Ls habilidades blandas y duras juegan un papel crecientemente importante. Uno de sus aportes es ser componentes de la productividad, la creación de valor y de riqueza social, así como en las oportunidades de ingreso, permanencia y adaptación continua a las necesidades de un entorno laboral en constante evolución. Ambos tipos de habilidades se complementan y son cruciales para toda la población, esté o no en el sistema educativo formal. De allí lo relevante que es tener el acceso a programas de educación y capacitación continua, a competencias en el manejo de las tecnologías emergentes y a procesos que fortalezcan actitudes y valores que ayuden a la adaptación a los cambios sociales y laborales.
Quienes no se actualizan laboralmente en estas habilidades enfrentarán posiblemente diversas dificultades; entre ellas: (i) estancamiento en la carrera ocupacional, lo que impedirá avanzar profesionalmente y acceder a nuevas oportunidades; (ii) ser menos competitivos al no contar con las competencias requeridas para desempeñarse y destacarse de otros trabajadores; (iii) no saber cómo lidiar con la introducción de tecnologías digitales, con los cambios en los procesos de trabajo o con las nuevas tendencias en el mercado; y (iv) sentir menor satisfacción laboral, sentirse frustrado por no avanzar profesionalmente o desmotivado al no cumplir con eficiencia a las demandas del trabajo.
Las habilidades blandas, también conocidas como soft skills, se relacionan con las cualidades interpersonales y emocionales. Permiten a la persona interactuar y desenvolverse en diversos contextos del ámbito laboral y personal. Por tratarse de habilidades sociales son más subjetivas y difíciles de cuantificar. Entre ellas están las necesarias para comunicarse con facilidad y de manera efectiva, empática y armoniosa; comprender y procesar información escrita; analizar y pensar críticamente; trabajar en equipo, construir relaciones laborales sólidas y colaborar con colegas; liderar, resolver problemas, conflictos y desacuerdos; tomar decisiones; ejercitar el aprendizaje autónomo y utilizar la inteligencia emocional; adaptarse a diferentes situaciones.
En cambio, las habilidades duras se asocian a la realización de un trabajo o tarea específica. Se miden fácilmente y reposan especialmente en conocimientos específicos certificables, la experiencia y la práctica en un campo particular. También se conocen como las hard skills. Entre las principales -y dependiendo del tipo de tareas a realizar-, pueden demandar mayor o menor manejo de un idioma extranjero, lenguaje de programación y de software, análisis y gestión de datos, gestión de proyectos, marketing y atención al cliente, contabilidad y finanzas, conocimiento de la legislación pertinente, etc. Al igual que las habilidades blandas, son un pilar clave en el ordenamiento de las trayectorias de empleo y promoción de los trabajadores. Su grado de actualización en el mercado laboral depende de la modernización e innovación tecnológica de las empresas: en aquellas más desarrolladas, la renovación de conocimientos y habilidades es más intensa respecto de aquellas empresas donde el cambio técnológico va más lento.
Currículo, habilidades blandas y duras
Las desventajas de los adultos con menor nivel educativo y menores ingresos empiezan desde antes que las personas lleguen a la escuela formal. Una expresión de ello lo muestran las evaluaciones nacionales e internacionales cuando encuentran que son los estudiantes más desfavorecidos los que experimentan altos niveles de ansiedad y estrés relacionados con el rendimiento académico. La última evaluación nacional de logros de aprendizaje encontró que más del cincuenta por ciento de los estudiantes de segundo de secundaria reconoce no controlar sus nervios frente a un examen de matemáticas hecho que también se relaciona con un rendimiento más bajo en esta área formativa y luego, con los mismos niveles de ansiedad, cuando quieren seguir estudios superiores o postulan a un trabajo.
El déficit de habilidades blandas y duras se incrementa por la dinámica como evoluciona la transformación digital de las empresas peruanas, sobre todo después de la pandemia. De un índice de 34 por ciento en el 2021 pasó al 73 por ciento en el 2023 según el estudio iberoamericano Think Digital Report 2023 del Inesdi Business School. Es un indice que refleja la urgencia que vienen sintiendo las empresas de incorporar tecnologías avanzadas, optimizar procesos, prepararse para las oportunidades y desafíos de la economía digital e ir ajustando las estructuras de organizacón al proceso de transformación digital. Sin embargo, estos esfuerzos enfrentan el problema de la formación de recursos. El estudio indica que el cincuenta por ciento de las empresas peruanas identifican la falta de habilidades digitales como el principal obstáculo para la digitalización y que el 61 por ciento sus trabajadores no cuentan con la formación adecuada. Por ahora parte del déficit de personal calificado lo cubren algunas empresas recurriendo al talento externo y realizando inversiones en programas de formación.
Este diagnóstico lo corrobora otro realizado por el BID sobre talento digital en el Perú (2022), en donde constata la existencia de importantes brechas de habilidades. Unas de carácter interno entendidas como el desfase entre las habilidades demandadas por la empresa y las que muestra su equipo actual de trabajadores, y otras de carácter externo referidas a las dificultades que enfrentan las empresas para llenar sus vacantes. A menor calificación los desfases entre necesidades y calificación de los trabajadores aumentan: del 15,6 por ciento entre los profesionales científicos y 24 por ciento en directores y gerentes, hasta el 46 por ciento en ocupaciones elementales, 50 por ciento entre industriales y conductores y 76 por ciento entre trabajadores que operan como obreros, artesanos y electricistas. El estudio encuentra igualmente que ocho de cada diez de las empresas encuestadas manifiestan haber tenido recientemente dificultades para cubrir sus vacantes digitales. En el año 2018, en una muestra de empresas similar, la Encuesta de Habilidades para el Trabajo había encontrado que las empresas con dificultades para llenar vacantes eran el 45 por ciento. Inclusive en cuadros directivos y gerentes, es notoria la carencia de liderazgos receptivos y abiertos a la innovación y la diversidad del pensamiento para la búsqueda de soluciones novedosas, adaptarse a nuevas situaciones y contribuir al crecimiento y desarrollo de la empresa.
Avanzar en la adquisición de habilidades duras y blandas entre toda la población exige políticas estatales e inversión de las empresas privadas en formación y capacitación continua de su personal. En la educación formal hay que promover su mayor trabajo en las aulas preparando a los estudiantes para participar de una cultura digital y todo lo que conlleva la transformación que se viene produciendo en las empresas. Desde la educación básica hay que aportar para que las empresas vayan contando con equipos altamente calificados que sepan innovar y reaccionar con mayor rapidez en un mercado cada vez más global y competitivo.
La razón para empezar desde los primeros grados de escolaridad es porque es el momento donde se sientan las bases sólidas sobre las cuales adquirir activamente las competencias que serán necesarias para seguirse formándose durante toda la vida o para incorporarse, permanecer y progresar en el circuito laboral. Las habilidades duras y blandas serán mejor logradas en la medida en que las competencias fundamentales de lecto-escritura, matemáticas, ciencias sociales y naturales sean exitosas en su logro. La evaluación de PISA 2022 fue enfática en señalar que el 29 por ciento de la variación en el desempeño en pensamiento creativo puede atribuirse exclusivamente a la variación en el desempeño en matemáticas. En la medición de la competencia financiera la misma evaluación encontró que la mayoría de estudiantes declaró no estar familiarizado con términos financieros básicos y, si bien han realizado actividades relacionadas con la planificación y el uso del dinero en la escuela, estas no son continuas.
A las habilidades blandas contribuyen metodologías y actividades como las colaborativas, la enseñanza basada en proyectos grupales, los debates, las presentaciones y otras actividades extracurriculares. Asimismo, el fomento de valores como el respeto, la responsabilidad, la tolerancia, la solidaridad y la ética que fortalecen las capacidades de liderazgo, la gestión del tiempo, la toma de decisiones y la adaptabilidad. Igualmente facilita el desarrollo de estas habilidades que las instituciones educativas apliquen un proyecto curricular que aumente la importancia de las actividades transversales, esenciales para promover el desarrollo integral y la adquisición de habilidades técnicas e interpersonales y sociales.
Varios países del mundo desarrollado y en desarrollo implementan iniciativas para dar más importancia a la formación en habilidades duras y blandas. Una de las experiencias más conocidas es la alemana con su sistema de formación dual, que combina la educación académica con la formación práctica en empresas. Permite a los estudiantes adquirir habilidades duras específicas de un sector determinado, mientras desarrollan habilidades blandas como la responsabilidad, la puntualidad, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo en un entorno laboral real. La contribución de las empresas en el logro de este objetivo es muy destacada.
Singapur es reconocido por su enfoque en la educación y formación de habilidades blandas a través de programas para la comunicación efectiva, la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la creatividad desde la niñez. Cuenta también con la colaboración de las empresas y organizaciones que buscan asegurar que los estudiantes adquieran habilidades muy apreciadas en el mercado laboral. Finlandia es otro ejemplo que pone énfasis en el desarrollo integral de los estudiantes, incluyendo habilidades como el trabajo en equipo, la autonomía, la responsabilidad y la creatividad. El país ha implementado métodos de enseñanza innovadores que fomentan la colaboración, la experimentación y el pensamiento crítico, fundamentales para que los estudiantes se preparen para un desempeño exitoso en el mundo laboral.
Reflexiones finales
El sistema educativo debe responder a cada vez mayores y complejas necesidades de formación de las personas. En esa finalidad, tiene la delicada misión de priorizar, optimizar y calendarizar la forma como ofrecern los aprendizajes que se consideren los más necesarios para alternar en la sociedad, la familia y el empleo. No se trata únicamente de una cuestión de contenidos y competencias en el currículo, sino también de estrategias metodológicas, de competencias docentes para trasmitirlos, de facilidades para el aprender a aprender a lo largo de la vida y de implementar un enfoque multisectorial e inclusivo.
Las competencias fundamentales, la educación ciudadana y los valores, forman parte de la lista de aprendizajes indispensables que permitirán a las personas continuar unos itinerarios educativos exitosos y adquirir las habilidades necesarias para insertarse mejor en la sociedad y el mundo laboral. No hay mejor base formativa para la adquisición de esas habilidades que una sólida enseñanza básica.
Si bien las habilidades blandas y duras relacionadas con la empleabilidad no son el propósito único ni el más importante de las instituciones de enseñanza, hay que reconocer que si los egresados del sistema o los que llegan para actualizarse no reciben los conocimientos y destrezas que los preparen para lo que demandan las empresas, estarán en desventaja para ejercer una ocupación remunerada adecuadamente, sostenible y satisfactoria profesional y emocionalmente. Si el sistema educativo no lo logra no habrá cumplido con una de sus funciones. De allí que, en el marco de las jornadas escolares establecidas, los docentes deben sacar el mejor provecho al tiempo de aprendizaje. Un camino es dar más importancia en todas las asignaturas al aprendizaje integrado y nivel profundo buscando dar utilidad práctica a los conocimientos que se van adquiriendo aplicándolos a situaciones de la vida cotidiana.
Ls habilidades blandas y duras juegan un papel crecientemente importante. Uno de sus aportes es ser componentes de la productividad, la creación de valor y de riqueza social, así como en las oportunidades de ingreso, permanencia y adaptación continua a las necesidades de un entorno laboral en constante evolución. Ambos tipos de habilidades se complementan y son cruciales para toda la población, esté o no en el sistema educativo formal. De allí lo relevante que es tener el acceso a programas de educación y capacitación continua, a competencias en el manejo de las tecnologías emergentes y a procesos que fortalezcan actitudes y valores que ayuden a la adaptación a los cambios sociales y laborales.
Quienes no se actualizan laboralmente en estas habilidades enfrentarán posiblemente diversas dificultades; entre ellas: (i) estancamiento en la carrera ocupacional, lo que impedirá avanzar profesionalmente y acceder a nuevas oportunidades; (ii) ser menos competitivos al no contar con las competencias requeridas para desempeñarse y destacarse de otros trabajadores; (iii) no saber cómo lidiar con la introducción de tecnologías digitales, con los cambios en los procesos de trabajo o con las nuevas tendencias en el mercado; y (iv) sentir menor satisfacción laboral, sentirse frustrado por no avanzar profesionalmente o desmotivado al no cumplir con eficiencia a las demandas del trabajo.
Las habilidades blandas, también conocidas como soft skills, se relacionan con las cualidades interpersonales y emocionales. Permiten a la persona interactuar y desenvolverse en diversos contextos del ámbito laboral y personal. Por tratarse de habilidades sociales son más subjetivas y difíciles de cuantificar. Entre ellas están las necesarias para comunicarse con facilidad y de manera efectiva, empática y armoniosa; comprender y procesar información escrita; analizar y pensar críticamente; trabajar en equipo, construir relaciones laborales sólidas y colaborar con colegas; liderar, resolver problemas, conflictos y desacuerdos; tomar decisiones; ejercitar el aprendizaje autónomo y utilizar la inteligencia emocional; adaptarse a diferentes situaciones.
En cambio, las habilidades duras se asocian a la realización de un trabajo o tarea específica. Se miden fácilmente y reposan especialmente en conocimientos específicos certificables, la experiencia y la práctica en un campo particular. También se conocen como las hard skills. Entre las principales -y dependiendo del tipo de tareas a realizar-, pueden demandar mayor o menor manejo de un idioma extranjero, lenguaje de programación y de software, análisis y gestión de datos, gestión de proyectos, marketing y atención al cliente, contabilidad y finanzas, conocimiento de la legislación pertinente, etc. Al igual que las habilidades blandas, son un pilar clave en el ordenamiento de las trayectorias de empleo y promoción de los trabajadores. Su grado de actualización en el mercado laboral depende de la modernización e innovación tecnológica de las empresas: en aquellas más desarrolladas, la renovación de conocimientos y habilidades es más intensa respecto de aquellas empresas donde el cambio técnológico va más lento.
Currículo, habilidades blandas y duras
Las desventajas de los adultos con menor nivel educativo y menores ingresos empiezan desde antes que las personas lleguen a la escuela formal. Una expresión de ello lo muestran las evaluaciones nacionales e internacionales cuando encuentran que son los estudiantes más desfavorecidos los que experimentan altos niveles de ansiedad y estrés relacionados con el rendimiento académico. La última evaluación nacional de logros de aprendizaje encontró que más del cincuenta por ciento de los estudiantes de segundo de secundaria reconoce no controlar sus nervios frente a un examen de matemáticas hecho que también se relaciona con un rendimiento más bajo en esta área formativa y luego, con los mismos niveles de ansiedad, cuando quieren seguir estudios superiores o postulan a un trabajo.
El déficit de habilidades blandas y duras se incrementa por la dinámica como evoluciona la transformación digital de las empresas peruanas, sobre todo después de la pandemia. De un índice de 34 por ciento en el 2021 pasó al 73 por ciento en el 2023 según el estudio iberoamericano Think Digital Report 2023 del Inesdi Business School. Es un indice que refleja la urgencia que vienen sintiendo las empresas de incorporar tecnologías avanzadas, optimizar procesos, prepararse para las oportunidades y desafíos de la economía digital e ir ajustando las estructuras de organizacón al proceso de transformación digital. Sin embargo, estos esfuerzos enfrentan el problema de la formación de recursos. El estudio indica que el cincuenta por ciento de las empresas peruanas identifican la falta de habilidades digitales como el principal obstáculo para la digitalización y que el 61 por ciento sus trabajadores no cuentan con la formación adecuada. Por ahora parte del déficit de personal calificado lo cubren algunas empresas recurriendo al talento externo y realizando inversiones en programas de formación.
Este diagnóstico lo corrobora otro realizado por el BID sobre talento digital en el Perú (2022), en donde constata la existencia de importantes brechas de habilidades. Unas de carácter interno entendidas como el desfase entre las habilidades demandadas por la empresa y las que muestra su equipo actual de trabajadores, y otras de carácter externo referidas a las dificultades que enfrentan las empresas para llenar sus vacantes. A menor calificación los desfases entre necesidades y calificación de los trabajadores aumentan: del 15,6 por ciento entre los profesionales científicos y 24 por ciento en directores y gerentes, hasta el 46 por ciento en ocupaciones elementales, 50 por ciento entre industriales y conductores y 76 por ciento entre trabajadores que operan como obreros, artesanos y electricistas. El estudio encuentra igualmente que ocho de cada diez de las empresas encuestadas manifiestan haber tenido recientemente dificultades para cubrir sus vacantes digitales. En el año 2018, en una muestra de empresas similar, la Encuesta de Habilidades para el Trabajo había encontrado que las empresas con dificultades para llenar vacantes eran el 45 por ciento. Inclusive en cuadros directivos y gerentes, es notoria la carencia de liderazgos receptivos y abiertos a la innovación y la diversidad del pensamiento para la búsqueda de soluciones novedosas, adaptarse a nuevas situaciones y contribuir al crecimiento y desarrollo de la empresa.
Avanzar en la adquisición de habilidades duras y blandas entre toda la población exige políticas estatales e inversión de las empresas privadas en formación y capacitación continua de su personal. En la educación formal hay que promover su mayor trabajo en las aulas preparando a los estudiantes para participar de una cultura digital y todo lo que conlleva la transformación que se viene produciendo en las empresas. Desde la educación básica hay que aportar para que las empresas vayan contando con equipos altamente calificados que sepan innovar y reaccionar con mayor rapidez en un mercado cada vez más global y competitivo.
La razón para empezar desde los primeros grados de escolaridad es porque es el momento donde se sientan las bases sólidas sobre las cuales adquirir activamente las competencias que serán necesarias para seguirse formándose durante toda la vida o para incorporarse, permanecer y progresar en el circuito laboral. Las habilidades duras y blandas serán mejor logradas en la medida en que las competencias fundamentales de lecto-escritura, matemáticas, ciencias sociales y naturales sean exitosas en su logro. La evaluación de PISA 2022 fue enfática en señalar que el 29 por ciento de la variación en el desempeño en pensamiento creativo puede atribuirse exclusivamente a la variación en el desempeño en matemáticas. En la medición de la competencia financiera la misma evaluación encontró que la mayoría de estudiantes declaró no estar familiarizado con términos financieros básicos y, si bien han realizado actividades relacionadas con la planificación y el uso del dinero en la escuela, estas no son continuas.
A las habilidades blandas contribuyen metodologías y actividades como las colaborativas, la enseñanza basada en proyectos grupales, los debates, las presentaciones y otras actividades extracurriculares. Asimismo, el fomento de valores como el respeto, la responsabilidad, la tolerancia, la solidaridad y la ética que fortalecen las capacidades de liderazgo, la gestión del tiempo, la toma de decisiones y la adaptabilidad. Igualmente facilita el desarrollo de estas habilidades que las instituciones educativas apliquen un proyecto curricular que aumente la importancia de las actividades transversales, esenciales para promover el desarrollo integral y la adquisición de habilidades técnicas e interpersonales y sociales.
Varios países del mundo desarrollado y en desarrollo implementan iniciativas para dar más importancia a la formación en habilidades duras y blandas. Una de las experiencias más conocidas es la alemana con su sistema de formación dual, que combina la educación académica con la formación práctica en empresas. Permite a los estudiantes adquirir habilidades duras específicas de un sector determinado, mientras desarrollan habilidades blandas como la responsabilidad, la puntualidad, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo en un entorno laboral real. La contribución de las empresas en el logro de este objetivo es muy destacada.
Singapur es reconocido por su enfoque en la educación y formación de habilidades blandas a través de programas para la comunicación efectiva, la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la creatividad desde la niñez. Cuenta también con la colaboración de las empresas y organizaciones que buscan asegurar que los estudiantes adquieran habilidades muy apreciadas en el mercado laboral. Finlandia es otro ejemplo que pone énfasis en el desarrollo integral de los estudiantes, incluyendo habilidades como el trabajo en equipo, la autonomía, la responsabilidad y la creatividad. El país ha implementado métodos de enseñanza innovadores que fomentan la colaboración, la experimentación y el pensamiento crítico, fundamentales para que los estudiantes se preparen para un desempeño exitoso en el mundo laboral.
Reflexiones finales
El sistema educativo debe responder a cada vez mayores y complejas necesidades de formación de las personas. En esa finalidad, tiene la delicada misión de priorizar, optimizar y calendarizar la forma como ofrecern los aprendizajes que se consideren los más necesarios para alternar en la sociedad, la familia y el empleo. No se trata únicamente de una cuestión de contenidos y competencias en el currículo, sino también de estrategias metodológicas, de competencias docentes para trasmitirlos, de facilidades para el aprender a aprender a lo largo de la vida y de implementar un enfoque multisectorial e inclusivo.
Las competencias fundamentales, la educación ciudadana y los valores, forman parte de la lista de aprendizajes indispensables que permitirán a las personas continuar unos itinerarios educativos exitosos y adquirir las habilidades necesarias para insertarse mejor en la sociedad y el mundo laboral. No hay mejor base formativa para la adquisición de esas habilidades que una sólida enseñanza básica.
Si bien las habilidades blandas y duras relacionadas con la empleabilidad no son el propósito único ni el más importante de las instituciones de enseñanza, hay que reconocer que si los egresados del sistema o los que llegan para actualizarse no reciben los conocimientos y destrezas que los preparen para lo que demandan las empresas, estarán en desventaja para ejercer una ocupación remunerada adecuadamente, sostenible y satisfactoria profesional y emocionalmente. Si el sistema educativo no lo logra no habrá cumplido con una de sus funciones. De allí que, en el marco de las jornadas escolares establecidas, los docentes deben sacar el mejor provecho al tiempo de aprendizaje. Un camino es dar más importancia en todas las asignaturas al aprendizaje integrado y nivel profundo buscando dar utilidad práctica a los conocimientos que se van adquiriendo aplicándolos a situaciones de la vida cotidiana.
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