¿El caso de la Generalitat de Catalunya también válido para países como el Perú?
Jaume Sarramona, Catedrático Emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona
(www.sarramona.net)
Es lo que podría pensarse después de que el gobierno de la Generalitat de Catalunya ha firmado un convenio con el organismo responsable del PISA de la OCDE. La finalidad es mejorar el sistema educativo catalán en cuatro años, gracias a las aportaciones de lo que tiene éxito en otros países, según palabras del director del propio PISA, Andreas Schleicher. ¿Qué podríamos decir al respecto? Creo que algunas cosas.
En primer término, recordar que el programa PISA de la OCDE se limita a realizar una evaluación de los alumnos de 15 años de todos los países que voluntariamente se implican en él, y lo hace de aquellos aprendizajes que se consideran vigentes y necesarios en nuestro mundo globalizado: en matemáticas, ciencias y comprensión lectora en la lengua del propio país. Por tanto, no se evalúan el conjunto de aprendizajes que constituyen los currículos escolares de cada país, no se evalúan los sistemas educativos en su conjunto y en sus diversas etapas. Ni se pretende.
Además, sus técnicos, en principio, son expertos en evaluación pero no en las respectivas didácticas de las materias, ni en técnicas organizativas, orientación, asistencia a los alumnos con dificultades, etc. En consecuencia, los resultados dados se vinculan a variables concretas, como ratios, sistema de dirección, deberes escolares, horas lectivas, recursos familiares, etc., sin entrar en las estructuras y contextos propios de cada país. Si de lo que se trata es de mejorar el sistema de evaluación de un país, sin duda que desde el PISA pueden ayudarnos, pero desconociéndolo en su conjunto, poco más podrán hacer.
La realidad de cada país hace que no se puedan trasplantar, sin más, experiencias exitosas de uno a otro. Podríamos recordar cómo años atrás hubo auténticas peregrinaciones para visitar las escuelas y conocer el sistema educativo de Finlandia, que quedaba primera en el ranking del PISA. Y se constató que un factor central de su éxito era la formación de su profesorado, donde sólo uno de cada diez candidatos a docentes conseguía cursar la carrera. En España se intentó que para acceder a la carrera de maestro se tuviera en lengua una nota media de siete en la evaluación de acceso, y todas las Facultades de Educación se negaron, porque se quedaban sin alumnos; algunas incluso no pedían pruebas de acceso. Es simplemente un ejemplo.
Que los últimos resultados del PISA han puesto de manifiesto las carencias de los sistemas educativos es una realidad. Que debemos hacer un gran esfuerzo por mejorar es otra, y por eso es necesaria la aportación de todos los implicados, empezando por la administración y terminando en las propias familias. Para ello habría que recordar las principales propuestas de los conocedores de nuestro sistema educativo en sus diversos componentes, sin dejar de lado los métodos de enseñanza empleados y su evaluación, así como la concepción y aplicación que tienen a los docentes del currículo escolar en su conjunto. Y de manera especial necesitamos analizar qué sucede con la enseñanza de nuestra lengua y su uso en las aulas y en los centros escolares. Dudo que los técnicos en evaluación del PISA puedan orientarnos en este terreno.
"Naturalmente que necesitamos más recursos para mejorar nuestra educación escolar, pero aplicados donde sean más necesarios, y siempre acompañados de objetivos claros a alcanzar y de control sobre este logro. Necesitamos una concepción compartida por todos los docentes de lo que son y cómo se enseñan los aprendizajes competenciales, necesitamos un currículo claro y de fácil aplicación, que pueda ser objeto de evaluación continua, necesitamos una dirección y supervisión altamente cualificada, que apoye y guíe con claridad los objetivos educativos que queremos conseguir. Bienvenidas las ayudas de fuera; siempre es necesario aprender de los demás. Pero somos nosotros quienes conocemos mejor nuestros problemas y quienes debemos hacer todos los esfuerzos posibles para resolverlos.
¿El caso de la Generalitat de Catalunya también válido para países como el Perú?
Jaume Sarramona, Catedrático Emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona
(www.sarramona.net)
Es lo que podría pensarse después de que el gobierno de la Generalitat de Catalunya ha firmado un convenio con el organismo responsable del PISA de la OCDE. La finalidad es mejorar el sistema educativo catalán en cuatro años, gracias a las aportaciones de lo que tiene éxito en otros países, según palabras del director del propio PISA, Andreas Schleicher. ¿Qué podríamos decir al respecto? Creo que algunas cosas.
En primer término, recordar que el programa PISA de la OCDE se limita a realizar una evaluación de los alumnos de 15 años de todos los países que voluntariamente se implican en él, y lo hace de aquellos aprendizajes que se consideran vigentes y necesarios en nuestro mundo globalizado: en matemáticas, ciencias y comprensión lectora en la lengua del propio país. Por tanto, no se evalúan el conjunto de aprendizajes que constituyen los currículos escolares de cada país, no se evalúan los sistemas educativos en su conjunto y en sus diversas etapas. Ni se pretende.
Además, sus técnicos, en principio, son expertos en evaluación pero no en las respectivas didácticas de las materias, ni en técnicas organizativas, orientación, asistencia a los alumnos con dificultades, etc. En consecuencia, los resultados dados se vinculan a variables concretas, como ratios, sistema de dirección, deberes escolares, horas lectivas, recursos familiares, etc., sin entrar en las estructuras y contextos propios de cada país. Si de lo que se trata es de mejorar el sistema de evaluación de un país, sin duda que desde el PISA pueden ayudarnos, pero desconociéndolo en su conjunto, poco más podrán hacer.
La realidad de cada país hace que no se puedan trasplantar, sin más, experiencias exitosas de uno a otro. Podríamos recordar cómo años atrás hubo auténticas peregrinaciones para visitar las escuelas y conocer el sistema educativo de Finlandia, que quedaba primera en el ranking del PISA. Y se constató que un factor central de su éxito era la formación de su profesorado, donde sólo uno de cada diez candidatos a docentes conseguía cursar la carrera. En España se intentó que para acceder a la carrera de maestro se tuviera en lengua una nota media de siete en la evaluación de acceso, y todas las Facultades de Educación se negaron, porque se quedaban sin alumnos; algunas incluso no pedían pruebas de acceso. Es simplemente un ejemplo.
Que los últimos resultados del PISA han puesto de manifiesto las carencias de los sistemas educativos es una realidad. Que debemos hacer un gran esfuerzo por mejorar es otra, y por eso es necesaria la aportación de todos los implicados, empezando por la administración y terminando en las propias familias. Para ello habría que recordar las principales propuestas de los conocedores de nuestro sistema educativo en sus diversos componentes, sin dejar de lado los métodos de enseñanza empleados y su evaluación, así como la concepción y aplicación que tienen a los docentes del currículo escolar en su conjunto. Y de manera especial necesitamos analizar qué sucede con la enseñanza de nuestra lengua y su uso en las aulas y en los centros escolares. Dudo que los técnicos en evaluación del PISA puedan orientarnos en este terreno.
“Naturalmente que necesitamos más recursos para mejorar nuestra educación escolar, pero aplicados donde sean más necesarios, y siempre acompañados de objetivos claros a alcanzar y de control sobre este logro. Necesitamos una concepción compartida por todos los docentes de lo que son y cómo se enseñan los aprendizajes competenciales, necesitamos un currículo claro y de fácil aplicación, que pueda ser objeto de evaluación continua, necesitamos una dirección y supervisión altamente cualificada, que apoye y guíe con claridad los objetivos educativos que queremos conseguir. Bienvenidas las ayudas de fuera; siempre es necesario aprender de los demás. Pero somos nosotros quienes conocemos mejor nuestros problemas y quienes debemos hacer todos los esfuerzos posibles para resolverlos.
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El análisis sobre los desafíos educativos es fundamental para mejorar los sistemas de enseñanza a nivel global. Aunque el programa PISA y la OCDE ofrecen herramientas útiles para medir el rendimiento, es importante que cada país considere su contexto cultural y social. En el caso de Perú, aplicar estas evaluaciones debe ir acompañado de políticas adaptadas a la realidad local, promoviendo una educación inclusiva y equitativa. La tecnología, los enfoques pedagógicos innovadores y el compromiso de toda la comunidad educativa serán claves para transformar los resultados a largo plazo.