¿Quienes son?
Como Generación Z se identifica a los jóvenes que nacieron entre 1994 y 2010 y como Generación Alfa, los que nacieron a partir del 2010. Ambos tienen características aparentemente similares, pero la diferencia está en la presencia y acelerado ritmo de las innovaciones tecnológicas en la vida de esas generaciones. Siendo intensa en ambas, es mucho mayor en la Generación Alfa que ya vive plenamente en un mundo digital, invadido por el internet, las redes sociales, el wifi, la robótica, los videojuegos y muchas herramientas que les ponen a disposición el conocimiento y conocer el mundo. La inteligencia artificial posibilita que los teclados y pantallas empiecen su paso a la historia, al dar paso a interfaces basadas en gestos y conversaciones entre dispositivos y humanos. Y mucho más...
Estudios señalan que alrededor de la mitad de la Generación Z pasa más de tres horas frente a la pantalla; tienen a su disposición múltiples medios para aprender diferentes a los que habían en el pasado; son muy creativos, autodidáctas, multiáreas, multipantallas; seis de cada diez prefieren utilizar herramientas como el YouTube para aprender mientras que la tercera parte prefiere que la instrucción sea dirigida por un profesor. Además, muestran y se sienten fácilmente adaptables a las demandas laborales; se estima que la mitad de ellos confía en sus habilidades técnicas, aunque están inseguros de tener las habilidades blandas solicitadas por los empleadores.
Es verdad que las desigualdades sociales y económicas hacen que no todos los jóvenes tengan las características descritas para esas generaciones. Los que están fuera de estas características tendrían un futuro muy desventajoso y de difícil adaptación. De no se emprenderse una gran cruzada para democratizar cuanto antes el acceso al mundo digital para toda la población peruana las desigualdades sociales podrían incrementarse.
¿Cómo responde el sistema educativo a las nuevas generaciones?
Actualmente, mucho de lo que caracteriza al sistema educativo no responde a características del perfil de las nuevas generaciones que fundamentalmente demanda:
Para acometer estas demandas, el sistema educativo va a un ritmo muy por debajo de los cambios sociales. Se tiene un Currículo Nacional cargado de contenidos, muchos de ellos prescindibles; un porcentaje no apreciable de docentes que se resiste a los cambios acelerados y materiales convencionales que ya no atraen ni estimulan el interés del estudiante por aprender. Por ello, una prioridad es acelerar la velocidad con la que se producen los cambios educativos que lleven a una transformación de sus ofertas para ponerlas a tono con las innovaciones que se viven en otros campos. De o contrario, se tendrá siempre una educación desfasada de lo que necesitan las personas y la sociedad peruana en general.
Entonces, ¿cómo y qué se necesita para transformar el sistema?
Quizá el punto de partida debería ser definir bien las dimensiones que necesita tener la transformación, en función de nuestra variada realidad. Se hace referencia a variadas realidades porque no hay una sola; el Perú es muy diverso. Teniendo en cuenta esta diversidad, habría reflexionar sobre interrogantes como las siguientes:
¿Cómo hacer financieramente realidad esta transformación?, ¿Qué nuevos gastos hay que hacer y cuáles habría que prescindir?, ¿Qué responsabilidades deben asumir el Estado y la Sociedad?
La necesaria promoción de la innovación
La innovación tendría que convertirse en un aspecto fundamental de la política educativa. En especial, es urgente contar con una vanguardia de líderes y de instituciones educativas que lideren el cambio. La experiencia de muchos países desarrollados es ilustrativa respecto de cómo estos líderes asumen el rol de multiplicadores de la innovación, de motor impulsor de iniciativas dirigidas a:
Desde lo pedagógico, al sistema educativo se le abre un abanico de oportunidades de uso de metodologías ágiles, que amplíen las posibilidades de generar conocimiento y respondan a las expectativas de los estudiantes. No hay que olvidar que ellos esperan que se les enseñe a aprender pero, sobre todo, cómo aprender a aprender, pues su vida será un continum de autoaprendizaje. Ellos quieren interactuar, desde temprano, en ambientes y situaciones reales donde se les permita desarrollar el pensamiento crítico, el pensamiento creativo, el pensamiento lógico y la toma de decisiones. De nada les serviría la teoría si no pueden realizar experimentos.
Asimismo, les gustaría que los planes de estudio estén compuestos de menos contenidos, para ser tratados a profundidad. Andreas Schleicher, de la OCDE, refiriéndose a muchos de los diseños curriculares existentes en el mundo señala que: “Ahora tienen un kilómetro de amplitud y un centímetro de espezor". En otras palabras, una multiplicidad de contenidos que no logran consolidarse plenamente en aprendizajes significativos, duraderos.
Las nuevas generaciones no desean continuar trabajando con metodologías tradicionales, expositivas, de tiza y pizarra. Les atraen las estrategias de aprendizaje activo y que los lleven a una experiencia relevante; por ejemplo, que puedan trabajar con técnicas de aprendizaje-servicio o service-learning, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje cooperativo, de aula invertida, entre otras.
Papel de las tecnologías digitales
Abrirán la posibilidad de acceder a fantásticas innovaciones como el metaverso, la inteligencia artificial, programas como Minerva, Khan Academy, Brillant, Nvidia y muchos otros más que ayudan a que nazcan nuevas necesidades, espacios y objetivos de formación. La meta, al final de la escolaridad formal debería ser aspirar a que los ciudadanos hayan adquirido tres tipos de alfabetización: tecnológica, de la data y humana, a lo que hay que sumar capacidades de pensamiento crítico y sistémico, emprendimiento y de cultura ciudadana, tanto local como universal.
Implica reflexionar si el actual tratamiento que se da a la competencia digital en el Currículo Nacional es el adecuado o si convendría darle mayor importancia, tal como sucede entre los países miembros de la OCDE, en donde esta competencia es parte de las ocho competencias clave que debe adquirir todo estudiante y la población en general. Como ya sucede en varios países de América Latina y en el mundo desarrollado, también convendría dar mas énfasis al desarrollo de capacidades de programación desde los primeros años de escolarización. España, Francia y Reino Unido, por ejemplo, pondrán en marcha en sus cursos 2022-2023, asignaturas de programación las que permitirán que todos los estudiantes, desde la educación Inicial, Primaria y Secundaria, aprendan programación informática. Se asume que la programación será el inglés del siglo XXI. La formación profesional también refuerza su proceso de digitalización, tanto en las metodologías como en los recursos educativos y en la creación de nuevas titulaciones. De la misma manera, se trabaja en la mejora de la competencia digital del profesorado y la promoción de cambios en las metodologías pedagógicas (Diario El País, España)
Los educadores
Los cambios en los procesos de enseñar y aprender obligan a los docentes a contar con capacidades que respondan al perfil de las nuevas generaciones. Por ahora lo que existe es un magisterio muy diverso compuesto por docentes de distintas cohortes de edad, con diferencias significativas en el desarrollo de capacidades digitales. Son docentes que atienden alumnos con diferente nivel de alfabetización digital. Por otro lado, parte importante del personal administrativo tiene todavía dificultades para manejar los lenguajes de programación y tecnología usados en los procedimientos establecidos en la gestión.
Los docentes tienen que estar preparados para el reto digital. Adecuar su perfil actual para la atención de las nuevas generaciones, será una tarea larga y compleja. Habrá que aceptar que el docente analógico no ayudará para esta etapa; tampoco aquel con una visión meramente académica. El ideal es que amplíe el campo de su formación para que tenga una cultura y visión mas amplia de la realidad, de los estudiantes que atiende y de las nuevas tendencias educativas. Será necesario que su selección se realice en base no solo a competencias académicas, sino también, competencias sociales, emocionales y de liderazgo. Inclusive, habrá que plantearse igualmente la posibilidad que los cuadros de personal de las escuelas den cabida a la presencia de otros profesionales como ocurre en otros países.
Futuro normativo y de estilo de gestión
El Sistema demandará mucha creatividad la que solo es posible creando los liderazgos y vanguardias necesarias y transformando las instituciones y espacios educativos.
La equidad debe estar en el centro de la estrategia asegurando una aproximación competencial del aprendizaje. Asimismo, hay que favorecer una nueva supervisión, que evite el temor de incumplir las normas oficiales. Las directrices no deben ser traba para la innovación. La transformación del sistema carecerá de sentido si no va respaldada por una mayor autonomía para los espacios educativos, la cual hay que ayudar a que la tengan directores y docentes.
La generación de alianzas es clave para lograr resultados y productos, aprovechar la diversidad de puntos de vista, generar valor público e impulsar las buenas prácticas como medio para acercarse a la realidad social.
Como se observa, grandes retos nos esperan.
¿Quienes son?
Como Generación Z se identifica a los jóvenes que nacieron entre 1994 y 2010 y como Generación Alfa, los que nacieron a partir del 2010. Ambos tienen características aparentemente similares, pero la diferencia está en la presencia y acelerado ritmo de las innovaciones tecnológicas en la vida de esas generaciones. Siendo intensa en ambas, es mucho mayor en la Generación Alfa que ya vive plenamente en un mundo digital, invadido por el internet, las redes sociales, el wifi, la robótica, los videojuegos y muchas herramientas que les ponen a disposición el conocimiento y conocer el mundo. La inteligencia artificial posibilita que los teclados y pantallas empiecen su paso a la historia, al dar paso a interfaces basadas en gestos y conversaciones entre dispositivos y humanos. Y mucho más…
Estudios señalan que alrededor de la mitad de la Generación Z pasa más de tres horas frente a la pantalla; tienen a su disposición múltiples medios para aprender diferentes a los que habían en el pasado; son muy creativos, autodidáctas, multiáreas, multipantallas; seis de cada diez prefieren utilizar herramientas como el YouTube para aprender mientras que la tercera parte prefiere que la instrucción sea dirigida por un profesor. Además, muestran y se sienten fácilmente adaptables a las demandas laborales; se estima que la mitad de ellos confía en sus habilidades técnicas, aunque están inseguros de tener las habilidades blandas solicitadas por los empleadores.
Es verdad que las desigualdades sociales y económicas hacen que no todos los jóvenes tengan las características descritas para esas generaciones. Los que están fuera de estas características tendrían un futuro muy desventajoso y de difícil adaptación. De no se emprenderse una gran cruzada para democratizar cuanto antes el acceso al mundo digital para toda la población peruana las desigualdades sociales podrían incrementarse.
¿Cómo responde el sistema educativo a las nuevas generaciones?
Actualmente, mucho de lo que caracteriza al sistema educativo no responde a características del perfil de las nuevas generaciones que fundamentalmente demanda:
Para acometer estas demandas, el sistema educativo va a un ritmo muy por debajo de los cambios sociales. Se tiene un Currículo Nacional cargado de contenidos, muchos de ellos prescindibles; un porcentaje no apreciable de docentes que se resiste a los cambios acelerados y materiales convencionales que ya no atraen ni estimulan el interés del estudiante por aprender. Por ello, una prioridad es acelerar la velocidad con la que se producen los cambios educativos que lleven a una transformación de sus ofertas para ponerlas a tono con las innovaciones que se viven en otros campos. De o contrario, se tendrá siempre una educación desfasada de lo que necesitan las personas y la sociedad peruana en general.
Entonces, ¿cómo y qué se necesita para transformar el sistema?
Quizá el punto de partida debería ser definir bien las dimensiones que necesita tener la transformación, en función de nuestra variada realidad. Se hace referencia a variadas realidades porque no hay una sola; el Perú es muy diverso. Teniendo en cuenta esta diversidad, habría reflexionar sobre interrogantes como las siguientes:
¿Cómo hacer financieramente realidad esta transformación?, ¿Qué nuevos gastos hay que hacer y cuáles habría que prescindir?, ¿Qué responsabilidades deben asumir el Estado y la Sociedad?
La necesaria promoción de la innovación
La innovación tendría que convertirse en un aspecto fundamental de la política educativa. En especial, es urgente contar con una vanguardia de líderes y de instituciones educativas que lideren el cambio. La experiencia de muchos países desarrollados es ilustrativa respecto de cómo estos líderes asumen el rol de multiplicadores de la innovación, de motor impulsor de iniciativas dirigidas a:
Desde lo pedagógico, al sistema educativo se le abre un abanico de oportunidades de uso de metodologías ágiles, que amplíen las posibilidades de generar conocimiento y respondan a las expectativas de los estudiantes. No hay que olvidar que ellos esperan que se les enseñe a aprender pero, sobre todo, cómo aprender a aprender, pues su vida será un continum de autoaprendizaje. Ellos quieren interactuar, desde temprano, en ambientes y situaciones reales donde se les permita desarrollar el pensamiento crítico, el pensamiento creativo, el pensamiento lógico y la toma de decisiones. De nada les serviría la teoría si no pueden realizar experimentos.
Asimismo, les gustaría que los planes de estudio estén compuestos de menos contenidos, para ser tratados a profundidad. Andreas Schleicher, de la OCDE, refiriéndose a muchos de los diseños curriculares existentes en el mundo señala que: “Ahora tienen un kilómetro de amplitud y un centímetro de espezor”. En otras palabras, una multiplicidad de contenidos que no logran consolidarse plenamente en aprendizajes significativos, duraderos.
Las nuevas generaciones no desean continuar trabajando con metodologías tradicionales, expositivas, de tiza y pizarra. Les atraen las estrategias de aprendizaje activo y que los lleven a una experiencia relevante; por ejemplo, que puedan trabajar con técnicas de aprendizaje-servicio o service-learning, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje cooperativo, de aula invertida, entre otras.
Papel de las tecnologías digitales
Abrirán la posibilidad de acceder a fantásticas innovaciones como el metaverso, la inteligencia artificial, programas como Minerva, Khan Academy, Brillant, Nvidia y muchos otros más que ayudan a que nazcan nuevas necesidades, espacios y objetivos de formación. La meta, al final de la escolaridad formal debería ser aspirar a que los ciudadanos hayan adquirido tres tipos de alfabetización: tecnológica, de la data y humana, a lo que hay que sumar capacidades de pensamiento crítico y sistémico, emprendimiento y de cultura ciudadana, tanto local como universal.
Implica reflexionar si el actual tratamiento que se da a la competencia digital en el Currículo Nacional es el adecuado o si convendría darle mayor importancia, tal como sucede entre los países miembros de la OCDE, en donde esta competencia es parte de las ocho competencias clave que debe adquirir todo estudiante y la población en general. Como ya sucede en varios países de América Latina y en el mundo desarrollado, también convendría dar mas énfasis al desarrollo de capacidades de programación desde los primeros años de escolarización. España, Francia y Reino Unido, por ejemplo, pondrán en marcha en sus cursos 2022-2023, asignaturas de programación las que permitirán que todos los estudiantes, desde la educación Inicial, Primaria y Secundaria, aprendan programación informática. Se asume que la programación será el inglés del siglo XXI. La formación profesional también refuerza su proceso de digitalización, tanto en las metodologías como en los recursos educativos y en la creación de nuevas titulaciones. De la misma manera, se trabaja en la mejora de la competencia digital del profesorado y la promoción de cambios en las metodologías pedagógicas (Diario El País, España)
Los educadores
Los cambios en los procesos de enseñar y aprender obligan a los docentes a contar con capacidades que respondan al perfil de las nuevas generaciones. Por ahora lo que existe es un magisterio muy diverso compuesto por docentes de distintas cohortes de edad, con diferencias significativas en el desarrollo de capacidades digitales. Son docentes que atienden alumnos con diferente nivel de alfabetización digital. Por otro lado, parte importante del personal administrativo tiene todavía dificultades para manejar los lenguajes de programación y tecnología usados en los procedimientos establecidos en la gestión.
Los docentes tienen que estar preparados para el reto digital. Adecuar su perfil actual para la atención de las nuevas generaciones, será una tarea larga y compleja. Habrá que aceptar que el docente analógico no ayudará para esta etapa; tampoco aquel con una visión meramente académica. El ideal es que amplíe el campo de su formación para que tenga una cultura y visión mas amplia de la realidad, de los estudiantes que atiende y de las nuevas tendencias educativas. Será necesario que su selección se realice en base no solo a competencias académicas, sino también, competencias sociales, emocionales y de liderazgo. Inclusive, habrá que plantearse igualmente la posibilidad que los cuadros de personal de las escuelas den cabida a la presencia de otros profesionales como ocurre en otros países.
Futuro normativo y de estilo de gestión
El Sistema demandará mucha creatividad la que solo es posible creando los liderazgos y vanguardias necesarias y transformando las instituciones y espacios educativos.
La equidad debe estar en el centro de la estrategia asegurando una aproximación competencial del aprendizaje. Asimismo, hay que favorecer una nueva supervisión, que evite el temor de incumplir las normas oficiales. Las directrices no deben ser traba para la innovación. La transformación del sistema carecerá de sentido si no va respaldada por una mayor autonomía para los espacios educativos, la cual hay que ayudar a que la tengan directores y docentes.
La generación de alianzas es clave para lograr resultados y productos, aprovechar la diversidad de puntos de vista, generar valor público e impulsar las buenas prácticas como medio para acercarse a la realidad social.
Como se observa, grandes retos nos esperan.
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Un reto muy interesante el planteado
Es muy interesante el curso
Interesante artículo. Y, efectivamente, la alfabetización digital en estudiantes como en docente es aún un reto, como también lo es en la administración. Hace poco se suspendieron las clases presenciales por un paro agrario y de transporte, por lo que decidimos continuar con nuestras actividades de manera virtual. La sorpresa fue un comunicado del propio ministerio invalidado las actividades virtuales y obligando a “recuperar” las horas de manera presencial.
Entonces, ¿Acaso no es una contradicción entre lo que se pregona y se practica? Si bien es cierto, ambas modalidades tienen sus ventajas y desventajas, pareciera que el sector aún no se atreve a dar ese paso a los cambios que ya llegaron. Gracias.
Luis. Es verdad lo que usted señala. Aun el Minedu ni se atreve a ingresar a una sociedad que ya casi es plenamente digital. Si bien es cierto que l tecnología es una herramienta, no podemos ignorar sus ventajas. En el Perú no se las aprecia porque no estamos aprovechando, muchas veces ni siquiera se conocen las innumerables herramientas que han probado ser muy eficaces para que los estudiantes aprendan mejor. Como ya lo han en muchos otros países, necesitamos construir una visión del desarrollo digital en todo nuestro sistema educativo que sirva de guía para las diversas reformas y que no sucedan situaciones como las que usted describe. Saludos