El coronavirus 19 ha cambiado nuestras vidas; por lo menos por un tiempo hasta que no se descubra la vacuna que nos defienda. ¿Cuándo se reiniciarán las clases presenciales? Algo difícil de responder. Posiblemente a lo largo de todo el año, y quizá por mucho más tiempo, la educación a distancia continuará siendo una herramienta clave de aprendizaje. Unas veces como única forma de hacerlo, mientras las escuelas no se reabran; otras veces combinándose con la educación presencial si se deciden clases más pequeñas en número de alumnos e interdiarias. Una tercera opción, a la vez que riesgo, es que se decida reabrir las escuelas, pero si el número de infectados comienza a aumentar, podría ser necesaria volver a cerrar nuevamente las escuelas.

La opción extrema es que pueda suceder lo que en Nueva York se ha decidido: el año escolar 2019-2020 se ha declarado terminado y se espera a setiembre para iniciar un nuevo año.

Una de las características de la etapa que vivimos es que cambian los roles de cada uno de los actores que intervienen en el proceso educativo. En estos días de cuarentena es importante que los padres de familia ayuden a sus hijos a auto disciplinarse, organizar sus horas de inicio y de fin de sus trabajos de aprendizaje, ayudar a facilitar las tareas del docente. 

El docente más que en dar tareas deberá pensar en otros temas que ahora resultan muy trascendentes. Entre ellos: 

• Afianzar un tipo de socialización de los alumnos no presencial; por ejemplo, a través del whatsapp, el skipe, el zoom, el team, entre otros. La socialización virtual puede ser importante en momentos en que los niños y adolescentes están obligados a no salir de sus hogares. 
• Dar importancia al tema socio emocional. Los alumnos están viviendo los mismos temores y miedos que los adultos. Están encerrados, extrañan a sus compañeros de clase. Algunos lo asimilan mejor que otros, pero a todos les afecta.
• La programación original basada en clases presenciales tiene menos sentido. No se cumplirán las horas de trabajo y las clases presenciales no se sabe cuando empezarán. Se dijo el 4 de mayo, pero depende de muchos factores; entre ellos, el número de contagiados y hospitalizados que haya en ese momento. También del número de casos de contagio que hay en la provincia donde funciona la escuela.   
• Adaptarse a la realidad de los hogares de los alumnos. Hay de los que tienen más facilidades que otros. Hay unos que pueden tener acceso todo el día a un computador o tableta, inclusive al celular de uno de los miembros de la familia. En otros casos esa posibilidad es muy reducida.

Por ello el seguimiento de lo que haga el niño en su casa debe responder a criterios de mucha flexibilidad. Hay que confiar bastante en su responsabilidad y darles los recursos y herramientas necesarias para trabajar. Más que en el monitoreo hay que pensar en el resultado. Además, los profesores y personal directivo necesitan asumir un nuevo liderazgo, basado en la creatividad para responder a la pregunta ¿qué debo hacer y cómo enfrentar esta nueva situación que viviré con mis estudiantes?. Para ello es indispensable que la administración educativa y la de las escuelas les dé más libertad para que hagan su tarea y confíen en ellos.

Finalmente, no hay que olvidarse de trabajar con los padres de familia. Ellos deben de comprender que se vive una situación de emergencia, que los niños no van a las escuelas por los riesgos que trae ello, que aprenderán de otra forma diferente a lo que hacían antes pero que resulta siendo tan válida como la presencial. En la educación privada este tema resulta clave. Si el padre o madre no entiende el cambio de situación se resistirá a pagar una pensión y las escuelas tendrán enormes dificultades para pagar a su personal y asumir otros gastos.