COVID-19 y educación por Televisión y Radio

A la hora actual, la aspiración de cualquier país es que su sistema educativo democratice el acceso a las tecnologías digitales en beneficio de la población escolar más pobre. Pero hacer realidad esa aspiración puede tardar un tiempo. Por ello, no debe descuidarse la mejora de la educación a distancia ofrecida por televisión y radio.

Balance luego de 5 meses

A mediados de marzo se dispuso la suspensión temporal de la enseñanza presencial en el sistema educativo. Hasta nuevo aviso, la formación de los estudiantes es a distancia. Es así como rápidamente las instituciones educativas públicas y privadas, de todos los niveles de enseñanza, tuvieron que ingresar a la práctica de alguna modalidad a distancia con todas las limitaciones y desafíos que ello implica. Por su parte, con la celeridad del caso, el Ministerio de Educación organizó el programa Aprendo en Casa bajo tres opciones de acceso: plataforma web, televisión o radio. En el pasado, la educación por televisión y radio jugaron un papel importante en el sistema educativo, sobre todo tratándose de la atención de los sectores de población más vulnerable, además dichos medios de comunicación tienen un impacto significativo, pues llegan a actores que estando más allá del sistema educativo deben ayudar a interiorizar lo que representa la crisis que vive la educación.

Para ampliar la cobertura de atención en las modalidades de televisión y radio se sumaron varias emisoras de alcance nacional y local de todo el país. Sin embargo, a pesar de toda esta movilización, no fue posible que cada alumno reciba más allá de cinco a diez horas semanales de sesiones de clase. Según el currículo nacional, para la educación primaria la carga horaria por semana es de 30 horas. De otro lado, ha sido muy difícil que las sesiones de clase programadas respondan al orden y lógica de una programación que conduzca hacia los aprendizajes fundamentales. Y es que el inusitado desarrollo del COVID-19 llevó a trabajar con los materiales disponibles, no siembre adaptados a la modalidad de enseñanza.

La suspensión de clases presenciales, justo en el momento que comenzaba el año escolar, no permitió que desde el principio los estudiantes cuenten con los cuadernos de trabajo que el Ministerio de Educación había adquirido para el presente año. Esta carencia fue más crítica entre aquellos de familias más pobres, algunos de los cuales al no tener acceso a electricidad estaban supeditados a la posibilidad que el maestro pueda visitarlos o reunirlos en un lugar que no represente riesgo de contagio. Tuvieron que pasar algunas semanas para que los directores, docentes y comunidades locales se organicen y lleven a las casas de los alumnos el material que afortunadamente ya estaba en las escuelas.

En la educación privada el uso de la televisión o la radio como modalidades de aprendizaje es bastante menor. Son generalmente las escuelas privadas pequeñas, de bajo costo, que atienden a población pobre y/o que carecen de conexión a internet las que recurren a las emisiones del Ministerio de Educación. Tratándose de las escuelas que usan la web, lo que se observa es que las que tenían más experiencia previa en el uso de las tecnologías han sido las que estuvieron en mejores condiciones de asumir la educación a distancia; inclusive hay escuelas que trabajan en horario casi normal al que se tenía en la educación presencial.

Un hecho positivo es que parte de los estudiantes que aprenden por televisión o radio no están totalmente desvinculados de algún medio tecnológico digital; en especial, el celular. De acuerdo con sondeos que se han venido realizando, alrededor de 20% de los que usan estas modalidades de aprendizaje se estarían comunicando con su profesor mediante el WhatsApp, sea directamente o a través de algún miembro del hogar. Se lo usa especialmente como herramienta de mensajería para orientar, resolver dudas o encargar tareas.

Los esfuerzos realizados por muchos docentes que usan la televisión o radio para contactarse con sus estudiantes son notables, pues si no se produce ese contacto los contenidos de las sesiones de clase emitidas serían únicamente unidireccionales. Un ejemplo es el del profesor Walter Velásquez, con su ya famosa robot Kipi, que utiliza para visitar a sus estudiantes del colegio Santiago Antúnez de Mayolo, de Colcabamba, en Huancavelica. En este caso, el apoyo de las familias y comunidades es decisivo para prestar las facilidades de comunicación, sea en el hogar de cada estudiante o en otro lugar estratégico.

Pero frente a esos esfuerzos continúan los problemas de exceso de generación de normativa y de pedidos de información. Son problemas que se arrastran desde hace tres o cuatro décadas y tienen entre sus causas el aumento de la burocracia. A mediados de los años noventa el Ministerio de Educación contaba con cerca de ochocientos trabajadores, cifra que se ha multiplicado por alrededor de ocho veces. Es fácil imaginar que normas en exceso detallistas frenan la creatividad e innovación y son hasta un agravio al potencial que tienen los docentes de hacer frente a las situaciones concretas que viven. Además, el exceso de normas arrastra consecuencias en la actitud de la burocracia de exigir cumplimiento y establecer sanciones. Es una situación que debería cambiar. La pandemia ha reforzado la necesidad de concebir normas que se vayan generando de abajo hacia arriba y no al revés.

Pensando en reformas en el corto y mediano plazo

Luego de cinco meses de ejecución de la educación a distancia crece el consenso respecto a la importancia de promover las tecnologías en educación, pero también que la educación presencial es irremplazable y reclamada en la educación de los niños. Para aproximarnos a lo que serán las escuelas pospandemia debemos realizar amplios procesos de reflexión en cuanto a concepción, implementación y viabilidad del nuevo modelo; en especial, importa precisar:

1º Si la tendencia es avanzar hacia un sistema híbrido que aproveche las tecnologías, es importante determinar el tipo de escuela que se viene en función de los contextos específicos que muestra la realidad peruana. Aún en las modalidades de televisión y radio, y teniendo en cuenta la masificación del celular, es preciso definir la cantidad de presencialidad y a distancia que conviene adoptar. Las tecnologías en la educación básica de menores deben valorarse como un excelente complemento a la educación presencial siempre y cuando sean eficientemente introducidas e implementadas. Hay decisiones como la duración de una sesión de clase, la jornada diaria trabajando delante de una tablet, laptop, televisión o radio que son claves en los niveles de concentración y aprendizaje del alumno.

Asimismo, se necesita claridad en cuanto a la finalidad principal del diseño de los materiales de enseñanza. No basta una buena presentación, deben ser altamente motivadores, causar el interés del estudiante respecto de la necesidad de utilizarlos y responder a un orden en términos de programación curricular y secuencialidad de aprendizajes. De lo contrario, tendrán poca utilidad y efectividad al momento de evaluar su aporte.

2º La apuesta del gobierno es aumentar la cobertura de ofertas de educación a distancia que empleen las tecnologías de la web. Lo demuestra la decisión de adquirir más de un millón de tabletas para estudiantes de sectores pobres del área rural. Es el camino correcto frente a las limitaciones que muestran la radio y la televisión, aunque cabe señalar que allí donde se pueda sería recomendable combinar diversas herramientas y recursos de educación a distancia, sean digitales o convencionales. Sin embargo, esta decisión debería llevar a plantearse algunas preguntas. Una de ellas es, frente a la limitación de recursos que tendrá el país en el mediano plazo, ¿qué inversión tiene más prioridad para el sistema: dotar de tabletas a la población estudiantil de sectores pobres o darle acceso a la conectividad? La experiencia en otros países aconsejaría ir por la segunda opción. La primera, de invertir en tabletas, plantea igualmente el desafío de la sostenibilidad ya que cada cuatro o cinco años habría que estar pensando en la renovación del equipamiento.

3º La aspiración es generalizar la conectividad vía internet en todo el país, pero hacerla realidad demandará algunos años. Siendo así, es indispensable mejorar la calidad de la emisión de los programas de televisión y radio que por unos años más seguirán teniendo un rol importante en la formación de escolares de familias más pobres. El acceso gratuito a un celular –los hay muy baratos-, a un plan de datos y al uso de cabinas públicas allí donde se requiera, contribuiría a aumentar el número de alumnos que combina herramientas digitales y convencionales para aprender, que pasan de ser receptores de contenidos a incrementar sus posibilidades de aprendizaje, que sean beneficiarios de mayores momentos de retroalimentación, además de sentirse menos solos. Por ejemplo, se podría promover que intensifiquen el uso de la mensajería de textos y, en los casos que sea necesario, “resucitar” las cabinas internet en las localidades donde la carencia de tecnología en los hogares sea evidente. Será recomendable, asimismo, revisar experiencias como las de Telesecundaria mexicana, Radio Sutatenza colombiana ahora convertida en más de 600 radios comunitarias. Son modelos que con el tiempo fueron transformándose, modernizándose y perfeccionándose, por ejemplo, introduciendo videos cortos en las sesiones de clase, mejorando el diseño de materiales dan buen resultado, optimizando la gestión del docente.

4º Introducir las tecnologías digitales no significa abandonar todo lo del pasado. Las prácticas educativas que han sido exitosas deben seguir utilizándose. El texto escolar y los cuadernos de trabajo siguen siendo herramientas básicas de aprendizaje. Conjuntamente con el profesor, han estado siempre entre los factores más importantes de aprendizaje. En el Perú, durante el año escolar 2020 solo se distribuyeron cuadernos de trabajo. Para el 2021 habría que asegurar ese material, sobre todo para los escolares más pobres y que viven en las áreas geográficas de mayor carencia de uso de tecnología. En algunos casos podría ser el único material que dispongan para aprender.

5º Las horas de emisión de Aprendo en Casa por televisión y radio deberían duplicarse y hasta triplicarse prontamente para superar la insuficiencia de número de horas semanales para cada área básica del currículo. Urge una estrategia priorizada y realista de contenidos de aprendizaje y masiva de materiales audiovisuales de calidad, sobre todo para la población más pobre. Además, introducir nuevos métodos, simplificar las competencias, integrar contenidos, trabajar por proyectos. La disponibilidad de material audiovisual debe

multiplicarse asegurando acercarse a una estructura mínima de aprendizajes. Asimismo, demandará revisar los énfasis curriculares y las estrategias para implementarlos. Los aprendizajes que requieren los estudiantes para actuar en la sociedad son mayores y más complejos y el tiempo de trabajo en la escuela cuando se ingrese a la llamada nueva normalidad será insuficiente para adquirirlos. No deben faltar por lo menos una vez a la semana contenidos asociados a ciudadanía, cognitivos indispensables y de desarrollo de competencias para el buen uso de la conectividad. La oportunidad de publicación de la programación semanal de clases debería mejorar y anticiparse unos 10 a 15 días. Ahora es el domingo previo, lo que no da tiempo para implementarla desde el día siguiente. Los profesores necesitan buscar recursos que complementen lo que se emite por Radio o TV.

6º Está bien extender el aprendizaje al hogar, apoyándose más en la familia, pero conociendo sus límites. En especial, en los hogares de más escasos recursos. Allí la tutoría cercana al niño es valiosa. Muchas veces hay soledad, una estructura familiar rota y nadie para ayudarlo. Por ello, hay que ser cuidadoso cuando se trata de aumentar las expectativas respecto de lo que los padres pueden dar. Son importantes en la formación de actitudes, valores, en la estabilidad socio emocional, pero no debe confundirse su función con la del profesor que es un profesional de la docencia. Al igual que sus hijos, los padres también requieren materiales apropiados. Los medios de comunicación podrían contribuir a su difusión, así como en la atención de las necesidades de jóvenes y adultos. Colombia ha sido en algunos momentos un ejemplo de como la televisión con fines educativos, muy bien producida, se convierte en una valiosa herramienta de sensibilización de la población en temas de salud, pago de tributos y actuación del profesor en un mundo como el actual.

7º Capacitar al docente para enseñar a distancia y al alumno y padres para aprender en casa. No se pudo hacer el año 2020 y es preciso hacerlo cuanto antes. La experiencia ha demostrado que hay profesores muy bien valorados por sus alumnos y padres de familia en las clases presenciales pero que tienen muchas dificultades para trabajar a distancia. Reproducen en la modalidad a distancia lo mismo que hacen en el aula y ello no funciona. A su vez, la capacitación de padres es imprescindible para crear el ambiente necesario para que el alumno aprenda. No se tienen aún estadísticas, pero el abandono escolar podría haber aumentado signficativamente no solo por razones económicas sino también metodológicas.

8º Una nueva estrategia normativa del Ministerio de Educación. Debería implicar: (i) racionalizar normas y demandas de información; (ii) imponer claros criterios de generación de normas basados en dar mayor capacidad de decisiones a las escuelas, y cumplir lo que establece la Constitución Política: el rol del Ministerio es fijar lineamientos y apoyar un sistema descentralizado; (iii) evitar que los organismos intermedios sigan agravando la situación; (iv) evaluar la posibilidad de reducir la burocracia; y (v) intensificar la automatización de procedimientos.

En conclusión. Para lograr aprendizajes esenciales y significativos serán claves: (i) una estrategia equilibrada que combine enseñanza presencial y a distancia de acuerdo a nuestras realidades, (ii) extender la duración de la jornada escolar a dos o tres sesiones de clase al día y evaluar la posibilidad de reducir las siguientes vacaciones escolares de este año a un mes,

(iii) una programación curricular priorizada, realista de aprendizajes y masiva de materiales audiovisuales de calidad, (iv) que en la concepción, ejecución y monitoreo de contenidos, de plataformas y de materiales participen no solo pedagogos sino también comunicadores, tecnólogos y otros especialistas, (v) intensificar el aprovechamiento del celular en las modalidades de televisión y radio para orientar y acompañar al estudiante, y (v) asegurar que las escuelas tengan mayor capacidad de decisión.

COVID-19 y educación por Televisión y Radio

Autor: Publicado: agosto 27, 2020

A la hora actual, la aspiración de cualquier país es que su sistema educativo democratice el acceso a las tecnologías digitales en beneficio de la población escolar más pobre. Pero hacer realidad esa aspiración puede tardar un tiempo. Por ello, no debe descuidarse la mejora de la educación a distancia ofrecida por televisión y radio.

Balance luego de 5 meses

A mediados de marzo se dispuso la suspensión temporal de la enseñanza presencial en el sistema educativo. Hasta nuevo aviso, la formación de los estudiantes es a distancia. Es así como rápidamente las instituciones educativas públicas y privadas, de todos los niveles de enseñanza, tuvieron que ingresar a la práctica de alguna modalidad a distancia con todas las limitaciones y desafíos que ello implica. Por su parte, con la celeridad del caso, el Ministerio de Educación organizó el programa Aprendo en Casa bajo tres opciones de acceso: plataforma web, televisión o radio. En el pasado, la educación por televisión y radio jugaron un papel importante en el sistema educativo, sobre todo tratándose de la atención de los sectores de población más vulnerable, además dichos medios de comunicación tienen un impacto significativo, pues llegan a actores que estando más allá del sistema educativo deben ayudar a interiorizar lo que representa la crisis que vive la educación.

Para ampliar la cobertura de atención en las modalidades de televisión y radio se sumaron varias emisoras de alcance nacional y local de todo el país. Sin embargo, a pesar de toda esta movilización, no fue posible que cada alumno reciba más allá de cinco a diez horas semanales de sesiones de clase. Según el currículo nacional, para la educación primaria la carga horaria por semana es de 30 horas. De otro lado, ha sido muy difícil que las sesiones de clase programadas respondan al orden y lógica de una programación que conduzca hacia los aprendizajes fundamentales. Y es que el inusitado desarrollo del COVID-19 llevó a trabajar con los materiales disponibles, no siembre adaptados a la modalidad de enseñanza.

La suspensión de clases presenciales, justo en el momento que comenzaba el año escolar, no permitió que desde el principio los estudiantes cuenten con los cuadernos de trabajo que el Ministerio de Educación había adquirido para el presente año. Esta carencia fue más crítica entre aquellos de familias más pobres, algunos de los cuales al no tener acceso a electricidad estaban supeditados a la posibilidad que el maestro pueda visitarlos o reunirlos en un lugar que no represente riesgo de contagio. Tuvieron que pasar algunas semanas para que los directores, docentes y comunidades locales se organicen y lleven a las casas de los alumnos el material que afortunadamente ya estaba en las escuelas.

En la educación privada el uso de la televisión o la radio como modalidades de aprendizaje es bastante menor. Son generalmente las escuelas privadas pequeñas, de bajo costo, que atienden a población pobre y/o que carecen de conexión a internet las que recurren a las emisiones del Ministerio de Educación. Tratándose de las escuelas que usan la web, lo que se observa es que las que tenían más experiencia previa en el uso de las tecnologías han sido las que estuvieron en mejores condiciones de asumir la educación a distancia; inclusive hay escuelas que trabajan en horario casi normal al que se tenía en la educación presencial.

Un hecho positivo es que parte de los estudiantes que aprenden por televisión o radio no están totalmente desvinculados de algún medio tecnológico digital; en especial, el celular. De acuerdo con sondeos que se han venido realizando, alrededor de 20% de los que usan estas modalidades de aprendizaje se estarían comunicando con su profesor mediante el WhatsApp, sea directamente o a través de algún miembro del hogar. Se lo usa especialmente como herramienta de mensajería para orientar, resolver dudas o encargar tareas.

Los esfuerzos realizados por muchos docentes que usan la televisión o radio para contactarse con sus estudiantes son notables, pues si no se produce ese contacto los contenidos de las sesiones de clase emitidas serían únicamente unidireccionales. Un ejemplo es el del profesor Walter Velásquez, con su ya famosa robot Kipi, que utiliza para visitar a sus estudiantes del colegio Santiago Antúnez de Mayolo, de Colcabamba, en Huancavelica. En este caso, el apoyo de las familias y comunidades es decisivo para prestar las facilidades de comunicación, sea en el hogar de cada estudiante o en otro lugar estratégico.

Pero frente a esos esfuerzos continúan los problemas de exceso de generación de normativa y de pedidos de información. Son problemas que se arrastran desde hace tres o cuatro décadas y tienen entre sus causas el aumento de la burocracia. A mediados de los años noventa el Ministerio de Educación contaba con cerca de ochocientos trabajadores, cifra que se ha multiplicado por alrededor de ocho veces. Es fácil imaginar que normas en exceso detallistas frenan la creatividad e innovación y son hasta un agravio al potencial que tienen los docentes de hacer frente a las situaciones concretas que viven. Además, el exceso de normas arrastra consecuencias en la actitud de la burocracia de exigir cumplimiento y establecer sanciones. Es una situación que debería cambiar. La pandemia ha reforzado la necesidad de concebir normas que se vayan generando de abajo hacia arriba y no al revés.

Pensando en reformas en el corto y mediano plazo

Luego de cinco meses de ejecución de la educación a distancia crece el consenso respecto a la importancia de promover las tecnologías en educación, pero también que la educación presencial es irremplazable y reclamada en la educación de los niños. Para aproximarnos a lo que serán las escuelas pospandemia debemos realizar amplios procesos de reflexión en cuanto a concepción, implementación y viabilidad del nuevo modelo; en especial, importa precisar:

1º Si la tendencia es avanzar hacia un sistema híbrido que aproveche las tecnologías, es importante determinar el tipo de escuela que se viene en función de los contextos específicos que muestra la realidad peruana. Aún en las modalidades de televisión y radio, y teniendo en cuenta la masificación del celular, es preciso definir la cantidad de presencialidad y a distancia que conviene adoptar. Las tecnologías en la educación básica de menores deben valorarse como un excelente complemento a la educación presencial siempre y cuando sean eficientemente introducidas e implementadas. Hay decisiones como la duración de una sesión de clase, la jornada diaria trabajando delante de una tablet, laptop, televisión o radio que son claves en los niveles de concentración y aprendizaje del alumno.

Asimismo, se necesita claridad en cuanto a la finalidad principal del diseño de los materiales de enseñanza. No basta una buena presentación, deben ser altamente motivadores, causar el interés del estudiante respecto de la necesidad de utilizarlos y responder a un orden en términos de programación curricular y secuencialidad de aprendizajes. De lo contrario, tendrán poca utilidad y efectividad al momento de evaluar su aporte.

2º La apuesta del gobierno es aumentar la cobertura de ofertas de educación a distancia que empleen las tecnologías de la web. Lo demuestra la decisión de adquirir más de un millón de tabletas para estudiantes de sectores pobres del área rural. Es el camino correcto frente a las limitaciones que muestran la radio y la televisión, aunque cabe señalar que allí donde se pueda sería recomendable combinar diversas herramientas y recursos de educación a distancia, sean digitales o convencionales. Sin embargo, esta decisión debería llevar a plantearse algunas preguntas. Una de ellas es, frente a la limitación de recursos que tendrá el país en el mediano plazo, ¿qué inversión tiene más prioridad para el sistema: dotar de tabletas a la población estudiantil de sectores pobres o darle acceso a la conectividad? La experiencia en otros países aconsejaría ir por la segunda opción. La primera, de invertir en tabletas, plantea igualmente el desafío de la sostenibilidad ya que cada cuatro o cinco años habría que estar pensando en la renovación del equipamiento.

3º La aspiración es generalizar la conectividad vía internet en todo el país, pero hacerla realidad demandará algunos años. Siendo así, es indispensable mejorar la calidad de la emisión de los programas de televisión y radio que por unos años más seguirán teniendo un rol importante en la formación de escolares de familias más pobres. El acceso gratuito a un celular –los hay muy baratos-, a un plan de datos y al uso de cabinas públicas allí donde se requiera, contribuiría a aumentar el número de alumnos que combina herramientas digitales y convencionales para aprender, que pasan de ser receptores de contenidos a incrementar sus posibilidades de aprendizaje, que sean beneficiarios de mayores momentos de retroalimentación, además de sentirse menos solos. Por ejemplo, se podría promover que intensifiquen el uso de la mensajería de textos y, en los casos que sea necesario, “resucitar” las cabinas internet en las localidades donde la carencia de tecnología en los hogares sea evidente. Será recomendable, asimismo, revisar experiencias como las de Telesecundaria mexicana, Radio Sutatenza colombiana ahora convertida en más de 600 radios comunitarias. Son modelos que con el tiempo fueron transformándose, modernizándose y perfeccionándose, por ejemplo, introduciendo videos cortos en las sesiones de clase, mejorando el diseño de materiales dan buen resultado, optimizando la gestión del docente.

4º Introducir las tecnologías digitales no significa abandonar todo lo del pasado. Las prácticas educativas que han sido exitosas deben seguir utilizándose. El texto escolar y los cuadernos de trabajo siguen siendo herramientas básicas de aprendizaje. Conjuntamente con el profesor, han estado siempre entre los factores más importantes de aprendizaje. En el Perú, durante el año escolar 2020 solo se distribuyeron cuadernos de trabajo. Para el 2021 habría que asegurar ese material, sobre todo para los escolares más pobres y que viven en las áreas geográficas de mayor carencia de uso de tecnología. En algunos casos podría ser el único material que dispongan para aprender.

5º Las horas de emisión de Aprendo en Casa por televisión y radio deberían duplicarse y hasta triplicarse prontamente para superar la insuficiencia de número de horas semanales para cada área básica del currículo. Urge una estrategia priorizada y realista de contenidos de aprendizaje y masiva de materiales audiovisuales de calidad, sobre todo para la población más pobre. Además, introducir nuevos métodos, simplificar las competencias, integrar contenidos, trabajar por proyectos. La disponibilidad de material audiovisual debe

multiplicarse asegurando acercarse a una estructura mínima de aprendizajes. Asimismo, demandará revisar los énfasis curriculares y las estrategias para implementarlos. Los aprendizajes que requieren los estudiantes para actuar en la sociedad son mayores y más complejos y el tiempo de trabajo en la escuela cuando se ingrese a la llamada nueva normalidad será insuficiente para adquirirlos. No deben faltar por lo menos una vez a la semana contenidos asociados a ciudadanía, cognitivos indispensables y de desarrollo de competencias para el buen uso de la conectividad. La oportunidad de publicación de la programación semanal de clases debería mejorar y anticiparse unos 10 a 15 días. Ahora es el domingo previo, lo que no da tiempo para implementarla desde el día siguiente. Los profesores necesitan buscar recursos que complementen lo que se emite por Radio o TV.

6º Está bien extender el aprendizaje al hogar, apoyándose más en la familia, pero conociendo sus límites. En especial, en los hogares de más escasos recursos. Allí la tutoría cercana al niño es valiosa. Muchas veces hay soledad, una estructura familiar rota y nadie para ayudarlo. Por ello, hay que ser cuidadoso cuando se trata de aumentar las expectativas respecto de lo que los padres pueden dar. Son importantes en la formación de actitudes, valores, en la estabilidad socio emocional, pero no debe confundirse su función con la del profesor que es un profesional de la docencia. Al igual que sus hijos, los padres también requieren materiales apropiados. Los medios de comunicación podrían contribuir a su difusión, así como en la atención de las necesidades de jóvenes y adultos. Colombia ha sido en algunos momentos un ejemplo de como la televisión con fines educativos, muy bien producida, se convierte en una valiosa herramienta de sensibilización de la población en temas de salud, pago de tributos y actuación del profesor en un mundo como el actual.

7º Capacitar al docente para enseñar a distancia y al alumno y padres para aprender en casa. No se pudo hacer el año 2020 y es preciso hacerlo cuanto antes. La experiencia ha demostrado que hay profesores muy bien valorados por sus alumnos y padres de familia en las clases presenciales pero que tienen muchas dificultades para trabajar a distancia. Reproducen en la modalidad a distancia lo mismo que hacen en el aula y ello no funciona. A su vez, la capacitación de padres es imprescindible para crear el ambiente necesario para que el alumno aprenda. No se tienen aún estadísticas, pero el abandono escolar podría haber aumentado signficativamente no solo por razones económicas sino también metodológicas.

8º Una nueva estrategia normativa del Ministerio de Educación. Debería implicar: (i) racionalizar normas y demandas de información; (ii) imponer claros criterios de generación de normas basados en dar mayor capacidad de decisiones a las escuelas, y cumplir lo que establece la Constitución Política: el rol del Ministerio es fijar lineamientos y apoyar un sistema descentralizado; (iii) evitar que los organismos intermedios sigan agravando la situación; (iv) evaluar la posibilidad de reducir la burocracia; y (v) intensificar la automatización de procedimientos.

En conclusión. Para lograr aprendizajes esenciales y significativos serán claves: (i) una estrategia equilibrada que combine enseñanza presencial y a distancia de acuerdo a nuestras realidades, (ii) extender la duración de la jornada escolar a dos o tres sesiones de clase al día y evaluar la posibilidad de reducir las siguientes vacaciones escolares de este año a un mes,

(iii) una programación curricular priorizada, realista de aprendizajes y masiva de materiales audiovisuales de calidad, (iv) que en la concepción, ejecución y monitoreo de contenidos, de plataformas y de materiales participen no solo pedagogos sino también comunicadores, tecnólogos y otros especialistas, (v) intensificar el aprovechamiento del celular en las modalidades de televisión y radio para orientar y acompañar al estudiante, y (v) asegurar que las escuelas tengan mayor capacidad de decisión.

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