¿Qué tal si la IA es una oportunidad para hacer una transición profesional? 

#InteligenciaArtificial #CompetenciaDigitalDocente #TransiciónProfesional

Bosque de Piedras de Huayllay, Cerro de Pasco. Perú

De la tiza al clic

https://www.youtube.com/watch?v=0sJ9Mn3UeYw

Soy una profesional de la educación que ha vivido múltiples transiciones. Comencé mi labor docente con una pequeña caja de tizas multicolores, trazando mapas y relieves geográficos en la pizarra.  Con el tiempo, las tizas fueron reemplazadas por plumones, y los plumones por clics en una pantalla. 

Desde hace más de 25 años me dedico a acompañar a docentes en el desarrollo de sus competencias digitales. Lo hago porque estoy convencida de que las tecnologías, bien utilizadas, pueden ampliar las oportunidades de aprendizaje para niñas, niños, jóvenes y personas adultas. No se trata de una fe ciega en la innovación, sino de una apuesta consciente y estratégica por mejorar nuestras prácticas y responder a los desafíos de un sistema educativo que necesita cambios urgentes. 

Como en revoluciones tecnológicas anteriores, hoy, la incorporación de la inteligencia artificial (IA) en el campo educativo despierta ilusiones y resistencias. Sin embargo, esta vez, siento que la velocidad y magnitud del cambio nos obliga a tener cautela. Lo que estamos experimentando con la masificación de la IA no es un fenómeno sencillo ni lineal. Por tanto, lo que se requiere no es una adopción rápida, sino una reflexión profunda sobre el sentido de lo que hacemos como educadores.

Estamos en un proceso de transición personal y colectivo. Es un proceso que exige colaboración entre disciplinas, diálogo entre generaciones y una disposición real a cuestionar nuestras prácticas habituales.  No se trata de celebrar la tecnología, sino de entender cómo se puede ayudar a construir un ecosistema de aprendizaje más flexible, equitativo y personalizado.

Transición profesional 

Una transición profesional implica un proceso de cambio significativo, es decir, una manera en que una persona ejerza su rol laboral. En el caso de los educadores, adoptar la IA no solo requiere aprender nuevas herramientas, sino repensar profundamente la práctica pedagógica, el vínculo con el conocimiento, con los estudiantes y con nosotros mismos. Planteo que esta transición profesional se sostiene en tres pilares: 

Lea Sulmont (2025)

Si quieres aprender a crear ilustraciones como esta, revisa el artículo de Juan Cadillo en Educared

1. Conocimiento y aprendizaje

El primer paso en la transición es evidente, aunque muchas veces se pasa por alto: necesitamos conocer qué es la IA y cómo funciona. Es una capa de «explicabilidad» que, a mi criterio, es clave para abrazar una trayectoria de aprendizaje.

Longoni y Col. (2025) revelan que aquellos con menos comprensión pueden ver la IA como mágica e inspiradora, y sugieren que este sentido de «magia» los hace más receptivos al uso de herramientas de IA desde un enfoque más instrumental. Pero, saber cómo funcionan los algoritmos, los datos de entrenamiento y los modelos computacionales hacen que la tecnología sea menos misteriosa. 

El conocimiento nos da una lectura más crítica para asumir una transición que incluye un «reskilling» o reaprendizaje de nuestras habilidades actuales y un «upskilling» o mejora de nuestras habilidades, para estar equipados para ejercer nuestro rol con responsabilidad y criterio en un entorno que se vuelve cada vez más complejo. Este proceso no es solo técnico, sino también pedagógico, ético y relacional.

Este aprendizaje no es exclusivo del profesional de la educación. Es una necesidad social que atañe a todos los sectores productivos y a todos los grupos de edad.  Hoy en día no basta con aprender a aprender, necesitamos hacerlo con agilidad y gran capacidad de adaptación al permanente cambio. 

2. Productividad y balance

La IA es capaz de gestionar grandes volúmenes de datos, automatizar procesos y ejecutar tareas con una velocidad que supera, por mucho, nuestras capacidades humanas. Lo cierto es que la productividad potencial del docente antes y después de la IA no es la misma.

Acciones que antes nos tomaban horas —como diseñar una rúbrica de evaluación o redactar un informe— hoy en día pueden realizarse en minutos con el apoyo de plataformas inteligentes. Esta realidad abrumadora, nos confronta con una pregunta válida: ¿tiene sentido seguir haciendo ciertas tareas «a mano», sin apoyo de estas herramientas?

La respuesta no es absoluta, pero sí estratégica. Utilizar la IA de manera informada y eficiente puede marcar una gran diferencia, especialmente en la reducción del tiempo dedicado a tareas mecánicas y administrativas, que muchas veces nos alejan del corazón de la enseñanza. Eso sí: no es cuestión de apretar un botón y esperar milagros. Incorporar IA a nuestra práctica docente requiere una base sólida de conocimiento pedagógico, entendimiento de los procesos educativos y criterio para decidir qué herramientas usar, con qué propósito, cuándo y cómo.

No, los docentes no seremos reemplazados por la tecnología. Pero sí es probable que quienes no integren la tecnología de forma estratégica vean limitado su impacto y su crecimiento y, quizás sean reemplazados por otros que si avancen en una transformación de sus competencias docentes.  

No se trata de tener una fe ciega en la innovación. Se trata de actuar con realismo y visión, de abrazar esta oportunidad para encontrar un nuevo equilibrio: trabajar con más eficacia, reducir la carga burocrática, y recuperar algo valioso —tiempo para pensar, para dialogar, para acompañar a nuestros estudiantes y para cuidar de nosotros mismos—. La IA, bien usada, no solo mejora la productividad. Puede ayudarnos a recuperar un balance esencial en nuestras vidas.  

3. Sentido crítico e innovación

Este tercer eje apunta a desarrollar un propósito consciente en la ruta de transición profesional para generar valor al integrar la IA a las prácticas educativas. Este proceso requiere de una combinación de sentido crítico y de pensamiento innovador para crear soluciones relevantes a los grandes desafíos que tenemos en el país: ¿cómo aprovechar la IA para mejorar los aprendizajes?, ¿cómo atender a la diversidad de necesidades?, ¿cómo cerrar las brechas de acceso a contenidos de calidad parar cada contexto? 

Este eje demanda de un trabajo colectivo e institucional que asuma la tarea de garantizar que las escuelas comprendan qué es la IA, cómo funciona y cuáles son sus implicaciones. A partir de este conocimiento, cada comunidad educativa puede generar respuestas adaptadas a las necesidades del contexto en un marco de acción y regulación que orienten su integración en los entornos escolares; de esta manera, se asegurará que su aplicación responda a principios de seguridad, responsabilidad y ética. 

Una herramienta para generar este marco es el documento: la RUTA IA en la Educación Básica, desarrollada por el programa Comprometidos con la educación, con la participación de docentes líderes de la comunidad de Educared y especialistas invitados. Compartimos este documento con la intención de abrir el camino para que la IA sea una aliada en la educación e impulse oportunidades de aprendizaje innovadoras y accesibles para todos. 

Te animo a compartir tus impresiones y comentarios en la comunidad de Educared.

Video camera con relleno sólido

Música original: Adriel Calvelo

Dirección de fotografía: Sergio Paris

Filmación y edición: Lea Sulmont

Referencias

Longoni, C.; Appel, G. y Tully, S. (2025). Knowing less about AI makes people more open to having it in their lives - new research. https://theconversation.com/knowing-less-about-ai-makes-people-more-open-to-having-it-in-their-lives-new-research-247372?utm_source=clipboard&utm_medium=bylinecopy_url_button

¿Qué tal si la IA es una oportunidad para hacer una transición profesional? 

Autor: Lea Sulmont Publicado: agosto 11, 2025

#InteligenciaArtificial #CompetenciaDigitalDocente #TransiciónProfesional

Bosque de Piedras de Huayllay, Cerro de Pasco. Perú

De la tiza al clic

Soy una profesional de la educación que ha vivido múltiples transiciones. Comencé mi labor docente con una pequeña caja de tizas multicolores, trazando mapas y relieves geográficos en la pizarra.  Con el tiempo, las tizas fueron reemplazadas por plumones, y los plumones por clics en una pantalla. 

Desde hace más de 25 años me dedico a acompañar a docentes en el desarrollo de sus competencias digitales. Lo hago porque estoy convencida de que las tecnologías, bien utilizadas, pueden ampliar las oportunidades de aprendizaje para niñas, niños, jóvenes y personas adultas. No se trata de una fe ciega en la innovación, sino de una apuesta consciente y estratégica por mejorar nuestras prácticas y responder a los desafíos de un sistema educativo que necesita cambios urgentes. 

Como en revoluciones tecnológicas anteriores, hoy, la incorporación de la inteligencia artificial (IA) en el campo educativo despierta ilusiones y resistencias. Sin embargo, esta vez, siento que la velocidad y magnitud del cambio nos obliga a tener cautela. Lo que estamos experimentando con la masificación de la IA no es un fenómeno sencillo ni lineal. Por tanto, lo que se requiere no es una adopción rápida, sino una reflexión profunda sobre el sentido de lo que hacemos como educadores.

Estamos en un proceso de transición personal y colectivo. Es un proceso que exige colaboración entre disciplinas, diálogo entre generaciones y una disposición real a cuestionar nuestras prácticas habituales.  No se trata de celebrar la tecnología, sino de entender cómo se puede ayudar a construir un ecosistema de aprendizaje más flexible, equitativo y personalizado.

Transición profesional 

Una transición profesional implica un proceso de cambio significativo, es decir, una manera en que una persona ejerza su rol laboral. En el caso de los educadores, adoptar la IA no solo requiere aprender nuevas herramientas, sino repensar profundamente la práctica pedagógica, el vínculo con el conocimiento, con los estudiantes y con nosotros mismos. Planteo que esta transición profesional se sostiene en tres pilares: 

Lea Sulmont (2025)

Si quieres aprender a crear ilustraciones como esta, revisa el artículo de Juan Cadillo en Educared

1. Conocimiento y aprendizaje

El primer paso en la transición es evidente, aunque muchas veces se pasa por alto: necesitamos conocer qué es la IA y cómo funciona. Es una capa de «explicabilidad» que, a mi criterio, es clave para abrazar una trayectoria de aprendizaje.

Longoni y Col. (2025) revelan que aquellos con menos comprensión pueden ver la IA como mágica e inspiradora, y sugieren que este sentido de «magia» los hace más receptivos al uso de herramientas de IA desde un enfoque más instrumental. Pero, saber cómo funcionan los algoritmos, los datos de entrenamiento y los modelos computacionales hacen que la tecnología sea menos misteriosa. 

El conocimiento nos da una lectura más crítica para asumir una transición que incluye un «reskilling» o reaprendizaje de nuestras habilidades actuales y un «upskilling» o mejora de nuestras habilidades, para estar equipados para ejercer nuestro rol con responsabilidad y criterio en un entorno que se vuelve cada vez más complejo. Este proceso no es solo técnico, sino también pedagógico, ético y relacional.

Este aprendizaje no es exclusivo del profesional de la educación. Es una necesidad social que atañe a todos los sectores productivos y a todos los grupos de edad.  Hoy en día no basta con aprender a aprender, necesitamos hacerlo con agilidad y gran capacidad de adaptación al permanente cambio. 

2. Productividad y balance

La IA es capaz de gestionar grandes volúmenes de datos, automatizar procesos y ejecutar tareas con una velocidad que supera, por mucho, nuestras capacidades humanas. Lo cierto es que la productividad potencial del docente antes y después de la IA no es la misma.

Acciones que antes nos tomaban horas —como diseñar una rúbrica de evaluación o redactar un informe— hoy en día pueden realizarse en minutos con el apoyo de plataformas inteligentes. Esta realidad abrumadora, nos confronta con una pregunta válida: ¿tiene sentido seguir haciendo ciertas tareas «a mano», sin apoyo de estas herramientas?

La respuesta no es absoluta, pero sí estratégica. Utilizar la IA de manera informada y eficiente puede marcar una gran diferencia, especialmente en la reducción del tiempo dedicado a tareas mecánicas y administrativas, que muchas veces nos alejan del corazón de la enseñanza. Eso sí: no es cuestión de apretar un botón y esperar milagros. Incorporar IA a nuestra práctica docente requiere una base sólida de conocimiento pedagógico, entendimiento de los procesos educativos y criterio para decidir qué herramientas usar, con qué propósito, cuándo y cómo.

No, los docentes no seremos reemplazados por la tecnología. Pero sí es probable que quienes no integren la tecnología de forma estratégica vean limitado su impacto y su crecimiento y, quizás sean reemplazados por otros que si avancen en una transformación de sus competencias docentes.  

No se trata de tener una fe ciega en la innovación. Se trata de actuar con realismo y visión, de abrazar esta oportunidad para encontrar un nuevo equilibrio: trabajar con más eficacia, reducir la carga burocrática, y recuperar algo valioso —tiempo para pensar, para dialogar, para acompañar a nuestros estudiantes y para cuidar de nosotros mismos—. La IA, bien usada, no solo mejora la productividad. Puede ayudarnos a recuperar un balance esencial en nuestras vidas.  

3. Sentido crítico e innovación

Este tercer eje apunta a desarrollar un propósito consciente en la ruta de transición profesional para generar valor al integrar la IA a las prácticas educativas. Este proceso requiere de una combinación de sentido crítico y de pensamiento innovador para crear soluciones relevantes a los grandes desafíos que tenemos en el país: ¿cómo aprovechar la IA para mejorar los aprendizajes?, ¿cómo atender a la diversidad de necesidades?, ¿cómo cerrar las brechas de acceso a contenidos de calidad parar cada contexto? 

Este eje demanda de un trabajo colectivo e institucional que asuma la tarea de garantizar que las escuelas comprendan qué es la IA, cómo funciona y cuáles son sus implicaciones. A partir de este conocimiento, cada comunidad educativa puede generar respuestas adaptadas a las necesidades del contexto en un marco de acción y regulación que orienten su integración en los entornos escolares; de esta manera, se asegurará que su aplicación responda a principios de seguridad, responsabilidad y ética. 

Una herramienta para generar este marco es el documento: la RUTA IA en la Educación Básica, desarrollada por el programa Comprometidos con la educación, con la participación de docentes líderes de la comunidad de Educared y especialistas invitados. Compartimos este documento con la intención de abrir el camino para que la IA sea una aliada en la educación e impulse oportunidades de aprendizaje innovadoras y accesibles para todos. 

Te animo a compartir tus impresiones y comentarios en la comunidad de Educared.

Video camera con relleno sólido

Música original: Adriel Calvelo

Dirección de fotografía: Sergio Paris

Filmación y edición: Lea Sulmont

Referencias

Longoni, C.; Appel, G. y Tully, S. (2025). Knowing less about AI makes people more open to having it in their lives – new research. https://theconversation.com/knowing-less-about-ai-makes-people-more-open-to-having-it-in-their-lives-new-research-247372?utm_source=clipboard&utm_medium=bylinecopy_url_button

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