La pandemia causada por el COVID-19 ha hecho que casi todos los sistemas educativos del mundo se encuentren ante una nueva y compleja situación, que los ha situado en una posición desafiante ante el continuo cierre de las escuelas y el avance, a veces imparable, de la enfermedad. En muchos países, los gobiernos han comenzado a trabajar con organizaciones internacionales, socios del sector privado y la sociedad civil para lograr brindar un modelo improvisado de educación a distancia, a través de un conjunto de tecnologías, para asegurar la continuidad de la implementación de los distintos currículos educativos. En Perú, destacan las iniciativas “Aprendo en Casa” y el anuncio de la entrega de 840.000 tablets para estudiantes de áreas rurales y zonas pobres de Lima.
Lograr establecer o escalar estrategias de aprendizaje a distancia no solo es clave, sino una necesidad dada la situación del cierre de las escuelas. Estas estrategias deben orientarse por los principios de equidad e inclusión; al mismo tiempo, que deben evitar que las desigualdades sociales y educativas aumenten. Además, deben diseñarse teniendo en cuenta las necesidades presentes y futuras de los estudiantes, que pueden surgir en el medio y largo plazo. Más allá de las respuestas que se puedan dar a la crisis actual, los esfuerzos para brindar una educación a distancia que logre llegar a todos los hogares de los estudiantes de todos los niveles educativos nos dan muchas lecciones que debemos aprender e incorporar a nuestro trabajo a largo plazo para lograr construir unos sistemas educativos que sean más inclusivos, flexibles y abiertos una vez que el contexto de pandemia del COVID-19 haya finalizado. Siguiendo las propuestas de UNESCO a nivel internacional, en este artículo y los próximos, ofreceremos algunas alternativas para la educación a distancia en el contexto de pandemia.
Muchas veces se utiliza el concepto de educación a distancia como sinónimos de educación online, e-learning, educación a distancia, educación por correspondencia, estudios externos, aprendizaje flexible y Cursos Online Masivos y Abiertos (MOOC). No obstante, cada una de ellas tiene sus diferencias y no es lo mismo brindar educación online, por medios digitales, que a distancia, que puede involucrar numerosos medios de comunicación como la radio y la televisión. Los componentes más comunes del aprendizaje a distancia son dos: una separación espacio-temporal entre docente y estudiante, y el uso de medios de comunicación y tecnología que permiten que exista un proceso de comunicación durante el proceso de aprendizaje a pesar de dicha separación.
Ello se puede lograr con diferentes medios, como materiales impresos, programas en sistemas de comunicación analógicos como la radio y la televisión, lo que es el caso de “Aprendo en Casa”, o a través de un intercambio a través de Internet, mediante el uso de redes sociales (como Facebook) o plataformas de aprendizaje (como Google Classroom o Blackboard). También, deben incluirse las aplicaciones de mensajería como WhatsApp o los SMS de los celulares, que han demostrado ser una herramienta muy útil en la comunicación entre docente y estudiante.
El aprendizaje a distancia requiere una motivación por parte de los estudiantes, así como una capacidad de un aprendizaje autodirigido, además de unas grandes habilidades de estudio. Ello es más difícil para los estudiantes más jóvenes, así como para aquellos que tienen una situación de mayor vulnerabilidad. Recordemos que, según la ENAHO 2018, de los 9 millones de hogares que hay en el Perú, 2.5 millones se encuentran hacinados: 2 millones son del área urbana y más de medio millón en el área rural.
Las estrategias de aprendizaje a distancia en respuesta al cierre de las escuelas en el contexto del COVID-19 son parte de un conjunto de medidas tomadas por el gobierno, con apoyo de distintos socios como UNESCO, para continuar con los procesos de estudios basados en el currículo nacional, así como otras actividades educativas regulares cuando las escuelas y otras instituciones educativas son cerradas. Para que estas estrategias tengan éxito, las actividades educativas se deben revisar y se deben brindar alternativas para que los programas educativos lleguen a los estudiantes de manera remota. Para ello, se debe planear y entregar la educación con el apoyo de los docentes, la comunidad educativa y la colaboración de los estudiantes y sus familias.
Casi cada noche, docentes, estudiantes, padres y madres de familia se deben asegurar de realizar las actividades educativas escolares, sin el apoyo formal que brindan habitualmente las instituciones educativas. Algunos de los aspectos más comunes que enfocan las estrategias de educación a distancia son como los estudiantes pueden acceder de manera remota a los contenidos y los apoyos comunicativos que les entregan los docentes; como se puede proteger la privacidad de datos y los derechos de los estudiantes; como se apoya a los docentes en la transición a una docencia remota; y como se pueden movilizar los recursos técnicos y financieros para asegurar la educación durante los meses que vendrán.
La efectividad de las estrategias de aprendizaje a distancia se encuentra condicionada a los niveles de preparación desde distintas perspectivas:
Esto generalmente incluye los niveles de preparación tanto en las capacidades tecnológicas de las plataformas de aprendizaje a distancia o los sistemas de televisión y radio para brindar cursos curriculares a todos los estudiantes de manera remota; como al hecho de que los hogares tengan acceso a la electricidad, teléfonos, televisión, radio, dispositivos digitales, conectividad y datos de internet. El programa “Aprendo en casa” funciona tanto a través de internet como de televisión y radio. En Perú, la disponibilidad de un contenido multicanal es muy importante, pues mientras el 74,2% de los hogares dispone de una radio, con una nula diferencia entre zonas urbanas y rurales, y el 82,3% tiene televisor, aunque tan solo 1 de cada dos hogares en áreas rurales, tan solo el 29,8% de los hogares tiene acceso a Internet, cifra que en los hogares en áreas rurales disminuye hasta el 2,1%.
Esto incluye la posibilidad de alinear la enseñanza y los materiales de aprendizaje con el currículo nacional, y que además pueda brindarse a través de plataformas online y programas de televisión o radio. La preparación de los contenidos curriculares para todos los niveles y cursos, para llegar a todos los estudiantes, es todavía un desafío. En muchos países, existen graves brechas en temas de recursos y capacidad de las instituciones educativas para desarrollar los contenidos curriculares y hacer que se encuentren disponibles en distintos canales, como la televisión, la radio e Internet.
Incluye tanto la preparación de los docentes para diseñar y facilitar un aprendizaje online, a través de la televisión o la radio, o imprimir materiales para la educación desde casa. La mayoría de los docentes no se encuentran preparados o formados para una transición rápida desde la educación en las escuelas a la educación a distancia; y las familias no están preparadas (y muchas veces no tienen la opción) para realizar un seguimiento diario del aprendizaje a distancia, especialmente los hogares con muchos hijos o aquellos que tienen una situación de mayor vulnerabilidad. Esto es todavía más desafiante cuando padres y madres no tienen la misma lengua, o no finalizaron sus estudios, a lo que se suma la carga horaria de los estudios y la gestión de los procesos de aprendizaje.
Incluye las capacidades para monitorear los procesos de aprendizaje a distancia, seguir el acceso a los cursos y el compromiso estudiantil, evaluar los resultados de aprendizaje y la capacidad para dar respuestas inmediatas a las necesidades del sistema de educación a distancia para lograr los objetivos a largo plazo. En el contexto de la educación a distancia, es crítico el monitorear las diferencias en el nivel de participación y compromiso de los estudiantes, especialmente, de aquellos que tienen unas menores capacidades de autoorganización y autorregulación. En el caso de los programas a través de la televisión o la radio, que son sistemas de transmisión del conocimiento unidireccionales, y que suelen ser adoptados como la solución principal, es todavía más difícil de medir el nivel de implicación de los estudiantes, docentes y padres.
La pandemia causada por el COVID-19 ha hecho que casi todos los sistemas educativos del mundo se encuentren ante una nueva y compleja situación, que los ha situado en una posición desafiante ante el continuo cierre de las escuelas y el avance, a veces imparable, de la enfermedad. En muchos países, los gobiernos han comenzado a trabajar con organizaciones internacionales, socios del sector privado y la sociedad civil para lograr brindar un modelo improvisado de educación a distancia, a través de un conjunto de tecnologías, para asegurar la continuidad de la implementación de los distintos currículos educativos. En Perú, destacan las iniciativas “Aprendo en Casa” y el anuncio de la entrega de 840.000 tablets para estudiantes de áreas rurales y zonas pobres de Lima.
Lograr establecer o escalar estrategias de aprendizaje a distancia no solo es clave, sino una necesidad dada la situación del cierre de las escuelas. Estas estrategias deben orientarse por los principios de equidad e inclusión; al mismo tiempo, que deben evitar que las desigualdades sociales y educativas aumenten. Además, deben diseñarse teniendo en cuenta las necesidades presentes y futuras de los estudiantes, que pueden surgir en el medio y largo plazo. Más allá de las respuestas que se puedan dar a la crisis actual, los esfuerzos para brindar una educación a distancia que logre llegar a todos los hogares de los estudiantes de todos los niveles educativos nos dan muchas lecciones que debemos aprender e incorporar a nuestro trabajo a largo plazo para lograr construir unos sistemas educativos que sean más inclusivos, flexibles y abiertos una vez que el contexto de pandemia del COVID-19 haya finalizado. Siguiendo las propuestas de UNESCO a nivel internacional, en este artículo y los próximos, ofreceremos algunas alternativas para la educación a distancia en el contexto de pandemia.
Muchas veces se utiliza el concepto de educación a distancia como sinónimos de educación online, e-learning, educación a distancia, educación por correspondencia, estudios externos, aprendizaje flexible y Cursos Online Masivos y Abiertos (MOOC). No obstante, cada una de ellas tiene sus diferencias y no es lo mismo brindar educación online, por medios digitales, que a distancia, que puede involucrar numerosos medios de comunicación como la radio y la televisión. Los componentes más comunes del aprendizaje a distancia son dos: una separación espacio-temporal entre docente y estudiante, y el uso de medios de comunicación y tecnología que permiten que exista un proceso de comunicación durante el proceso de aprendizaje a pesar de dicha separación.
Ello se puede lograr con diferentes medios, como materiales impresos, programas en sistemas de comunicación analógicos como la radio y la televisión, lo que es el caso de “Aprendo en Casa”, o a través de un intercambio a través de Internet, mediante el uso de redes sociales (como Facebook) o plataformas de aprendizaje (como Google Classroom o Blackboard). También, deben incluirse las aplicaciones de mensajería como WhatsApp o los SMS de los celulares, que han demostrado ser una herramienta muy útil en la comunicación entre docente y estudiante.
El aprendizaje a distancia requiere una motivación por parte de los estudiantes, así como una capacidad de un aprendizaje autodirigido, además de unas grandes habilidades de estudio. Ello es más difícil para los estudiantes más jóvenes, así como para aquellos que tienen una situación de mayor vulnerabilidad. Recordemos que, según la ENAHO 2018, de los 9 millones de hogares que hay en el Perú, 2.5 millones se encuentran hacinados: 2 millones son del área urbana y más de medio millón en el área rural.
Las estrategias de aprendizaje a distancia en respuesta al cierre de las escuelas en el contexto del COVID-19 son parte de un conjunto de medidas tomadas por el gobierno, con apoyo de distintos socios como UNESCO, para continuar con los procesos de estudios basados en el currículo nacional, así como otras actividades educativas regulares cuando las escuelas y otras instituciones educativas son cerradas. Para que estas estrategias tengan éxito, las actividades educativas se deben revisar y se deben brindar alternativas para que los programas educativos lleguen a los estudiantes de manera remota. Para ello, se debe planear y entregar la educación con el apoyo de los docentes, la comunidad educativa y la colaboración de los estudiantes y sus familias.
Casi cada noche, docentes, estudiantes, padres y madres de familia se deben asegurar de realizar las actividades educativas escolares, sin el apoyo formal que brindan habitualmente las instituciones educativas. Algunos de los aspectos más comunes que enfocan las estrategias de educación a distancia son como los estudiantes pueden acceder de manera remota a los contenidos y los apoyos comunicativos que les entregan los docentes; como se puede proteger la privacidad de datos y los derechos de los estudiantes; como se apoya a los docentes en la transición a una docencia remota; y como se pueden movilizar los recursos técnicos y financieros para asegurar la educación durante los meses que vendrán.
La efectividad de las estrategias de aprendizaje a distancia se encuentra condicionada a los niveles de preparación desde distintas perspectivas:
Esto generalmente incluye los niveles de preparación tanto en las capacidades tecnológicas de las plataformas de aprendizaje a distancia o los sistemas de televisión y radio para brindar cursos curriculares a todos los estudiantes de manera remota; como al hecho de que los hogares tengan acceso a la electricidad, teléfonos, televisión, radio, dispositivos digitales, conectividad y datos de internet. El programa “Aprendo en casa” funciona tanto a través de internet como de televisión y radio. En Perú, la disponibilidad de un contenido multicanal es muy importante, pues mientras el 74,2% de los hogares dispone de una radio, con una nula diferencia entre zonas urbanas y rurales, y el 82,3% tiene televisor, aunque tan solo 1 de cada dos hogares en áreas rurales, tan solo el 29,8% de los hogares tiene acceso a Internet, cifra que en los hogares en áreas rurales disminuye hasta el 2,1%.
Esto incluye la posibilidad de alinear la enseñanza y los materiales de aprendizaje con el currículo nacional, y que además pueda brindarse a través de plataformas online y programas de televisión o radio. La preparación de los contenidos curriculares para todos los niveles y cursos, para llegar a todos los estudiantes, es todavía un desafío. En muchos países, existen graves brechas en temas de recursos y capacidad de las instituciones educativas para desarrollar los contenidos curriculares y hacer que se encuentren disponibles en distintos canales, como la televisión, la radio e Internet.
Incluye tanto la preparación de los docentes para diseñar y facilitar un aprendizaje online, a través de la televisión o la radio, o imprimir materiales para la educación desde casa. La mayoría de los docentes no se encuentran preparados o formados para una transición rápida desde la educación en las escuelas a la educación a distancia; y las familias no están preparadas (y muchas veces no tienen la opción) para realizar un seguimiento diario del aprendizaje a distancia, especialmente los hogares con muchos hijos o aquellos que tienen una situación de mayor vulnerabilidad. Esto es todavía más desafiante cuando padres y madres no tienen la misma lengua, o no finalizaron sus estudios, a lo que se suma la carga horaria de los estudios y la gestión de los procesos de aprendizaje.
Incluye las capacidades para monitorear los procesos de aprendizaje a distancia, seguir el acceso a los cursos y el compromiso estudiantil, evaluar los resultados de aprendizaje y la capacidad para dar respuestas inmediatas a las necesidades del sistema de educación a distancia para lograr los objetivos a largo plazo. En el contexto de la educación a distancia, es crítico el monitorear las diferencias en el nivel de participación y compromiso de los estudiantes, especialmente, de aquellos que tienen unas menores capacidades de autoorganización y autorregulación. En el caso de los programas a través de la televisión o la radio, que son sistemas de transmisión del conocimiento unidireccionales, y que suelen ser adoptados como la solución principal, es todavía más difícil de medir el nivel de implicación de los estudiantes, docentes y padres.
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