Cuando nos enfrentamos al diseño de una experiencia de aprendizaje tenemos que pensar en muchas cosas. Cada vez que le pregunto a un o una colega sobre qué es en lo primero que piensa en esa situación, la mayor parte del tiempo me cuenta acerca de una actividad que quiere realizar. Pues bien, es natural pensar en las actividades. Pero a veces, cuando priorizamos las actividades sin tener en cuenta los procesos de aprendizaje que deben desarrollarse, caemos en algo que coloquialmente llamo “activititis”.
Y, aunque no lo crean, es un síndrome muy frecuente y con consecuencias peligrosas para el aprendizaje, pues el foco de nuestra atención se vuelca en la forma y nos distrae del fondo que es cómo aprendemos.
La buena noticia es que hay muchas formas y herramientas para prevenir la “activititis”. Qué tal si hoy vemos una que tiene forma de una escalera que nos ayuda a aprender: la taxonomía de Bloom.
Una taxonomía es una clasificación y, en este caso, se trata de una clasificación que explicita los niveles que debemos transitar o subir cuando construimos los saberes del dominio cognitivo.
Un poco de historia Desde los años 50, Benjamín Bloom es un referente en la planificación del aprendizaje con su taxonomía de objetivos educacionales para la dimensión cognitiva. Esta taxonomía describe cómo los individuos procesan la información. Propone seis niveles de habilidades que van en orden de complejidad creciente, en donde el aprendizaje de niveles superiores depende de los conocimientos de niveles inferiores. En el 2001, Anderson y Krathwohl, revisaron la taxonomía y propusieron dos mejoras sustanciales, se alteró el orden de los niveles, entendiendo la síntesis en un sentido más amplio relacionada con crear. |
Me gusta imaginar que la taxonomía es una escalera con seis peldaños. Cada peldaño representa un nivel de habilidad. Los tres primeros peldaños se relacionan con habilidades cognitivas básicas y los últimos tres peldaños con habilidades cognitivas complejas, como se observa en el siguiente gráfico:
A continuación, repasamos lo esencial de cada nivel:
La versión actualizada de la taxonomía (Anderson y Krathwohl, 2001), se organiza de la siguiente manera:
Habilidades básicas o de orden inferior
Habilidades complejas o de orden superior
A lo largo de más de medio siglo, esta herramienta ha demostrado ser de gran utilidad para ayudarnos a definir logros de aprendizaje y guiar la experiencia de aprendizaje.
Esta escalera nos ayuda a definir cuál es el nivel de complejidad que se pretende alcanzar al finalizar una experiencia de aprendizaje. Por ejemplo: al finalizar la unidad de aprendizaje sobre sumas y restas, el estudiante va a llegar al 3er peldaño que consiste en el nivel de aplicación. El estudiante debe entonces resolver o solucionar diferentes situaciones aplicando correctamente las operaciones de suma y resta.
Las metodologías basadas en la taxonomía de Bloom buscan que el estudiante desarrolle habilidades cognitivas que vayan más allá de la memorización o de la comprensión del contenido (habilidades de orden inferior) y que alcancen habilidades que les permitan utilizar el conocimiento adquirido como una herramienta para resolver problemas y crear conocimiento (habilidades de orden superior).
En mi experiencia, uso esta herramienta para recordar que el aprendizaje es un proceso iterativo, en el que vamos tratando de subir peldaños, pero a veces, para llegar al peldaño más alto, es necesario retroceder algunos pasos, para volver a subir y alcanzar la meta. Este es un proceso que cada uno realiza a su propio tiempo, a su propio ritmo. Tener presente esta taxonomía nos ayuda a entender en qué peldaño se encuentra nuestro estudiante para poder apoyarlo y alentarlo, ya sea a subir o a bajar algunos escalones, para tener bases más sólidas para seguir aprendiendo.
Para conocer más:
Ingresa al enlace para elegir el verbo más adecuado para redactar tu logro de aprendizaje o accede a través del código QR:
Sobre el lugar:
Fortaleza de Kuelap (Amazonas, Perú) Ubicación
Referencias:
Bloom, Benjamin S. (Ed.) (1956) Taxonomy of educational objectives: The classification of educational goals: Handbook I, cognitive domain. New York ; Toronto: Longmans, Green.
Krathwol, David (2002). A Revision of Bloom’s Taxonomy: An Overview. Theory into practice, Volume 41, Number 4, Autumn 2002. College of Education, The Ohio State University. Recuperado de: https://www.depauw.edu/files/resources/krathwohl.pdf
Sulmont, Lea (2019). Creando ecosistemas de aprendizaje con el Aula Digital. Lima: Fundación Telefónica. Recuperado de: http://educared.fundaciontelefonica.com.pe/blog/publicacion/creando-ecosistemas-de-aprendizaje-con-el-aula-digital/
Cuando nos enfrentamos al diseño de una experiencia de aprendizaje tenemos que pensar en muchas cosas. Cada vez que le pregunto a un o una colega sobre qué es en lo primero que piensa en esa situación, la mayor parte del tiempo me cuenta acerca de una actividad que quiere realizar. Pues bien, es natural pensar en las actividades. Pero a veces, cuando priorizamos las actividades sin tener en cuenta los procesos de aprendizaje que deben desarrollarse, caemos en algo que coloquialmente llamo “activititis”.
Y, aunque no lo crean, es un síndrome muy frecuente y con consecuencias peligrosas para el aprendizaje, pues el foco de nuestra atención se vuelca en la forma y nos distrae del fondo que es cómo aprendemos.
La buena noticia es que hay muchas formas y herramientas para prevenir la “activititis”. Qué tal si hoy vemos una que tiene forma de una escalera que nos ayuda a aprender: la taxonomía de Bloom.
Una taxonomía es una clasificación y, en este caso, se trata de una clasificación que explicita los niveles que debemos transitar o subir cuando construimos los saberes del dominio cognitivo.
Un poco de historia Desde los años 50, Benjamín Bloom es un referente en la planificación del aprendizaje con su taxonomía de objetivos educacionales para la dimensión cognitiva. Esta taxonomía describe cómo los individuos procesan la información. Propone seis niveles de habilidades que van en orden de complejidad creciente, en donde el aprendizaje de niveles superiores depende de los conocimientos de niveles inferiores. En el 2001, Anderson y Krathwohl, revisaron la taxonomía y propusieron dos mejoras sustanciales, se alteró el orden de los niveles, entendiendo la síntesis en un sentido más amplio relacionada con crear. |
Me gusta imaginar que la taxonomía es una escalera con seis peldaños. Cada peldaño representa un nivel de habilidad. Los tres primeros peldaños se relacionan con habilidades cognitivas básicas y los últimos tres peldaños con habilidades cognitivas complejas, como se observa en el siguiente gráfico:
A continuación, repasamos lo esencial de cada nivel:
La versión actualizada de la taxonomía (Anderson y Krathwohl, 2001), se organiza de la siguiente manera:
Habilidades básicas o de orden inferior
Habilidades complejas o de orden superior
A lo largo de más de medio siglo, esta herramienta ha demostrado ser de gran utilidad para ayudarnos a definir logros de aprendizaje y guiar la experiencia de aprendizaje.
Esta escalera nos ayuda a definir cuál es el nivel de complejidad que se pretende alcanzar al finalizar una experiencia de aprendizaje. Por ejemplo: al finalizar la unidad de aprendizaje sobre sumas y restas, el estudiante va a llegar al 3er peldaño que consiste en el nivel de aplicación. El estudiante debe entonces resolver o solucionar diferentes situaciones aplicando correctamente las operaciones de suma y resta.
Las metodologías basadas en la taxonomía de Bloom buscan que el estudiante desarrolle habilidades cognitivas que vayan más allá de la memorización o de la comprensión del contenido (habilidades de orden inferior) y que alcancen habilidades que les permitan utilizar el conocimiento adquirido como una herramienta para resolver problemas y crear conocimiento (habilidades de orden superior).
En mi experiencia, uso esta herramienta para recordar que el aprendizaje es un proceso iterativo, en el que vamos tratando de subir peldaños, pero a veces, para llegar al peldaño más alto, es necesario retroceder algunos pasos, para volver a subir y alcanzar la meta. Este es un proceso que cada uno realiza a su propio tiempo, a su propio ritmo. Tener presente esta taxonomía nos ayuda a entender en qué peldaño se encuentra nuestro estudiante para poder apoyarlo y alentarlo, ya sea a subir o a bajar algunos escalones, para tener bases más sólidas para seguir aprendiendo.
Para conocer más:
Ingresa al enlace para elegir el verbo más adecuado para redactar tu logro de aprendizaje o accede a través del código QR:
Sobre el lugar:
Fortaleza de Kuelap (Amazonas, Perú) Ubicación
Referencias:
Bloom, Benjamin S. (Ed.) (1956) Taxonomy of educational objectives: The classification of educational goals: Handbook I, cognitive domain. New York ; Toronto: Longmans, Green.
Krathwol, David (2002). A Revision of Bloom’s Taxonomy: An Overview. Theory into practice, Volume 41, Number 4, Autumn 2002. College of Education, The Ohio State University. Recuperado de: https://www.depauw.edu/files/resources/krathwohl.pdf
Sulmont, Lea (2019). Creando ecosistemas de aprendizaje con el Aula Digital. Lima: Fundación Telefónica. Recuperado de: http://educared.fundaciontelefonica.com.pe/blog/publicacion/creando-ecosistemas-de-aprendizaje-con-el-aula-digital/
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Siento que los pasos “Entender” y “Crear” son los más altos a alcanzar en esta estructura escalar cognitiva.
Slds,
Teo Rodríguez
Súper buen tema…para seguirlo incrementando en nuestras aulas
Efectivamente, Patricia. Esta taxonomía ha inspirado diferentes aplicaciones y adaptaciones. Lo interesante es que es una buena base. Los dejo con el enlace de la propuesta de Churches: https://eduteka.icesi.edu.co/articulos/TaxonomiaBloomDigital
Excelente, doctora Lea. Justo estoy leyendo sobre Flipped Learnng y allí también hacen alusión a esta taxonomía, pero he leído que Andrew Churches la adaptó para la era digital en el año 2008. Saludos.