Potencialidad de innovación de los docentes. Experiencia de las 74 Buenas prácticas utilizando las TIC.Varios sondeos de opinión han destacado reiteradamente la creatividad, ingenio e imaginación de los peruanos como una de sus principales virtudes. En el sistema educativo, la experiencia nacional e internacional muestra que no obstante las limitaciones de condiciones de trabajo, en un porcentaje significativo de escuelas y aulas, los docentes poseen un enorme potencial de adaptación a diversos contextos, algunos muy precarios, adaptando o inventando sus estrategias y métodos de trabajo a lo que la realidad les ofrece y lo que conviene para sus estudiantes. Muestran una buena dosis de creatividad para identificar y adecuaren forma contextualizada y creativa procedimientos, metodologías, formas de relacionamiento en el aula, con los padres de familia y la comunidad. Esos docentes tienen como preocupación más importante que el proceso educativo que desarrollan sea efectivo y que se cumplan las metas de aprendizaje que se han programado. Pero también la experiencia muestra que muchas veces ese entusiasmo y potencial no aflora o tiene dificultades de hacerlo por diversas causas. A veces, por falta de capacitación u orientación técnica sobre cómo planificar, diseñar, implementar o evaluar una mejor práctica de trabajo o ir más allá: a una innovación. Otras veces por ausencia de estímulos o reconocimientos, no necesariamente monetarios, o por recortes en la capacidad de decisiones en las escuelas. En tercer lugar, hay profesores que tienen una idea clara de hacia dónde dirigir las mejoras de sus prácticas de trabajo, pero tienen dificultades de comunicarla y compartirla con otras personas e instituciones. En lo que va de este siglo, una característica relevante de la práctica docente es que han surgido Iniciativas, todavía pocas, orientadas a mejorar las prácticas pedagógicas mediante procesos y estrategias no convencionales; es decir, buscan alternativas de trabajo que aprovechan los recursos que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación e información: la multimedia, las wikis, blogs, los videojuegos educativos, herramientas como el celular, los libros digitales, el trabajo compartido en línea de estudiantes, entre otros. Son docentes que para mejorar sus prácticas pedagógicas reemplazan, modifican o combinan ciertos procedimientos, recursos tradicionales y estrategias de enseñanza utilizando los nuevos recursos que surgen del avance tecnológico. Por ejemplo, los introducen para implementar unidades o sesiones de aprendizaje incluidas en la programación curricular, emplean textos escolares que combinan material impreso con digital, enfatizan el trabajo por proyectos y la investigación en fuentes bibliográficas disponibles en la internet o emplean en sus clases material animado e interactivo u otro software que facilita el aprendizaje en las diversas áreas de formación. Las nuevas tecnologías en los procesos de aprendizaje cumplen diversos roles. El primero es que, al brindar una variada gama de recursos de enseñanza, abren la posibilidad de renovar y enriquecer las metodologías de enseñanza. La interactividad, el trabajo en grupo, la investigación y desarrollo de la curiosidad revisando la información de las redes de información a cualquier hora del día y una participación más activa del estudiante en su propia formación, son parte de los muchos cambios posibles en las formas de trabajar del docente y de aprender de los estudiantes. En segundo lugar, estos nuevos recursos ayudan a desarrollar las competencias digitales, y decisivamente, a la formación de capacidades de emprendimiento, aprendizaje compartido y autoaprendizaje, autonomía, disciplina, perseverancia, pensamiento crítico y descubrimiento, una cultura general más amplia, etc.; todas ellas relacionadas con las demandas de formación que exigen los actuales y futuros cambios sociales, los del empleo y los de la ciencia y la tecnología. En tercer lugar, los niños y adolescentes viven hoy un entorno distinto al de hace muy pocas décadas; un entorno cargado de tecnología a la cual tienen cada vez mayor acceso. La internet, las redes sociales, los juegos digitales y otros recursos los atraen y en cierta medida se convierten en un argumento para que cuestionen los métodos frontales de formación basados en el uso casi exclusivo de pizarra y tiza, así como en el rol protagónico del profesor y pasivo del estudiante. Para las nuevas generaciones con acceso a las nuevas tecnologías, las clases convencionales son un factor de aburrimiento en clase. Es por ello el ejercicio de la docencia en el siglo XXI requiere profesores obligadamente competentes en el manejo, por lo menos de nivel intermedio, de las herramientas digitales para poder despertar el interés de sus estudiantes por aprender. Frente a elementos de diagnóstico como los descritos, la Representación de la Unesco y la Fundación Telefónica en el Perú, no han querido desaprovechar esas primeras experiencias; por el contrario, se han propuesto orientarlas y extenderlas para beneficio de una mayor cantidad de profesores y estudiantes a través del proyecto “Comunidad de Práctica Pedagógica”. La alianza institucional que emprenden, cobra relevancia al estimular no solo las buenas prácticas dirigidas a convertirse en innovaciones que aporten a los procesos y resultados de formación, sino también a difundir con creciente amplitud metodologías de identificación y ejecución de proyectos de buenas prácticas e innovación, así como hacer de estas iniciativas un proyecto institucional, que involucre a equipos de docentes en su diseño e implementación. Como estrategia, tiene la ventaja que al promover buenas prácticas desarrolladas por un equipo de docentes y no solo por iniciativa individual, terminen siendo al interior de las escuelas y colegios un factor de estímulo para conformar otros equipos de docentes que se animen a seguir pasos similares. A lo largo de esta publicación se encuentra una variedad y riqueza de 74 iniciativas de desarrollo de buenas prácticas ejecutadas por equipos docentes que trabajan en el sector estatal. Ellas cubren los tres niveles de la Educación Básica Regular y las escuelas urbanas y rurales. La mayor parte de las iniciativas se dan en la Educación Secundaria (65%) y en escuelas urbanas (81%). La implementación de la competencia digital “Se desenvuelve en contextos generados por las Tecnologías de la Información y Comunicación”, incluida en el programa curricular, seguramente permitirá que pronto crezca el número de experiencias seleccionadas en la Educación Primaria. Igualmente se espera que el área rural esté representada por un mayor número de experiencias a medida que, en los años siguientes, aumente la cantidad de localidades rurales que tengan acceso a la internet y herramientas informáticas. Por departamentos, es interesante destacar que lograron la mayor cantidad de experiencias sistematizadas: Junín (16), Piura (15) y Puno (14). Apurímac y Lambayeque ubicaron seis experiencias, cada uno. La mayor parte de las experiencias seleccionadas atienden el área de comunicación (38%), y favorecen principalmente el desarrollo de capacidades de expresión oral y escrita, así como la comprensión de textos, tanto en castellano como en quechua y aymara. Las experiencias de proyectos de carácter interdisciplinario (39%), incluyen experiencias de desarrollo de capacidades críticas, de cultura ambiental, de formulación de proyectos de vida, entre otros. Las de matemática (22%), se concentran especialmente en temas como la resolución de problemas y el uso de juegos para un mejor aprendizaje de los contenidos de esta área. Esta distribución representa un avance en relación a un pasado no muy lejano, cuando la formación de capacidades digitales se restringía solo al manejo de las herramientas del computador y la navegación en el internet. Uno factor de éxito del proyecto “Comunidad de Práctica Pedagógica”, promovido por la Representación de la Unesco y la Fundación Telefónica en el Perú, ha sido la capacitación y asesoramiento que han brindado a los docentes durante todo el proceso de identificación, formulación, ejecución, evaluación y sistematización de las experiencias de buenas prácticas. Sin esa capacitación y asesoría no hubiese sido posible incentivar el desarrollo de un gran número de buenas prácticas y publicar las setenta y cuatro que se consideran las más relevantes. La necesidad de calificar a los futuros profesores y a los que están en servicio debería obligar a que los Institutos Superiores Pedagógicos y las Facultades de Educación asuman esta tarea formativa. Estas instituciones necesitan estar más cerca de las escuelas y de sus buenas prácticas e innovaciones, conocer la mayor cantidad de experiencias escolares y formar en capacidades para diseño, ejecución y evaluación de prácticas pedagógicas e innovaciones que sean un real aporte a la mejora de los aprendizajes y resultados educativos. Lo que muestra la presentación de las 74 buenas prácticas docentes incluidas en esta publicación, es que las instituciones educativas que con acierto las ejecutan, se están generando prácticas y pedagógicas más complejas que persiguen lograr en los estudiantes objetivos de aprendizaje más ambiciosos. Lo que hacen es renovar prácticas convencionales utilizando y adaptando los nuevos recursos tecnológicos con potencialidad educativa a las características y necesidades de la población escolar, los objetivos de formación y al contexto en el que se da el proceso de aprendizaje. En todas ellas una característica común es romper con la idea de que hay un solo camino de desarrollo de una práctica escolar; por el contrario, están convencidos de que dentro de una variedad pueden elegir la que más convenga, la que sea más efectiva y dé mejores resultados. Esta valiosa experiencia promovida por la Representación de la Unesco y la Fundación Telefónica en el Perú, trae nuevamente al debate el tema de la autonomía de gestión escolar y lo que podría ganarse como capacidad de solución al enfrentamiento de los problemas educativos locales con tan solo un poco más de libertad para docentes y escuelas. Es claro que debe la mayor autonomía implica un proceso progresivo de transferencia de responsabilidades y que hay que ayudar a las escuelas a decidir correctamente sus destinos. Pero es un proceso que no debe esperar y que podría empezar con los directores de instituciones educativas que asumen el cargo por concurso de méritos y con las escuelas que postulen a tener una mayor autonomía de trabajo poniendo como justificación proyectos en marcha que muestren que son una práctica que mejora las prácticas pedagógicas. Lo que no se debe cerrar es la posibilidad de que en las instituciones educativas se recorte el entusiasmo, la creatividad, la innovación y la amplia difusión de las buenas prácticas. Felicito a la Representación de la Unesco y la Fundación Telefónica en el Perú, por el proyecto que impulsan. Como bien señala el documento, es una primera evaluación y producto de ella se adoptarán medidas para mejorar la ejecución de sus componentes y sus resultados. Sin embargo, debe reconocerse que la tarea es inmensa y requiere que otras organizaciones públicas y privadas se sumen a este esfuerzo ya que es una condición fundamental para lograr mejores y crecientes procesos de formación de estudiantes, sobre todo en el ámbito de poblaciones en las que actúa el proyecto: localidades con alto índice de pobreza y vulnerabilidad. Son zonas que tienen el derecho a una buena educación y, con el apoyo necesario, contar con autonomía, infraestructura y recursos pertinentes y de calidad.      

Potencialidad de innovación de los docentes. Experiencia de las 74 Buenas prácticas utilizando las TIC.

Autor: Hugo Diaz Publicado: noviembre 15, 2017

Varios sondeos de opinión han destacado reiteradamente la creatividad, ingenio e imaginación de los peruanos como una de sus principales virtudes. En el sistema educativo, la experiencia nacional e internacional muestra que no obstante las limitaciones de condiciones de trabajo, en un porcentaje significativo de escuelas y aulas, los docentes poseen un enorme potencial de adaptación a diversos contextos, algunos muy precarios, adaptando o inventando sus estrategias y métodos de trabajo a lo que la realidad les ofrece y lo que conviene para sus estudiantes. Muestran una buena dosis de creatividad para identificar y adecuaren forma contextualizada y creativa procedimientos, metodologías, formas de relacionamiento en el aula, con los padres de familia y la comunidad. Esos docentes tienen como preocupación más importante que el proceso educativo que desarrollan sea efectivo y que se cumplan las metas de aprendizaje que se han programado.

Pero también la experiencia muestra que muchas veces ese entusiasmo y potencial no aflora o tiene dificultades de hacerlo por diversas causas. A veces, por falta de capacitación u orientación técnica sobre cómo planificar, diseñar, implementar o evaluar una mejor práctica de trabajo o ir más allá: a una innovación. Otras veces por ausencia de estímulos o reconocimientos, no necesariamente monetarios, o por recortes en la capacidad de decisiones en las escuelas. En tercer lugar, hay profesores que tienen una idea clara de hacia dónde dirigir las mejoras de sus prácticas de trabajo, pero tienen dificultades de comunicarla y compartirla con otras personas e instituciones.

En lo que va de este siglo, una característica relevante de la práctica docente es que han surgido Iniciativas, todavía pocas, orientadas a mejorar las prácticas pedagógicas mediante procesos y estrategias no convencionales; es decir, buscan alternativas de trabajo que aprovechan los recursos que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación e información: la multimedia, las wikis, blogs, los videojuegos educativos, herramientas como el celular, los libros digitales, el trabajo compartido en línea de estudiantes, entre otros. Son docentes que para mejorar sus prácticas pedagógicas reemplazan, modifican o combinan ciertos procedimientos, recursos tradicionales y estrategias de enseñanza utilizando los nuevos recursos que surgen del avance tecnológico. Por ejemplo, los introducen para implementar unidades o sesiones de aprendizaje incluidas en la programación curricular, emplean textos escolares que combinan material impreso con digital, enfatizan el trabajo por proyectos y la investigación en fuentes bibliográficas disponibles en la internet o emplean en sus clases material animado e interactivo u otro software que facilita el aprendizaje en las diversas áreas de formación.

Las nuevas tecnologías en los procesos de aprendizaje cumplen diversos roles. El primero es que, al brindar una variada gama de recursos de enseñanza, abren la posibilidad de renovar y enriquecer las metodologías de enseñanza. La interactividad, el trabajo en grupo, la investigación y desarrollo de la curiosidad revisando la información de las redes de información a cualquier hora del día y una participación más activa del estudiante en su propia formación, son parte de los muchos cambios posibles en las formas de trabajar del docente y de aprender de los estudiantes.

En segundo lugar, estos nuevos recursos ayudan a desarrollar las competencias digitales, y decisivamente, a la formación de capacidades de emprendimiento, aprendizaje compartido y autoaprendizaje, autonomía, disciplina, perseverancia, pensamiento crítico y descubrimiento, una cultura general más amplia, etc.; todas ellas relacionadas con las demandas de formación que exigen los actuales y futuros cambios sociales, los del empleo y los de la ciencia y la tecnología.

En tercer lugar, los niños y adolescentes viven hoy un entorno distinto al de hace muy pocas décadas; un entorno cargado de tecnología a la cual tienen cada vez mayor acceso. La internet, las redes sociales, los juegos digitales y otros recursos los atraen y en cierta medida se convierten en un argumento para que cuestionen los métodos frontales de formación basados en el uso casi exclusivo de pizarra y tiza, así como en el rol protagónico del profesor y pasivo del estudiante. Para las nuevas generaciones con acceso a las nuevas tecnologías, las clases convencionales son un factor de aburrimiento en clase. Es por ello el ejercicio de la docencia en el siglo XXI requiere profesores obligadamente competentes en el manejo, por lo menos de nivel intermedio, de las herramientas digitales para poder despertar el interés de sus estudiantes por aprender.

Frente a elementos de diagnóstico como los descritos, la Representación de la Unesco y la Fundación Telefónica en el Perú, no han querido desaprovechar esas primeras experiencias; por el contrario, se han propuesto orientarlas y extenderlas para beneficio de una mayor cantidad de profesores y estudiantes a través del proyecto “Comunidad de Práctica Pedagógica”. La alianza institucional que emprenden, cobra relevancia al estimular no solo las buenas prácticas dirigidas a convertirse en innovaciones que aporten a los procesos y resultados de formación, sino también a difundir con creciente amplitud metodologías de identificación y ejecución de proyectos de buenas prácticas e innovación, así como hacer de estas iniciativas un proyecto institucional, que involucre a equipos de docentes en su diseño e implementación. Como estrategia, tiene la ventaja que al promover buenas prácticas desarrolladas por un equipo de docentes y no solo por iniciativa individual, terminen siendo al interior de las escuelas y colegios un factor de estímulo para conformar otros equipos de docentes que se animen a seguir pasos similares.

A lo largo de esta publicación se encuentra una variedad y riqueza de 74 iniciativas de desarrollo de buenas prácticas ejecutadas por equipos docentes que trabajan en el sector estatal. Ellas cubren los tres niveles de la Educación Básica Regular y las escuelas urbanas y rurales. La mayor parte de las iniciativas se dan en la Educación Secundaria (65%) y en escuelas urbanas (81%). La implementación de la competencia digital “Se desenvuelve en contextos generados por las Tecnologías de la Información y Comunicación”, incluida en el programa curricular, seguramente permitirá que pronto crezca el número de experiencias seleccionadas en la Educación Primaria. Igualmente se espera que el área rural esté representada por un mayor número de experiencias a medida que, en los años siguientes, aumente la cantidad de localidades rurales que tengan acceso a la internet y herramientas informáticas. Por departamentos, es interesante destacar que lograron la mayor cantidad de experiencias sistematizadas: Junín (16), Piura (15) y Puno (14). Apurímac y Lambayeque ubicaron seis experiencias, cada uno.

La mayor parte de las experiencias seleccionadas atienden el área de comunicación (38%), y favorecen principalmente el desarrollo de capacidades de expresión oral y escrita, así como la comprensión de textos, tanto en castellano como en quechua y aymara. Las experiencias de proyectos de carácter interdisciplinario (39%), incluyen experiencias de desarrollo de capacidades críticas, de cultura ambiental, de formulación de proyectos de vida, entre otros. Las de matemática (22%), se concentran especialmente en temas como la resolución de problemas y el uso de juegos para un mejor aprendizaje de los contenidos de esta área. Esta distribución representa un avance en relación a un pasado no muy lejano, cuando la formación de capacidades digitales se restringía solo al manejo de las herramientas del computador y la navegación en el internet.

Uno factor de éxito del proyecto “Comunidad de Práctica Pedagógica”, promovido por la Representación de la Unesco y la Fundación Telefónica en el Perú, ha sido la capacitación y asesoramiento que han brindado a los docentes durante todo el proceso de identificación, formulación, ejecución, evaluación y sistematización de las experiencias de buenas prácticas. Sin esa capacitación y asesoría no hubiese sido posible incentivar el desarrollo de un gran número de buenas prácticas y publicar las setenta y cuatro que se consideran las más relevantes. La necesidad de calificar a los futuros profesores y a los que están en servicio debería obligar a que los Institutos Superiores Pedagógicos y las Facultades de Educación asuman esta tarea formativa. Estas instituciones necesitan estar más cerca de las escuelas y de sus buenas prácticas e innovaciones, conocer la mayor cantidad de experiencias escolares y formar en capacidades para diseño, ejecución y evaluación de prácticas pedagógicas e innovaciones que sean un real aporte a la mejora de los aprendizajes y resultados educativos.

Lo que muestra la presentación de las 74 buenas prácticas docentes incluidas en esta publicación, es que las instituciones educativas que con acierto las ejecutan, se están generando prácticas y pedagógicas más complejas que persiguen lograr en los estudiantes objetivos de aprendizaje más ambiciosos. Lo que hacen es renovar prácticas convencionales utilizando y adaptando los nuevos recursos tecnológicos con potencialidad educativa a las características y necesidades de la población escolar, los objetivos de formación y al contexto en el que se da el proceso de aprendizaje. En todas ellas una característica común es romper con la idea de que hay un solo camino de desarrollo de una práctica escolar; por el contrario, están convencidos de que dentro de una variedad pueden elegir la que más convenga, la que sea más efectiva y dé mejores resultados.

Esta valiosa experiencia promovida por la Representación de la Unesco y la Fundación Telefónica en el Perú, trae nuevamente al debate el tema de la autonomía de gestión escolar y lo que podría ganarse como capacidad de solución al enfrentamiento de los problemas educativos locales con tan solo un poco más de libertad para docentes y escuelas. Es claro que debe la mayor autonomía implica un proceso progresivo de transferencia de responsabilidades y que hay que ayudar a las escuelas a decidir correctamente sus destinos. Pero es un proceso que no debe esperar y que podría empezar con los directores de instituciones educativas que asumen el cargo por concurso de méritos y con las escuelas que postulen a tener una mayor autonomía de trabajo poniendo como justificación proyectos en marcha que muestren que son una práctica que mejora las prácticas pedagógicas. Lo que no se debe cerrar es la posibilidad de que en las instituciones educativas se recorte el entusiasmo, la creatividad, la innovación y la amplia difusión de las buenas prácticas.

Felicito a la Representación de la Unesco y la Fundación Telefónica en el Perú, por el proyecto que impulsan. Como bien señala el documento, es una primera evaluación y producto de ella se adoptarán medidas para mejorar la ejecución de sus componentes y sus resultados. Sin embargo, debe reconocerse que la tarea es inmensa y requiere que otras organizaciones públicas y privadas se sumen a este esfuerzo ya que es una condición fundamental para lograr mejores y crecientes procesos de formación de estudiantes, sobre todo en el ámbito de poblaciones en las que actúa el proyecto: localidades con alto índice de pobreza y vulnerabilidad. Son zonas que tienen el derecho a una buena educación y, con el apoyo necesario, contar con autonomía, infraestructura y recursos pertinentes y de calidad.

 

 

 

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  • mira doctor Hugo es mi consulta quiero que me orientes yo, estudie la maestría termine el 2012 pero a loa fecha no me han reconocido económicamente pese que solicite me sacaron una resolución de no procedía. que debo hacer frente a eso.

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