Inició el año escolar, ¿y ahora qué?Como todos los años, pasados uno o dos días de iniciado el año escolar en las escuelas públicas, el tema educativo dejo de ser noticia. La prioridad de los medios de comunicación va por otros asuntos de la vida nacional. Se olvidaron, equivocadamente, hasta el año siguiente los problemas de la infraestructura escolar, de las pensiones escolares, de costos de los materiales educativos, etc. Digo equivocadamente porque dejar de analizar y denunciar la dramática situación de la forma como se ofrece el servicio educativo en muchas instituciones educativas a lo que conduce es que muchas de las entidades de la administración encargadas de conducir la educación bajen la guardia en la atención de dichos problemas. Así, por ejemplo, la cantidad de locales escolares que no están en condiciones de acoger estudiantes por problemas de seguridad física u otra razón podrían disminuir si la tarea de mantenimiento y reparación de locales escolares fuese una función permanente y no concentrada entre los meses de enero y febrero; si hubiese un plan coordinado, priorizado y permanente de ejecución de obras. Similar comentario podríamos hacer respecto de los textos y materiales educativos distribuidos a las escuelas públicas. La queja común es que siempre llegan después de iniciado el año escolar, y muchas veces a mitad de año. Varias veces he comentado que el Ministerio de Educación debería contar con un protocolo o calendario de ajustes de todas aquellas políticas que afectan un año escolar. Por ejemplo, para que los textos lleguen oportunamente, se necesita que las definiciones sobre cambios curriculares estén listas a más tardar en abril o en el peor de los casos en mayo. Las editoriales y empresas productoras de material educativo necesitan un promedio de seis meses para introducir esos reajustes. De lo contrario lo que sucede es que los textos escolares corren el riesgo de trabajarse apresuradamente, con los consecuentes mayores riesgos de incluir errores de información que se han denunciado en repetidas ocasiones. Aprendamos de nuestra experiencia y no dejemos que no aprovechar la misma nos lleve a cometer los mismos errores el próximo año. Cada uno de nosotros tiene un rol para que ello no suceda; en especial, el ministro Vexler, los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales, así como los medios de comunicación. Cumplámoslo. Finalmente, hagamos votos porque el año escolar que empezó se lleve adelante con la mayor regularidad posible; que no hayan pérdidas de horas de clase. Los únicos perjudicados con ello son los niños y adolescentes del Perú. No se lo merecen pues estamos afectando grandemente su futuro.