1938: Hans Asperger usaba la palabra “autismo” en una conferencia pública en el Hospital Universitario de Viena para referirse a una condición específica. Allí expondría: “No todo lo que desvía de la línea y, por consiguiente, es “anormal”, tiene que ser necesariamente inferior”. Se refería a los niños que atendía y que posteriormente, en 1981, Lorna Wing ubicaría en una entidad diagnóstica llamada “Síndrome” de Asperger.
El Dr. Asperger usaba el término “Autismus” en el sentido de una entidad natural, lejana a la patología o el trastorno: “Nuestra meta terapéutica debe ser enseñar a la persona a sobrellevar sus dificultades. No consiste en eliminarlas, sino en enseñarle a afrontar sus desafíos especiales con estrategias especiales y a hacer que cobre conciencia no de estar enferma, sino de que es responsable de su vida”. Estas palabras resonaban en el auditorio mientras los nazis ya se habían hecho del control sobre Austria y entraban en vigor las leyes de eugenesia.
Al puntualizar sobre las fortalezas frente a las dificultades de estas personas, Asperger no sólo buscaba salvaguardarlas del aparato de exterminio nazi sino que sabía, conscientemente, como el trabajo de su vida lo demuestra, que este era el camino: proporcionar claves psicopedagógicas para que estas personas pudiesen estar (sin malestar) en el mundo “normal” pese a no pertenecer del todo a él.
Lamentablemente, hacia 1994, el “Síndrome” de Asperger fue incorporado en los manuales diagnósticos, tanto en el DSM-IV (de la Asociación Psiquiátrica Americana) como en el CIE-10 (de la Organización Mundial de la Salud); ingresaba así al terreno del “trastorno” lo que siempre fuera una “condición”. El Asperger pertenece a la Condiciones del Espectro Autista, es fuertemente hereditario y supone que el cerebro/mente de la persona está más preparado para sistematizar información (de allí su gran capacidad de memoria, hiperfocaclización y pasión por los intereses propios) que para empatizar (no es que sientan menos que los demás sino que las capacidades cognitivas para “leer” las emociones en los gestos de los otros no se activa como en los neurotípicos), se trata, entonces, de un neurodesarrollo atípico: ni mejor ni peor, distinto.
El DSM5 eliminó, en el 2013, al Asperger como categoría diagnóstica al considerar que existía un sobrediagnóstico de la misma. Revisando el borrador del futuro CIE-11 -a aparecer en mayo de este año- este se acoplará a lo establecido en el DSM5 respecto del autismo, excluyendo al Asperger. Bien por la unificación en un espectro. Mal por la creencia en la existencia del autismo con “discapacidad intelectual”: los neurotípicos y sus pretendidas mediciones de inteligencia. Bien por el énfasis en la existencia o ausencia del lenguaje; con ello podremos incidir en que este es sólo una forma más de comunicación y que, a falta de él, hay diversas opciones de intercambio comunicacional.
Al final y luego de mucho meditar: bien por la exclusión del “Asperger”. Tomémoslo desde esta óptica, la gente que hace estos manuales cree que al asimilarlo al espectro autista (lo cual es correcto ) hace innecesaria su definición. Desde la neurodiversidad, podemos celebrar que el Asperger ya no está en los manuales de salud o psiquiátricos; podemos darle la bienvenida, entonces, a esta condición al conjunto de variaciones neurodiversas de la vida humana, una que, al fin, no necesita ser reconocida bajo un diagnóstico sino como un sistema operativo diferente coexistiendo con otros. Como una forma de identidad.
Un día el autismo todo y demás condiciones neurodiversas saldrán, también, por otras causas, de los manuales diagnósticos: ese día un verdadero sentido de lo humano comenzará a emerger. Este 18 de febrero podremos celebrar, al fin, la diferencia y no el estigma, en el sentido que Hans Asperger trazase hace ya ochenta años.
Ernesto Reaño
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Hola!! me gustaría me ayudaran a entender, según el texto y especialmente el penúltimo párrafo
Se concluye en: TOMÉLOSLO que los asperger somos autistas,-Bien- pero sin necesidad de mencionar las características que nos diferencian de otros tipos de autismo. -no entiendo esto porque en otra parte del texto parece ambiguo- se mantienen las características del Asperger o simplemente son eliminadas??
Muy interesante, bien por la aclaración
Efectivamente es una buena razón para celebrar, ya que el ser diferentes a los neurotípicos no es razón suficiente para ser merecedores de un espacio en los manuales de diagnóstico.