Por qué la inclusión nos beneficia a todosPor Giselle Silva Panez La inclusión beneficia evidentemente a los niños que sufren alguna discapacidad, porque les permite gozar de oportunidades que impulsan el desarrollo de su potencial. La real inclusión les permite sentirse aceptados y queridos, que es lo fundamental para un vida plena. A los niños sin discapacidad la experiencia de una buena inclusión les aporta mucho, porque les permite aprender el valor de la solidaridad, y cuánto vale brindar apoyo al que lo necesita.  Pero no sólo eso: los niños con discapacidad no se definen por su limitación.  En esencia, son niños con sueños como todos, con ganas de jugar, de compartir y aprender. Con un potencial enorme de amar. El aprender que los seres humanos somos más que nuestras limitaciones, y que además podemos trascenderlas, es un paso fundamental en el desarrollo de toda persona. Los niños con alguna discapacidad también nos enseñan el valor de la superación, de la capacidad de afronte y de la resiliencia. Nos muestran que a veces nos ahogamos en un vaso de agua, cuando ellos luchan día a día contra los obstáculos que deben superar para seguir adelante. Todo ello tiene un valor que nos enriquece en el plano espiritual. Es muy cierto que ellos requieren apoyo especial, ayuda diferenciada, que muchas veces supone para los adultos responsables el enfrentarse con esfuerzos y retos que pueden ser desgastantes. No es fácil, demanda energía adicional, muchas veces sacrificios y exponerse a frustraciones. Pero también significa transitar por caminos que, cuando se recorren con tesón y se consiguen logros  (a pesar de la dificultad)  son transformadores. Uno crece como ser humano, se vuelve más humano y el dolor compartido, asociado a la situación, tiene el bello potencial de convertirse en virtud.