¿Qué tal si… abrimos una ventana para reimaginar?

Qué tal si…  abrimos una ventana para reimaginar cuáles son los aprendizajes prioritarios que necesitan los ciudadanos y ciudadanas del país.  

Sé que esta invitación puede sonar utópica en medio de la más profunda crisis sanitaria que recuerdo, cuando la mayoría de las escuelas aún siguen cerradas y no vemos la hora de que esto se acabe para volver a una llamada “nueva normalidad”.  

Pero de pronto, al llegar a Sóndor (Andahuayllas), este mágico lugar donde empecé este post, me dí cuenta que tal vez abrir una  ventana significa ver nuevas oportunidades y mirar hacia otros horizontes. En este video te cuento lo que veo a mi alrededor: un país hermoso.

https://youtu.be/odBesBd9Fu4

Creo que el bicentenario del Perú es una buena ocasión para alinear la dirección del futuro poniendo el foco en los aprendizajes que nos hagan mejores seres humanos.  Al contemplar la capacidad de los peruanos y peruanas de construir y abrir senderos en medio de la desafiante geografía de Sondor, vino a mi memoria tres ideas: verdad, belleza y bondad, contenidas en un ensayo de Howard Garder (2011) que leí hace varios años. 

Al hablar de la verdad, la belleza y la bondad, Garder plantea un  trío de virtudes cuyos conceptos propone actualizar a estos tiempos,  pues siguen siendo esenciales para la experiencia y para la supervivencia humana. Denuncia que el modelo de desarrollo basado en la lucha de todos contra todos, no es sostenible  y  conduce,  inexorablemente,  al naufragio. Por ello, subraya la necesidad de la cooperación, la solidaridad y de la compasión para garantizar el futuro de la especie humana. Esta reflexión enunciada hace una década, sintoniza claramente con los desafíos que tenemos hoy en día y, por eso,  me parece vital actualizar algunas prioridades. 

En primer lugar, la construcción de la verdad como un aprendizaje fundamental. Esto no es otra cosa que entrenar el sentido crítico, la capacidad de indagación, de escucha, de diálogo y de discernimiento. Construir y alimentar la verdad es un aprendizaje que nos va a vacunar, metafóricamente hablando, contra la manipulación. Esta es la base para el desarrollo de pensamientos y propuestas de solución a los grandes problemas del país.

Luego, la valoración de la belleza como un organizador del mundo. Comenzando por la belleza interna -indispensable  para aprender a quererse y respetarse-, pues un punto de partida para apreciar al otro y al entorno que nos rodea. Apreciar y crear belleza son cualidades propias del ser humano a través de las cuales expresamos nuestra identidad. La belleza reformulada en estos tiempos no debería seguir un canon establecido, sino que deberá alimentar la búsqueda del equilibrio en nuestras vidas, con  mucha creatividad y reconociendo el valor de la diversidad.

Finalmente, el aprendizaje de la bondad es el cultivo mismo de las virtudes, porque, como menciona Garder,  la bondad, estrictamente considerada, no es una virtud en sí misma, sino el resultado de un ejercicio constante y tenaz de hábitos que perfeccionan la persona y la hacen más amable y  digna. 

Aspiro para el Perú del Bicentenario  que en cada hogar, cada escuela y cada comunidad se preocupen por crear las condiciones para formar ciudadanos y ciudadanas que valoran y creen belleza, verdad y bondad. 

Referencias

GARDNER, HOWARD (2011) , Verdad, belleza y bondad reformuladas. La enseñanza de las virtudes en el siglo XXI. Paidós, Barcelona. 299 pp

¿Qué tal si… abrimos una ventana para reimaginar?

Autor: Lea Sulmont Publicado: septiembre 6, 2021

Qué tal si…  abrimos una ventana para reimaginar cuáles son los aprendizajes prioritarios que necesitan los ciudadanos y ciudadanas del país.  

Sé que esta invitación puede sonar utópica en medio de la más profunda crisis sanitaria que recuerdo, cuando la mayoría de las escuelas aún siguen cerradas y no vemos la hora de que esto se acabe para volver a una llamada “nueva normalidad”.  

Pero de pronto, al llegar a Sóndor (Andahuayllas), este mágico lugar donde empecé este post, me dí cuenta que tal vez abrir una  ventana significa ver nuevas oportunidades y mirar hacia otros horizontes. En este video te cuento lo que veo a mi alrededor: un país hermoso.

Creo que el bicentenario del Perú es una buena ocasión para alinear la dirección del futuro poniendo el foco en los aprendizajes que nos hagan mejores seres humanos.  Al contemplar la capacidad de los peruanos y peruanas de construir y abrir senderos en medio de la desafiante geografía de Sondor, vino a mi memoria tres ideas: verdad, belleza y bondad, contenidas en un ensayo de Howard Garder (2011) que leí hace varios años. 

Al hablar de la verdad, la belleza y la bondad, Garder plantea un  trío de virtudes cuyos conceptos propone actualizar a estos tiempos,  pues siguen siendo esenciales para la experiencia y para la supervivencia humana. Denuncia que el modelo de desarrollo basado en la lucha de todos contra todos, no es sostenible  y  conduce,  inexorablemente,  al naufragio. Por ello, subraya la necesidad de la cooperación, la solidaridad y de la compasión para garantizar el futuro de la especie humana. Esta reflexión enunciada hace una década, sintoniza claramente con los desafíos que tenemos hoy en día y, por eso,  me parece vital actualizar algunas prioridades. 

En primer lugar, la construcción de la verdad como un aprendizaje fundamental. Esto no es otra cosa que entrenar el sentido crítico, la capacidad de indagación, de escucha, de diálogo y de discernimiento. Construir y alimentar la verdad es un aprendizaje que nos va a vacunar, metafóricamente hablando, contra la manipulación. Esta es la base para el desarrollo de pensamientos y propuestas de solución a los grandes problemas del país.

Luego, la valoración de la belleza como un organizador del mundo. Comenzando por la belleza interna -indispensable  para aprender a quererse y respetarse-, pues un punto de partida para apreciar al otro y al entorno que nos rodea. Apreciar y crear belleza son cualidades propias del ser humano a través de las cuales expresamos nuestra identidad. La belleza reformulada en estos tiempos no debería seguir un canon establecido, sino que deberá alimentar la búsqueda del equilibrio en nuestras vidas, con  mucha creatividad y reconociendo el valor de la diversidad.

Finalmente, el aprendizaje de la bondad es el cultivo mismo de las virtudes, porque, como menciona Garder,  la bondad, estrictamente considerada, no es una virtud en sí misma, sino el resultado de un ejercicio constante y tenaz de hábitos que perfeccionan la persona y la hacen más amable y  digna. 

Aspiro para el Perú del Bicentenario  que en cada hogar, cada escuela y cada comunidad se preocupen por crear las condiciones para formar ciudadanos y ciudadanas que valoran y creen belleza, verdad y bondad. 

Referencias

GARDNER, HOWARD (2011) , Verdad, belleza y bondad reformuladas. La enseñanza de las virtudes en el siglo XXI. Paidós, Barcelona. 299 pp

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