Jaume Sarramona nos ofrece en esta ocasión una interesante reflexión sobre una herramienta de trabajo en las aulas que cobra mucha vigencia con el desarrollo de la inteligencia artificial y otras de las tecnologías emergentes. Se trata del debate. Su aprovechamiento ofrece muchas ventajas: aporta en el desarrollo de capacidades de investigación y de pensamiento crítico, mejora las habilidades de comunicación, de trabajo en equipo, permite conocer y analizar diversas miradas sobre una situación planteada respetando ideas diferentes, ayuda a que los estudiantes se acostumbren a hablar en público y defiendan sus argumentos. Al profesor el debate les facilita evaluar no solo conocimientos, sino también su aplicación práctica a un hecho de la vida real; fomentar la participación de en clase, ir identificando liderazgos y áreas de mejora en la comprensión. Tambièn el debate es importante en valorar la importancia de la ética académica y el uso de la tecnología.
Como lo reconoce el propio Chat GPT, "en un mundo donde las herramientas digitales facilitan el acceso a la información y la generación de contenido, el debate se convierte en una práctica educativa que no solo evalúa el conocimiento, sino que también desarrolla habilidades críticas y sociales que son insustituibles. Aprender desde las perspectivas de los demás es un aspecvto que las herramientas de la inteligencia artificial no pueden replicar.
Veamos el muy útil artículo de Jaume.
El debate como herramienta de aprendizaje
Jaume Sarramona, Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona. https://www.sarramona.net/
En el último artículo de opinión publicado ya señalaba la necesidad de desaprender en ciertos momentos y sobre ciertas cuestiones, si realmente no queremos quedar fijados por prejuicios permanentes, vinculados a conocimientos e ideas erróneas o superadas. Pero, ¿cómo se puede hacer esto? Pues el debate abierto con los demás, especialmente con quienes piensan distinto, constituye una muy buena herramienta para conseguirlo.
La verdad es que solemos rehuir el debate – unos más que otros, por supuesto – como una forma de no poner en peligro nuestras convicciones. Cuanto más radicales son las convicciones, más se suele rechazar ponerlas a prueba en un debate de contraste con otros planteamientos. Es fácil constatar cómo existen grupos y personas que nunca quieren debatir sus criterios, que pueden considerar dogmas indiscutibles y así seguir manteniéndolos como verdades absolutas, que no plantean dudas.
Debatir no es hacer monólogos junto a quienes piensan distinto. Debatir supone entrar en las afirmaciones y argumentos ajenos, constatando su veracidad y racionalidad, al tiempo que se hace lo mismo con los planteamientos propios. Debatir significa argumentar, y argumentar supone plantear justificaciones (argumentos) que vayan más allá de la simple opinión personal, que tengan soporte científico o realidades contrastadas. Esto implica buscar información previa y mantener una actitud abierta para entrar en planteamientos distintos a los que ya se tienen. El resultado final no debe ser forzosamente un cambio en los posicionamientos propios, que quizás sean aceptados por otros, sino una consolidación de los mismos, pero ahora con nuevas firmezas, en su caso. Pero la posibilidad del cambio también debe permanecer abierta.
Decía que no es habitual encontrar auténticos debates abiertos, ni en el mundo de los medios de comunicación ni en el de las publicaciones, donde más bien se exponen las propias opiniones y creencias sin mencionar nunca las contrarias, sin justificar los propios planteamientos contrastándolos con los distintos. Personalmente lo he vivido en la universidad y fuera de ella. Tampoco son auténticos debates los que se realizan con los políticos en tiempos de elecciones, donde se hacen proclamas de propuestas propias y se destacan los posibles errores cometidos por los contrincantes.
Jaume Sarramona nos ofrece en esta ocasión una interesante reflexión sobre una herramienta de trabajo en las aulas que cobra mucha vigencia con el desarrollo de la inteligencia artificial y otras de las tecnologías emergentes. Se trata del debate. Su aprovechamiento ofrece muchas ventajas: aporta en el desarrollo de capacidades de investigación y de pensamiento crítico, mejora las habilidades de comunicación, de trabajo en equipo, permite conocer y analizar diversas miradas sobre una situación planteada respetando ideas diferentes, ayuda a que los estudiantes se acostumbren a hablar en público y defiendan sus argumentos. Al profesor el debate les facilita evaluar no solo conocimientos, sino también su aplicación práctica a un hecho de la vida real; fomentar la participación de en clase, ir identificando liderazgos y áreas de mejora en la comprensión. Tambièn el debate es importante en valorar la importancia de la ética académica y el uso de la tecnología.
Como lo reconoce el propio Chat GPT, “en un mundo donde las herramientas digitales facilitan el acceso a la información y la generación de contenido, el debate se convierte en una práctica educativa que no solo evalúa el conocimiento, sino que también desarrolla habilidades críticas y sociales que son insustituibles. Aprender desde las perspectivas de los demás es un aspecvto que las herramientas de la inteligencia artificial no pueden replicar.
Veamos el muy útil artículo de Jaume.
El debate como herramienta de aprendizaje
Jaume Sarramona, Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona. https://www.sarramona.net/
En el último artículo de opinión publicado ya señalaba la necesidad de desaprender en ciertos momentos y sobre ciertas cuestiones, si realmente no queremos quedar fijados por prejuicios permanentes, vinculados a conocimientos e ideas erróneas o superadas. Pero, ¿cómo se puede hacer esto? Pues el debate abierto con los demás, especialmente con quienes piensan distinto, constituye una muy buena herramienta para conseguirlo.
La verdad es que solemos rehuir el debate – unos más que otros, por supuesto – como una forma de no poner en peligro nuestras convicciones. Cuanto más radicales son las convicciones, más se suele rechazar ponerlas a prueba en un debate de contraste con otros planteamientos. Es fácil constatar cómo existen grupos y personas que nunca quieren debatir sus criterios, que pueden considerar dogmas indiscutibles y así seguir manteniéndolos como verdades absolutas, que no plantean dudas.
Debatir no es hacer monólogos junto a quienes piensan distinto. Debatir supone entrar en las afirmaciones y argumentos ajenos, constatando su veracidad y racionalidad, al tiempo que se hace lo mismo con los planteamientos propios. Debatir significa argumentar, y argumentar supone plantear justificaciones (argumentos) que vayan más allá de la simple opinión personal, que tengan soporte científico o realidades contrastadas. Esto implica buscar información previa y mantener una actitud abierta para entrar en planteamientos distintos a los que ya se tienen. El resultado final no debe ser forzosamente un cambio en los posicionamientos propios, que quizás sean aceptados por otros, sino una consolidación de los mismos, pero ahora con nuevas firmezas, en su caso. Pero la posibilidad del cambio también debe permanecer abierta.
Decía que no es habitual encontrar auténticos debates abiertos, ni en el mundo de los medios de comunicación ni en el de las publicaciones, donde más bien se exponen las propias opiniones y creencias sin mencionar nunca las contrarias, sin justificar los propios planteamientos contrastándolos con los distintos. Personalmente lo he vivido en la universidad y fuera de ella. Tampoco son auténticos debates los que se realizan con los políticos en tiempos de elecciones, donde se hacen proclamas de propuestas propias y se destacan los posibles errores cometidos por los contrincantes.
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Interesante información acerca de Jaume Sarramona, para los maestros resulta ser un reto, pues, el debate como herramienta de aprendizaje, tal como lo plantea el autor, es una estrategia pedagógica poderosa que va más allá de la simple discusión de ideas. Al promover el pensamiento crítico, la escucha activa, el respeto por la diversidad y el desarrollo de habilidades de comunicación, el debate se convierte en un espacio privilegiado para el aprendizaje significativo y la formación integral de los estudiantes.
María. Me alegra que le haya interesado el artículo de Jaume Sarramona. Cierto, aborda un tema clave en epocas en que las tecnologás ctecen a pasos agigantados. Es una herramienta valiosa para el profesor. Saludos