Capacidades para la selección de material educativo impreso y digital

Con el desarrollo de las tecnologías digitales y de las industrias que producen material educativo las opciones que tienen las instituciones educativas de seleccionar material se han multiplicado. Es una buena noticia, a la vez, un riesgo para quienes no han desarrollado capacidades para saber escoger el material educativo impreso o digital que más les convenga.

Es cierto que en la escuela básica pública las capacidades que tengan los docentes para elegir el material con el que trabajará con sus estudiantes son bastante limitadas. Desde hace varias décadas están prohibidos de recomendar a sus estudiantes la compra de textos escolares para complementar lo aprendido en clase y suplir la necesidad de un material que el Estado no adquiere desde el 2018. Solo adquiere cuadernos de trabajo, guías, fichas, material para bibliotecas de aula. Pero en la práctica, ha sido la administración central la que decide las características de material que se distribuirá a las escuelas. La libertad que puede tener el docente se centra principalmente en los aplicativos digitales que puede encontrar en la web y que por lo general selecciona lo que son gratuitos.

En el sector privado las opciones son mayores ya que las escuelas son autónomas en su decisión de elegir el material impreso o digital con el que trabajarán. Quizás la única limitación que tengan estas escuelas es la norma que establece que en la decisión de seleccionar los materiales educativos con los que se trabajarán, los docentes presentan una terna de alternativas para que los padres decidan el más adecuado. La norma es discutible y debería revisarse; por un lado, porque la selección del material es un asunto más pedagógico que depende de su adaptación al currículo, el estilo de formación y las estrategias metodológicas. Por otro lado, el peligro que se da al ser los padres de familia la última instancia de decisión es que subestimen el criterio pedagógico y más bien decidan en base al factor precio.

Criterios para la selección

Hay varios criterios a tener en cuenta. Podríamos clasificarlos en dos categorías: los previos a la decisión pedagógica y los pedagógicos propiamente dichos.

Entre los criterios previos a la decisión pedagógica hay que tener en cuenta que a las escuelas pueden llegar una cantidad importante de vendedores de material educativo, cada uno destacando las bondades -ciertas o no- de los productos que trata de vender. Algunos con mucha más facilidad de palabra que otros, ofreciendo descuentos u otros incentivos. El peor error sería decidir sin previamente evaluar la conveniencia pedagógica de utilizar tal o cual material.   

Para evaluar las ofertas de materiales desde la mirada pedagógica los docentes deben tener en cuenta criterios como los siguientes:

  1. Estar alineado con los objetivos de aprendizaje y los estándares curriculares oficiales y el estilo formativo que ha asumido la escuela.
  2. Pedagógicamente ser un material coherente que posee adecuados contenidos y estrategias para promover habilidades clave en la formación de los estudiantes: el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad y el aprendizaje activo, el aprender a aprender.
  3. Presentar información clara y secuencial para facilitar la comprensión y asimilación del contenido por los estudiantes.
  4. Incluir variedad de perspectivas, experiencias y culturas para promover la inclusión y el respeto por la diversidad.
  5. Flexibilidad y adaptabilidad para satisfacer las necesidades, los estilos de aprendizaje de los estudiantes y la personalización.
  6. Acceder a fuentes de información que permitan la actualización de contenidos que evolucionan rápidamente, como la tecnología, las ciencias naturales y sociales.
  7. Ser accesible para todos los estudiantes, incluidos aquellos con necesidades especiales o discapacidades.
  8. Contar con herramientas para evaluar el progreso del estudiante y proporcionar retroalimentación significativa que facilite el aprendizaje.
  9. Complementar el material para el estudiante con recursos y guías para los docentes que faciliten su implementación efectiva en el aula.
  10. Ofrecer información sobre opiniones y evaluaciones de otros educadores con relación al material antes de seleccionarlo para su uso en el aula.

 En resumen, a la institución educativa le queda un importante reto; también a los profesores y promotores de la educación privada de capacitarse en este campo para tomar buenas decisiones.

Capacidades para la selección de material educativo impreso y digital

Autor: Hugo Diaz Publicado: marzo 16, 2024

Con el desarrollo de las tecnologías digitales y de las industrias que producen material educativo las opciones que tienen las instituciones educativas de seleccionar material se han multiplicado. Es una buena noticia, a la vez, un riesgo para quienes no han desarrollado capacidades para saber escoger el material educativo impreso o digital que más les convenga.

Es cierto que en la escuela básica pública las capacidades que tengan los docentes para elegir el material con el que trabajará con sus estudiantes son bastante limitadas. Desde hace varias décadas están prohibidos de recomendar a sus estudiantes la compra de textos escolares para complementar lo aprendido en clase y suplir la necesidad de un material que el Estado no adquiere desde el 2018. Solo adquiere cuadernos de trabajo, guías, fichas, material para bibliotecas de aula. Pero en la práctica, ha sido la administración central la que decide las características de material que se distribuirá a las escuelas. La libertad que puede tener el docente se centra principalmente en los aplicativos digitales que puede encontrar en la web y que por lo general selecciona lo que son gratuitos.

En el sector privado las opciones son mayores ya que las escuelas son autónomas en su decisión de elegir el material impreso o digital con el que trabajarán. Quizás la única limitación que tengan estas escuelas es la norma que establece que en la decisión de seleccionar los materiales educativos con los que se trabajarán, los docentes presentan una terna de alternativas para que los padres decidan el más adecuado. La norma es discutible y debería revisarse; por un lado, porque la selección del material es un asunto más pedagógico que depende de su adaptación al currículo, el estilo de formación y las estrategias metodológicas. Por otro lado, el peligro que se da al ser los padres de familia la última instancia de decisión es que subestimen el criterio pedagógico y más bien decidan en base al factor precio.

Criterios para la selección

Hay varios criterios a tener en cuenta. Podríamos clasificarlos en dos categorías: los previos a la decisión pedagógica y los pedagógicos propiamente dichos.

Entre los criterios previos a la decisión pedagógica hay que tener en cuenta que a las escuelas pueden llegar una cantidad importante de vendedores de material educativo, cada uno destacando las bondades -ciertas o no- de los productos que trata de vender. Algunos con mucha más facilidad de palabra que otros, ofreciendo descuentos u otros incentivos. El peor error sería decidir sin previamente evaluar la conveniencia pedagógica de utilizar tal o cual material.   

Para evaluar las ofertas de materiales desde la mirada pedagógica los docentes deben tener en cuenta criterios como los siguientes:

  1. Estar alineado con los objetivos de aprendizaje y los estándares curriculares oficiales y el estilo formativo que ha asumido la escuela.
  2. Pedagógicamente ser un material coherente que posee adecuados contenidos y estrategias para promover habilidades clave en la formación de los estudiantes: el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad y el aprendizaje activo, el aprender a aprender.
  3. Presentar información clara y secuencial para facilitar la comprensión y asimilación del contenido por los estudiantes.
  4. Incluir variedad de perspectivas, experiencias y culturas para promover la inclusión y el respeto por la diversidad.
  5. Flexibilidad y adaptabilidad para satisfacer las necesidades, los estilos de aprendizaje de los estudiantes y la personalización.
  6. Acceder a fuentes de información que permitan la actualización de contenidos que evolucionan rápidamente, como la tecnología, las ciencias naturales y sociales.
  7. Ser accesible para todos los estudiantes, incluidos aquellos con necesidades especiales o discapacidades.
  8. Contar con herramientas para evaluar el progreso del estudiante y proporcionar retroalimentación significativa que facilite el aprendizaje.
  9. Complementar el material para el estudiante con recursos y guías para los docentes que faciliten su implementación efectiva en el aula.
  10. Ofrecer información sobre opiniones y evaluaciones de otros educadores con relación al material antes de seleccionarlo para su uso en el aula.

 En resumen, a la institución educativa le queda un importante reto; también a los profesores y promotores de la educación privada de capacitarse en este campo para tomar buenas decisiones.

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