La publicidad nos muestra siempre sus rostros sonrientes, orgullosos, seguros, en familia.
Y aunque el corazón se nos llena de felicidad al ver a nuestros hijos, también tenemos mucho miedo a que les pase algo, a equivocarnos, a fallar.
Y ese miedo nos acompaña a pesar que los procesos de desarrollo son bastante similares en todos los niños, y ante cualquier duda, están la familia, las amigas, el pediatra.
¿Qué miedos y alegrías sentirá la mamá de un niño con alguna discapacidad o condición de desarrollo diferente? ¿Con quiénes lo comparte? ¿Quiénes la escuchan y entienden? ¿Se siente apoyada y empoderada, o más atemorizada y desalentada? ¿Se valora su alegría desbordante por las grandes victorias de aprendizaje que con esfuerzo y voluntad le ganan a las marcas del tiempo de desarrollo esperado? ¿Dónde está su fortaleza? ¿Cómo hace para sonreír, por ella y por su hijo, cuando él no puede hacerlo? ¿De qué se siente orgullosa?
He conocido a esas mamás. He visto sus ojos, sus miedos, sus alegrías, su dolor, su esperanza. He celebrado y llorado con ellas.
No es fácil ser mamá. Pero existen aquellas que con su vida, le ganan hasta al diagnóstico más desalentador, a la medicina, a las etiquetas.
La publicidad nos muestra siempre sus rostros sonrientes, orgullosos, seguros, en familia.
Y aunque el corazón se nos llena de felicidad al ver a nuestros hijos, también tenemos mucho miedo a que les pase algo, a equivocarnos, a fallar.
Y ese miedo nos acompaña a pesar que los procesos de desarrollo son bastante similares en todos los niños, y ante cualquier duda, están la familia, las amigas, el pediatra.
¿Qué miedos y alegrías sentirá la mamá de un niño con alguna discapacidad o condición de desarrollo diferente? ¿Con quiénes lo comparte? ¿Quiénes la escuchan y entienden? ¿Se siente apoyada y empoderada, o más atemorizada y desalentada? ¿Se valora su alegría desbordante por las grandes victorias de aprendizaje que con esfuerzo y voluntad le ganan a las marcas del tiempo de desarrollo esperado? ¿Dónde está su fortaleza? ¿Cómo hace para sonreír, por ella y por su hijo, cuando él no puede hacerlo? ¿De qué se siente orgullosa?
He conocido a esas mamás. He visto sus ojos, sus miedos, sus alegrías, su dolor, su esperanza. He celebrado y llorado con ellas.
No es fácil ser mamá. Pero existen aquellas que con su vida, le ganan hasta al diagnóstico más desalentador, a la medicina, a las etiquetas.
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