Por: Julio César Mateus.
Beatriz fundó y dirige Alharaca, una organización cultural que siembra en los niños el amor por el cine. Desde esta plataforma organiza anualmente "Mi Primer Festival", una propuesta dedicada a niños, niñas y adolescentes que este año llegará el 2019 a su quinta edición. Lo que propone el festival es una experiencia integral que va más allá de mostrar una película, sino que aspira a ser un laboratorio creativo para explorar y abordar contenidos infantiles a través de la pantalla.
¿Cuándo nace tu interés por el cine? ¿Cómo definirías tu relación con él?
Desde niña he sido una persona muy curiosa e inquieta y uno de los únicos espacios-momentos en los que permanecía como hipnotizada era cuando iba al cine. El transportarme a otras realidades, convertirme en otros personajes, vivir otras historias siempre me ha parecido como si estuviera en un viaje. Es la magia que tienen las artes y en el cine nos encontramos frente a una gran pantalla que nos cautiva haciéndonos formar parte de ella, sin importar en qué lado de la pantalla nos encontremos. Una película nos hace sentir diferentes emociones.
¿Cómo surge la idea de un festival de cine para niños? ¿Qué motiva su creación?
Yo nací en Lima, Perú. Estudié Comunicación Audiovisual y después Dirección de Cine en España. Cuando regresé después de 10 años, me encontré con la inmensidad de Lima definitivamente distinta al lugar donde había residido los últimos años. Sentí que la ciudad estaba abierta y con necesidad de nuevas propuestas. Encontré poca oferta de actividades culturales y educativas para público infantil y adolescente. Así que con la motivación de formar nuevos públicos con un enfoque educativo y a través del cine decidimos lanzarnos a hacer el primer festival de cine para niños, niñas y adolescentes de Perú.
En el mundo hay varios festivales para este público. ¿Qué festivales sirven de referente o inspiración?
Los festivales que nos han inspirado son especialmente los realizados en América Latina y que tienen muchos años ejecutándolos, manteniendo la misma energía del primero. Es muy importante la perseverancia de mantener estos espacios año tras año, manteniendo una mirada de confianza hacia la infancia como futuros creadores, espectadores y protagonistas dentro del cine, el audiovisual y las nuevas tecnologías como parte de su formación. Nuestras referencias principales son: Matatena en México, Divercine en Uruguay y la Muestra de Cine Infantil de Florianópolis en Brasil, que llevan más de 15 años en este trabajo.
El Festival que diriges va por su quinta edición: ¿cuál es el balance de esta experiencia?
En estas ediciones hemos obtenido varios reconocimientos. Hemos sido tres veces ganadores del Concurso Nacional de Gestión Cultural para el Audiovisual y los Nuevos Medios del Ministerio de Cultura en los años 2014, 2015 y 2018. A nivel de asistentes, hemos tenido más de 20 mil. Hemos proyectado más de 200 cortometrajes y 40 largometrajes galardonados en los festivales de cine más importantes del mundo. Así también, hemos organizado más de 10 charlas y mesas redondas con expositores especializados, 15 espectáculos musicales en vivo y cerca de 50 talleres artísticos formativos realizados.
¿Cómo producen un festival con este éxito?
Cuando acabamos una edición, tomamos un mes de descanso y empezamos a trabajar en la siguiente. Tenemos un cronograma donde las distintas tareas se van desarrollando según la etapa en la que nos encontremos, aunque actualmente hay ciertos trámites que trabajamos con más de un año de anticipación. Desde la cuarta edición, el festival está sistematizado, es como la columna vertebral de la experiencia de las cuatro ediciones y a partir de ahí se genera la etapa creativa. Cada edición es única, reconocemos las nuevas tendencias dirigida a la infancia y nos vamos adaptando. Cada año la imagen cambia, siempre dispuestos a las transformaciones, a las provocaciones, pero partimos de una misma motivación, desde el alma de nuestro niña o niño.
¿Por qué crees que la educación cinematográfica es importante en el desarrollo formativo de los niños?
Las niñas y niños de ahora pertenecen a una generación donde la educación debería tener un enfoque cada vez más audiovisual y digital, que es el lenguaje que ellos usan para comunicarse entre sus contemporáneos. Bajo esta premisa es necesario que nosotros, tomemos la responsabilidad de liderar esta trasformación y enseñarles a ver, a observar, a escuchar los contenidos, educando su mirada. A través de la educación cinematográfica podemos desarrollar y crear personajes e historias que pueden ser el reflejo de problemáticas reales que los niños reconocen de su entorno o también que son importantes a tener en cuenta. Y también es una herramienta que nos ayuda a que formen su criterio como pequeños ciudadanos activos.
¿Cómo evalúas la producción audiovisual para niños en el Perú? ¿Hay interés en producir cosas para ellos o, en todo caso, cómo podemos impulsarlo?
La producción audiovisual queda corta para la necesidad que existe de contenidos infantiles de calidad. El mercado se está transformando, pasando especialmente a formatos de animación, series web y transmedia. Nosotros desde Alharaca, empresa organizadora de Mi Primer Festival, estamos planificando, en otra etapa, la producción de piezas audiovisuales y digitales hechas para y por niños, niñas y adolescentes, así buscamos generar y formar a la próxima generación de creadores con contenidos trabajados desde su propia mirada.
¿Qué novedades nos deparan las próximas versiones? ¿Cómo imaginas el festival en unos años?
Este año contamos con nuestro primer país invitado, México, lo cual nos está llevando a acercarnos de manera más profunda a la producción de cine infantil propia de cada país y que cada edición sea un pequeño homenaje. Y eso va a ser algo que queremos darle continuidad. Nos da mucho juego en varios sentidos, tanto creativo, artístico, formativo, etc. Tenemos alma de niños por eso siempre estaremos curioseando, aprendiendo y creciendo juntos. Queremos poder llevar el festival a todas las regiones de Perú y poco a poco lo vamos logrando, así democratizar las posibilidades que tiene el cine para todos y todas.
Por: Julio César Mateus.
Beatriz fundó y dirige Alharaca, una organización cultural que siembra en los niños el amor por el cine. Desde esta plataforma organiza anualmente “Mi Primer Festival“, una propuesta dedicada a niños, niñas y adolescentes que este año llegará el 2019 a su quinta edición. Lo que propone el festival es una experiencia integral que va más allá de mostrar una película, sino que aspira a ser un laboratorio creativo para explorar y abordar contenidos infantiles a través de la pantalla.
¿Cuándo nace tu interés por el cine? ¿Cómo definirías tu relación con él?
Desde niña he sido una persona muy curiosa e inquieta y uno de los únicos espacios-momentos en los que permanecía como hipnotizada era cuando iba al cine. El transportarme a otras realidades, convertirme en otros personajes, vivir otras historias siempre me ha parecido como si estuviera en un viaje. Es la magia que tienen las artes y en el cine nos encontramos frente a una gran pantalla que nos cautiva haciéndonos formar parte de ella, sin importar en qué lado de la pantalla nos encontremos. Una película nos hace sentir diferentes emociones.
¿Cómo surge la idea de un festival de cine para niños? ¿Qué motiva su creación?
Yo nací en Lima, Perú. Estudié Comunicación Audiovisual y después Dirección de Cine en España. Cuando regresé después de 10 años, me encontré con la inmensidad de Lima definitivamente distinta al lugar donde había residido los últimos años. Sentí que la ciudad estaba abierta y con necesidad de nuevas propuestas. Encontré poca oferta de actividades culturales y educativas para público infantil y adolescente. Así que con la motivación de formar nuevos públicos con un enfoque educativo y a través del cine decidimos lanzarnos a hacer el primer festival de cine para niños, niñas y adolescentes de Perú.
En el mundo hay varios festivales para este público. ¿Qué festivales sirven de referente o inspiración?
Los festivales que nos han inspirado son especialmente los realizados en América Latina y que tienen muchos años ejecutándolos, manteniendo la misma energía del primero. Es muy importante la perseverancia de mantener estos espacios año tras año, manteniendo una mirada de confianza hacia la infancia como futuros creadores, espectadores y protagonistas dentro del cine, el audiovisual y las nuevas tecnologías como parte de su formación. Nuestras referencias principales son: Matatena en México, Divercine en Uruguay y la Muestra de Cine Infantil de Florianópolis en Brasil, que llevan más de 15 años en este trabajo.
El Festival que diriges va por su quinta edición: ¿cuál es el balance de esta experiencia?
En estas ediciones hemos obtenido varios reconocimientos. Hemos sido tres veces ganadores del Concurso Nacional de Gestión Cultural para el Audiovisual y los Nuevos Medios del Ministerio de Cultura en los años 2014, 2015 y 2018. A nivel de asistentes, hemos tenido más de 20 mil. Hemos proyectado más de 200 cortometrajes y 40 largometrajes galardonados en los festivales de cine más importantes del mundo. Así también, hemos organizado más de 10 charlas y mesas redondas con expositores especializados, 15 espectáculos musicales en vivo y cerca de 50 talleres artísticos formativos realizados.
¿Cómo producen un festival con este éxito?
Cuando acabamos una edición, tomamos un mes de descanso y empezamos a trabajar en la siguiente. Tenemos un cronograma donde las distintas tareas se van desarrollando según la etapa en la que nos encontremos, aunque actualmente hay ciertos trámites que trabajamos con más de un año de anticipación. Desde la cuarta edición, el festival está sistematizado, es como la columna vertebral de la experiencia de las cuatro ediciones y a partir de ahí se genera la etapa creativa. Cada edición es única, reconocemos las nuevas tendencias dirigida a la infancia y nos vamos adaptando. Cada año la imagen cambia, siempre dispuestos a las transformaciones, a las provocaciones, pero partimos de una misma motivación, desde el alma de nuestro niña o niño.
¿Por qué crees que la educación cinematográfica es importante en el desarrollo formativo de los niños?
Las niñas y niños de ahora pertenecen a una generación donde la educación debería tener un enfoque cada vez más audiovisual y digital, que es el lenguaje que ellos usan para comunicarse entre sus contemporáneos. Bajo esta premisa es necesario que nosotros, tomemos la responsabilidad de liderar esta trasformación y enseñarles a ver, a observar, a escuchar los contenidos, educando su mirada. A través de la educación cinematográfica podemos desarrollar y crear personajes e historias que pueden ser el reflejo de problemáticas reales que los niños reconocen de su entorno o también que son importantes a tener en cuenta. Y también es una herramienta que nos ayuda a que formen su criterio como pequeños ciudadanos activos.
¿Cómo evalúas la producción audiovisual para niños en el Perú? ¿Hay interés en producir cosas para ellos o, en todo caso, cómo podemos impulsarlo?
La producción audiovisual queda corta para la necesidad que existe de contenidos infantiles de calidad. El mercado se está transformando, pasando especialmente a formatos de animación, series web y transmedia. Nosotros desde Alharaca, empresa organizadora de Mi Primer Festival, estamos planificando, en otra etapa, la producción de piezas audiovisuales y digitales hechas para y por niños, niñas y adolescentes, así buscamos generar y formar a la próxima generación de creadores con contenidos trabajados desde su propia mirada.
¿Qué novedades nos deparan las próximas versiones? ¿Cómo imaginas el festival en unos años?
Este año contamos con nuestro primer país invitado, México, lo cual nos está llevando a acercarnos de manera más profunda a la producción de cine infantil propia de cada país y que cada edición sea un pequeño homenaje. Y eso va a ser algo que queremos darle continuidad. Nos da mucho juego en varios sentidos, tanto creativo, artístico, formativo, etc. Tenemos alma de niños por eso siempre estaremos curioseando, aprendiendo y creciendo juntos. Queremos poder llevar el festival a todas las regiones de Perú y poco a poco lo vamos logrando, así democratizar las posibilidades que tiene el cine para todos y todas.
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