En los últimos años, el celular y las redes sociales se han convertido en piezas esenciales de nuestras familias. Muchos de nuestros vínculos entre primos, madres, hijas y abuelos fluyen a través de plataformas digitales. Estos entornos tecnológicos (como aplicaciones o sitios web) permiten la interacción entre usuarios, facilitando la comunicación, el intercambio de contenidos o servicios, y la creación de comunidades (por ejemplo, WhatsApp, Facebook, YouTube o TikTok). A este fenómeno se denomina plataformización y consiste en el proceso por el cual estas plataformas digitales pasan a formar parte esencial de nuestra vida cotidiana, afectando profundamente nuestra forma de relacionarnos, comunicarnos, informarnos y hasta de tomar decisiones.
Según cifras del INEI, el 87% de los hogares peruanos cuenta con al menos un teléfono celular, y más del 70% tiene acceso a internet. A pesar de las brechas, es evidente la plataformización de buena parte de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, muchas familias en distintas regiones del Perú se sienten más cerca gracias a las videollamadas. Una abuela en Ayacucho puede celebrar virtualmente el cumpleaños de su nieto que vive en Lima, participando en tiempo real, algo impensable hace pocos años. Pero esta misma cercanía tecnológica también trae desafíos: padres preocupados en Cajamarca o Arequipa intentan limitar las horas que sus hijos adolescentes pasan en redes sociales, mientras ellos mismos están pendientes de sus teléfonos por motivos laborales o personales.
Un estudio reciente firmado por investigadores de Noruega, Rumania y el Reino Unido, analiza cómo el uso constante de plataformas como WhatsApp, Facebook o TikTok transforma la comunicación familiar, acercando a algunos y generando tensiones en otros casos. Sintetizamos los principales hallazgos, pues pueden dar pie a interesantes conversaciones y proyectos en nuestras aulas:
Esta realidad, según la investigación, nos invita a reflexionar como docentes sobre nuestro papel en esta dinámica:
En definitiva, adaptarnos a estos cambios es clave. Como docentes, entender cómo la tecnología redefine las relaciones familiares nos permitirá acompañar mejor a nuestros estudiantes en su crecimiento personal y educativo, así como orientarlos en el proceso de maduración y desarrollo afectivo.
Referencia al artículo citado: Erstad, O., Hegna, K., Livingstone, S., Negru-Subtirica, O., & Stoilova, M. (2024). How digital technologies become embedded in family life across generations: scoping the agenda for researching ‘platformised relationality’. Families, Relationships and Societies, 13(2), 164-180. https://doi.org/10.1332/20467435Y2024D000000023
En los últimos años, el celular y las redes sociales se han convertido en piezas esenciales de nuestras familias. Muchos de nuestros vínculos entre primos, madres, hijas y abuelos fluyen a través de plataformas digitales. Estos entornos tecnológicos (como aplicaciones o sitios web) permiten la interacción entre usuarios, facilitando la comunicación, el intercambio de contenidos o servicios, y la creación de comunidades (por ejemplo, WhatsApp, Facebook, YouTube o TikTok). A este fenómeno se denomina plataformización y consiste en el proceso por el cual estas plataformas digitales pasan a formar parte esencial de nuestra vida cotidiana, afectando profundamente nuestra forma de relacionarnos, comunicarnos, informarnos y hasta de tomar decisiones.
Según cifras del INEI, el 87% de los hogares peruanos cuenta con al menos un teléfono celular, y más del 70% tiene acceso a internet. A pesar de las brechas, es evidente la plataformización de buena parte de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, muchas familias en distintas regiones del Perú se sienten más cerca gracias a las videollamadas. Una abuela en Ayacucho puede celebrar virtualmente el cumpleaños de su nieto que vive en Lima, participando en tiempo real, algo impensable hace pocos años. Pero esta misma cercanía tecnológica también trae desafíos: padres preocupados en Cajamarca o Arequipa intentan limitar las horas que sus hijos adolescentes pasan en redes sociales, mientras ellos mismos están pendientes de sus teléfonos por motivos laborales o personales.
Un estudio reciente firmado por investigadores de Noruega, Rumania y el Reino Unido, analiza cómo el uso constante de plataformas como WhatsApp, Facebook o TikTok transforma la comunicación familiar, acercando a algunos y generando tensiones en otros casos. Sintetizamos los principales hallazgos, pues pueden dar pie a interesantes conversaciones y proyectos en nuestras aulas:
Esta realidad, según la investigación, nos invita a reflexionar como docentes sobre nuestro papel en esta dinámica:
En definitiva, adaptarnos a estos cambios es clave. Como docentes, entender cómo la tecnología redefine las relaciones familiares nos permitirá acompañar mejor a nuestros estudiantes en su crecimiento personal y educativo, así como orientarlos en el proceso de maduración y desarrollo afectivo.
Referencia al artículo citado: Erstad, O., Hegna, K., Livingstone, S., Negru-Subtirica, O., & Stoilova, M. (2024). How digital technologies become embedded in family life across generations: scoping the agenda for researching ‘platformised relationality’. Families, Relationships and Societies, 13(2), 164-180. https://doi.org/10.1332/20467435Y2024D000000023
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