Infraestructura escolar: soluciones frente al déficit y los desafíos tecnológicos

Sucede todos los años antes de iniciarse el año escolar: los medios de comunicación recuerdan los problemas de infraestructura de los locales escolares estatales en la mayor parte del país. El Plan Nacional de Infraestructura Educativa al 2025, aprobado el 2017, estimaba que el costo de atención del déficit de infraestructura en la educación básica, técnico productiva y superior no universitaria era de S/ 100 499 millones y que al 2025 se habría resuelto el 80% del déficit. El Plan Multianual de Inversiones 2024- 2026 del Sector Educación nos hace ver que fue una meta que quedó lejos de la realidad ya que el déficit de inversión no se redujo sino que aumentó hasta S/ 174 603 millones. Esa cifra equivalía al presupuesto público inicial de apertura de las seis funciones con mayor asignación ese año y era el reflejo del descuido acumulado y la inviabilidad de continuar con la política de infraestructura educativa adoptada desde hace más de medio siglo. Se trata, además, de un problema que va más allá de lo presupuestal y la gestión, pues en un contexto en el cual cambian las formas de enseñar y aprender, sobre todo por influencia de las tecnologías que van surgiendo, la concepción de los espacios escolares también tiene que cambiar. La pregunta es si esos cambios derivados de la inserción de las tecnologías emergentes en los procesos de aprendizaje están incorporados en la estimación de ese déficit.234

¿Cómo enfrentar los problemas de infraestructura escolar?

Lo primero que hay que reconocer es que la infraestructura de los locales escolares no tiene una solución en el corto ni mediano plazo. La magnitud del requerimiento económico lo confirma. Sin embargo, son diversas las medidas que podrían adoptarse y tienen que ver con políticas como las siguientes: racionalizar la dimensión y organización de la red escolar, renovar los criterios que definen los modelos de desarrollo arquitectónico de los locales escolares, aprovechar las tecnologías que revolucionan las formas de enseñar y de aprender y, plantearse un plan realista de atención de las necesidades de infraestructura.

Replantear la dimensión y organización de la red escolar. Se necesita una meta realista de racionalización de locales escolares estatales. La estadística educativa hace referencia que el año 2023 funcionaron 55 293 locales. De ellos, ofrecen servicios exclusivamente de educación inicial el 34,1%, de primaria el 36,8% y de secundaria el 8,3%. El 17,4% combinan la oferta de servicios de dos o tres niveles de la educación básica regular y el 3,4% brindan servicios de básica especial, básica alternativa, técnico productiva y educación superior no universitaria.

Las escuelas primarias se suelen clasificar en polidocentes completas, polidocentes multigrado y unidocentes. El 73% son escuelas estatales polidocentes multigrado y unidocentes. Además de ser pequeñas en cobertura de matrícula, la gran mayoría están débilmente implementadas y con docentes sin preparación adecuada y suficiente. Su dispersión hace que en las áreas rurales el promedio de estudiantes por local escolar en la educación básica sea de 46. En el área urbana los locales escolares son principalmente polidocentes pero muestran un similar problema de tamaño reducido. Según la estadística de la web Escale del Ministerio de Educación el promedio de estudiantes a nivel nacional por local escolar es de 281.

No cabe duda que parte de los esfuerzos para mejorar el rendimiento educativo pasa por la infraestructura. Por ello es clave que no solo haya la disponibilidad de escuelas necesarias sino que igualmente sean bien contruidas. Racionalizar la red de escolar implica tener en cuenta este criterio e iniciar la fusión gradual de parte de los locales donde funcionan escuelas primarias unidocentes y polidocentes multigrado. No se trata de desaparecer estos modelos de escuelas que han jugado un papel importante sino que allí donde su reemplazo puede mejorar la calidad de la enseñanza hay que intentar hacerlo.

Algunos países enfrentan los problemas procediendo al progresivo reemplazo de esas escuelas con otra que amplía su oferta hasta la secundaria. Las ventajas pedagógicas y de gestión son múltiples: al asumir el criterio de polidocencia completa cada grado está a cargo de un docente, disminuyen las tasas de repetición y abandono y aumenta la eficiencia de la inversión en mantenimiento de locales, equipamiento, capacitación, supervisión, acompañamiento, distribución de materiales, etc. Es verdad que la fusión de escuelas pequeñas requiere tiempo, capacidad de diálogo y de convencimiento, pero muchas comunidades terminarán valorando las ventajas, en especial, cuando vean escuelas mejor implementadas.

Renovar los criterios que definen los modelos de desarrollo arquitectónico. A medida que las tecnologías emergentes alcanzan mayor protagonismo en los sistemas educativos, la concepción de los diseños de los locales escolares continuará evolucionando y obligando a revisar las cuatro características que para la creación y mantenimiento de la infraestructura considera el Plan Nacional de Infraestructura Educativa al 2025: (i) seguridad al estar en una zona sísmica y funcionalidad para prestar facilidades a la población con alguna discapacidad; (ii) capacidad de atención mayor que la actual de los locales escolares; (iii) fortalecimiento de la gestión y de su marco normativo; y (iv) sostenibilidad de la infraestructura escolar mediante políticas de mantenimiento y actualización de necesidades.

La dinámica del conocimiento y tecnológica recomiendan que se añadan otras características y se definan prioridades de atención reconociendo que la infraestructura y los espacios educativos son un factor de aprendizaje pero también como espacios más abiertos al trabajo comunitario, al desarrollo de actividades extracurriculares y de aprendizaje compartido aprovechando las tecnologías emergentes pero sin descuidar el carácter humano de la formación. Para ello se requiere tener claro cómo construir las nuevas edificaciones y cuál será la estrategia y características de las que edificaciones se vayan renovando.

Algunas características comunes para los nuevos locales o renovación de los existentes tendrían que inspirarse en ambientes agradables, amigables, cómodos, con horarios suficientemente extendidos y propicios para lograr objetivos de formación en competencias, en ciudadanía y valores muy asociados a esas condiciones, así como que lsean también espacios de integración y desarrollo comunal, promoción del arte, la cultura, el deporte. Se ganaría en comodidad para el trabajo docente y del estudiante; se incentivaría la motivación y gusto por aprender y, en general, buenas instalaciones ayudarían a mejorar los hábitos de higiene y salud e incrementarían la sensación de seguridad.

Aprovechar las tecnologías que revolucionan las formas de enseñar y aprender. La influencia que van teniendo las tecnologías digitales en la nueva concepción de la escuela y los procesos de enseñanza obliga a revisar los criterios de estimación de inversiones en infraestructura y asegurar para todo el sistema educativo el acceso a la conectividad, equipamiento y recursos tecnológicos. La educación híbrida y on line, en especial, en formación profesional y superior universitaria ya no requiere de grandes campus como en el pasado, inclusive hay centros cien por ciento virtuales que no los poseen; más bien invierten en tecnología y otros recursos que les aumente las tasas de asistencia, graduación y calidad de los resultados. En la alta secundaria, a medida que se implementen modelos de educación híbrida también disminuirá la necesidad de horas presenciales.

Más que edificios diferentes con muchos muros y paredes, deben ser espacios de aprendizaje innovadores, que articulen la tecnología a un abordaje pedagógico basado en el alto involucramiento del alumno y el uso de una variedad de recursos, incluidos los juegos, las plataformas, la inteligencia artificial generativa y variedad de aplicativos seleccionados con buen criterio. Estos recursos han demostrado ser altamente eficaces para promover la colaboración y la creatividad y preparar a los estudiantes para un futuro cada vez más digital y globalizado. Suponen procesos de diseños constructivos o de renovación de locales existentes que toman en cuenta espacios y actividades interconectados física y digitalmente, amplios, con áreas verdes y zonas recreativas, mucha iluminación, acondicionamiento acústico y color. Está comprobado que alineados con las prácticas pedagógicas son factores que ejercen una influencia directa en cómo, cuánto y el disfrute del aprendizaje, la promoción de la actividad física y el bienestar emocional.

Plantearse un plan realista de atención de necesidades. Recomendable sería adoptar políticas con realismo. El Estado con sus actuales estrategias es difícil que asuma el costo del déficit acumulado y las demandas que plantean a la infraestructura educativa los desafíos de la transformación educativa. Acelerar la reducción del déficit implicaría aumentar la presión tributaria, pero sobre todo la cantidad y calidad de ejecución del gasto. En segundo lugar, evaluar la posibilidad de retomar experiencias como las que hubo hasta los años sesenta del siglo pasado de participación de las comunidades en la creación, mantenimiento y gestión de la infraestructura, así como simplificar los procedimientos de uso de modalidades como obras por impuesto y asociaciones publico-privadas. En muchos casos, las comunidades demuestran ser capaces de enfrentar las demandas de ampliación de la oferta educativa.

Es urgente identificar estrategias que permitan tomar decisiones en cuanto la diseños arquitectónicos, mantenimiento, financiación, gestión de los programas de desarrollo de la infraestructura educativa. Una primera, que el programa de infraestructura educativa se articule a otros similares como son los de transporte, sanitario, digital, de abastecimiento de servicios básicos, etc. en el entendido que los problemas del sector no son exclusivos sino transversales a la solución de problemas en otros sectores. Esto obligaría a repensar la gestión de los déficit sociales de infraestructura en su conjunto, por ejemplo, creando una autoridad autónoma que igualmente coordine las asignaciones presupuestales buscando economías de gasto y una mayor eficiencia de los servicios. La segunda es continuar aprovechando los sistemas de construcción adaptados a las realidades de zonas muy frías o muy calurosas. Hay estudios que por lo general muestran ser alternativas más económicas, con mejores condiciones para el aprendizaje y mejores resultados.

Adoptar políticas realistas significa igualmente programar considerando plazos factibles en cuanto a financiamiento y capacidades operativas de ejecución del gasto y de las obras. Recomendable es realizar otro censo de infraestructura para conocer, además de su estado, lo que se dispone y lo que falta para apoyar las transformaciones que deben producirse. En síntesis, al invertir ahora debemos de tener en cuenta que tiene un impacto de largo plazo; por lo tanto, hay que asegurar que las inversiones tengan ese horizonte y consideren los cambios que la educación y los diseños de instituciones van teniendo.


Infraestructura escolar: soluciones frente al déficit y los desafíos tecnológicos

Autor: Hugo Diaz Publicado: junio 25, 2024

Sucede todos los años antes de iniciarse el año escolar: los medios de comunicación recuerdan los problemas de infraestructura de los locales escolares estatales en la mayor parte del país. El Plan Nacional de Infraestructura Educativa al 2025, aprobado el 2017, estimaba que el costo de atención del déficit de infraestructura en la educación básica, técnico productiva y superior no universitaria era de S/ 100 499 millones y que al 2025 se habría resuelto el 80% del déficit. El Plan Multianual de Inversiones 2024- 2026 del Sector Educación nos hace ver que fue una meta que quedó lejos de la realidad ya que el déficit de inversión no se redujo sino que aumentó hasta S/ 174 603 millones. Esa cifra equivalía al presupuesto público inicial de apertura de las seis funciones con mayor asignación ese año y era el reflejo del descuido acumulado y la inviabilidad de continuar con la política de infraestructura educativa adoptada desde hace más de medio siglo. Se trata, además, de un problema que va más allá de lo presupuestal y la gestión, pues en un contexto en el cual cambian las formas de enseñar y aprender, sobre todo por influencia de las tecnologías que van surgiendo, la concepción de los espacios escolares también tiene que cambiar. La pregunta es si esos cambios derivados de la inserción de las tecnologías emergentes en los procesos de aprendizaje están incorporados en la estimación de ese déficit.234

¿Cómo enfrentar los problemas de infraestructura escolar?

Lo primero que hay que reconocer es que la infraestructura de los locales escolares no tiene una solución en el corto ni mediano plazo. La magnitud del requerimiento económico lo confirma. Sin embargo, son diversas las medidas que podrían adoptarse y tienen que ver con políticas como las siguientes: racionalizar la dimensión y organización de la red escolar, renovar los criterios que definen los modelos de desarrollo arquitectónico de los locales escolares, aprovechar las tecnologías que revolucionan las formas de enseñar y de aprender y, plantearse un plan realista de atención de las necesidades de infraestructura.

Replantear la dimensión y organización de la red escolar. Se necesita una meta realista de racionalización de locales escolares estatales. La estadística educativa hace referencia que el año 2023 funcionaron 55 293 locales. De ellos, ofrecen servicios exclusivamente de educación inicial el 34,1%, de primaria el 36,8% y de secundaria el 8,3%. El 17,4% combinan la oferta de servicios de dos o tres niveles de la educación básica regular y el 3,4% brindan servicios de básica especial, básica alternativa, técnico productiva y educación superior no universitaria.

Las escuelas primarias se suelen clasificar en polidocentes completas, polidocentes multigrado y unidocentes. El 73% son escuelas estatales polidocentes multigrado y unidocentes. Además de ser pequeñas en cobertura de matrícula, la gran mayoría están débilmente implementadas y con docentes sin preparación adecuada y suficiente. Su dispersión hace que en las áreas rurales el promedio de estudiantes por local escolar en la educación básica sea de 46. En el área urbana los locales escolares son principalmente polidocentes pero muestran un similar problema de tamaño reducido. Según la estadística de la web Escale del Ministerio de Educación el promedio de estudiantes a nivel nacional por local escolar es de 281.

No cabe duda que parte de los esfuerzos para mejorar el rendimiento educativo pasa por la infraestructura. Por ello es clave que no solo haya la disponibilidad de escuelas necesarias sino que igualmente sean bien contruidas. Racionalizar la red de escolar implica tener en cuenta este criterio e iniciar la fusión gradual de parte de los locales donde funcionan escuelas primarias unidocentes y polidocentes multigrado. No se trata de desaparecer estos modelos de escuelas que han jugado un papel importante sino que allí donde su reemplazo puede mejorar la calidad de la enseñanza hay que intentar hacerlo.

Algunos países enfrentan los problemas procediendo al progresivo reemplazo de esas escuelas con otra que amplía su oferta hasta la secundaria. Las ventajas pedagógicas y de gestión son múltiples: al asumir el criterio de polidocencia completa cada grado está a cargo de un docente, disminuyen las tasas de repetición y abandono y aumenta la eficiencia de la inversión en mantenimiento de locales, equipamiento, capacitación, supervisión, acompañamiento, distribución de materiales, etc. Es verdad que la fusión de escuelas pequeñas requiere tiempo, capacidad de diálogo y de convencimiento, pero muchas comunidades terminarán valorando las ventajas, en especial, cuando vean escuelas mejor implementadas.

Renovar los criterios que definen los modelos de desarrollo arquitectónico. A medida que las tecnologías emergentes alcanzan mayor protagonismo en los sistemas educativos, la concepción de los diseños de los locales escolares continuará evolucionando y obligando a revisar las cuatro características que para la creación y mantenimiento de la infraestructura considera el Plan Nacional de Infraestructura Educativa al 2025: (i) seguridad al estar en una zona sísmica y funcionalidad para prestar facilidades a la población con alguna discapacidad; (ii) capacidad de atención mayor que la actual de los locales escolares; (iii) fortalecimiento de la gestión y de su marco normativo; y (iv) sostenibilidad de la infraestructura escolar mediante políticas de mantenimiento y actualización de necesidades.

La dinámica del conocimiento y tecnológica recomiendan que se añadan otras características y se definan prioridades de atención reconociendo que la infraestructura y los espacios educativos son un factor de aprendizaje pero también como espacios más abiertos al trabajo comunitario, al desarrollo de actividades extracurriculares y de aprendizaje compartido aprovechando las tecnologías emergentes pero sin descuidar el carácter humano de la formación. Para ello se requiere tener claro cómo construir las nuevas edificaciones y cuál será la estrategia y características de las que edificaciones se vayan renovando.

Algunas características comunes para los nuevos locales o renovación de los existentes tendrían que inspirarse en ambientes agradables, amigables, cómodos, con horarios suficientemente extendidos y propicios para lograr objetivos de formación en competencias, en ciudadanía y valores muy asociados a esas condiciones, así como que lsean también espacios de integración y desarrollo comunal, promoción del arte, la cultura, el deporte. Se ganaría en comodidad para el trabajo docente y del estudiante; se incentivaría la motivación y gusto por aprender y, en general, buenas instalaciones ayudarían a mejorar los hábitos de higiene y salud e incrementarían la sensación de seguridad.

Aprovechar las tecnologías que revolucionan las formas de enseñar y aprender. La influencia que van teniendo las tecnologías digitales en la nueva concepción de la escuela y los procesos de enseñanza obliga a revisar los criterios de estimación de inversiones en infraestructura y asegurar para todo el sistema educativo el acceso a la conectividad, equipamiento y recursos tecnológicos. La educación híbrida y on line, en especial, en formación profesional y superior universitaria ya no requiere de grandes campus como en el pasado, inclusive hay centros cien por ciento virtuales que no los poseen; más bien invierten en tecnología y otros recursos que les aumente las tasas de asistencia, graduación y calidad de los resultados. En la alta secundaria, a medida que se implementen modelos de educación híbrida también disminuirá la necesidad de horas presenciales.

Más que edificios diferentes con muchos muros y paredes, deben ser espacios de aprendizaje innovadores, que articulen la tecnología a un abordaje pedagógico basado en el alto involucramiento del alumno y el uso de una variedad de recursos, incluidos los juegos, las plataformas, la inteligencia artificial generativa y variedad de aplicativos seleccionados con buen criterio. Estos recursos han demostrado ser altamente eficaces para promover la colaboración y la creatividad y preparar a los estudiantes para un futuro cada vez más digital y globalizado. Suponen procesos de diseños constructivos o de renovación de locales existentes que toman en cuenta espacios y actividades interconectados física y digitalmente, amplios, con áreas verdes y zonas recreativas, mucha iluminación, acondicionamiento acústico y color. Está comprobado que alineados con las prácticas pedagógicas son factores que ejercen una influencia directa en cómo, cuánto y el disfrute del aprendizaje, la promoción de la actividad física y el bienestar emocional.

Plantearse un plan realista de atención de necesidades. Recomendable sería adoptar políticas con realismo. El Estado con sus actuales estrategias es difícil que asuma el costo del déficit acumulado y las demandas que plantean a la infraestructura educativa los desafíos de la transformación educativa. Acelerar la reducción del déficit implicaría aumentar la presión tributaria, pero sobre todo la cantidad y calidad de ejecución del gasto. En segundo lugar, evaluar la posibilidad de retomar experiencias como las que hubo hasta los años sesenta del siglo pasado de participación de las comunidades en la creación, mantenimiento y gestión de la infraestructura, así como simplificar los procedimientos de uso de modalidades como obras por impuesto y asociaciones publico-privadas. En muchos casos, las comunidades demuestran ser capaces de enfrentar las demandas de ampliación de la oferta educativa.

Es urgente identificar estrategias que permitan tomar decisiones en cuanto la diseños arquitectónicos, mantenimiento, financiación, gestión de los programas de desarrollo de la infraestructura educativa. Una primera, que el programa de infraestructura educativa se articule a otros similares como son los de transporte, sanitario, digital, de abastecimiento de servicios básicos, etc. en el entendido que los problemas del sector no son exclusivos sino transversales a la solución de problemas en otros sectores. Esto obligaría a repensar la gestión de los déficit sociales de infraestructura en su conjunto, por ejemplo, creando una autoridad autónoma que igualmente coordine las asignaciones presupuestales buscando economías de gasto y una mayor eficiencia de los servicios. La segunda es continuar aprovechando los sistemas de construcción adaptados a las realidades de zonas muy frías o muy calurosas. Hay estudios que por lo general muestran ser alternativas más económicas, con mejores condiciones para el aprendizaje y mejores resultados.

Adoptar políticas realistas significa igualmente programar considerando plazos factibles en cuanto a financiamiento y capacidades operativas de ejecución del gasto y de las obras. Recomendable es realizar otro censo de infraestructura para conocer, además de su estado, lo que se dispone y lo que falta para apoyar las transformaciones que deben producirse. En síntesis, al invertir ahora debemos de tener en cuenta que tiene un impacto de largo plazo; por lo tanto, hay que asegurar que las inversiones tengan ese horizonte y consideren los cambios que la educación y los diseños de instituciones van teniendo.


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