En tiempos como los que se viven, en los que el conocimiento y las tecnologías se renuevan en plazos cada vez menores, la actualización continua es indispensable. Antes era común preguntar ¿qué has estudiado?, ahora la pregunta es ¿qué estás estudiando?. Y es que Lo adquirido en la formación profesional o en programas de posgrado es insuficiente para enfrentar el crecimiento del conocimiento científico y la revolución tecnológica, los cambios sociales y de perfil de las nuevas generaciones, las nuevas exigencias a las instituciones de enseñanza. El personal que trabaja en las instituciones educativas demanda una mayor base formativa y cultural, conocer lo más relevante de la evolución actual de su área de especialidad y su relación con otras áreas del conocimiento, ser competente en el manejo de variadas metodologías, saber analizar data, trabajar en alianza con los padres de familia...

Investigaciones difundidas recientemente sobre los aprendizajes están demandando que uno de los focos en los que hay que centrar la capacitación es en el buen empleo de las tecnologías de la comunicación e información, pues se ha encontrado que constituye un importante factor de distracción en los procesos de aprendizaje. Es la razón por la que varios países están prohibiendo su empleo en las escuelas. La Unesco, haciéndose eco de las conclusiones de evaluaciones con PIRLS y PISA está recomendando su no utilización durante las horas de clase.

Es una decisión que no es fácil de adoptar por varias razones. Dos de las más importantes es que se hace difícil imaginar estudiantes que aprendan sin aprovechar las innumerables ventajas que traen las tecnologías de la comunicación e información, sobre todo sabiendo que ya el 50% de los niños de 6 a 11 años accede al internet y 60% a un celular, según datos del INEI. La enseñanza perdería mucho desaprovechando el potencial que tienen las tecnologías en el aprendizaje. La segunda razón es que la formación en tecnologías es un factor que va de la mano con las futuras oportunidades de empleo, dado que los procesos de producción de las empresas también se tecnifican y modernizan constantemente.

No significa olvidarse de la educación que tradicionalmente se ha venido ofreciendo. El desafío para los sistemas educativos es combinar lo bueno de la educación actual y de aquello que pueden ofrecer las tecnologías. Es en ese propósito que debe centrarse uno de los objetivos de la capacitación de los docentes, administrativos y directivos.    

Hay otros desafíos en materia de capacitación relacionados con la especialidad profesional, los avances pedagógicos y su relación con aspectos como la neurociencia, el bienestar socioemocional. Son campos en los que se ha avanzado mucho y que hacen posible impulsar las innovaciones en las escuelas en los campos de la personalización, de trabajos grupales y entre pares, de evaluación, de integración de contenidos, una fuerte alianza con los padres de familia... Como no todo se puede hacer a la vez hay que priorizar teniendo en cuenta las particularidades y necesidades de cada escuela. Afortunadamente no toda la capacitación debe ser presencial. A través de las redes de internet es posible -y necesario- que se aprovechen diferentes recursos (materiales, cursos, videos, etc.) que ayudan a estar actualizados.

Para algunos de los principales cambios que deben operar en las aulas el entrenamiento de los estudiantes puede resultar igualmente fundamental; por ejemplo, para sacar un mejor provecho a metodologías como el aula invertida o el aprendizaje entre pares. El siguiente cuadro es ilustrativo de algunas opciones de prioridades para la capacitación del personal de la escuela.