Artículo publicado por Santiago Cueto
Desde hace algunos años, varias organizaciones internacionales han hablado de una crisis de aprendizajes. Al respecto, es interesante que la conversación sobre qué se espera de la educación haya ido cambiando con los años. Luego de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, en la que se incluyó la educación, muchos asumieron que, si se consiguiese dar acceso a la escuela a la mayor parte de la población se lograría la meta. Así, son notables los esfuerzos de países como el Perú, que en el plazo de algunas décadas está cerca de lograr cobertura universal en primaria y subiendo rápidamente en los niveles de inicial y secundaria, para también acercarse a esta meta.
Sin embargo, múltiples evaluaciones nacionales e internacionales han mostrado que matricularse y asistir a la escuela no es en muchos casos suficiente para lograr el aprendizaje de habilidades al nivel esperado de acuerdo con el currículo (estándares). Un reporte reciente muestra que la crisis de aprendizajes (definida en este caso como habilidades de lectura) tiene varias décadas[1]. Los reportes internacionales de diversos programas de evaluación recientes muestran que los niveles de aprendizaje en los países en desarrollo se encuentran muy por debajo de lo esperado en una sociedad moderna.
En el Perú, los datos han sido un poco más alentadores que en la mayoría de los países en desarrollo. Por un lado, los datos de las evaluaciones nacionales han mostrado mejoras en los niveles de comprensión de lectura y matemática[2]. Por otro lado, evaluaciones internacionales como ERCE[3] y PISA[4] han mostrado que los promedios de los estudiantes han mejorado, sobre todo los años inmediatamente previos a la pandemia. Sin embargo, no se deben olvidar dos cosas: la primera es que la mayoría de los estudiantes sigue sin lograr los resultados esperados para el grado que cursan. La segunda es que los resultados promedios esconden grandes diferencias entre zonas urbanas y rurales, entre estudiantes indígenas y castellano hablantes, y entre estudiante pobres y no pobres; es decir, hay grandes desigualdades en los niveles de aprendizaje.
La crisis de aprendizajes se ha acentuado debido a la pandemia, de acuerdo con varios informes recientes. Uno de ellos estima que la pérdida en aprendizajes internacionalmente sería equivalente a un año de escolaridad[5]. Como se sabe, el Perú es uno de los países que cerró escuelas por más tiempo, por lo que podría ser incluso mayor. Durante la pandemia, tuvieron ventaja los estudiantes que tenían mayores recursos económicos, pues fue a través del uso de computadoras y acceso a internet que se lograban interacciones frecuentes con sus docentes y acceso a plataformas digitales como la de Aprendo en Casa. Los docentes, creativamente, usaron en muchos casos los celulares para enviar y recibir mensaje de sus estudiantes. Aún así, a la espera de resultados de evaluaciones que deberían ocurrir el presente año a cargo de la UMC, se espera que los resultados de aprendizaje este año sean menores que los de la prepandemia y que la inequidad en aprendizajes habrá aumentado en nuestro país.
Frente a esta crisis de aprendizajes, acentuada por la pandemia, varios programas e instituciones internacionales[6] han planteado la necesidad de concentrarse en programas de recuperación de aprendizajes que se focalicen en dos habilidades, consideradas por estos programas como “fundamentales”: lectura y matemática. El motivo para considerarlas fundamentales es que son las que facilitan el aprendizaje en las otras áreas, que de diferente manera usan estos aprendizajes, generando un círculo virtuoso entre diferentes áreas. Usualmente se considera también que las habilidades en lectura y matemática promueven el aprendizaje a lo largo de la vida, una habilidad clave en las sociedades modernas.
Estando de acuerdo con que es necesario trabajar en la recuperación de aprendizajes en lectura y matemática, ofrezco algunas reflexiones para matizar este esfuerzo. La primera es que es difícil argumentar que lectura y matemática sean aprendizajes fundamentales y el resto de los aprendizajes, en tantas áreas del conocimiento y desempeño, no lo sean tanto. Es decir, no se puede jerarquizar universalmente los aprendizajes en, por ejemplo, fundamentales y secundarios (o no fundamentales). En cambio, pienso que sí se puede argumentar que los aprendizajes en lectura y matemática son instrumentales para el aprendizaje en otras áreas y a lo largo de la vida. Esto puede parecer una sutileza semántica, pero me parece que es relevante para mi segunda observación: el Perú sufre altísimos niveles de violencia, corrupción, machismo y racismo, entre otros retos nacionales, por lo que sería absurdo ignorarlos desde la educación, incluso en la postpandemia. La educación en nuestro país busca el desarrollo integral de las personas, incluyendo la convivencia democrática, en una sociedad que muestre individual y colectivamente altos niveles de respeto mutuo y habilidades ciudadanas para la convivencia. Dada la crisis, mi sugerencia es usar temas como los mencionados como los contenidos a trabajar durante la recuperación de aprendizajes. En otras palabras, los textos en lectura y en los problemas matemáticos podrían ser seleccionados bajo algún criterio, pues nunca son vacíos de contenido o neutrales. El docente podría seleccionar estos para que refuercen alguno de los retos nacionales mencionados o algún reto de la comunidad en la que trabaja, usando por ejemplo alguno de los contenidos transversales del currículo nacional. Estos enfoques son de derechos, inclusivo, intercultural, igualdad de género, ambiental, orientación al bien común y búsqueda de la excelencia.[7]
Ojalá que en los próximos años veamos una recuperación de aprendizajes en todos los estudiantes peruanos. Finalmente, una sugerencia para los docentes interesados en estrategias para la recuperación de aprendizajes, los invito a ver el seminario de Jessica Tapia y el texto asociado al mismo, disponible aquí https://educared.fundaciontelefonica.com.pe/seminario-sobre-recuperacion-de-aprendizajes-y-modelos-de-educacion-hibrida/
[1] Ver https://www.cgdev.org/publication/long-run-decline-education-quality-developing-world (reporte en inglés).
[2] Ver informes de resultados en http://umc.minedu.gob.pe.
[3] Ver https://es.unesco.org/fieldoffice/santiago/llece/ERCE2019.
[4] Ver https://www.oecd.org/pisa/pisa-es/.
[5] Ver https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/37400 (reporte en inglés).
[6] Al respecto, se pueden encontrar muchas investigaciones en países en desarrollo en RISE: https://riseprogramme.org, aunque lamentablemente los textos se encuentran en inglés.
[7] El currículo completo se encuentra en: http://www.minedu.gob.pe/curriculo/.
Artículo publicado por Santiago Cueto
Desde hace algunos años, varias organizaciones internacionales han hablado de una crisis de aprendizajes. Al respecto, es interesante que la conversación sobre qué se espera de la educación haya ido cambiando con los años. Luego de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, en la que se incluyó la educación, muchos asumieron que, si se consiguiese dar acceso a la escuela a la mayor parte de la población se lograría la meta. Así, son notables los esfuerzos de países como el Perú, que en el plazo de algunas décadas está cerca de lograr cobertura universal en primaria y subiendo rápidamente en los niveles de inicial y secundaria, para también acercarse a esta meta.
Sin embargo, múltiples evaluaciones nacionales e internacionales han mostrado que matricularse y asistir a la escuela no es en muchos casos suficiente para lograr el aprendizaje de habilidades al nivel esperado de acuerdo con el currículo (estándares). Un reporte reciente muestra que la crisis de aprendizajes (definida en este caso como habilidades de lectura) tiene varias décadas[1]. Los reportes internacionales de diversos programas de evaluación recientes muestran que los niveles de aprendizaje en los países en desarrollo se encuentran muy por debajo de lo esperado en una sociedad moderna.
En el Perú, los datos han sido un poco más alentadores que en la mayoría de los países en desarrollo. Por un lado, los datos de las evaluaciones nacionales han mostrado mejoras en los niveles de comprensión de lectura y matemática[2]. Por otro lado, evaluaciones internacionales como ERCE[3] y PISA[4] han mostrado que los promedios de los estudiantes han mejorado, sobre todo los años inmediatamente previos a la pandemia. Sin embargo, no se deben olvidar dos cosas: la primera es que la mayoría de los estudiantes sigue sin lograr los resultados esperados para el grado que cursan. La segunda es que los resultados promedios esconden grandes diferencias entre zonas urbanas y rurales, entre estudiantes indígenas y castellano hablantes, y entre estudiante pobres y no pobres; es decir, hay grandes desigualdades en los niveles de aprendizaje.
La crisis de aprendizajes se ha acentuado debido a la pandemia, de acuerdo con varios informes recientes. Uno de ellos estima que la pérdida en aprendizajes internacionalmente sería equivalente a un año de escolaridad[5]. Como se sabe, el Perú es uno de los países que cerró escuelas por más tiempo, por lo que podría ser incluso mayor. Durante la pandemia, tuvieron ventaja los estudiantes que tenían mayores recursos económicos, pues fue a través del uso de computadoras y acceso a internet que se lograban interacciones frecuentes con sus docentes y acceso a plataformas digitales como la de Aprendo en Casa. Los docentes, creativamente, usaron en muchos casos los celulares para enviar y recibir mensaje de sus estudiantes. Aún así, a la espera de resultados de evaluaciones que deberían ocurrir el presente año a cargo de la UMC, se espera que los resultados de aprendizaje este año sean menores que los de la prepandemia y que la inequidad en aprendizajes habrá aumentado en nuestro país.
Frente a esta crisis de aprendizajes, acentuada por la pandemia, varios programas e instituciones internacionales[6] han planteado la necesidad de concentrarse en programas de recuperación de aprendizajes que se focalicen en dos habilidades, consideradas por estos programas como “fundamentales”: lectura y matemática. El motivo para considerarlas fundamentales es que son las que facilitan el aprendizaje en las otras áreas, que de diferente manera usan estos aprendizajes, generando un círculo virtuoso entre diferentes áreas. Usualmente se considera también que las habilidades en lectura y matemática promueven el aprendizaje a lo largo de la vida, una habilidad clave en las sociedades modernas.
Estando de acuerdo con que es necesario trabajar en la recuperación de aprendizajes en lectura y matemática, ofrezco algunas reflexiones para matizar este esfuerzo. La primera es que es difícil argumentar que lectura y matemática sean aprendizajes fundamentales y el resto de los aprendizajes, en tantas áreas del conocimiento y desempeño, no lo sean tanto. Es decir, no se puede jerarquizar universalmente los aprendizajes en, por ejemplo, fundamentales y secundarios (o no fundamentales). En cambio, pienso que sí se puede argumentar que los aprendizajes en lectura y matemática son instrumentales para el aprendizaje en otras áreas y a lo largo de la vida. Esto puede parecer una sutileza semántica, pero me parece que es relevante para mi segunda observación: el Perú sufre altísimos niveles de violencia, corrupción, machismo y racismo, entre otros retos nacionales, por lo que sería absurdo ignorarlos desde la educación, incluso en la postpandemia. La educación en nuestro país busca el desarrollo integral de las personas, incluyendo la convivencia democrática, en una sociedad que muestre individual y colectivamente altos niveles de respeto mutuo y habilidades ciudadanas para la convivencia. Dada la crisis, mi sugerencia es usar temas como los mencionados como los contenidos a trabajar durante la recuperación de aprendizajes. En otras palabras, los textos en lectura y en los problemas matemáticos podrían ser seleccionados bajo algún criterio, pues nunca son vacíos de contenido o neutrales. El docente podría seleccionar estos para que refuercen alguno de los retos nacionales mencionados o algún reto de la comunidad en la que trabaja, usando por ejemplo alguno de los contenidos transversales del currículo nacional. Estos enfoques son de derechos, inclusivo, intercultural, igualdad de género, ambiental, orientación al bien común y búsqueda de la excelencia.[7]
Ojalá que en los próximos años veamos una recuperación de aprendizajes en todos los estudiantes peruanos. Finalmente, una sugerencia para los docentes interesados en estrategias para la recuperación de aprendizajes, los invito a ver el seminario de Jessica Tapia y el texto asociado al mismo, disponible aquí https://educared.fundaciontelefonica.com.pe/seminario-sobre-recuperacion-de-aprendizajes-y-modelos-de-educacion-hibrida/
[1] Ver https://www.cgdev.org/publication/long-run-decline-education-quality-developing-world (reporte en inglés).
[2] Ver informes de resultados en http://umc.minedu.gob.pe.
[3] Ver https://es.unesco.org/fieldoffice/santiago/llece/ERCE2019.
[4] Ver https://www.oecd.org/pisa/pisa-es/.
[5] Ver https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/37400 (reporte en inglés).
[6] Al respecto, se pueden encontrar muchas investigaciones en países en desarrollo en RISE: https://riseprogramme.org, aunque lamentablemente los textos se encuentran en inglés.
[7] El currículo completo se encuentra en: http://www.minedu.gob.pe/curriculo/.
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