Cuando diseño una experiencia de aprendizaje, me imagino a mis estudiantes emprendiendo un viaje lleno de descubrimientos, pero también de desafíos personales en los que se mezclan la incertidumbre, la curiosidad, la alegría y las recompensas. En esta nueva edición de Qué tal si…  propongo conectar dos conceptos para enfrentar esta experiencia: la metáfora del viaje del héroe y el concepto de resiliencia.

Empecemos por el primero. Joseph Campbell, en su libro El héroe de las mil caras (1949), señala que todas las narraciones mitológicas comparten la misma estructura básica: «Un héroe se aventura desde el mundo cotidiano a una región de maravillas sobrenaturales, allí se encuentran fuerzas fabulosas y obtiene una victoria decisiva. El héroe regresa de esta misteriosa aventura con el poder de otorgar bendiciones a sus semejantes».

Todo viaje tiene tres etapas esenciales: la partida, donde el héroe deja atrás el mundo familiar; la iniciación, en la que el héroe aprende a navegar por el mundo desconocido; y el regreso, en el que el héroe retorna al mundo familiar. Campbell pensaba que el héroe nos enseña algo sobre nosotros mismos y desarrolla estas etapas en 17 pasos que debe afrontar el viajero.

La estructura original de Campbell inspiró a muchos escritores y, a finales de los noventa, Christopher Vogler, productor y escritor de películas de Hollywood, la populariza en el texto El viaje del escritor. Las estructuras míticas para escritores, guionistas, dramaturgos y novelistas (1992). Muchas películas se han inspirado en esta estructura; recordemos, por ejemplo, la saga de La guerra de las galaxias, El Rey León, Aladino y Matrix, por citar solo algunas de las más famosas. Vogler sintetiza los pasos originales del viaje del héroe en 12 etapas, como se observa en la siguiente imagen:

Fuente: http://decalogosliterarios.blogspot.com/2015/05/las-doce-etapas-del-viaje-del-heroe.html

Considero que los estudiantes son héroes y heroínas que enfrentan pruebas para alcanzar la transformación y el crecimiento personal a través de su proceso de aprendizaje.  Ahora, veamos cómo se conectan las etapas del viaje del héroe de Vogler con el propio proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes:

La ruta del héroe se actualiza a lo largo de la vida —mientras aprendemos— porque, al igual que el héroe, las personas atravesamos diferentes retos según el momento y contexto en que vivimos, nos relacionamos con profesores, guías o quizás mentores, adquirimos nuevas habilidades, superamos obstáculos y nos transformamos.

A lo largo del proceso de aprendizaje, o nuestro viaje del héroe, tenemos que enfrentar muchas situaciones retadoras. Quizás las más evidentes son aquellas en las que estamos en la zona del mundo especial, ya sea en la etapa del acercamiento a la cueva más oscura, la prueba suprema o la resurrección. 

Aprender, por eso, es un proceso que requiere de valentía y de dosis de resiliencia, como propongo en el siguiente video: 

El segundo concepto con el que conecto la experiencia de aprendizaje es la resiliencia. Se trata de una capacidad personal para adaptarse, afrontar y superar situaciones adversas, traumas, estrés o desafíos de la vida, manteniendo un estado de equilibrio emocional y de salir adelante con mente positiva. La resiliencia no es innata, sino que se aprende. Esa es una buena noticia. Al comprender la ruta del héroe, los docentes podemos ayudar a los estudiantes a fomentar su capacidad de resiliencia para que estén mejor equipados y puedan superar desafíos propios del aprendizaje, pero también de la misma vida.

Por último, sugiero 3 estrategias para fomentar la resiliencia:

1. El autocuidado. Consiste en reforzar hábitos y rutinas de los cuidados básicos de uno mismo como la limpieza, la alimentación saludable, el sueño, el movimiento, etc. Desde una edad muy temprana, cada persona debe aprender a instalar esas condiciones para fomentar el bienestar. Una persona que cuida su cuerpo y su mente está en mejores condiciones para enfrentar situaciones retadoras.
2. El cuidado de lo vincular. Me refiero a la capacidad de crear, mantener y alimentar vínculos respetuosos, sinceros y significativos con otras personas. Pueden ser los amigos, los «aliados» o mentores que, finalmente, actúan como una red de soporte. Construir esta red es parte de nuestra naturaleza humana y también nos permite sentir que tenemos personas a las que podemos acudir cuando necesitamos apoyo. 
3. Cuidar un propósito. El reconocer el propósito o la razón que nos moviliza para aprender o para iniciar un «viaje del héroe» dota a la persona de una mayor motivación para responder ante las vicisitudes. Aliento a que ese propósito se defina considerando no solo las necesidades personales puntuales, sino que pueda visionar las necesidades que involucren el bien común de las personas y de la comunidad. El propósito da sentido al viaje del héroe.

La metáfora del viaje del héroe nos invita a una transformación; y, estoy convencida, que un proceso de aprendizaje guiado con propósitos elevados nos lleva a ser mejores personas y a construir una mejor sociedad.

Los animo a emprender un viaje del héroe y compartir sus comentarios en la comunidad de Educared.

Para conocer más:

Observa el video

Sobre el lugar: 

Altas Cumbres, Córdoba, Argentina. Ubicación

Producción y edición: Lea Sulmont

Dirección de fotografía: Sergio Lizzulli

Música original: Adriel Calvelo

Referencia:

Campbell, J. (2020). El héroe de las mil caras. Atalanta.