Educación y formación técnico profesional y empleo

Según la Unesco, la Educación y Formación Técnica y Profesional (EFTP) es la oferta educativa que conecta la educación con el mundo del trabajo desarrollando el potencial de personas jóvenes y adultas para un futuro mejor. Prepara una fuerza laboral calificada en el desarrollo de competencias para productividad y la innovación en diferentes sectores económicos, el empoderamiento, el empleo productivo y el trabajo decente. Asimismo, facilita la transición hacia economías y sociedades más digitales, verdes e inclusivas; garantiza que los graduados tengan las habilidades necesarias para iniciar sus propios negocios o las que buscan los empleadores; cuando sus programas se dirigen a grupos desfavorecidos, promueven la inclusión social y reducen las desigualdades.

La importancia de la EFTP va en aumento, en especial por la velocidad del desarrollo de las tecnologías digitales y emergentes las que presionan a las empresas para que transformen sus procesos de producción y gestión, a los sistemas educativos para que renueven las maneras como se enseña y aprende y a los jóvenes y adultos para que gradualmente vayan reconvirtiéndose laboralmente al ingresar a procesos de educación a lo largo de la vida.

No obstante su importancia, en el Perú la EFTP no se ha visto reflejada como una política pública prioritaria. Los desajustes entre formación y mercado ocupacional repercuten en que los que tienen solo hasta primaria tengan una tasa de desempleo de 2,8 por ciento, los que poseen secundaria de 6,6% y que el desempleo sea más alto en la educación superior no universitaria y universitaria, cuyas tasas son del 7 por ciento y 8,5 por ciento, respectivamente. Estas tasas se revierten cuando se observa la remuneración promedio mensual de un trabajador con educación superior no universitaria: 36% más que la de un trabajador con secundaria, y la de uno con educación universitaria 2,2 veces más.

Por grupos de edad la población con mayor proporción de personas con hasta educación primaria son los mayores de 45 años; sin embargo su nivel de desempleo es casi tres veces menor que el registrado por el grupo de 14 a 24 años. Y es que si bien la creación de puestos de trabajo se fue recuperando luego de la pandemia, en el grupo poblacional más jóven continúa preocupando el 12,5 por ciento de desempleo, el 58,5 por ciento de subempleo y el 85 por ciento de empleo informal. La alta informalidad laboral hace que en su mayoría la población trabajadora reciba salarios precarios, trabaje en unidades productivas no registradas en la administración tributaria o como trabajadores familiares no remunerados y carezcan de un seguro de salud. El desempleo es también significativo en las áreas rurales al alcanzar el 72,9 por ciento y entre las mujeres con 55 por ciento.

Oferta de Educación y Formación Técnico Profesional

En el período 2010-2023 la oferta de educación para jóvenes y adultos en básica alternativa, técnico productiva y superior tecnológica se incrementó en 139 472 estudiantes. Desagregados por tipos de oferta se constata que mientras la educación superior tecnológica creció en 61%, la básica alternativa y la técnico productiva disminuyeron su oferta en 13,6% y 15,6%, respectivamente. La educación superior tecnológica aumentó su oferta principalmente gracias al esfuerzo privado que contribuyó con el 82,5 por ciento del incremento de matrícula. Según la web Educación al Futuro, el crecimiento de la matrícula privada esta alentada por factores como el costo asequible de las pensiones, la menor duración de estudios en un entorno de crisis económica que se prolonga desde el 2020, el fácil acceso al mercado laboral, las nuevas modalidades de estudio como la virtual o semipresencial, así como al hecho de que muchos institutos se han convertido en escuelas superiores y al término de la carrera de cuatro años, entregan el bachillerato. Aquellos que obtienen este grado pueden acceder a un posgrado universitario sin necesidad de hacer el pregrado.

Estadísticas EBA, CETPROS e IST
2010-2015-2023
Año TotalEBACETPROIST
2010Total823229220712262497340020
 Público365923135398129567100958
 Privado45730685314132930239062
 Urbano817151219496260826336829
 Rural6078121616713191
 Hombre35895212023893243145471
 Mujer464277100474169254194549
2023Total962701190722221453550526
 Público426509150738137864137907
 Privado5361923998483589412619
 Urbano921936182201204747534988
 Rural4076585211670615538
 Hombre3853728482485635214913
 Mujer580329105898138818335613
Fuente. Escale, Minedu

La disminución del alumnado en la educación básica alternativa y técnico productiva tiene como una de sus explicaciones la caída de 94 677 estudiantes que asistían a centros privados. También es probable que parte de los estudiantes que siguen una especialidad en la educación técnico productiva prefieran hacerlo ahora en un instituto superior tecnológico cuya matrícula privada se incrementó en 173 557 estudiantes. Quizá dos razones adicionales que pesan en la reducción de esas matrículas es, por un lado, el descenso de los recursos asignados en el presupuesto inicial de apertura entre los años 2010-2023: su participación en el total se redujo de 6,2 por ciento a 5,4 por ciento y, por otro lado, las precarias condiciones en que se brinda el servicio; en especial en los centros de básica alternativa.

En la composición de la matrícula de estas tres modalidades de EFTP es de destacar el mayor porcentaje de las mujeres y, aunque el alumnado es predominantemente urbano, se aprecia un incremento de la oferta rural, especialmente en la educación técnica productiva que pasa de representar 0,6 por ciento en el 2010 al 7,5% en el 2023.  

Alianza con el sector privado: estrategia pensando en el futuro próximo

Todos los diagnósticos que relacionan la educación y el empleo señalan que la insuficiencia de capital humano de calidad es un freno a las posibilidades de lograr un desarrollo más acelerado y sostenido. En el Perú, si bien el 37,7 por ciento de la población ocupada tiene educación superior, uno de cada cinco trabajadores llega en el mejor de lo casos a tener primaria completa. Esta estructura de nivel educativo es una desventaja en momentos en que uno de los principales desafíos y factor de supervivencia de las empresas es la digitalización de sus procesos. Es también desventaja para las personas carecer de capacidades suficientes de pensamiento crítico, creatividad, innovación, aprender a aprender... Una investigación publicada por el Ministerio de la Producción (2023) que abarcó 154 empresas de los sectores servicios, manufactura y comercio revela que únicamente el 11 por ciento muestra un nivel avanzado de implementación de tecnologías digitales, 32 por ciento nivel básico y 56 por ciento nivel intermedio. El mayor esfuerzo hay que hacerlo en las microempresas y las pequeñas empresas donde se observa la falta de acceso a recursos, a personal calificado y a posibilidades de inversión en tecnologías. Desarrollar políticas públicas de estímulo y facilidades para la modernización digital de empresas es urgente. En ellas se requiere promover actitudes y comportamientos que favorezcan iniciativas de uso de esas tecnologías, estimular la curiosidad por los beneficios que pueden traer en materia de eficiencia, productividad y organización de un ambiente colaborativo. Cada empresa debería disponer de un plan de transformación digital, por ahora ausente en la mayoría.

Hay instituciones que deberían jugar un papel clave en el desarrollo de la EFTP. Unas son las universidades y centros de formación técnico profesional para la organización de programas de capacitación dirigidos a actualizar conocimientos y habilidades blandas y duras que puedan aplicarse en el desempeño laboral. Todo trabajador debe poseer una cultura digital, confiar en la capacidad de manejo y conocimiento de las diferentes piezas tecnológicas que forman parte de su entorno laboral digitalizado, tomar conciencia de la importancia de la digitalización de procesos y de la seguridad de los datos. Pero tan importante como poseer ese tipo de habilidades es también preparar para enfrentar desafíos ambientales, éticos y de desarrollo de prácticas responsables. 

La alianza de universidades y centros de formación técnico profesional con empresas dedicadas a las tecnologías digitales y a los medios de comunicación es fundamental para atender, vía modalidades presenciales, híbridas y on line, las necesidades de formación que son considerables, que irán creciendo y que cubren no solo a la población que se califica sino también a los formadores y gestores que trabajan en los centros de formación. El uso de modalidades on line, como viene sucediendo en otros países, es indispensable y exige desarrollar y perfeccionar plataformas y convenios con medios de comunicación masiva para ofrecer cursos en línea, tutoriales y recursos educativos accesibles y adaptados a los ritmos de cada quien, al aprendizaje colaborativo e inclusivo; producir materiales educativos interactivos y actualizados, con prácticas de aprendizaje más atractivas y efectivas que hagan posible experimentar el uso de la tecnología, por ejemplo, con realidad virtual y aumentada, recursos multimedia, videos, simulaciones, juegos educativos y ejercicios relacionados con futuras destrezas de trabajo.

Con el apoyo de la inteligencia artificial y el análisis de datos es posible detectar lagunas en el conocimiento de los estudiantes, evaluar de manera más justa y objetiva evitando prejuicios personales o errores humanos; determinar las áreas en las que necesita mejorar, aprovechar la información y la robótica para personalizar el aprendizaje, facilitar la certificación, promover y reconocer microcredenciales que validen las competencias adquiridas y ayuden a alcanzar los objetivos. No hay que olvidar que las microcredenciales son una forma de reconocer experiencias de aprendizaje no formal o autodidacta, lo que ayudaría a los trabajadores validar sus competencias adquiridas en el lugar de trabajo o a través de proyectos personales.

Por otro lado, la mejor forma de garantizar que los currículos sintonicen con las necesidades y tendencias del mercado laboral es estableciendo alianzas estratégicas con empresas. Nadie mejor que ellas para sugerir programas que se adapten a diferentes etapas de la vida laboral, a trayectorias flexibles que permitan cualificar, recualificar y mejorar las cualificaciones atendiendo las expectativas y con horarios más convenientes. Las empresas están en mejor capacidad para identificar y anticipar las habilidades requeridas en la transición hacia economías digitales y verdes. Asimismo, pueden emprender campañas de sensibilización sobre la importancia de la educación continua, motivando a los trabajadores a buscar oportunidades de aprendizaje a lo largo de su carrera. La comunicación por lo general débil entre los centros de formación y el empresariado tiene que superarse pues conviene a ambos actores y puede derivar en iniciativas como potenciar la aplicación de sistemas como el dual, financiar programas de capacitación a la medida e impulsar programas de becas o subsidios. La experiencia en el país y en muchos otros es contundente: los centros de formación con más éxito en la rápida inserción y sostenibilidad de sus egresados al mercado laboral y con mejores remuneraciones son aquellos que tienen como política un trabajo coordinado con las empresas para las que forman. 

Otro actor que no hay que olvidar es la cooperación horizontal e internacional. Los intercambios y colaboraciones internacionales son fundamentales para enriquecer la formación y permitir la adquisición de perspectivas globales, tomar decisiones en base a evidencias y no caer en errores que otros hayan cometido.

Mucho de lo propuesto en los párrafos precedentes podría verse cristalizado si el Estado facilita una legislación flexible y estimuladora de iniciativas que vayan en favor de la mejora de la productividad, competitividad, equidad e inclusión. Las modalidades de formación que evolucionan con rapidez obligan a dar paso a formas creativas y de calidad ajustadas a las necesidades de un dinámico mercado laboral, de cambios de ocupación de muchos trabajadores, de constantes nuevas necesidades de aprendizaje de habilidades emergentes y de actualización de competencias ya existentes. Lo que debe asegurarse es que las habilidades que se transfieran sean relevantes, oportunas y las demandadas en el mercado laboral. En ese marco, crece el reconocimiento de la educación no formal y de la experiencia laboral como parte del desarrollo profesional, así como la promoción de un enfoque más holístico de la formación.

El desafío está planteado. Ojalá puedan emprenderse las acciones iniciales.

Educación y formación técnico profesional y empleo

Autor: Hugo Diaz Publicado: noviembre 2, 2024

Según la Unesco, la Educación y Formación Técnica y Profesional (EFTP) es la oferta educativa que conecta la educación con el mundo del trabajo desarrollando el potencial de personas jóvenes y adultas para un futuro mejor. Prepara una fuerza laboral calificada en el desarrollo de competencias para productividad y la innovación en diferentes sectores económicos, el empoderamiento, el empleo productivo y el trabajo decente. Asimismo, facilita la transición hacia economías y sociedades más digitales, verdes e inclusivas; garantiza que los graduados tengan las habilidades necesarias para iniciar sus propios negocios o las que buscan los empleadores; cuando sus programas se dirigen a grupos desfavorecidos, promueven la inclusión social y reducen las desigualdades.

La importancia de la EFTP va en aumento, en especial por la velocidad del desarrollo de las tecnologías digitales y emergentes las que presionan a las empresas para que transformen sus procesos de producción y gestión, a los sistemas educativos para que renueven las maneras como se enseña y aprende y a los jóvenes y adultos para que gradualmente vayan reconvirtiéndose laboralmente al ingresar a procesos de educación a lo largo de la vida.

No obstante su importancia, en el Perú la EFTP no se ha visto reflejada como una política pública prioritaria. Los desajustes entre formación y mercado ocupacional repercuten en que los que tienen solo hasta primaria tengan una tasa de desempleo de 2,8 por ciento, los que poseen secundaria de 6,6% y que el desempleo sea más alto en la educación superior no universitaria y universitaria, cuyas tasas son del 7 por ciento y 8,5 por ciento, respectivamente. Estas tasas se revierten cuando se observa la remuneración promedio mensual de un trabajador con educación superior no universitaria: 36% más que la de un trabajador con secundaria, y la de uno con educación universitaria 2,2 veces más.

Por grupos de edad la población con mayor proporción de personas con hasta educación primaria son los mayores de 45 años; sin embargo su nivel de desempleo es casi tres veces menor que el registrado por el grupo de 14 a 24 años. Y es que si bien la creación de puestos de trabajo se fue recuperando luego de la pandemia, en el grupo poblacional más jóven continúa preocupando el 12,5 por ciento de desempleo, el 58,5 por ciento de subempleo y el 85 por ciento de empleo informal. La alta informalidad laboral hace que en su mayoría la población trabajadora reciba salarios precarios, trabaje en unidades productivas no registradas en la administración tributaria o como trabajadores familiares no remunerados y carezcan de un seguro de salud. El desempleo es también significativo en las áreas rurales al alcanzar el 72,9 por ciento y entre las mujeres con 55 por ciento.

Oferta de Educación y Formación Técnico Profesional

En el período 2010-2023 la oferta de educación para jóvenes y adultos en básica alternativa, técnico productiva y superior tecnológica se incrementó en 139 472 estudiantes. Desagregados por tipos de oferta se constata que mientras la educación superior tecnológica creció en 61%, la básica alternativa y la técnico productiva disminuyeron su oferta en 13,6% y 15,6%, respectivamente. La educación superior tecnológica aumentó su oferta principalmente gracias al esfuerzo privado que contribuyó con el 82,5 por ciento del incremento de matrícula. Según la web Educación al Futuro, el crecimiento de la matrícula privada esta alentada por factores como el costo asequible de las pensiones, la menor duración de estudios en un entorno de crisis económica que se prolonga desde el 2020, el fácil acceso al mercado laboral, las nuevas modalidades de estudio como la virtual o semipresencial, así como al hecho de que muchos institutos se han convertido en escuelas superiores y al término de la carrera de cuatro años, entregan el bachillerato. Aquellos que obtienen este grado pueden acceder a un posgrado universitario sin necesidad de hacer el pregrado.

Estadísticas EBA, CETPROS e IST
2010-2015-2023
Año TotalEBACETPROIST
2010Total823229220712262497340020
 Público365923135398129567100958
 Privado45730685314132930239062
 Urbano817151219496260826336829
 Rural6078121616713191
 Hombre35895212023893243145471
 Mujer464277100474169254194549
2023Total962701190722221453550526
 Público426509150738137864137907
 Privado5361923998483589412619
 Urbano921936182201204747534988
 Rural4076585211670615538
 Hombre3853728482485635214913
 Mujer580329105898138818335613
Fuente. Escale, Minedu

La disminución del alumnado en la educación básica alternativa y técnico productiva tiene como una de sus explicaciones la caída de 94 677 estudiantes que asistían a centros privados. También es probable que parte de los estudiantes que siguen una especialidad en la educación técnico productiva prefieran hacerlo ahora en un instituto superior tecnológico cuya matrícula privada se incrementó en 173 557 estudiantes. Quizá dos razones adicionales que pesan en la reducción de esas matrículas es, por un lado, el descenso de los recursos asignados en el presupuesto inicial de apertura entre los años 2010-2023: su participación en el total se redujo de 6,2 por ciento a 5,4 por ciento y, por otro lado, las precarias condiciones en que se brinda el servicio; en especial en los centros de básica alternativa.

En la composición de la matrícula de estas tres modalidades de EFTP es de destacar el mayor porcentaje de las mujeres y, aunque el alumnado es predominantemente urbano, se aprecia un incremento de la oferta rural, especialmente en la educación técnica productiva que pasa de representar 0,6 por ciento en el 2010 al 7,5% en el 2023.  

Alianza con el sector privado: estrategia pensando en el futuro próximo

Todos los diagnósticos que relacionan la educación y el empleo señalan que la insuficiencia de capital humano de calidad es un freno a las posibilidades de lograr un desarrollo más acelerado y sostenido. En el Perú, si bien el 37,7 por ciento de la población ocupada tiene educación superior, uno de cada cinco trabajadores llega en el mejor de lo casos a tener primaria completa. Esta estructura de nivel educativo es una desventaja en momentos en que uno de los principales desafíos y factor de supervivencia de las empresas es la digitalización de sus procesos. Es también desventaja para las personas carecer de capacidades suficientes de pensamiento crítico, creatividad, innovación, aprender a aprender… Una investigación publicada por el Ministerio de la Producción (2023) que abarcó 154 empresas de los sectores servicios, manufactura y comercio revela que únicamente el 11 por ciento muestra un nivel avanzado de implementación de tecnologías digitales, 32 por ciento nivel básico y 56 por ciento nivel intermedio. El mayor esfuerzo hay que hacerlo en las microempresas y las pequeñas empresas donde se observa la falta de acceso a recursos, a personal calificado y a posibilidades de inversión en tecnologías. Desarrollar políticas públicas de estímulo y facilidades para la modernización digital de empresas es urgente. En ellas se requiere promover actitudes y comportamientos que favorezcan iniciativas de uso de esas tecnologías, estimular la curiosidad por los beneficios que pueden traer en materia de eficiencia, productividad y organización de un ambiente colaborativo. Cada empresa debería disponer de un plan de transformación digital, por ahora ausente en la mayoría.

Hay instituciones que deberían jugar un papel clave en el desarrollo de la EFTP. Unas son las universidades y centros de formación técnico profesional para la organización de programas de capacitación dirigidos a actualizar conocimientos y habilidades blandas y duras que puedan aplicarse en el desempeño laboral. Todo trabajador debe poseer una cultura digital, confiar en la capacidad de manejo y conocimiento de las diferentes piezas tecnológicas que forman parte de su entorno laboral digitalizado, tomar conciencia de la importancia de la digitalización de procesos y de la seguridad de los datos. Pero tan importante como poseer ese tipo de habilidades es también preparar para enfrentar desafíos ambientales, éticos y de desarrollo de prácticas responsables. 

La alianza de universidades y centros de formación técnico profesional con empresas dedicadas a las tecnologías digitales y a los medios de comunicación es fundamental para atender, vía modalidades presenciales, híbridas y on line, las necesidades de formación que son considerables, que irán creciendo y que cubren no solo a la población que se califica sino también a los formadores y gestores que trabajan en los centros de formación. El uso de modalidades on line, como viene sucediendo en otros países, es indispensable y exige desarrollar y perfeccionar plataformas y convenios con medios de comunicación masiva para ofrecer cursos en línea, tutoriales y recursos educativos accesibles y adaptados a los ritmos de cada quien, al aprendizaje colaborativo e inclusivo; producir materiales educativos interactivos y actualizados, con prácticas de aprendizaje más atractivas y efectivas que hagan posible experimentar el uso de la tecnología, por ejemplo, con realidad virtual y aumentada, recursos multimedia, videos, simulaciones, juegos educativos y ejercicios relacionados con futuras destrezas de trabajo.

Con el apoyo de la inteligencia artificial y el análisis de datos es posible detectar lagunas en el conocimiento de los estudiantes, evaluar de manera más justa y objetiva evitando prejuicios personales o errores humanos; determinar las áreas en las que necesita mejorar, aprovechar la información y la robótica para personalizar el aprendizaje, facilitar la certificación, promover y reconocer microcredenciales que validen las competencias adquiridas y ayuden a alcanzar los objetivos. No hay que olvidar que las microcredenciales son una forma de reconocer experiencias de aprendizaje no formal o autodidacta, lo que ayudaría a los trabajadores validar sus competencias adquiridas en el lugar de trabajo o a través de proyectos personales.

Por otro lado, la mejor forma de garantizar que los currículos sintonicen con las necesidades y tendencias del mercado laboral es estableciendo alianzas estratégicas con empresas. Nadie mejor que ellas para sugerir programas que se adapten a diferentes etapas de la vida laboral, a trayectorias flexibles que permitan cualificar, recualificar y mejorar las cualificaciones atendiendo las expectativas y con horarios más convenientes. Las empresas están en mejor capacidad para identificar y anticipar las habilidades requeridas en la transición hacia economías digitales y verdes. Asimismo, pueden emprender campañas de sensibilización sobre la importancia de la educación continua, motivando a los trabajadores a buscar oportunidades de aprendizaje a lo largo de su carrera. La comunicación por lo general débil entre los centros de formación y el empresariado tiene que superarse pues conviene a ambos actores y puede derivar en iniciativas como potenciar la aplicación de sistemas como el dual, financiar programas de capacitación a la medida e impulsar programas de becas o subsidios. La experiencia en el país y en muchos otros es contundente: los centros de formación con más éxito en la rápida inserción y sostenibilidad de sus egresados al mercado laboral y con mejores remuneraciones son aquellos que tienen como política un trabajo coordinado con las empresas para las que forman. 

Otro actor que no hay que olvidar es la cooperación horizontal e internacional. Los intercambios y colaboraciones internacionales son fundamentales para enriquecer la formación y permitir la adquisición de perspectivas globales, tomar decisiones en base a evidencias y no caer en errores que otros hayan cometido.

Mucho de lo propuesto en los párrafos precedentes podría verse cristalizado si el Estado facilita una legislación flexible y estimuladora de iniciativas que vayan en favor de la mejora de la productividad, competitividad, equidad e inclusión. Las modalidades de formación que evolucionan con rapidez obligan a dar paso a formas creativas y de calidad ajustadas a las necesidades de un dinámico mercado laboral, de cambios de ocupación de muchos trabajadores, de constantes nuevas necesidades de aprendizaje de habilidades emergentes y de actualización de competencias ya existentes. Lo que debe asegurarse es que las habilidades que se transfieran sean relevantes, oportunas y las demandadas en el mercado laboral. En ese marco, crece el reconocimiento de la educación no formal y de la experiencia laboral como parte del desarrollo profesional, así como la promoción de un enfoque más holístico de la formación.

El desafío está planteado. Ojalá puedan emprenderse las acciones iniciales.

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  • ¡Gracias por compartir esta importante información sobre la Educación y Formación Técnico Profesional (EFTP) en Perú! Es fundamental reconocer el papel crucial que desempeña la EFTP en la conexión entre la educación y el empleo, especialmente en un contexto donde la digitalización y la innovación son clave para el desarrollo económico.

    A pesar de los desafíos actuales, como las altas tasas de desempleo juvenil y la informalidad laboral, es alentador ver el crecimiento en la matrícula de educación superior tecnológica. Esto muestra que hay un interés en adquirir habilidades que son relevantes para el mercado laboral. La colaboración entre instituciones educativas y el sector privado es una estrategia esencial para garantizar que la formación esté alineada con las necesidades del mercado.

    Espero que se sigan impulsando políticas públicas que prioricen la EFTP, así como iniciativas que fomenten la inclusión y el acceso a oportunidades educativas para todos. El futuro de nuestra fuerza laboral depende de estas acciones y del compromiso de todos los actores involucrados. ¡Sigamos trabajando juntos por una educación que empodere y prepare a las nuevas generaciones para los retos del mañana!

    • Dysaida. Gracias por el comentario. Es un tema que tiene muchas aristas Es bueno que la educación superior tecnológica vaya creciendo como está sucediendo en toda América Latina. Lo que preocupa es que la EBA y CETPRO disminuyan para los que solo tienen hasta primaria como formación. No hay que descuidarlos. De otro lado, en este artículo no he abarcado todo el problema de la educación técnica y profesional pues mis informes nunca pasan de mas de cuatro carillas. Pero un tema que espero tocar en un futuro es el de las carreras que se están ofreciendo. Muchas porque son baratas de implementar pero no siempre contribuyen a desarrollar desarrollos mas sólidos. Saludos

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