Por: Julio César Mateus (Foto: Diario El Comercio)
Daniel Cassany es filólogo, investigador y profesor de la Facultad de Traducción y Ciencias del Lenguaje en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Desde hace buenos años se ha interesado en la cultura digital y sus efectos en la escritura y en la escuela. Aunque no se sienta especialmente optimista, cree que es mejor vivir la revolución digital con entusiasmo: “no conozco ningún profesor que vaya llorando mientras pide destruir internet para regresar al papel y al libro”. Aquí nos cuenta más sobre cómo ve –y escribe– estas transformaciones culturales.
Se lee más, cosas más diversas. Mucho de lo que antes se hacía hablando o interactuando con personas hoy se hace leyendo y escribiendo directamente en Internet: hacer compras, planificar viajes, contactos con amigos… Todo eso se da con una lectura y escritura muy diferente, aparentemente más fácil por la cantidad de recursos y la comodidad del clic, pero no es así. La cantidad de información a la que tenemos acceso hoy cambia totalmente la manera que tenemos de enfrentarnos a la lectura.
Creo que les inquieta más el presente. Piensa que estás formando un niño desde los 12 y cuando acabe sus estudios tendrá 24; no sabemos cómo será el mundo entonces. Los docentes están inquietos por una situación cada vez más agravada: por una parte, los chicos desarrollan un conjunto de actividades con el celular o la computadora; por la otra, tenemos un currículo de escuela muy conservador, sin mucha capacidad de adaptación o renovación al mundo real. Esto produce una brecha muy grande. El docente llega a clase para explicar algo que se ha preparado muy a consciencia y encuentra a todos sus alumnos prestando atención a la pantalla. Entonces dice “no hay nadie que me mire ni que se concentre en lo que digo… ¿qué hago?, ¿prohibir?”… ¡eso es peor!
¡Es un gran error! La escuela tiene que trabajar con las herramientas de la sociedad, con los instrumentos y con las nuevas formas de representación y transmisión de conocimiento. No tiene ningún sentido que los niños anden con teléfonos móviles que tienen un verificador ortográfico y conexión a las redes sociales y que luego estén escribiendo con un sistema distinto en la clase. Lo que hay que hacer es asumir las dificultades que conlleva la tecnología y educar en ellas, enseñar cuándo es el momento de responder mensajes y cuándo estar más atento al profesor. Conviene desarrollar una batería de recursos para gestionar este tema que partan de una política muy clara sobre el uso de dispositivos móviles. Pero evitar que los niños usen celulares en clase es aislar todavía más la escuela de la sociedad, de su comunidad.
Esta es una visión muy epidérmica. Las botellas cambian el vino: el contenido adquiere matices según donde se lo guarde. Una novela clásica de Vargas Llosa o de otro autor peruano la puedes leer en papel o en digital, a diferencia de un blog. Los géneros cambian y debemos atender nuevas formas de producir contenidos con las tecnologías sin quedarnos en lo superficial.
Es una visión muy anclada en el libro, de entender que la unidad esencial es solo escrita. Creo que Internet nos acerca más a la conversación en el sentido en que, por ejemplo, un post es lo escrito, pero también las reacciones que suscita en sus lectores durante un tiempo. Ahora los límites de inicio y fin de los textos son difusos, así como las fronteras de lo que es mío y lo que es del otro. Todo es más cooperativo en la red.
Ayer una estudiante que venía de una escuela muy tradicional me decía: “cuando llegué a la universidad fue un impacto grande, porque en el colegio tenía que escribir textos de mínimo 20 páginas y ahora me piden resúmenes de máximo tres”. Esta es la realidad. Ahora nadie puede leer tantas páginas en un contexto de sobreexposición a la información. Lo que necesitamos ya no es que nos digan más de lo mismo, sino alguien que sea capaz de decirnos en muy poco espacio cosas más relevantes y significativas.
Muy lentamente. Es la dinámica normal de la escuela, que siempre ha sido una institución conservadora, como el Derecho. Al contrario, la Medicina es una práctica más enfocada en el presente y el futuro. Si hoy se descubre que comiendo una planta se cura el cancer, todos comeremos plantas desde la semana que viene. En cambio, las normas escolares van a otro ritmo. Los estudios sobre cómo se digitaliza una escuela nos dicen que es relativamente fácil poner computadoras, pero cambiar la mente del profesor o el alumno es mucho más lento; lleva varios años.
Es relativo. Ya hay muchos profesores y escuelas que utilizan tecnologías. No creo que el currículo tenga que incluir como géneros la carta, la constancia… y el tuit o el post en Facebook… Pero sí existen profesores que utilizan vídeos o wikis, que son mucho más poderosos porque incluyen la escritura como herramienta de planificación, de creación del guion, de reflexión, y la oralidad como producto final, o la posibilidad de colaborar con los coatuores.
También la preparación docente es conservadora, más centrada en saberes clásicos que en la profesión y en la práctica de aula. Necesitamos una renovación importante en los planes docentes. Muchos profesores apenas egresan de su formación inicial ya se sienten desactualizados. ¿Cómo es posible esto? La institución formadora debe ser más sensible y dinámica.
La de los “nativos digitales” fue una metáfora feliz en su momento, pero ya ha quedado superada; incluso por otras como las de los “residentes o visitantes digitales” que son más representativas. Las metáforas permiten ver las cosas de modo más claro, sobre todo al principio, pero luego hay que ir más allá. Me parece interesante ese fatalismo de quienes dicen “yo soy inmigrante digital, no podré ser como tú, que eres nativo”, pero los maestros, especialmente los de más experiencia, prestan mucha atención a lo que ocurre en el aula y se dan cuenta de que ellos pueden ayudar en esa formación, porque muchos supuestos “nativos digitales” pueden tener muchas lagunas y necesidades básicas de lectura y escritura, analógica o digital.
Es un aspecto terrible, pero menos por la calidad linguística que el tema de la fiabilidad de la noticia y las fake news. Ayer apareció la noticia del reportero de ‘Der Spiegel’ que se inventó personajes… ¡es alucinante! ¿Cómo puede la gente estar tan ciega? Confiamos en unos valores que ya no son ciertos. Este es un tema central de la educación mediática. Vivimos en un mundo donde todos pueden publicar –y está bien que sea así por la libertad de expresión–, cualquier tipo de noticia, cierta o no. Así la red se llena de basura… Entonces tenemos que ser mucho más duchos y finos en el análisis de las noticias. También sobre el tema de la calidad de la escritura podemos decir que estamos en un proceso de cambio de valores: Hoy muchos escriben sin formación previa ni con calidad, pero en cambio conectan con sus audiencias. Un ejemplo son muchos booktubers…
Internet crea un conjunto de situaciones y posibilidades… y los más listos son los que las aprovechan, sea para ganar dinero, influencia, poder o conectar con gente. Es interesante desde un punto de vista educativo, pues el acceso a la red constituye un campo de aprendizaje importante para los chicos que aprenden de muchas culturas y desarrollan habilidades antes inimaginables. Hoy puedes encontrar a alguien que conoce todos los géneros y subgéneros del anime japonés sin salir de su casa. En nuestra investigación hemos visto cosas increíbles que aprendían los chicos por su cuenta, como audiencia y como productores o creadores.
Esto es muy importante porque estamos hablando del valor social que tiene la lengua más allá del contenido de lo que comunicas. La forma influye en las personas. Entonces, se trata de orientar a los chicos diferenciando estas formas: si escribes una comunicación académica no se puede evitar las tildes y las ache, tampoco en un tuit. Pero quizá en un Whatsapp o en Instagram lo podemos hacer de otra manera, del mismo modo que no hablamos como un libro cuando tomamos copas con los amigos. Hay que decir claramente que escribir de manera coloquial y no normativa los mensajes de Whatsapp no tiene consecuencias malas para el sujeto o la lengua. Así lo demuestran las investigaciones hechas.
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Interesantes reflexiones. La mayoría, inclusive un gran sector de maestros maravillados de los avances de la TICs. y conscientes que es nuestra obligación moral asumir esta responsabilidad, temen dar el salto definitivo de empezar a caminar por este sendero, optando por maravillarse de las bondades y negarse a asumir el cambio , ya que cuesta mucho empezar a caminar por este nuevo camino., Por otro lado la burocracia educativa que ha perdido todo contacto con el trabajo de aula, desde sus escritorios generan currículos fuera de contexto. y a pesar que su teoría es muy prometedora, su accionar esta erróneamente en lo tradicional. Ante esta realidad, maestros actualizados, ven frustradas sus iniciativas. Frente a ello es urgente que los gobiernos designen como autoridades a maestros con iniciativa y erradicar la obsoleta forma como eligen a sus allegados.
En Argentina estamos atravesando la misma incertidumbre de abordar la enseñanza desde una mirada integradora, entre el mundo analógico y la era digital, la educación formal y el aprendizaje informal. Estos nuevos espacios dentro del ciberespacio representan el desafío de incluir y explotar dentro del aula estas prácticas. Los profesores deberían contar con un conjunto de actividades didácticas que faciliten el trabajo en clase y favorezcan la relación con el alumnado.
En mi colegio estatal como docente propuse que no sea prohibido el uso de celulares con fines educacionales. La Directora respondió al respecto “El uso de celulares está prohibido y que si los traen, la institución no se responsabiliza de su pérdida” Otro maestro comentó que se corre el riesgo del mal uso como ya sucedió con un par de alumnas que estuvieron haciendo grabaciones indebidas en los baños y que luego lo difundían por las redes. Esas son la razones por lo que los estudiantes tanto de primaria como de secundaria están prohibidos de llevar celulares al colegio. En una encuesta anónima a los estudiantes, manifestaron que sí quieren llevar celulares al colegio. ¿Qué dilema?
Toda norma escolar debe ser fruto de la reflexión y discusión con los propios padres, madres y estudiantes. El riesgo del mal uso siempre existe, pero no es privativo de los teléfonos celulares. Compartimos con el entrevistado la idea de que descartar de plano el uso de ese medio de comunicación no hace sino “esconder el polvo bajo la alfombra”.
Gracias por su comentario,
jc.
Como profesor de TIC asisto horrorizado a diario a como los supuestos “nativos digitales” son en realidad analfabetos digitales. Si les sacas de su zona de comfort, integrada por Instagram, ChiiChat, ThisCrush y quizás Snapchat, no saben hacer prácticamente nada. Me han llegado estudiantes a 1º de Bachillerato que no sabían lo que es una extensión de un archivo o lo que es un sistema operativo. Ni que decir tiene que tampoco saben manejar información de forma eficiente y crítica ¿Motivos? Las TIC nos están integradas en el currículum nada más que a través del área de Tecnología, y el profesorado de esa área es muy variado: algunos saben mucho y otros vienen de otros contextos y consecuentemente no saben lo suficiente como para formar a personas que van a vivir en la era de la sobreinformación. ¿Solución? Integrar en el curriculum asignaturas obligatorias tales como “TIC” o “Alfabetización Informacional”, impartidas por profesionales de esas áreas. En otros países se hace y me pregunto por qué aquí no.
Tptalmente de acuerdo con usted. Las competencias mediáticas debemos irlas trabajando desde temprano en la escuela, no vienen de la genética ni de la naturaleza. ¿Por qué no las incorporamos en el Currículo?
Gracias por su comentario,
jc.
Toda cosa tiene su límite y orden. Empezando de la casa si uno no da los lineamientos la casa se desordena y tiene un mal fin. De igual manera si el uso de los celulares de impertinente y negativa estamos conduciendo a un caos a la SOCIEDAD EN GENERAL. DESORI9ENTADO Y SIN CONTROL. Si tengo fines de lucro o de ganar ventaja con un fin de negocio ya es otra cosa.
De acuerdo, todo tiene un orden y, en el caso de la escuela, es uno que debe construirse con sentido formativo. ¿Dónde aprenderemos sobre los medios con los que nos comunicamos a diario si no en la escuela?
jc.
Excelente. Los estudiantes de hoy no son mejores ni peores, son diferentes y tienen formas diferentes de acceder y de procesar la información.
La clave está en que muchos profesores y padres de familia se den cuenta que el mundo evolucionó y se han quedado al margen de las tendencias.
Quieren que sus hijos y estudiantes vivan conforme a un mundo que ya no existe.
Cuando es necesario hago que mis estudiantes usen celular en clases… pero antes doy las reglas del uso…. y esto lo hacen para investigar temas según sea el caso… somos docentes formados en el siglo XX formando jóvenes para el siglo XXI … algunos tenos miedo de afrontar este reto…
Es cierto, los estudiantes están más familiarizados con el uso de las Tics incluso son más hábiles y rápidos en el uso de estas. los maestro tendrían el rol de guiarlos en el buen uso. incluso a seleccionar juegos donde van a aprender valores no anti valores(violencia – agresividad)…
Es muy cierto ahora nuestros estudiantes están más familiarizados con las redes sociales y a la información inmediata que pueden encontrar en Internet. Incluso son más hábiles o si se quiere decir más rápidos en el uso de las Tics más aún si son juegos. Nosotros los maestros del aula debemos involucrarnos en juegos educativos que desarrollen valores ,más no anti valores que repercuten en su auto formación ( Violencia- agresividad)…En la enseñanza de la historia de su nación y por qué no también la universal dándoles los link o páginas seguras de Internet para que investiguen y mejoren su cultura, oralidad, escucha.
Excelente. Estoy de acuerdo con usar la internet en las clases. Es una herramienta muy buena para el desarrollo de las capacidades de nuestros estudiantes. Y además es algo que a ellos les motiva, y la base del aprendizaje es la motivación. Esas clases tradicionales están mandadas a recoger.
Nosotros tenemos que pensar que en primer lugar somos orientadores y como tal no podemos hacernos de la vista gorda con nuestros estudiantes, puesto que nuesstro deber es orientar al uso correcto de la recnología, no podemos conducir a la adicción por eso estamos tal como estamos, ya nos hemos olvidado de nuestros deberes y derechos como ciudadanos; pero si nosotros nos dedicamos un poquito a ellos podemos controlar y orioentar o reorientar al uso positivo de la tecnología y no al uso incorrecto o negativo porque ellos lo primero que aprenden es lo negativo que lo positivo si es queremos a nuestro estudiantes felices y al impoprtante pàra nuestra sociedad que se encuentra en un descontrol total.
A la mayoría de las personas adultas todavía nos cuesta creer todo lo que se dice líneas arriba por el temor a que los estudiantes hagan un mal uso de las tecnologías que tienen a su disposición . Y seguro que se dirá y para que están los maestros no es para ayudarlos, encaminarlos, monitorearlos, etc. Nos falta antes que nada perder el miedo.