A los anuncios que hace algunos meses hiciera el Ministro de Educación sobre la decisión de iniciar la revisión del Currículo Nacional de la Educación Básica se ha sumado el acuerdo suscrito con la Federación Nacional de Trabajadores del Perú (FENATE PERU) que entre sus alcances considera: “El Minedu desarrollará una mesa de trabajo para la revisión y aportes a la actualización y evaluación del Currículo con la participación de FENATE PERU”... “La mesa sobre Currículo se instalará, después del 30 de setiembre. La fecha se coordinará con la dirigencia sindical y se establecerá el cronograma de las siguientes reuniones”.
Extraña que un proceso de revisión tan importante merezca el acuerdo del Minedu únicamente con un sector del gremio magisterial cuyas dimensiones en cuanto a cobertura son aún poco conocidas. En cambio no se produce el mismo trato con otros actores de la sociedad, incluidos representantes de los otros sindicatos docentes, de la educación privada, los centros que forman docentes, las iglesias, los que generan empleo para la población. De otro lado, también se sabe poco respecto de los avances que el Minedu viene realizando en la revisión de este documento; su cronograma de trabajo, cuando habría una versión puesta a consulta de la comunidad nacional, cómo se recogerían los aportes de la consulta y cuando se pondrían en marcha los cambios pues parece difícil que los mismos se produzcan a partir del 2023. En tercer lugar, convendría tener argumentos sólidos sobre la necesidad del cambio pues en la comunidad educativa no existe pleno consenso sobre la urgencia de llevar adelante tal revisión. Hay quienes consideran que es corto el período de aplicación que tiene el actual documento de Currículo Nacional puesto que inicialmente fue interrumpido por una demanda cautelar que impidió su aplicación y luego vino la pandemia que tampoco permitió su aplicación plena. Otros piensan que las limitaciones de enseñanza y aprendizaje que tuvieron docentes y estudiantes durante la pandemia han dado los argumentos necesarios para realizar una revisión del Currículo pero en una perspectiva que facilite la progresiva transformación del sistema educativo. El Banco Mundial, en reciente publicación sobre la crisis de los aprendizajes está recomendando que la prioridad de los países esté en la recuperación, en especial para las clases más vulnerables que es la que tuvo las peores condiciones para trabajar en procesos de enseñanza a distancia. Además, destaca con preocupación una situación que no debe descuidarse: el retorno a la presencialidad en el 2022 no se está dando de manera plena; por lo tanto, ese proceso de recuperación va muy lento y en parte de las escuelas prácticamente estancado[1]. En Perú esa afirmación es cierta si se observa que el año escolar empezó con muchas instituciones educativas de todos los niveles con educación no presencial y el resto con semipresencialidad. Fue solo después de casi dos meses que empezó un retorno a la educación presencial, aunque muchas veces interrumpido por aulas que enfrentaban situaciones de contagio o por la cantidad de feriados y días ni laborables dispuestos por el gobierno.
Recordemos que el Currículo Nacional es un documento oficial que es orientador de los contenidos de aprendizaje que deben recibir los estudiantes de todo el país y que responde a los principios y aspiraciones que la Constitución peruana establece como tipo de sociedad, como un sistema educativo que asegura iguales oportunidades de acceso y calidad para todos y una formación que tome en cuenta las necesidades de los estudiantes para actuar en un escenario de constante cambio. Los que ingresaron al primer grado de la educación primaria en el sistema educativo el 2022, si no repiten el año en ningún grado de la educación básica, egresarán del quinto de secundaria el 2033 y otros lo harán de la educación superior cinco años después; es decir en el 2038. Un replanteo curricular debe tener en consideración que hay que preparar para los rápidos cambios que se vienen experimentando pero también para los que se darán a lo largo de la escolarización y de vida de esas generaciones. Por ejemplo, vivirán en un mundo más globalizado, más intercultural, con una dinámica imparable de cambio social y de conocimiento científico y tecnológico, con muchas ocupaciones que irán desapareciendo y creándose otras, con metodologías y espacios de aprendizaje que van más allá de la institución de enseñanza, con inteligencia artificial, cuarta revolución industrial y otras herramientas que aún no conocemos.
Lo mencionado hace que la renovación curricular tenga que ser un proceso complejo, pero a la vez posible de ser manejado por los docentes si es que se quiere trabajar sobre bases sólidas que hagan del producto de esa revisión una herramienta válida de orientación de la formación de las nuevas generaciones dentro de un plazo relativamente largo. No quiere decir que en el camino no se puedan hacer mejoras al diseño, pero esas deben ser menores. En cambio, si se improvisa y se emprende una revisión curricular sin considerar todas las aristas del cambio, la inversión de tiempo y recursos darán pobres resultados, conllevarán el riesgo de no tener consenso suficiente y demandar su replanteamiento en plazos cortos, además de que solo servirán para desorientar al magisterio, a los estudiantes y a los padres de familia.
Aspectos que merecen revisarse
Hay exigencias hacia el Currículo que vienen desde hace varios años y que la pandemia no ha hecho más que evidenciarlas. Algunas, como la importancia a los aprendizajes fundamentales y cuestiones como las relativas al género han venido teniendo una mayor atención de las políticas educativas, aunque cabe señalar que todavía sin los resultados que sería deseable alcanzar a decir de las evaluaciones de aprendizaje de los estudiantes por lo que conviene seguir insistiendo. Otras reclaman un mejor tratamiento y, sobre todo, adecuarse a los estilos de aprendizaje de los estudiantes, bastante diferentes a los de épocas pasadas cuando las tecnologías no tenían la incidencia actual. Cabe reiterar lo que enseña la experiencia comparada: las políticas curriculares tienen pocas posibilidades de éxito cuando no se dan las condiciones para su implementación; por ejemplo, aspirar cambios de enfoque, de metodologías o de estándares de logro más altos sin contar con docentes suficientemente calificados, con capacidad limitada de decisiones para lograr los resultados de aprendizaje esperados y con jornadas y cargas burocráticas de trabajo que no les permiten reflexionar sobre cómo prestar un mejor servicio.
Deseable sería que la revisión curricular que emprende el Minedu conduzca a buscar alternativas de solución a situaciones como las que se mencionan a continuación:
Aplicación real del enfoque de competencias. Nos acercamos casi a tres décadas de adopción en el Currículo de la Educación Básica del enfoque de competencias. Sin embargo una cuestión es que el documento oficial lleve esas intenciones; otra es lo que trasmiten los profesores a sus estudiantes y una tercera es lo que estos últimos aprenden. En esa secuencia, la aplicación de este enfoque se va debilitando quedando las competencias como un pendiente de lograr.No haber consolidado la aplicación del enfoque de competencias arrastra otras dificultades. No se estimula la integración de contenidos ni la vinculación de los conocimientos con situaciones de la vida real y con la apuesta por el desarrollo de actitudes y valores. Demás esta decir que evaluar por competencias resulta imposible cuando la gran mayoría de profesores no ha logrado trabajar bajo ese enfoque. En síntesis, estamos en una situación que el Banco Interamericano de Desarrollo califica como en aplicar un currículo basado en contenidos y no en el desarrollo de las habilidades y competencias fundamentales y las que se necesitan para el Siglo XXI, indispensables para entender el mundo y poder actuar sobre él[2].
Enseñanza de otros idiomas. Sin duda un mundo como el que vivimos demanda que las personas manejen correctamente su lengua nativa pero además por lo menos un idioma internacional. De ellos el inglés es, a la hora actual y en la perspectiva de futuro, el que más necesitan las personas en su trabajo, en el acceso a nuevos conocimientos, en su movilización hacia otros países. En la escuela pública y la mayoría de las escuelas privadas, lamentablemente su aprendizaje ha sido una de las mayores debilidades pues los estudiantes terminan sin tener las condiciones para obtener la menor de las certificaciones que acreditan el manejo del idioma. Hay que añadir que desde el primer grado de primaria hasta el quinto de secundaria recibe 1,116 horas de clases de inglés de acuerdo al Currículo Nacional. En la educación superior se dan generalmente cursos de inglés como refuerzo y ayuda para la graduación, pero el problema continua muchas veces, teniendo muchos estudiantes necesidad de ir a una institución especializada en la enseñanza de este idioma. Pocas son las instituciones de educación básica que superan esta limitación, generalmente porque asumen un proceso de enseñanza bilingüe, en donde el inglés no es una asignatura, sino una herramienta utilizada en la enseñanza del resto de asignaturas del plan de estudios. En esos colegios, el equipo de profesores debe tener un manejo adecuado de ese idioma, mayor que el que tienen sus estudiantes. Pero también hay otros colegios que brindan un inglés intensivo considerándolo como una asignatura. En ese caso, un estudiante recibe generalmente ocho horas semanales del idioma. La primera opción es inviable en las actuales condiciones ya que demandaría que todos los profesores de la escuela pública manejen el idioma; en la segunda opción, habría necesidad de tener una jornada escolar más larga, lo que implica negociar con el magisterio. Sin embargo, una alternativa podría ser que el inglés se convierta en un curso opcional y ofrecido en horas fuera del horario normal de clases; ello, mientras se van formando profesores y que gradualmente se pueda incluir la enseñanza de este idioma en algunas asignaturas. En cualquier caso, las soluciones son a mediano plazo o quizá un poco más. Sin embargo, no debe esperarse a tener todas las condiciones para empezar los cambios. Recomendable sería que se ejecute realmente una estrategia nacional de enseñanza del inglés, que se estudien algunas experiencias exitosas ejecutadas en otros países, y empezar un gran esfuerzo de capacitación inicial y en servicio. No atender esta demanda de formación significaría una gran desventaja para los estudiantes peruanos.
Habilidades para el manejo del lenguaje de programación. La década pasada ha sido testigo de la gran importancia que los países que más avanzan en educación le han dado al desarrollo de habilidades que promuevan el uso de herramientas digitales. Son varios los países del mundo desarrollado y de América Latina que aplican planes de estudio para educación inicial que incorporan lenguajes de programación y a los nueve años avanzan a lenguajes mucho más complejos, diseñan de robots y utilizan la realidad virtual y aumentada, inteligencia artificial y utilizan plataformas que favorecen el autoaprendizaje y otras formas de aprender. Habilitar en el conocimiento de este lenguaje es prepararlos para enfrentar un desarrollo exponencial de las tecnologías digitales y para facilitar su inserción en el mundo laboral.
Steam. Se trata de un enfoque dirigido a desarrollar actividades que integren ciencias, matemáticas, tecnología y arte facilitando el uso de métodos de aprendizaje que promuevan la creatividad, la investigación y la relación del conocimiento que se va adquiriendo con situaciones que requieren encontrar una solución. Entre esos métodos están el Aprendizaje Basado en Problemas, el Aprendizaje Basado en Proyectos, el Pensamiento Computacional. Lo que muestra la experiencia es que su aplicación contribuye a tener estudiantes más motivados, participativos, que desarrollan la costumbre de trabajar en grupo a la vez que el el aprendizaje personalizado y son conscientes que no solo están en la escuela para aprender, sino que también son capaces de aportar en la solución de problemas de su entorno. El Steam es una de las formas de integrar currículo, como también se pueden integrar otras áreas y capacidades, como las de comunicación y ciudadanía.
Reflexión final
La revisión del Currículo Nacional debe ser emprendida con el cuidado y dedicación que se merece pues de ello depende gran parte del futuro de las nuevas generaciones. Ciertamente que no solo debe ser una tarea que se limite a proporcionar orientaciones sobre lo que deben aprender los estudiantes sino que deben considerarse todos los factores complementarios que pueden garantizar el éxito de su aplicación Se hace referencia a la formación y capacitación docente, los materiales y equipamiento, la infraestructura, las metodologías, la logística administrativa, entre otros. Asimismo, no dejar de lado la atención del tremendo impacto que dos años de cierre de las escuelas tuvo en los estados emocionales de estudiantes y profesores. En recientes visitas INIDEN ha tenido la oportunidad de comprobar en las aulas el tiempo que se está perdiendo en controlar estados de agresividad, falta de atención a la clase y desmotivación, que se van convirtiendo en factores que dificultan desarrollar lo programado, justamente en momentos en que la recuperación de aprendizajes demanda optimizar el uso del tiempo.
[1] Banco Mundial. El aprendizaje está en crisis: Dar prioridad a la educación y las políticas eficaces para recuperar el aprendizaje perdido. 2022.
[2] BID. El poder del Currículo para transformar la educación. 2022.
A los anuncios que hace algunos meses hiciera el Ministro de Educación sobre la decisión de iniciar la revisión del Currículo Nacional de la Educación Básica se ha sumado el acuerdo suscrito con la Federación Nacional de Trabajadores del Perú (FENATE PERU) que entre sus alcances considera: “El Minedu desarrollará una mesa de trabajo para la revisión y aportes a la actualización y evaluación del Currículo con la participación de FENATE PERU”… “La mesa sobre Currículo se instalará, después del 30 de setiembre. La fecha se coordinará con la dirigencia sindical y se establecerá el cronograma de las siguientes reuniones”.
Extraña que un proceso de revisión tan importante merezca el acuerdo del Minedu únicamente con un sector del gremio magisterial cuyas dimensiones en cuanto a cobertura son aún poco conocidas. En cambio no se produce el mismo trato con otros actores de la sociedad, incluidos representantes de los otros sindicatos docentes, de la educación privada, los centros que forman docentes, las iglesias, los que generan empleo para la población. De otro lado, también se sabe poco respecto de los avances que el Minedu viene realizando en la revisión de este documento; su cronograma de trabajo, cuando habría una versión puesta a consulta de la comunidad nacional, cómo se recogerían los aportes de la consulta y cuando se pondrían en marcha los cambios pues parece difícil que los mismos se produzcan a partir del 2023. En tercer lugar, convendría tener argumentos sólidos sobre la necesidad del cambio pues en la comunidad educativa no existe pleno consenso sobre la urgencia de llevar adelante tal revisión. Hay quienes consideran que es corto el período de aplicación que tiene el actual documento de Currículo Nacional puesto que inicialmente fue interrumpido por una demanda cautelar que impidió su aplicación y luego vino la pandemia que tampoco permitió su aplicación plena. Otros piensan que las limitaciones de enseñanza y aprendizaje que tuvieron docentes y estudiantes durante la pandemia han dado los argumentos necesarios para realizar una revisión del Currículo pero en una perspectiva que facilite la progresiva transformación del sistema educativo. El Banco Mundial, en reciente publicación sobre la crisis de los aprendizajes está recomendando que la prioridad de los países esté en la recuperación, en especial para las clases más vulnerables que es la que tuvo las peores condiciones para trabajar en procesos de enseñanza a distancia. Además, destaca con preocupación una situación que no debe descuidarse: el retorno a la presencialidad en el 2022 no se está dando de manera plena; por lo tanto, ese proceso de recuperación va muy lento y en parte de las escuelas prácticamente estancado[1]. En Perú esa afirmación es cierta si se observa que el año escolar empezó con muchas instituciones educativas de todos los niveles con educación no presencial y el resto con semipresencialidad. Fue solo después de casi dos meses que empezó un retorno a la educación presencial, aunque muchas veces interrumpido por aulas que enfrentaban situaciones de contagio o por la cantidad de feriados y días ni laborables dispuestos por el gobierno.
Recordemos que el Currículo Nacional es un documento oficial que es orientador de los contenidos de aprendizaje que deben recibir los estudiantes de todo el país y que responde a los principios y aspiraciones que la Constitución peruana establece como tipo de sociedad, como un sistema educativo que asegura iguales oportunidades de acceso y calidad para todos y una formación que tome en cuenta las necesidades de los estudiantes para actuar en un escenario de constante cambio. Los que ingresaron al primer grado de la educación primaria en el sistema educativo el 2022, si no repiten el año en ningún grado de la educación básica, egresarán del quinto de secundaria el 2033 y otros lo harán de la educación superior cinco años después; es decir en el 2038. Un replanteo curricular debe tener en consideración que hay que preparar para los rápidos cambios que se vienen experimentando pero también para los que se darán a lo largo de la escolarización y de vida de esas generaciones. Por ejemplo, vivirán en un mundo más globalizado, más intercultural, con una dinámica imparable de cambio social y de conocimiento científico y tecnológico, con muchas ocupaciones que irán desapareciendo y creándose otras, con metodologías y espacios de aprendizaje que van más allá de la institución de enseñanza, con inteligencia artificial, cuarta revolución industrial y otras herramientas que aún no conocemos.
Lo mencionado hace que la renovación curricular tenga que ser un proceso complejo, pero a la vez posible de ser manejado por los docentes si es que se quiere trabajar sobre bases sólidas que hagan del producto de esa revisión una herramienta válida de orientación de la formación de las nuevas generaciones dentro de un plazo relativamente largo. No quiere decir que en el camino no se puedan hacer mejoras al diseño, pero esas deben ser menores. En cambio, si se improvisa y se emprende una revisión curricular sin considerar todas las aristas del cambio, la inversión de tiempo y recursos darán pobres resultados, conllevarán el riesgo de no tener consenso suficiente y demandar su replanteamiento en plazos cortos, además de que solo servirán para desorientar al magisterio, a los estudiantes y a los padres de familia.
Aspectos que merecen revisarse
Hay exigencias hacia el Currículo que vienen desde hace varios años y que la pandemia no ha hecho más que evidenciarlas. Algunas, como la importancia a los aprendizajes fundamentales y cuestiones como las relativas al género han venido teniendo una mayor atención de las políticas educativas, aunque cabe señalar que todavía sin los resultados que sería deseable alcanzar a decir de las evaluaciones de aprendizaje de los estudiantes por lo que conviene seguir insistiendo. Otras reclaman un mejor tratamiento y, sobre todo, adecuarse a los estilos de aprendizaje de los estudiantes, bastante diferentes a los de épocas pasadas cuando las tecnologías no tenían la incidencia actual. Cabe reiterar lo que enseña la experiencia comparada: las políticas curriculares tienen pocas posibilidades de éxito cuando no se dan las condiciones para su implementación; por ejemplo, aspirar cambios de enfoque, de metodologías o de estándares de logro más altos sin contar con docentes suficientemente calificados, con capacidad limitada de decisiones para lograr los resultados de aprendizaje esperados y con jornadas y cargas burocráticas de trabajo que no les permiten reflexionar sobre cómo prestar un mejor servicio.
Deseable sería que la revisión curricular que emprende el Minedu conduzca a buscar alternativas de solución a situaciones como las que se mencionan a continuación:
Aplicación real del enfoque de competencias. Nos acercamos casi a tres décadas de adopción en el Currículo de la Educación Básica del enfoque de competencias. Sin embargo una cuestión es que el documento oficial lleve esas intenciones; otra es lo que trasmiten los profesores a sus estudiantes y una tercera es lo que estos últimos aprenden. En esa secuencia, la aplicación de este enfoque se va debilitando quedando las competencias como un pendiente de lograr.No haber consolidado la aplicación del enfoque de competencias arrastra otras dificultades. No se estimula la integración de contenidos ni la vinculación de los conocimientos con situaciones de la vida real y con la apuesta por el desarrollo de actitudes y valores. Demás esta decir que evaluar por competencias resulta imposible cuando la gran mayoría de profesores no ha logrado trabajar bajo ese enfoque. En síntesis, estamos en una situación que el Banco Interamericano de Desarrollo califica como en aplicar un currículo basado en contenidos y no en el desarrollo de las habilidades y competencias fundamentales y las que se necesitan para el Siglo XXI, indispensables para entender el mundo y poder actuar sobre él[2].
Enseñanza de otros idiomas. Sin duda un mundo como el que vivimos demanda que las personas manejen correctamente su lengua nativa pero además por lo menos un idioma internacional. De ellos el inglés es, a la hora actual y en la perspectiva de futuro, el que más necesitan las personas en su trabajo, en el acceso a nuevos conocimientos, en su movilización hacia otros países. En la escuela pública y la mayoría de las escuelas privadas, lamentablemente su aprendizaje ha sido una de las mayores debilidades pues los estudiantes terminan sin tener las condiciones para obtener la menor de las certificaciones que acreditan el manejo del idioma. Hay que añadir que desde el primer grado de primaria hasta el quinto de secundaria recibe 1,116 horas de clases de inglés de acuerdo al Currículo Nacional. En la educación superior se dan generalmente cursos de inglés como refuerzo y ayuda para la graduación, pero el problema continua muchas veces, teniendo muchos estudiantes necesidad de ir a una institución especializada en la enseñanza de este idioma. Pocas son las instituciones de educación básica que superan esta limitación, generalmente porque asumen un proceso de enseñanza bilingüe, en donde el inglés no es una asignatura, sino una herramienta utilizada en la enseñanza del resto de asignaturas del plan de estudios. En esos colegios, el equipo de profesores debe tener un manejo adecuado de ese idioma, mayor que el que tienen sus estudiantes. Pero también hay otros colegios que brindan un inglés intensivo considerándolo como una asignatura. En ese caso, un estudiante recibe generalmente ocho horas semanales del idioma. La primera opción es inviable en las actuales condiciones ya que demandaría que todos los profesores de la escuela pública manejen el idioma; en la segunda opción, habría necesidad de tener una jornada escolar más larga, lo que implica negociar con el magisterio. Sin embargo, una alternativa podría ser que el inglés se convierta en un curso opcional y ofrecido en horas fuera del horario normal de clases; ello, mientras se van formando profesores y que gradualmente se pueda incluir la enseñanza de este idioma en algunas asignaturas. En cualquier caso, las soluciones son a mediano plazo o quizá un poco más. Sin embargo, no debe esperarse a tener todas las condiciones para empezar los cambios. Recomendable sería que se ejecute realmente una estrategia nacional de enseñanza del inglés, que se estudien algunas experiencias exitosas ejecutadas en otros países, y empezar un gran esfuerzo de capacitación inicial y en servicio. No atender esta demanda de formación significaría una gran desventaja para los estudiantes peruanos.
Habilidades para el manejo del lenguaje de programación. La década pasada ha sido testigo de la gran importancia que los países que más avanzan en educación le han dado al desarrollo de habilidades que promuevan el uso de herramientas digitales. Son varios los países del mundo desarrollado y de América Latina que aplican planes de estudio para educación inicial que incorporan lenguajes de programación y a los nueve años avanzan a lenguajes mucho más complejos, diseñan de robots y utilizan la realidad virtual y aumentada, inteligencia artificial y utilizan plataformas que favorecen el autoaprendizaje y otras formas de aprender. Habilitar en el conocimiento de este lenguaje es prepararlos para enfrentar un desarrollo exponencial de las tecnologías digitales y para facilitar su inserción en el mundo laboral.
Steam. Se trata de un enfoque dirigido a desarrollar actividades que integren ciencias, matemáticas, tecnología y arte facilitando el uso de métodos de aprendizaje que promuevan la creatividad, la investigación y la relación del conocimiento que se va adquiriendo con situaciones que requieren encontrar una solución. Entre esos métodos están el Aprendizaje Basado en Problemas, el Aprendizaje Basado en Proyectos, el Pensamiento Computacional. Lo que muestra la experiencia es que su aplicación contribuye a tener estudiantes más motivados, participativos, que desarrollan la costumbre de trabajar en grupo a la vez que el el aprendizaje personalizado y son conscientes que no solo están en la escuela para aprender, sino que también son capaces de aportar en la solución de problemas de su entorno. El Steam es una de las formas de integrar currículo, como también se pueden integrar otras áreas y capacidades, como las de comunicación y ciudadanía.
Reflexión final
La revisión del Currículo Nacional debe ser emprendida con el cuidado y dedicación que se merece pues de ello depende gran parte del futuro de las nuevas generaciones. Ciertamente que no solo debe ser una tarea que se limite a proporcionar orientaciones sobre lo que deben aprender los estudiantes sino que deben considerarse todos los factores complementarios que pueden garantizar el éxito de su aplicación Se hace referencia a la formación y capacitación docente, los materiales y equipamiento, la infraestructura, las metodologías, la logística administrativa, entre otros. Asimismo, no dejar de lado la atención del tremendo impacto que dos años de cierre de las escuelas tuvo en los estados emocionales de estudiantes y profesores. En recientes visitas INIDEN ha tenido la oportunidad de comprobar en las aulas el tiempo que se está perdiendo en controlar estados de agresividad, falta de atención a la clase y desmotivación, que se van convirtiendo en factores que dificultan desarrollar lo programado, justamente en momentos en que la recuperación de aprendizajes demanda optimizar el uso del tiempo.
[1] Banco Mundial. El aprendizaje está en crisis: Dar prioridad a la educación y las políticas eficaces para recuperar el aprendizaje perdido. 2022.
[2] BID. El poder del Currículo para transformar la educación. 2022.
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Coincido plenamente con los aspectos prioritarios que demandan inmediata atención antes de pensar en una revisión apresurada que no se proyecte a una mejora sostenida y considerando las necesidades y demandas que enfrentarán nuestros jóvenes en un mediano plazo. Nuestra realidad evidencia que la urgencia hoy en día está en implementar políticas que promuevan de manera efectiva el desarrollo profesional y capacitación docente en el aprendizaje competencial que hace mucho tiempo está estipulado en nuestro currículo, pero que muy pocos maestros saben llevar a la práctica; esta deficiencia de base se seguirá dando con el mejor de los documentos normativos, si no se piensa en la preparación adecuada de nuestros maestros que hoy laboran en las escuelas públicas y privadas del país, así como en los estudiantes que se encuentran en formación para convertirse en docentes, pues ya lo menciona usted en el artículo, hace más de tres décadas que se habla del aprendizaje por competencias, sin embargo aún es muy precaria y deficiente su práctica en las escuelas. Si añadimos a este hecho la necesidad de implementar estrategias tecnopedagógicas, el aprendizaje conceptual y la verdadera personalización de un aprendizaje significativo y para la vida, los esfuerzos deben orientarse hacia un plan de entrenamiento, acompañamiento sostenido a nuestros docentes y directivos, y colaboración entre sectores. Cierto también es que frente a esta realidad, muchas escuelas han iniciado el cambio desde sus bases y este año no solo enfrentan el reto de desarrollar un aprendizaje más significativo para la vida, sino también todas las necesidades socioemocionales que han surgido de la pandemia, que no solo ha afectado a los estudiantes, sino también a los propios maestros y a los padres familia.
Ana. Me alegra que el artículo le haya permitido hacer una reflexión y aporte a un problema que tenemos entre manos y que lamentablemente nuestras autoridades ni están dando en el clavo. Tenemos que trabajar una herramienta tan importante como el currículo con menos improvisación, con mas seriedad puesto que hay mucho que está en juego en el futuro de nuestras nuevas generaciones. Es una pena que no se tome conciencia de ello y que pesen más los intereses político personales que los nacionales. Saludos
Es muy lamentable las consecuencias que ha traido la pandemia. Esta de mas enumeradas y sobre todo en el sistema educativo; pero ya no vale alimentarnos. Es necesario dar solución y trabajar con ahínco recuperando el tiempo perdido.
Aida. Concuerdo con usted. No hay que esperar mucho de la administración y ,as bien tomar en las escuelas la iniciativa de sacare adelante a las nuevas generaciones. Es lo que ya comienzan a hacer muchos directores y maestros comprometidos. Los alumnos si se les da protagonismo mayor pueden ayudar mucho. Saludos