La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), define a un migrante como toda persona que se desplaza o se ha desplazado a través de una frontera internacional o dentro de un Estado lejos de su lugar de residencia habitual, independientemente de su estatus legal o de si el movimiento es voluntario o involuntario. En buena parte de naciones y economías, las políticas de migración internacional se han convertido en una de las principales preocupaciones. Los migrantes sido una oportunidad para países que en determinados momentos necesitaban del talento y/o del capital para fortalecer su desarrollo y economías, pero también se han convertido en un factor de difícil control cuando la migración es excesivamente masiva y no planificada, como es el caso en varios países, convirtiéndose en motivo de presión sobre servicios como educación, salud y vivienda, de competencia por recursos y empleos, de generación de tensiones sociales y conflictos con las comunidades locales, o de actitudes hostiles, de discriminación y xenofobia.
La División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) de las Naciones Unidas estima que en todo el mundo, aproximadamente el 3,5% de la población –más de 281 millones- dejaron el país donde residen para irse a vivir a otro país. Cifras de tal magnitud han producido cambios en la estructura demográfica y han alterado las proyecciones poblacionales de diversos países. En América Latina la migración es un suceso dinámico, de múltiples implicancias, influenciado por factores económicos, sociales, políticos y ambientales, y en donde las condiciones en los países de origen, junto con las oportunidades en los países de destino, juegan un papel crucial en la decisión de migrar.
Peruanos que salen a residir en otros países. La Superintendencia Nacional de Migraciones señala que en el período 1990–2022, emigraron al extranjero y no retornaron 3´490 519 peruanos; equivalente al 10,5% del total de la población del año 2022. El 21,5% era empleado de oficina o trabajador de servicio, vendedor de comercio y mercado, 8,7% profesional, científico e intelectual y 4,8% técnico y profesional de nivel medio. Los motivos de esta decisión son especialmente buscar empleos más atractivos, una educación de mayor calidad y la estabilidad económica. En el reverso, entre los años 2010 y 2022, los 216 808 peruanos que regresaron para residir en el país lo hacen mayormente con nuevas habilidades, conocimientos y experiencias útiles para el desarrollo local e impulsar nuevas oportunidades económicas y negocios. Los que se quedan fuera aportan a los países de destino con su trabajo, estableciendo negocios, creando empleos, aumentando el consumo, tributando, fortaleciendo la diversidad cultural, equilibrando el envejecimiento poblacional al atraer a trabajadores jóvenes.
Entre los peruanos que salen al exterior el 52% son mujeres, 64% solteros y 56% sale desde el aeropuerto Jorge Chávez. Entre 1990 y 2022 Chile fue el país de destino para el 28,4% de migrantes peruanos, seguido de Estados Unidos con 17,3%, España y Bolivia con 11,4% cada uno y Ecuador con 9,3%. Las estadísticas para el 2022 muestran algunos cambios de importancia: tres de dada diez peruanos van a Estados Unidos y los que van a España, Argentina, Chile, Italia, Japón y Canadá suman el 57%. El interés por residir en países de mayor desarrollo va en aumento.
Con el tiempo, entre los emigrantes se ha producido un cambio en la estructura por edades. En 1994 se acentuaba en los grupos de 15 a 49 años, mientras en el 2022 pasó a concentrarse principalmente entre los grupos de 20 a 59 años y con mayor experiencia. Se deduce que el principal motivo de salida es el laboral: las remesas que envían a familiares, según el Banco Central de Reserva alcanzaron los $ 4 945 millones de dólares (1,7% del PBI). Del total de profesionales que salieron entre 1990 y 2022, el 15,5% son profesores, 14,1% ingenieros, 10,6% administradores de empresas; 7,3% enfermeros y 5,9% contadores. Estas cinco profesiones alcanzan más del 50% del total. Hay que recordar que la emigración de profesionales altamente calificados termina debilitando sectores clave como la educación, la salud y la tecnología en el país de origen.
El segundo motivo para el 20,9% de emigrantes es salir para estudiar. Unesco, en su informe sobre dos décadas de movilidad de estudiantes 2000-2020 revela que a escala global, en las dos últimas décadas el volumen de estudiantes de educación superior en el mundo cursando estudios en otro país había pasado de 2,1 millones en el 2000 a 6,3 millones el 2020. Del total de estudiantes que van a otro país, América Latina contribuyó con 234 000, equivalentes únicamente al 4% en el 2020. Interesante es destacar que en el balance del movimiento migratorio al interior de América Latina hay un saldo a favor y creciente de los que se quedan a estudiar en otro país de la región. Los que así lo hicieron sumaron algo más de 413 000, es decir casi el doble de los que salen para hacerlo en otra región del mundo. Las preferencias de regiones de destino van cambiando con el tiempo y seguirán haciéndolo con el desarrollo de las tecnologías emergentes y las posibilidades de realizar estudios en centros de formación de otros países sin necesidad de trasladarse. En el caso peruano, los estudiantes tienen a Argentina y Chile como destinos preferidos en la región y en el resto del mundo Estados Unidos y España, este último debido a la facilidad del idioma y la cultura compartida.
La migración hacia el Perú: el caso de Venezuela. Esta sección toma en cuenta estadísticas del año 2023 de extranjeros que residen en el país más de un año. Se calculaban en 1 344 891 los extranjeros residentes en el Perú. A diferencia de los peruanos que se van, los extranjeros que llegan a residir son más varones (53,8%), más jóvenes (75% tiene entre 15 y 49 años) y solteros el 84%.
Perú alberga la segunda mayor cantidad de los siete millones de refugiados y migrantes de Venezuela a nivel mundial, solo superado por Colombia. La crisis política y económica ha llevado a muchos venezolanos a buscar mejores condiciones en otros países. La cifra en el Perú no es fácil de estimar. Para el 2023 la Superintendencia Nacional de Migraciones estimó que quienes registraron formalmente su ingreso fueron 1 161 482 personas (85,7% del total de extranjeros residentes), que siete de cada diez lo hicieron durante los años 2018-2019, que 19,1% tenía menos de 15 años y que los mayores de 60 años y más eran el 1,7%. Sin embargo, para el 2024 hay cifras que estiman que los venezolanos serían alrededor de millón setecientos mil. Lo que no deja de sorprender es que solo poco más de un tercio cuenta con un estatus migratorio regular, lo que los pone en desventaja en cuanto a sus derechos básicos y empleos formales, acaba facilitando la explotación y limtando el acceso a servicios básicos, además que en gran medida reduce las posibilidades de ascenso a mejores condiciones de vida (https://www.ipe.org.pe/portal/hablemos-sobre-la-migracion/).
Desde antes de la pandemia ya eran un grupo poblacional en su mayoría vulnerable, carente de protección social, expuestos a abuso y explotación, y con vivienda y empleo en condiciones precarias. Y es que el 80% de los venezolanos trabaja sin contrato y, un porcentaje similar, en actividades de comercio y servicios (aplicativos móviles de delivery o taxi), en el sector informal y sin muchas barreras regulatorias o laborales. Sus salarios mensuales están por debajo del sueldo mínimo vital y 20% menos de lo que gana un peruano en promedio. Se estima que solo 50 000 trabajan en el sector formal, están en planilla y tienen un salario promedio de S/2 000 mensuales (https://www.ipe.org.pe/portal/situacion-laboral-de-los-venezolanos-en-peru/#:~:text=La%2520poblaci%C3%B3n%2520venezolana%2520ha%2520estado,que%2520se%2520encuentra%2520en%2520planilla).
Migración internacional: impactos en educación
La web Escale, del Ministerio de Educación, informa que en el 2023 habían matriculados 160 757 estudiantes de otros países en la educación primaria y secundaria. El 72% eran venezolanos, 7,2% argentinos y 6,2% chilenos. En comparación con el año 2017, se habían multiplicado por 3,7 y el 56% asistía a un centro de educación básica en Lima Metropolitana. Atender estudiantes de otros países ha demandado para la escuela pública la ampliación de alrededor de 5 650 plazas docentes (estimadas a un promedio de 25 alumnos/profesor) y el financiamiento de otros insumos de enseñanza como aulas, materiales, personal administrativo. Además, hubo necesidad de fomentar e implementar escuelas y aulas con ambientes educativos suficientemente inclusivos y enriquecedores, que beneficien tanto a la población migrante como a los escolares peruanos, lo que no siempre fue realidad.
No ha sido un asunto fácil de conseguir pues, como se explicó en párrafos precedentes, la mayoría de estudiantes venezolanos residentes en el país vive en condiciones de pobreza, con un índice de movilidad domiciliaria que les puede obligar a estar cambiando periódicamente de escuela. Sus bajos ingresos les hacen difícil atender las demandas en cuanto a compra de materiales básicos de enseñanza, uniformes y otros recursos necesarios. Las limitaciones con que llegan a estudiar les van creando un sentimiento de inseguridad y trauma, agravado si en las aulas son víctimas de actitudes hostiles, discriminación, bullying, y si no se cuenta con docentes capacitados para saber administrar la situación y con padres de familia comprensivos del drama que vive este grupo poblacional. Además, la condición irregular en cuanto a documentación de residencia y no contar con la información necesaria para inscribir a sus hijos en las escuelas, institutos o universidades, se convierte en una limitante o posterga el acceso a la educación formal, a la vez que pone en riesgo el rendimiento académico, los estados emocionales y la probabilidad de concluir los estudios.
Del total de alumnos venezolanos el 88% asiste a una escuela pública. Mientras en el período 2021-2022, en esas escuelas la tasa de interrupción de estudios entre niños y adolescentes peruanos fue de 1,9%, entre los venezolanos crecía hasta diez veces más y si iban a una escuela privada hasta el 26,1%. Las posibilidades de una adecuada inserción y de consolidar amistades en el entorno se vuelven escasas ante una intensa movilidad familiar (Galvez D., Villanueva Situación de los estudiantes venezolanos en el Perú, Ministerio de Educación).
El Instituto Peruano de Economía estima que entre los migrantes venezolanos existe alrededor de un 40% que cuenta con estudios universitarios y que los trabajadores no calificados representan una minoría. Según la OIM de los profesionales, científicos e intelectuales un 60% son mujeres; 19% ingenieros y 19% profesores, 15% administradores de empresas y 21% se reparte entre contadores, abogados, enfermeros y médicos. Para este potencial de profesionales que ha llegado al país, aún no se han encontrado los mecanismos suficientes de aprovechamiento e inserción en actividades formales de acuerdo a su profesión. Subsisten grandes dificultades en el mercado laboral, siendo una de ellas el reconocimiento de los títulos profesionales. Aprovechar esas capacidades podría enriquecer el entorno, plantear mayores desafíos en términos de inclusión, interculturalidad y adaptación, a la vez que aumentar el impacto de esta población sobre la economía. El Banco Central de Reserva ha calculado que durante los años 2016 al 2018, de mayor flujo migratorio, los migrantes aportaron 0,3% al crecimiento del PBI.
Hacia una necesaria y efectiva política migratoria
Tanto para los que regresan como para los que llegan son indispensables políticas y sistemas de apoyo justos y equitativos que ayuden, por un lado a facilitar su inserción en el entorno económico, social y cultural local, por otro, aprovechar sus talentos y, en tercer lugar, disminuir la imagen generalmente asociada a que la migración trae más violencia. No se niega el impacto negativo de grupos como el Tren de Aragua, pero no son representativos de todo el conglomerado de migrantes. Se evitarían situaciones de frustración y no consideración del respeto y garantía de los derechos humanos fundamentales. La historia de estos años deja muchas lecciones sobre lo que habría que hacer; por ejemplo, permitir que la mayoría de migrantes regularice su situación en cuanto al estatus de residencia; hacer efectiva la inscripción de niños en edad escolar aún cuando no dispongan de los documentos necesarios y facilitar la inscripción de los que quieren seguir cursos técnicos y universtarios; establecer suficientes centros de atención de migrantes que presten servicos de asesoría legal, salud, psicológica y capacitación laboral. Asimismo, lograr que en los diversos estamentos del Estado se cuente con las actitudes y la preparación que aseguren respuestas rápidas y adecuadas frente a una crisis que se va agravando, sobre todo entre los migrantes que sufren las mayores situaciones de desamparo y exclusión. Hay que fortalecer los programas de integración social y económica como medio para reducir tensiones y conflictos, promover la difusión de los beneficios positivos que trae la migración y eliminar las barreras que limiten el acceso equitativo del migrante a los servicios básicos.
Se recomienda leer el artículo elaborado por Galvez D., Villanueva C. "Situación de los estudiantes venezolanos en el Perú, Ministerio de Educación". https://repositorio.minedu.gob.pe/bitstream/handle/20.500.12799/8721/Situación%20de%20los%20estudiantes%20venezolanos%20en%20Perú.pdf?sequence=1
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), define a un migrante como toda persona que se desplaza o se ha desplazado a través de una frontera internacional o dentro de un Estado lejos de su lugar de residencia habitual, independientemente de su estatus legal o de si el movimiento es voluntario o involuntario. En buena parte de naciones y economías, las políticas de migración internacional se han convertido en una de las principales preocupaciones. Los migrantes sido una oportunidad para países que en determinados momentos necesitaban del talento y/o del capital para fortalecer su desarrollo y economías, pero también se han convertido en un factor de difícil control cuando la migración es excesivamente masiva y no planificada, como es el caso en varios países, convirtiéndose en motivo de presión sobre servicios como educación, salud y vivienda, de competencia por recursos y empleos, de generación de tensiones sociales y conflictos con las comunidades locales, o de actitudes hostiles, de discriminación y xenofobia.
La División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) de las Naciones Unidas estima que en todo el mundo, aproximadamente el 3,5% de la población –más de 281 millones- dejaron el país donde residen para irse a vivir a otro país. Cifras de tal magnitud han producido cambios en la estructura demográfica y han alterado las proyecciones poblacionales de diversos países. En América Latina la migración es un suceso dinámico, de múltiples implicancias, influenciado por factores económicos, sociales, políticos y ambientales, y en donde las condiciones en los países de origen, junto con las oportunidades en los países de destino, juegan un papel crucial en la decisión de migrar.
Peruanos que salen a residir en otros países. La Superintendencia Nacional de Migraciones señala que en el período 1990–2022, emigraron al extranjero y no retornaron 3´490 519 peruanos; equivalente al 10,5% del total de la población del año 2022. El 21,5% era empleado de oficina o trabajador de servicio, vendedor de comercio y mercado, 8,7% profesional, científico e intelectual y 4,8% técnico y profesional de nivel medio. Los motivos de esta decisión son especialmente buscar empleos más atractivos, una educación de mayor calidad y la estabilidad económica. En el reverso, entre los años 2010 y 2022, los 216 808 peruanos que regresaron para residir en el país lo hacen mayormente con nuevas habilidades, conocimientos y experiencias útiles para el desarrollo local e impulsar nuevas oportunidades económicas y negocios. Los que se quedan fuera aportan a los países de destino con su trabajo, estableciendo negocios, creando empleos, aumentando el consumo, tributando, fortaleciendo la diversidad cultural, equilibrando el envejecimiento poblacional al atraer a trabajadores jóvenes.
Entre los peruanos que salen al exterior el 52% son mujeres, 64% solteros y 56% sale desde el aeropuerto Jorge Chávez. Entre 1990 y 2022 Chile fue el país de destino para el 28,4% de migrantes peruanos, seguido de Estados Unidos con 17,3%, España y Bolivia con 11,4% cada uno y Ecuador con 9,3%. Las estadísticas para el 2022 muestran algunos cambios de importancia: tres de dada diez peruanos van a Estados Unidos y los que van a España, Argentina, Chile, Italia, Japón y Canadá suman el 57%. El interés por residir en países de mayor desarrollo va en aumento.
Con el tiempo, entre los emigrantes se ha producido un cambio en la estructura por edades. En 1994 se acentuaba en los grupos de 15 a 49 años, mientras en el 2022 pasó a concentrarse principalmente entre los grupos de 20 a 59 años y con mayor experiencia. Se deduce que el principal motivo de salida es el laboral: las remesas que envían a familiares, según el Banco Central de Reserva alcanzaron los $ 4 945 millones de dólares (1,7% del PBI). Del total de profesionales que salieron entre 1990 y 2022, el 15,5% son profesores, 14,1% ingenieros, 10,6% administradores de empresas; 7,3% enfermeros y 5,9% contadores. Estas cinco profesiones alcanzan más del 50% del total. Hay que recordar que la emigración de profesionales altamente calificados termina debilitando sectores clave como la educación, la salud y la tecnología en el país de origen.
El segundo motivo para el 20,9% de emigrantes es salir para estudiar. Unesco, en su informe sobre dos décadas de movilidad de estudiantes 2000-2020 revela que a escala global, en las dos últimas décadas el volumen de estudiantes de educación superior en el mundo cursando estudios en otro país había pasado de 2,1 millones en el 2000 a 6,3 millones el 2020. Del total de estudiantes que van a otro país, América Latina contribuyó con 234 000, equivalentes únicamente al 4% en el 2020. Interesante es destacar que en el balance del movimiento migratorio al interior de América Latina hay un saldo a favor y creciente de los que se quedan a estudiar en otro país de la región. Los que así lo hicieron sumaron algo más de 413 000, es decir casi el doble de los que salen para hacerlo en otra región del mundo. Las preferencias de regiones de destino van cambiando con el tiempo y seguirán haciéndolo con el desarrollo de las tecnologías emergentes y las posibilidades de realizar estudios en centros de formación de otros países sin necesidad de trasladarse. En el caso peruano, los estudiantes tienen a Argentina y Chile como destinos preferidos en la región y en el resto del mundo Estados Unidos y España, este último debido a la facilidad del idioma y la cultura compartida.
La migración hacia el Perú: el caso de Venezuela. Esta sección toma en cuenta estadísticas del año 2023 de extranjeros que residen en el país más de un año. Se calculaban en 1 344 891 los extranjeros residentes en el Perú. A diferencia de los peruanos que se van, los extranjeros que llegan a residir son más varones (53,8%), más jóvenes (75% tiene entre 15 y 49 años) y solteros el 84%.
Perú alberga la segunda mayor cantidad de los siete millones de refugiados y migrantes de Venezuela a nivel mundial, solo superado por Colombia. La crisis política y económica ha llevado a muchos venezolanos a buscar mejores condiciones en otros países. La cifra en el Perú no es fácil de estimar. Para el 2023 la Superintendencia Nacional de Migraciones estimó que quienes registraron formalmente su ingreso fueron 1 161 482 personas (85,7% del total de extranjeros residentes), que siete de cada diez lo hicieron durante los años 2018-2019, que 19,1% tenía menos de 15 años y que los mayores de 60 años y más eran el 1,7%. Sin embargo, para el 2024 hay cifras que estiman que los venezolanos serían alrededor de millón setecientos mil. Lo que no deja de sorprender es que solo poco más de un tercio cuenta con un estatus migratorio regular, lo que los pone en desventaja en cuanto a sus derechos básicos y empleos formales, acaba facilitando la explotación y limtando el acceso a servicios básicos, además que en gran medida reduce las posibilidades de ascenso a mejores condiciones de vida (https://www.ipe.org.pe/portal/hablemos-sobre-la-migracion/).
Desde antes de la pandemia ya eran un grupo poblacional en su mayoría vulnerable, carente de protección social, expuestos a abuso y explotación, y con vivienda y empleo en condiciones precarias. Y es que el 80% de los venezolanos trabaja sin contrato y, un porcentaje similar, en actividades de comercio y servicios (aplicativos móviles de delivery o taxi), en el sector informal y sin muchas barreras regulatorias o laborales. Sus salarios mensuales están por debajo del sueldo mínimo vital y 20% menos de lo que gana un peruano en promedio. Se estima que solo 50 000 trabajan en el sector formal, están en planilla y tienen un salario promedio de S/2 000 mensuales (https://www.ipe.org.pe/portal/situacion-laboral-de-los-venezolanos-en-peru/#:~:text=La%2520poblaci%C3%B3n%2520venezolana%2520ha%2520estado,que%2520se%2520encuentra%2520en%2520planilla).
Migración internacional: impactos en educación
La web Escale, del Ministerio de Educación, informa que en el 2023 habían matriculados 160 757 estudiantes de otros países en la educación primaria y secundaria. El 72% eran venezolanos, 7,2% argentinos y 6,2% chilenos. En comparación con el año 2017, se habían multiplicado por 3,7 y el 56% asistía a un centro de educación básica en Lima Metropolitana. Atender estudiantes de otros países ha demandado para la escuela pública la ampliación de alrededor de 5 650 plazas docentes (estimadas a un promedio de 25 alumnos/profesor) y el financiamiento de otros insumos de enseñanza como aulas, materiales, personal administrativo. Además, hubo necesidad de fomentar e implementar escuelas y aulas con ambientes educativos suficientemente inclusivos y enriquecedores, que beneficien tanto a la población migrante como a los escolares peruanos, lo que no siempre fue realidad.
No ha sido un asunto fácil de conseguir pues, como se explicó en párrafos precedentes, la mayoría de estudiantes venezolanos residentes en el país vive en condiciones de pobreza, con un índice de movilidad domiciliaria que les puede obligar a estar cambiando periódicamente de escuela. Sus bajos ingresos les hacen difícil atender las demandas en cuanto a compra de materiales básicos de enseñanza, uniformes y otros recursos necesarios. Las limitaciones con que llegan a estudiar les van creando un sentimiento de inseguridad y trauma, agravado si en las aulas son víctimas de actitudes hostiles, discriminación, bullying, y si no se cuenta con docentes capacitados para saber administrar la situación y con padres de familia comprensivos del drama que vive este grupo poblacional. Además, la condición irregular en cuanto a documentación de residencia y no contar con la información necesaria para inscribir a sus hijos en las escuelas, institutos o universidades, se convierte en una limitante o posterga el acceso a la educación formal, a la vez que pone en riesgo el rendimiento académico, los estados emocionales y la probabilidad de concluir los estudios.
Del total de alumnos venezolanos el 88% asiste a una escuela pública. Mientras en el período 2021-2022, en esas escuelas la tasa de interrupción de estudios entre niños y adolescentes peruanos fue de 1,9%, entre los venezolanos crecía hasta diez veces más y si iban a una escuela privada hasta el 26,1%. Las posibilidades de una adecuada inserción y de consolidar amistades en el entorno se vuelven escasas ante una intensa movilidad familiar (Galvez D., Villanueva Situación de los estudiantes venezolanos en el Perú, Ministerio de Educación).
El Instituto Peruano de Economía estima que entre los migrantes venezolanos existe alrededor de un 40% que cuenta con estudios universitarios y que los trabajadores no calificados representan una minoría. Según la OIM de los profesionales, científicos e intelectuales un 60% son mujeres; 19% ingenieros y 19% profesores, 15% administradores de empresas y 21% se reparte entre contadores, abogados, enfermeros y médicos. Para este potencial de profesionales que ha llegado al país, aún no se han encontrado los mecanismos suficientes de aprovechamiento e inserción en actividades formales de acuerdo a su profesión. Subsisten grandes dificultades en el mercado laboral, siendo una de ellas el reconocimiento de los títulos profesionales. Aprovechar esas capacidades podría enriquecer el entorno, plantear mayores desafíos en términos de inclusión, interculturalidad y adaptación, a la vez que aumentar el impacto de esta población sobre la economía. El Banco Central de Reserva ha calculado que durante los años 2016 al 2018, de mayor flujo migratorio, los migrantes aportaron 0,3% al crecimiento del PBI.
Hacia una necesaria y efectiva política migratoria
Tanto para los que regresan como para los que llegan son indispensables políticas y sistemas de apoyo justos y equitativos que ayuden, por un lado a facilitar su inserción en el entorno económico, social y cultural local, por otro, aprovechar sus talentos y, en tercer lugar, disminuir la imagen generalmente asociada a que la migración trae más violencia. No se niega el impacto negativo de grupos como el Tren de Aragua, pero no son representativos de todo el conglomerado de migrantes. Se evitarían situaciones de frustración y no consideración del respeto y garantía de los derechos humanos fundamentales. La historia de estos años deja muchas lecciones sobre lo que habría que hacer; por ejemplo, permitir que la mayoría de migrantes regularice su situación en cuanto al estatus de residencia; hacer efectiva la inscripción de niños en edad escolar aún cuando no dispongan de los documentos necesarios y facilitar la inscripción de los que quieren seguir cursos técnicos y universtarios; establecer suficientes centros de atención de migrantes que presten servicos de asesoría legal, salud, psicológica y capacitación laboral. Asimismo, lograr que en los diversos estamentos del Estado se cuente con las actitudes y la preparación que aseguren respuestas rápidas y adecuadas frente a una crisis que se va agravando, sobre todo entre los migrantes que sufren las mayores situaciones de desamparo y exclusión. Hay que fortalecer los programas de integración social y económica como medio para reducir tensiones y conflictos, promover la difusión de los beneficios positivos que trae la migración y eliminar las barreras que limiten el acceso equitativo del migrante a los servicios básicos.
Se recomienda leer el artículo elaborado por Galvez D., Villanueva C. “Situación de los estudiantes venezolanos en el Perú, Ministerio de Educación“. https://repositorio.minedu.gob.pe/bitstream/handle/20.500.12799/8721/Situación%20de%20los%20estudiantes%20venezolanos%20en%20Perú.pdf?sequence=1
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Las migraciones a gran escala son fenómenos socioculturales que generan cambios sustanciales en las políticas e interacciones de una sociedad, por lo tanto como nación se deben generar protocolos migracionales que no desestabilicen el desarrollo ni la economía de un país.
Gracias maestro Hugo por compartirnos este análisis acerca de los procesos migratorios de nuestro país y los retos que se deben asumir en la actualidad teniendo en cuenta la gran cantidad de inmigrantes y las necesidades básicas que se ven afectadas como salud y educación.
Un tema de gran relevancia, Hugo. 🌍 La migración no solo implica cambios geográficos, sino también desafíos y oportunidades económicas y sociales para quienes migran y las comunidades que los acogen. 🤝 Es fundamental reflexionar sobre cómo generar espacios inclusivos y garantizar derechos para todos. ¡Gracias por compartir esta perspectiva tan necesaria! 📢✨
Asi es. Un tema clave al que le estamos dedicando poca reflexión. Hay que seguir insistiendo en el mismo. Saludos