres».
Resumo estas reflexiones con la cita de Dalilah, donde se plantea la necesidad de «mover a un bailarín de la idea de un cuerpo que ya no pertenece a este tiempo». Es como el ejercicio que debemos hacer los docentes para salir de la idea de «un docente que enseña» a la idea de «un docente que facilita el aprendizaje». Así como nuestro cuerpo se ha liberado del «corsé» que le impedía moverse con libertad, la práctica docente tiene que liberarse de moldes que nos impiden experimentar otras formas de organizar la experiencia de aprendizaje del estudiante.
¿Qué otra reflexión te suscita esta entrevista? Compártela en la comunidad de Educared. Te leo.
Para conocer más:
Docente del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. @dalilahspritz
Sobre el lugar:
Teatro San Martín, Buenos Aires (Argentina). Ubicación
Referencias:
Porstein, A. M. (2009). Cuerpo, juego y movimiento en el Nivel Inicial. Argentina: Homosapiens.
Rodríguez, F. (2028). El Teatro en la construcción corporal del rol docente: Aportes de la electiva Competencias Comunicativas y Habilidades Expresivas desde el Teatro. Trabajo de titulación. Universidad Pedagógica Nacional.
Tabak, G. (2017). Explorar el cuerpo en el jardín maternal. Argentina: Novedades educativas.
Producción y edición: Lea Sulmont
Música original: Adriel Calvelo
Esta nueva edición de Qué tal si… la danza y la educación se encuentran en una ruta formativa compartida con una gran invitada, Dalilah Spritz, bailarina y maestra del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín de Buenos Aires. Luego de entrevistarla, asistí a una de sus clases para entender mejor algunas ideas que propone. Te invito a ver el resumen de este encuentro en el siguiente video.
De las múltiples conexiones que propone esta conversación, sugiero continuar la reflexión en torno a dos temas: el retorno del cuerpo y planificar desde lo emergente.
El retorno del cuerpo
Aunque ahora nos pueda resultar lejano, me parece relevante abordar el impacto del confinamiento durante la pandemia en «el cuerpo» de cada persona y qué desafíos tiene el retorno del cuerpo a un escenario de interacción, como el que conocíamos antes del encierro. Dalilah nos habla de un cuerpo temeroso que, poco a poco, se vuelve a encontrar consigo mismo, a desplazarse y a extender sus límites espaciales que, al mismo tiempo, son límites emocionales.
Durante la pandemia, los niños y las niñas experimentaron las restricciones del encierro y hoy sabemos que este distanciamiento ha tenido un impacto negativo en la socialización, pero también en la experiencia de movimiento que es tan necesaria para su desarrollo. Qué duda cabe que la infancia ha sido la población más afectada en este periodo. Sin embargo, también el cuerpo de los adolescentes y los adultos ha sido impactado, dejando huellas —quizás de manera menos visible— que debemos reconocer y reparar.
¿Recuerdas el primer día que regresaste a una clase presencial e interactuaste con la mascarilla puesta? Particularmente, a mí me resultó muy duro retornar enmascarada. Me fue complicado reconocer las expresiones de mis estudiantes detrás de ese «velo» y recrear un vínculo que era imprescindible retomar.
Si bien el confinamiento ha sido casi universal, países como el nuestro han tenido uno de los cierres de escuelas más largos y dolorosos del mundo. Creo que es un tema bastante sensible del que se habla poco y se entiende el porqué. Sin embargo, vale la pena que nos tomemos un tiempo para identificar las barreras y los bloqueos que ha experimentado el cuerpo luego de esta etapa inusitada en la historia de la humanidad. Tenemos que trabajar para disolver los miedos del cuerpo. Para ello es importante desarrollar la disponibilidad corporal del maestro, es decir, la capacidad del cuerpo para estar receptivo, observador, a la escucha y al mismo tiempo expresivo. Esto implica cuidar la expresión de la mirada, de la voz, el uso de la palabra, la gestualidad, la tonicidad y la emoción. Parece obvio, pero no necesariamente somos conscientes como docentes de que debemos estar disponibles corporalmente con todos nuestros sentidos para comunicarnos. Esta disponibilidad es especialmente necesaria cuando trabajamos con la primera infancia, pues tenemos que agacharnos, subir, estar en el suelo, volver a subir y necesitamos de un cuerpo físicamente disponible, aunque también emocionalmente dispuesto. La disponibilidad corporal se trabaja desde la actitud, pero también desde el propio cuidado de nuestro cuerpo para estar físicamente saludables.
«Así como en la danza tenemos que encontrar el balance, el educador está permanentemente retado a encontrar un balance. Tenemos que trabajar la eficiencia en nuestro cuerpo».
Planificar desde lo emergente
Otra idea potente que me provoca desarrollar a partir de esta conversación es la necesidad de prepararnos para planificar de manera emergente. La planificación es importante para estar mejor equipados y así enfrentar la incertidumbre. Pero también tenemos que estar preparados para escuchar las necesidades que surgen en el instante y afrontarlas. Los desafíos que enfrenta el docente en el día a día no pueden anticiparse con una planificación rígida. Por ello, cada vez más disciplinas emplean técnicas disruptivas para crear y, desde la docencia, para aprender.
Planificar de manera emergente en la danza es pasar de ensayar una coreografía establecida a crear una composición instantánea. En la pedagogía sería pasar del plan de clase preestablecido a una planificación emergente.
«… hay que ir viendo lo que sucede. (…)
Tenemos que ir tirando herramientas para trabajar.
Ya no imitas sino descubres».
Resumo estas reflexiones con la cita de Dalilah, donde se plantea la necesidad de «mover a un bailarín de la idea de un cuerpo que ya no pertenece a este tiempo». Es como el ejercicio que debemos hacer los docentes para salir de la idea de «un docente que enseña» a la idea de «un docente que facilita el aprendizaje». Así como nuestro cuerpo se ha liberado del «corsé» que le impedía moverse con libertad, la práctica docente tiene que liberarse de moldes que nos impiden experimentar otras formas de organizar la experiencia de aprendizaje del estudiante.
¿Qué otra reflexión te suscita esta entrevista? Compártela en la comunidad de Educared. Te leo.
Para conocer más:
Docente del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. @dalilahspritz
Sobre el lugar:
Teatro San Martín, Buenos Aires (Argentina). Ubicación
Referencias:
Porstein, A. M. (2009). Cuerpo, juego y movimiento en el Nivel Inicial. Argentina: Homosapiens.
Rodríguez, F. (2028). El Teatro en la construcción corporal del rol docente: Aportes de la electiva Competencias Comunicativas y Habilidades Expresivas desde el Teatro. Trabajo de titulación. Universidad Pedagógica Nacional.
Tabak, G. (2017). Explorar el cuerpo en el jardín maternal. Argentina: Novedades educativas.
Producción y edición: Lea Sulmont
Música original: Adriel Calvelo
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Muy cierto, Lea. El arte nos ayuda a formar seres de pensamiento critico y empaticos.
Deberíamos aprovechar el arte en todas sus dimensiones para ser seres más empáticos y críticos. Qué ideas puedes implementar desde mañana con tus alumnos… Me gustaría conocerlas!!
Estar preparado para asumir retos y desafíos en nuestra carrera.
Es cierto la danza como método de enseñanza así como la música son formas muy interesante de enseñanza y aprendizaje, solo es importante saber utilizar como aplicar en cada sesión de aprendizaje.
Efectivamente, las podemos emplear dentro de las sesiones de aprendizaje pero también como experiencias que puedes desarrollar los estudiantes de manera autónoma para alimentar su propio desarrollo.
Gracias por compartir
Gracias a ti por la lectura y difusión.
A ti por leer este post. A seguir compartiendo. Saludos