El CNE ha publicado un interesante informe, principalmente histórico y analítico sobre la Carrera Pública Magisterial formulando al final unas recomendaciones orientadas a fortalecer su implementación. El análisis se inicia con las leyes que estuvieron vigentes desde el gobierno del general Odría hasta en presente y pone énfasis en cómo, a partir del inicio del actual siglo, la normativa empieza a dar mayor importancia a las evaluaciones y el mérito como requisitos para el acceso, la promoción y permanencia en el sistema educativo estatal, así como para y la revalorar profesional y salarialmente a este importante actor en la vida nacional.
Una característica valiosa del documento es su objetividad. Narra sin apasionamientos la aplicación de los diferentes marcos normativos, tratando de identificar las razones que fueron dando orígen a los cambios que se iban produciendo. Otra característica es resaltar los logros y las dificultades que se han tenido para implementar sus diferentes finalidades. No cabe duda que las leyes basadas en el mérito trajeron mejoras sustantivas de las remuneraciones básicas cuyo descenso en las dos últimas décadas del siglo pasado llevaron a importantes pérdidas del poder adquisitivo y a la pérdida de interés de los mejores egresados de la secundaria para estudiar la carrera docente. En tercer lugar, introducir la evaluación fue un paso adelante para que los docentes la acepten y un incentivo para que estén siempre preocupados por mantenerse actualizados. Esa actualización ha sido muchas veces más el fruto del esfuerzo propio que de los programas de capacitación organizados por el Ministerio de Educación o las instancias regionales y locales. En cuarto lugar, la Carrera Pública Magisterial ha actuado como contrapeso a políticas que se fueron descuidando en el tiempo; es el caso de la reforma de la formación docente, tan esperada, hasta ahora no producida y urgentemente necesitada.
Uno de los aportes mayores de la Carrera Magisterial ha sido contribuir a mejorar las remuneraciones de los docentes que trabajan para el Estado. Según datos de la Encuesta de Hogares, ganan en promedio más que los docentes del sector privado, lo cual ha originado que muchos docentes que trabajan en esas escuelas se animen a participar en los concursos de contrato o nombramiento convocados por el Ministerio de Educación.
Ciertamente que no ha faltado enfrentar dificultades. La ley vigente de Carrera Magisterial establece cuatro áreas de desempeño; en especial la relacionada con innovación e investigación no se ha implementado. Tampoco se ha implementado lo relacionado con la bonificación por maestría y doctorado. Desde el 2012 se está a la espera de la reglamentación que establezca el monto. El Sindicato ha logrado que el Poder Judicial les de la razón en la necesidad de hacer efectiva esa bonificación. También para muchos habría sido deseable contar con un porcentaje más significativo de docentes en las escalas VII y VIII de la Carrera, que no ha sucedido, aunque hay de los que opinan que teniendo la Carrera una estructura piramidal, es normal que existan pocos docentes en los niveles superiores, como sucede, por ejemplo, en las carrera militares.
El documento incluye una serie de valiosas recomendaciones que deberían merecer la atención de las autoridades del sector. Desde mi punto de vista, hay que procurar mejorar sustantivamente la planificación de la docencia, no solo de la carrera sino a partir de una visión más integral que clarifique:
La tarea es grande y posiblemente será necesario priorizar y saber invertir bien los recursos. Ojalá lo logremos.
Para ingresar al documento elaborado por el CNE ingrese al link siguiente:
El CNE ha publicado un interesante informe, principalmente histórico y analítico sobre la Carrera Pública Magisterial formulando al final unas recomendaciones orientadas a fortalecer su implementación. El análisis se inicia con las leyes que estuvieron vigentes desde el gobierno del general Odría hasta en presente y pone énfasis en cómo, a partir del inicio del actual siglo, la normativa empieza a dar mayor importancia a las evaluaciones y el mérito como requisitos para el acceso, la promoción y permanencia en el sistema educativo estatal, así como para y la revalorar profesional y salarialmente a este importante actor en la vida nacional.
Una característica valiosa del documento es su objetividad. Narra sin apasionamientos la aplicación de los diferentes marcos normativos, tratando de identificar las razones que fueron dando orígen a los cambios que se iban produciendo. Otra característica es resaltar los logros y las dificultades que se han tenido para implementar sus diferentes finalidades. No cabe duda que las leyes basadas en el mérito trajeron mejoras sustantivas de las remuneraciones básicas cuyo descenso en las dos últimas décadas del siglo pasado llevaron a importantes pérdidas del poder adquisitivo y a la pérdida de interés de los mejores egresados de la secundaria para estudiar la carrera docente. En tercer lugar, introducir la evaluación fue un paso adelante para que los docentes la acepten y un incentivo para que estén siempre preocupados por mantenerse actualizados. Esa actualización ha sido muchas veces más el fruto del esfuerzo propio que de los programas de capacitación organizados por el Ministerio de Educación o las instancias regionales y locales. En cuarto lugar, la Carrera Pública Magisterial ha actuado como contrapeso a políticas que se fueron descuidando en el tiempo; es el caso de la reforma de la formación docente, tan esperada, hasta ahora no producida y urgentemente necesitada.
Uno de los aportes mayores de la Carrera Magisterial ha sido contribuir a mejorar las remuneraciones de los docentes que trabajan para el Estado. Según datos de la Encuesta de Hogares, ganan en promedio más que los docentes del sector privado, lo cual ha originado que muchos docentes que trabajan en esas escuelas se animen a participar en los concursos de contrato o nombramiento convocados por el Ministerio de Educación.
Ciertamente que no ha faltado enfrentar dificultades. La ley vigente de Carrera Magisterial establece cuatro áreas de desempeño; en especial la relacionada con innovación e investigación no se ha implementado. Tampoco se ha implementado lo relacionado con la bonificación por maestría y doctorado. Desde el 2012 se está a la espera de la reglamentación que establezca el monto. El Sindicato ha logrado que el Poder Judicial les de la razón en la necesidad de hacer efectiva esa bonificación. También para muchos habría sido deseable contar con un porcentaje más significativo de docentes en las escalas VII y VIII de la Carrera, que no ha sucedido, aunque hay de los que opinan que teniendo la Carrera una estructura piramidal, es normal que existan pocos docentes en los niveles superiores, como sucede, por ejemplo, en las carrera militares.
El documento incluye una serie de valiosas recomendaciones que deberían merecer la atención de las autoridades del sector. Desde mi punto de vista, hay que procurar mejorar sustantivamente la planificación de la docencia, no solo de la carrera sino a partir de una visión más integral que clarifique:
La tarea es grande y posiblemente será necesario priorizar y saber invertir bien los recursos. Ojalá lo logremos.
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