Solange Adum Abdala no cree en el mito del artista como genio. Cree en el pensamiento, en los procesos largos, en las categorías que solo tienen sentido para quien las nombra. Y aunque reconoce que la inteligencia artificial puede producir imágenes “visualmente bellas”, no le inquieta: lo que le interesa es lo que revela sobre nosotros. Es esa traducción, imprecisa y torpe, la que observa con una mezcla de interés, crítica y —sí— cierta risa.
Nacida en Lima en 1980, Adum Abdala es fotógrafa, artista visual, investigadora y educadora. Su práctica está atravesada por su historia familiar de migración y por una lectura crítica de las imágenes técnicas. Su trabajo examina cómo se construyen ideológicamente los paisajes, qué miradas los definen y quiénes se benefician de esas definiciones. Sus fotografías, que oscilan entre lo científico, lo especulativo y lo profundamente sensible, han sido expuestas en América, Europa y Asia. Actualmente cursa estudios de posgrado en la University of British Columbia, en Canadá.
En esta conversación, la artista y fotógrafa reflexiona sobre sus métodos de trabajo, el vínculo entre tecnología e imagen fotográfica, y su reciente incorporación de filtros inteligentes a un proyecto artístico. Adum Abdala opta por una postura sin solemnidad: no pretende frenar el tiempo ni detener el avance tecnológico. Solo pregunta, una y otra vez, desde qué posición se mira. Porque la imagen, para ella, no se produce para impactar. Se produce para entender.

Julio César: ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Desde dónde partes?
Solange: Mira, yo, la verdad, trabajo de formas variadas, pero hay cosas para las que sí soy bien ortodoxa. Por ejemplo, siempre estoy produciendo. Mi producción artística está altamente vinculada a la academia, lo que me permite reconocer ciertos patrones y metodologías de trabajo. Casi siempre mis proyectos son de largo aliento. Cuando digo largo aliento, es que más o menos mi proceso creativo —o investigación, como le quieras decir— dura un aproximado de dos o hasta tres años.
Uso la organización y el indexado como metodología de trabajo principal para mis procesos. Ver el material se me hace vital. Verlo una y otra vez, una y otra vez. Es como que tomo las fotos, no las borro, trabajo con los archivos, me invento categorías que solamente hacen sentido para mí. Ese tiempo de observación me ayuda a reconocer las imágenes hasta que las entiendo a un nivel más allá de lo que de pronto las puedo explicar.
Julio César: ¿Y qué herramientas técnicas utilizas y encuentras importantes para tu trabajo?
Solange: Soy fotógrafa, así que todas, porque el aparato fotográfico es una tecnología. El uso de la imagen fotográfica dentro de la cultura visual y dentro de las artes está vinculado a las tecnologías de publicación y de difusión, entonces la tecnología está presente intrínsecamente. La imagen sin cámara también está presente en mi trabajo. Empecé a leer hace dos años un libro que se ha vuelto como mi biblia, se llama La desmaterialización de la fotografía, de José Pablo Concha, de Chile, y en este libro cita a Karl Jaspers un montón y una de las frases es el uso de los aparatos tecnológicos para, en teoría, la comprensión de la naturaleza, que a fin de cuentas sirve para explotarla a ultranza.
Yo no exploto la naturaleza a ultranza, pero sí utilizo estos aparatos y reconozco cómo el aparato fotográfico ha sido utilizado para eso. Entonces vengo trabajando hace tiempo con el tema del blow-up, del estiramiento, por medio de la ampliadora en el laboratorio y también por medio del escáner. Como que querer estirar la imagen para comprender su composición más esencial
Julio César: ¿Hay algun software o hardware que reconozcas vital en tu trabajo?
Ahora el escáner es mi hardware principal, porque es como puente más eficiente que la cámara de la traducción entre luz que toca un soporte fotosensible a bits y bytes. Luego hay tres softwares que para mí son vitales: Silverfast, para el escaneo, Bridge y Photoshop. Y estoy disfrutando la última investigación que he hecho —que es con lo que estoy sustentando mi tesis de magíster acá en Vancouver—, para una de las tres piezas he usado los Neural Filters de Photoshop.
Julio César: ¿Recuerdas tu primer acercamiento a la inteligencia artificial generativa?
Solange: Fue súper gracioso. Fue con ChatGPT, en el 2022 o 2023, creo. Uno de mis colegas me dijo: “¿Sabes que existe esto? Le preguntas algo y te responde al toque”. Y yo le respondí: “Google hace lo mismo”.
Creo que muchas de las conversaciones que se tienen ahora me recuerdan a los miedos que surgieron en el siglo XIX con la fotografía. Cuando la tecnología digital es usada para la ciencia, no hay problema. Pero cuando los seres humanos nos sentimos amenazados —en las humanidades, en las artes— ahí se activan las alertas. Lo que está pasando con la IA es parecido a lo que ocurrió con la fotografía en el siglo XIX y también con el arte digital en los años 60, cuando empresas como AT&T, Bell, Kodak, Xerox… todas estuvieron moviendo y financiando esas investigaciones. Fue lo mismo.
Este es un momento de usar esta tecnología con conciencia crítica: saber de dónde levanta su información, cuál es la narrativa, cuál es el poder detrás, quién diseña los parámetros de lo normativo. Pero si la usas para el facilismo, desde la ignorancia o para hacer algo que no puedes hacer con otros medios, ahí sí me pongo más crítica. O menos amigable.
Julio César: ¿Vas incorporando IA generativa en tu trabajo? ¿Cómo ha sido esa integración? ¿Ha cambiado tus formas de trabajar?
Solange: Hasta ahora la he usado en una de las piezas de mi tesis de magíster. Son tres piezas, y una de ellas tiene algoritmo y la IA. Tengo otra que aún está en ideas, pero ambas apuntan al cuestionamiento de la información que acumula, desde una postura crítica, con mucho interés y entusiasmo.
¿Sabes lo que siento que sucede con la IA? Que se vuelve una mala traducción de un pensamiento colectivo digital. Como si todos estuviéramos dejando nuestras ideas en Internet o en el mundo virtual, y la IA las recopilara e hiciera una receta sin medidas. Esa mala traducción a mí me interesa muchísimo.
Julio César: ¿Ubicarías la inteligencia artificial como algo contra lo que haya que competir, ya sea a nivel laboral o creativo?
Solange: No, de ninguna manera. Ahorita no la veo como una competencia. De hecho, a nivel laboral, uno de los medios que más he usado —cuando era estudiante y recién me gradué— fue el retoque. Retoqué muchísimo para fotógrafos mayores, análogos, que no tenían manejo de herramientas digitales. Antes, reparar una foto antigua podía tomarme cinco horas en Photoshop, seleccionando píxel por píxel. Ahora, con las herramientas de selección que tienen IA, lo hago muchísimo más rápido. Como tengo la experiencia previa, uso la IA en el ámbito comercial, no en las artes. Quiero marcar esa línea. La IA me sirve como punto de partida, y desde ahí afino. Me ahorra horas de trabajo.
Julio César: ¿Y qué crédito crees que debería tener la inteligencia artificial? ¿Es una herramienta más o hay casos en los que deberíamos mencionarla?
Solange: Depende del tipo de producción. Si es un trabajo comercial, con cliente y requerimiento específico, no hay que darle ningún crédito. La herramienta es una herramienta. Si te contratan para hacer un telón de fondo, no le das crédito al pincel ni al tacho de pintura. En fotografía comercial se da crédito a personas: al modelo, iluminador, retocador, maquillador. A no ser que haya un ser humano involucrado, no hay crédito. Pero si el proceso es importante para el resultado —como en las artes— sí se debe mencionar con qué medios se hizo. Por ejemplo, tengo un proyecto que trabaja el blow-up, usando la ampliadora y el escáner. Ahí, sí tengo que mencionarlos como parte del concepto.
Creo que, en las artes, a las tecnologías se les da crédito cuando son parte vital del proceso. Hay obras que son procesuales y ahí el proceso importa. En otras, lo que importa es lo que ves. Para mí siempre debe haber conciencia de que somos nosotros quienes creamos. Los softwares y hardwares siguen indicaciones. Debería ser así.
Julio César: ¿Te genera alguna incomodidad el hecho de que la inteligencia artificial se entrene con imágenes, textos o sonidos creados por humanos, fruto de procesos creativos personales?
Solange: Yo lo vi naciendo en Internet hace tiempo. El Internet apareció cuando yo tenía 13 o 14 años. Entonces tengo muy normalizado que hay una memoria colectiva en Internet. ¿Cuál es la diferencia? Soy bien pro-Fontcuberta, Tomas Ruff… como creyente de esta memoria colectiva que existe en el World Wide Web desde hace más de 30 años. Y también trato de ser autocrítica.
Julio César: Hay creaciones enteramente hechas desde lo digital. ¿Te has emocionado alguna vez con una imagen o contenido generado por una inteligencia artificial?
Solange: Sí, claro que sí. Porque sé que detrás de eso hay una persona que es la orquesta. Y ese solo pensamiento… A mí me emociona más el pensamiento que el resultado. Ese pensamiento es lo que me conmueve. Por eso no me siento amenazada. A la máquina no se le van a ocurrir esas cosas sutiles.
Julio César: Quiero mostrarte dos imágenes manipuladas por inteligencia artificial. ¿Te gusta?
Solange: ¡Amo! No te creo.
Julio César: ¿Te gusta?
Solange: [ve la primera imagen] Estéticamente no, me parece huachafa. Pero me imagino que tengo un proyecto muy parecido a esto, y esto podría ser un prompt de un proyecto mío con ella. Por eso me mato de la risa.
Julio César: ¿Qué rasgos reconoces de tu trabajo aquí?
Solange: La paleta de color. La forma en que se fusionan los colores. Cómo se mantiene tangible lo que era la tierra y cómo se interviene el cielo. Esto es lo que está pasando realmente. ¿Utilizaste una foto mía? Me encanta.
Julio César: Sí [le enseño el prompt]
Solange: ¡Amo! ¡Gracias por esto!
Julio César: Pero decías que era huachafa finalmente. ¿Qué la hace “no tuya”?
Solange: Porque la mezcla de colores es muy definida. No tiene la capacidad de lograr lo líquido, como la mezcla entre la lejía y los copulantes de color del papel fotográfico. No hay matices de la materialidad con la que trabajo. Hay bordes, fronteras, bloques. Porque no tiene esa capacidad que te decía antes: nuestro propio pensamiento para encontrar puntos intermedios. Si te das cuenta, son azul, rojo y amarillo, porque no le da la ‘caña’ para pensar en magentas, cianes, morados o verdes.
Julio César: Todavía es muy grosero. ¿Te muestro otra?
Solange: ¡Amo! Esto que te digo: esta pintura, témpera mal mezclada, pero que te muestra su interpretación de las cosas. Esa polaridad. Como si para la IA no existiera un punto medio. Eso también corresponde al pensamiento social actual. Lo traduzco a una cosa política: eres facho o eres comunista.
Julio César: No hay matices, no hay grises.
Solange: Y también está su propia interpretación de la naturaleza. Porque al final, mi trabajo es mi interpretación de la naturaleza y del territorio. Y lo que hace esto es interpretar lo mío. Y eso me da curiosidad y risa. Es una mala traducción entretenida.
Julio César: Compartimos con la IA algunas de tus imágenes disponibles en línea y le pedimos que justificara por qué esa imagen generada era “tuya”. ¿Te gustaría leer lo que escribió?
Solange: Claro… [pausa] Tiene la capacidad de reconocer los puntos esenciales, y eso es lo que hace la IA. Reconoce elementos esenciales, pero no hay pensamiento. Por eso no me siento amenazada como artista por dos motivos. Uno, porque reconozco ese flatness, lo básica que es. No tiene esa sutileza. Para mí, la sutileza está en el pensamiento. Y dos, porque no creo en la idea del artista como genio, tocado por una inteligencia superior. No. Somos seres creativos que disfrutamos hacer cosas, se nos ocurren ideas, tenemos pasión… pero no creo en el mito del genio. Ese mito debió haber muerto antes del arte moderno. Ni siquiera del arte contemporáneo: antes.
Julio César: He sentido en tu reacción cierta ternura hacia la IA, como si fuera un niño que quiere imitar, pero no lo logra. ¿Crees que en el futuro cercano esa imitación mejorará? ¿Que podrá borrar esos límites rígidos que todavía muestra?
Solange: Totalmente. Esta es una tecnología que, para nosotros, en el conocimiento público, está presente desde hace —siendo generosa— unos 7 u 8 años. Pero seguro se viene cocinando desde hace mucho más sin que nos enteremos. Esto recién está empezando. Mira, yo todavía creo que la cámara digital —que nació en los 60— sigue en pañales. Esto también.
Julio César: Esta serie de entrevistas está pensada especialmente para docentes de educación escolar. ¿Qué ideas te surgen sobre cómo educar artísticamente en tiempos de inteligencia artificial?
Solange: Tengo una hija que va a cumplir 18 y nació en la generación de los niños tablet. Cuando era chiquita, dibujaba mucho —y sigue dibujando, con acuarela—, pero también dibujaba en la tablet. Y cuando tenía dos, tres o cuatro años y me decía “mira lo que dibujé” y me mostraba la tablet… yo más de una vez le dije: “eso no es un dibujo”. Lo decía cuando eran esos juegos de rellenar un mandala, esos que te dicen qué color poner en qué parte.
Pero si hacía un garabato, aunque fuera en la tablet, para mí sí era un dibujo. Qué importante es eso. Porque lo he pensado para la educación superior, pero no para niños. Creo que habría que alienarlos lo más posible —no de las herramientas digitales en sí— sino de que ese sea su único modo de creación. Incentivar su pensamiento propio, sus ideas, su reflexión crítica.
Celebrar cada idea que tengan. Avalarlas. Decirles: eso que pensaste, eso es lo que cuenta. Alimentar su autoestima, su seguridad personal.
Julio César: ¿Abogarías entonces por un espacio escolar alejado de estas tecnologías de IA?
Sí, tratar de retrasar su contacto con estas tecnologías para la creación artística. Porque eventualmente van a llegar a ellas. Desde casa lo hacemos también: cuando los sientas en el carro, les pones la tablet si manejas tres horas. Pero no para crear. Sería bonito tratar de que ese primer contacto sea más tardío, y que lleguen a operar esas herramientas bien anclados. Sobre todo las chicas. O cualquier persona que pertenezca a una minoría. Porque su identidad puede ser malinterpretada por los sesgos normativos de la IA. Mujeres, comunidad LGTB, personas no hegemónicas... cualquier minoría.
Evitar que lleguen a las tecnologías, no. Pero sí ayudar a las personas para que salgan fortalecidas.
[Entrevista realizada el 8 de mayo de 2025]
Cada entrevista nos invita a pensar en ejercicios que podemos aplicar en clase. Como complemento, les ofrecemos una ficha didáctica con dos sugerencias que pueden servir para activar el pensamiento creativo en el aula.
¿Se animan a contarnos qué les parece o sugerirnos otras actividades que pongan en práctica?
Solange Adum Abdala no cree en el mito del artista como genio. Cree en el pensamiento, en los procesos largos, en las categorías que solo tienen sentido para quien las nombra. Y aunque reconoce que la inteligencia artificial puede producir imágenes “visualmente bellas”, no le inquieta: lo que le interesa es lo que revela sobre nosotros. Es esa traducción, imprecisa y torpe, la que observa con una mezcla de interés, crítica y —sí— cierta risa.
Nacida en Lima en 1980, Adum Abdala es fotógrafa, artista visual, investigadora y educadora. Su práctica está atravesada por su historia familiar de migración y por una lectura crítica de las imágenes técnicas. Su trabajo examina cómo se construyen ideológicamente los paisajes, qué miradas los definen y quiénes se benefician de esas definiciones. Sus fotografías, que oscilan entre lo científico, lo especulativo y lo profundamente sensible, han sido expuestas en América, Europa y Asia. Actualmente cursa estudios de posgrado en la University of British Columbia, en Canadá.
En esta conversación, la artista y fotógrafa reflexiona sobre sus métodos de trabajo, el vínculo entre tecnología e imagen fotográfica, y su reciente incorporación de filtros inteligentes a un proyecto artístico. Adum Abdala opta por una postura sin solemnidad: no pretende frenar el tiempo ni detener el avance tecnológico. Solo pregunta, una y otra vez, desde qué posición se mira. Porque la imagen, para ella, no se produce para impactar. Se produce para entender.

Julio César: ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Desde dónde partes?
Solange: Mira, yo, la verdad, trabajo de formas variadas, pero hay cosas para las que sí soy bien ortodoxa. Por ejemplo, siempre estoy produciendo. Mi producción artística está altamente vinculada a la academia, lo que me permite reconocer ciertos patrones y metodologías de trabajo. Casi siempre mis proyectos son de largo aliento. Cuando digo largo aliento, es que más o menos mi proceso creativo —o investigación, como le quieras decir— dura un aproximado de dos o hasta tres años.
Uso la organización y el indexado como metodología de trabajo principal para mis procesos. Ver el material se me hace vital. Verlo una y otra vez, una y otra vez. Es como que tomo las fotos, no las borro, trabajo con los archivos, me invento categorías que solamente hacen sentido para mí. Ese tiempo de observación me ayuda a reconocer las imágenes hasta que las entiendo a un nivel más allá de lo que de pronto las puedo explicar.
Julio César: ¿Y qué herramientas técnicas utilizas y encuentras importantes para tu trabajo?
Solange: Soy fotógrafa, así que todas, porque el aparato fotográfico es una tecnología. El uso de la imagen fotográfica dentro de la cultura visual y dentro de las artes está vinculado a las tecnologías de publicación y de difusión, entonces la tecnología está presente intrínsecamente. La imagen sin cámara también está presente en mi trabajo. Empecé a leer hace dos años un libro que se ha vuelto como mi biblia, se llama La desmaterialización de la fotografía, de José Pablo Concha, de Chile, y en este libro cita a Karl Jaspers un montón y una de las frases es el uso de los aparatos tecnológicos para, en teoría, la comprensión de la naturaleza, que a fin de cuentas sirve para explotarla a ultranza.
Yo no exploto la naturaleza a ultranza, pero sí utilizo estos aparatos y reconozco cómo el aparato fotográfico ha sido utilizado para eso. Entonces vengo trabajando hace tiempo con el tema del blow-up, del estiramiento, por medio de la ampliadora en el laboratorio y también por medio del escáner. Como que querer estirar la imagen para comprender su composición más esencial
Julio César: ¿Hay algun software o hardware que reconozcas vital en tu trabajo?
Ahora el escáner es mi hardware principal, porque es como puente más eficiente que la cámara de la traducción entre luz que toca un soporte fotosensible a bits y bytes. Luego hay tres softwares que para mí son vitales: Silverfast, para el escaneo, Bridge y Photoshop. Y estoy disfrutando la última investigación que he hecho —que es con lo que estoy sustentando mi tesis de magíster acá en Vancouver—, para una de las tres piezas he usado los Neural Filters de Photoshop.
Julio César: ¿Recuerdas tu primer acercamiento a la inteligencia artificial generativa?
Solange: Fue súper gracioso. Fue con ChatGPT, en el 2022 o 2023, creo. Uno de mis colegas me dijo: “¿Sabes que existe esto? Le preguntas algo y te responde al toque”. Y yo le respondí: “Google hace lo mismo”.
Creo que muchas de las conversaciones que se tienen ahora me recuerdan a los miedos que surgieron en el siglo XIX con la fotografía. Cuando la tecnología digital es usada para la ciencia, no hay problema. Pero cuando los seres humanos nos sentimos amenazados —en las humanidades, en las artes— ahí se activan las alertas. Lo que está pasando con la IA es parecido a lo que ocurrió con la fotografía en el siglo XIX y también con el arte digital en los años 60, cuando empresas como AT&T, Bell, Kodak, Xerox… todas estuvieron moviendo y financiando esas investigaciones. Fue lo mismo.
Este es un momento de usar esta tecnología con conciencia crítica: saber de dónde levanta su información, cuál es la narrativa, cuál es el poder detrás, quién diseña los parámetros de lo normativo. Pero si la usas para el facilismo, desde la ignorancia o para hacer algo que no puedes hacer con otros medios, ahí sí me pongo más crítica. O menos amigable.
Julio César: ¿Vas incorporando IA generativa en tu trabajo? ¿Cómo ha sido esa integración? ¿Ha cambiado tus formas de trabajar?
Solange: Hasta ahora la he usado en una de las piezas de mi tesis de magíster. Son tres piezas, y una de ellas tiene algoritmo y la IA. Tengo otra que aún está en ideas, pero ambas apuntan al cuestionamiento de la información que acumula, desde una postura crítica, con mucho interés y entusiasmo.
¿Sabes lo que siento que sucede con la IA? Que se vuelve una mala traducción de un pensamiento colectivo digital. Como si todos estuviéramos dejando nuestras ideas en Internet o en el mundo virtual, y la IA las recopilara e hiciera una receta sin medidas. Esa mala traducción a mí me interesa muchísimo.
Julio César: ¿Ubicarías la inteligencia artificial como algo contra lo que haya que competir, ya sea a nivel laboral o creativo?
Solange: No, de ninguna manera. Ahorita no la veo como una competencia. De hecho, a nivel laboral, uno de los medios que más he usado —cuando era estudiante y recién me gradué— fue el retoque. Retoqué muchísimo para fotógrafos mayores, análogos, que no tenían manejo de herramientas digitales. Antes, reparar una foto antigua podía tomarme cinco horas en Photoshop, seleccionando píxel por píxel. Ahora, con las herramientas de selección que tienen IA, lo hago muchísimo más rápido. Como tengo la experiencia previa, uso la IA en el ámbito comercial, no en las artes. Quiero marcar esa línea. La IA me sirve como punto de partida, y desde ahí afino. Me ahorra horas de trabajo.
Julio César: ¿Y qué crédito crees que debería tener la inteligencia artificial? ¿Es una herramienta más o hay casos en los que deberíamos mencionarla?
Solange: Depende del tipo de producción. Si es un trabajo comercial, con cliente y requerimiento específico, no hay que darle ningún crédito. La herramienta es una herramienta. Si te contratan para hacer un telón de fondo, no le das crédito al pincel ni al tacho de pintura. En fotografía comercial se da crédito a personas: al modelo, iluminador, retocador, maquillador. A no ser que haya un ser humano involucrado, no hay crédito. Pero si el proceso es importante para el resultado —como en las artes— sí se debe mencionar con qué medios se hizo. Por ejemplo, tengo un proyecto que trabaja el blow-up, usando la ampliadora y el escáner. Ahí, sí tengo que mencionarlos como parte del concepto.
Creo que, en las artes, a las tecnologías se les da crédito cuando son parte vital del proceso. Hay obras que son procesuales y ahí el proceso importa. En otras, lo que importa es lo que ves. Para mí siempre debe haber conciencia de que somos nosotros quienes creamos. Los softwares y hardwares siguen indicaciones. Debería ser así.
Julio César: ¿Te genera alguna incomodidad el hecho de que la inteligencia artificial se entrene con imágenes, textos o sonidos creados por humanos, fruto de procesos creativos personales?
Solange: Yo lo vi naciendo en Internet hace tiempo. El Internet apareció cuando yo tenía 13 o 14 años. Entonces tengo muy normalizado que hay una memoria colectiva en Internet. ¿Cuál es la diferencia? Soy bien pro-Fontcuberta, Tomas Ruff… como creyente de esta memoria colectiva que existe en el World Wide Web desde hace más de 30 años. Y también trato de ser autocrítica.
Julio César: Hay creaciones enteramente hechas desde lo digital. ¿Te has emocionado alguna vez con una imagen o contenido generado por una inteligencia artificial?
Solange: Sí, claro que sí. Porque sé que detrás de eso hay una persona que es la orquesta. Y ese solo pensamiento… A mí me emociona más el pensamiento que el resultado. Ese pensamiento es lo que me conmueve. Por eso no me siento amenazada. A la máquina no se le van a ocurrir esas cosas sutiles.
Julio César: Quiero mostrarte dos imágenes manipuladas por inteligencia artificial. ¿Te gusta?
Solange: ¡Amo! No te creo.
Julio César: ¿Te gusta?
Solange: [ve la primera imagen] Estéticamente no, me parece huachafa. Pero me imagino que tengo un proyecto muy parecido a esto, y esto podría ser un prompt de un proyecto mío con ella. Por eso me mato de la risa.
Julio César: ¿Qué rasgos reconoces de tu trabajo aquí?
Solange: La paleta de color. La forma en que se fusionan los colores. Cómo se mantiene tangible lo que era la tierra y cómo se interviene el cielo. Esto es lo que está pasando realmente. ¿Utilizaste una foto mía? Me encanta.
Julio César: Sí [le enseño el prompt]
Solange: ¡Amo! ¡Gracias por esto!
Julio César: Pero decías que era huachafa finalmente. ¿Qué la hace “no tuya”?
Solange: Porque la mezcla de colores es muy definida. No tiene la capacidad de lograr lo líquido, como la mezcla entre la lejía y los copulantes de color del papel fotográfico. No hay matices de la materialidad con la que trabajo. Hay bordes, fronteras, bloques. Porque no tiene esa capacidad que te decía antes: nuestro propio pensamiento para encontrar puntos intermedios. Si te das cuenta, son azul, rojo y amarillo, porque no le da la ‘caña’ para pensar en magentas, cianes, morados o verdes.
Julio César: Todavía es muy grosero. ¿Te muestro otra?
Solange: ¡Amo! Esto que te digo: esta pintura, témpera mal mezclada, pero que te muestra su interpretación de las cosas. Esa polaridad. Como si para la IA no existiera un punto medio. Eso también corresponde al pensamiento social actual. Lo traduzco a una cosa política: eres facho o eres comunista.
Julio César: No hay matices, no hay grises.
Solange: Y también está su propia interpretación de la naturaleza. Porque al final, mi trabajo es mi interpretación de la naturaleza y del territorio. Y lo que hace esto es interpretar lo mío. Y eso me da curiosidad y risa. Es una mala traducción entretenida.
Julio César: Compartimos con la IA algunas de tus imágenes disponibles en línea y le pedimos que justificara por qué esa imagen generada era “tuya”. ¿Te gustaría leer lo que escribió?
Solange: Claro… [pausa] Tiene la capacidad de reconocer los puntos esenciales, y eso es lo que hace la IA. Reconoce elementos esenciales, pero no hay pensamiento. Por eso no me siento amenazada como artista por dos motivos. Uno, porque reconozco ese flatness, lo básica que es. No tiene esa sutileza. Para mí, la sutileza está en el pensamiento. Y dos, porque no creo en la idea del artista como genio, tocado por una inteligencia superior. No. Somos seres creativos que disfrutamos hacer cosas, se nos ocurren ideas, tenemos pasión… pero no creo en el mito del genio. Ese mito debió haber muerto antes del arte moderno. Ni siquiera del arte contemporáneo: antes.
Julio César: He sentido en tu reacción cierta ternura hacia la IA, como si fuera un niño que quiere imitar, pero no lo logra. ¿Crees que en el futuro cercano esa imitación mejorará? ¿Que podrá borrar esos límites rígidos que todavía muestra?
Solange: Totalmente. Esta es una tecnología que, para nosotros, en el conocimiento público, está presente desde hace —siendo generosa— unos 7 u 8 años. Pero seguro se viene cocinando desde hace mucho más sin que nos enteremos. Esto recién está empezando. Mira, yo todavía creo que la cámara digital —que nació en los 60— sigue en pañales. Esto también.
Julio César: Esta serie de entrevistas está pensada especialmente para docentes de educación escolar. ¿Qué ideas te surgen sobre cómo educar artísticamente en tiempos de inteligencia artificial?
Solange: Tengo una hija que va a cumplir 18 y nació en la generación de los niños tablet. Cuando era chiquita, dibujaba mucho —y sigue dibujando, con acuarela—, pero también dibujaba en la tablet. Y cuando tenía dos, tres o cuatro años y me decía “mira lo que dibujé” y me mostraba la tablet… yo más de una vez le dije: “eso no es un dibujo”. Lo decía cuando eran esos juegos de rellenar un mandala, esos que te dicen qué color poner en qué parte.
Pero si hacía un garabato, aunque fuera en la tablet, para mí sí era un dibujo. Qué importante es eso. Porque lo he pensado para la educación superior, pero no para niños. Creo que habría que alienarlos lo más posible —no de las herramientas digitales en sí— sino de que ese sea su único modo de creación. Incentivar su pensamiento propio, sus ideas, su reflexión crítica.
Celebrar cada idea que tengan. Avalarlas. Decirles: eso que pensaste, eso es lo que cuenta. Alimentar su autoestima, su seguridad personal.
Julio César: ¿Abogarías entonces por un espacio escolar alejado de estas tecnologías de IA?
Sí, tratar de retrasar su contacto con estas tecnologías para la creación artística. Porque eventualmente van a llegar a ellas. Desde casa lo hacemos también: cuando los sientas en el carro, les pones la tablet si manejas tres horas. Pero no para crear. Sería bonito tratar de que ese primer contacto sea más tardío, y que lleguen a operar esas herramientas bien anclados. Sobre todo las chicas. O cualquier persona que pertenezca a una minoría. Porque su identidad puede ser malinterpretada por los sesgos normativos de la IA. Mujeres, comunidad LGTB, personas no hegemónicas… cualquier minoría.
Evitar que lleguen a las tecnologías, no. Pero sí ayudar a las personas para que salgan fortalecidas.
[Entrevista realizada el 8 de mayo de 2025]
Cada entrevista nos invita a pensar en ejercicios que podemos aplicar en clase. Como complemento, les ofrecemos una ficha didáctica con dos sugerencias que pueden servir para activar el pensamiento creativo en el aula.
¿Se animan a contarnos qué les parece o sugerirnos otras actividades que pongan en práctica?
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