Hace algunos años tuve la suerte de visitar varias escuelas gestionadas por la Fundación Trilema en Madrid, las cuales se caracterizan por trabajar con metodologías de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) e incorporar innovaciones pedagógicas muy de la mano con la formación de sus docentes, entre otras cosas.
Para este nuevo post de ¿Qué tal si…? tuvimos el privilegio de entrevistar a Martín Varela, director de formación de esta fundación, quien nos comentó acerca de los proyectos basados en la Teoría Ejecutiva de la Inteligencia (TEI) que vienen trabajando.
Esta teoría nos permite comprender qué sucede en el cerebro del estudiante mientras aprende, así como reconocer qué procesos cognitivos inconscientes suceden para darle estrategias que le permitan utilizarse mejor a sí mismo para aprender.
En el libro La inteligencia que aprende, escrito por José Antonio Marina y Carmen Pellicer (2015), encontramos las bases de este modelo fundado en rigurosas evidencias científicas, el cual tiene una clara e inmediata aplicación en la escuela. El punto de partida de este modelo sostiene que «la función principal de la inteligencia a todos los niveles es dirigir el comportamiento para resolver los problemas que plantea una situación. Para ello, maneja información y articula motivaciones y emociones» (2015, p. 10).
Los autores distinguen dos tipos de inteligencia:
Un punto central de este enfoque es que la inteligencia ejecutiva incorpora el concepto de la voluntad no como una potencia ajena a la inteligencia, sino como lo que define la inteligencia humana. Los autores señalan que, lo que nos separa de la inteligencia animal es la capacidad de los seres humanos de autocontrolarse o autorregularse, aunque prefieren referirse al término de autogestión, que se lleva a cabo mediante la colaboración de una serie de funciones, a las que llamamos funciones ejecutivas.
Por su parte, César Ruiz de Somocurcio (2023) señala que las funciones ejecutivas son las habilidades que acompañan al proceso cognitivo para que se pueda lograr una tarea de aprendizaje.
A continuación, presentamos las 11 funciones ejecutivas que pueden observarse a diario en el aula de clases:
Elaboración propia a partir de Marina y Pellicer (2015).
¿Se pueden educar las funciones ejecutivas?
Hay datos suficientes para afirmar que las funciones ejecutivas se pueden mejorar mediante distintos tipos de entrenamiento. En esta línea, Martín Varela nos comenta cómo han introducido —desde el inicio de la escolaridad— el desarrollo de las funciones ejecutivas. Los invito a ver la entrevista completa en el siguiente video:
Una alerta y una esperanza
Varela llama la atención sobre el hecho de que más del 40% de las causas del fracaso escolar están relacionadas con alguna disfunción de las funciones ejecutivas. Existen diversos estudios (Baumeister, R. y Vohs, K., 2004) que indican que el fallo en el autocontrol es la causa de casi todos los problemas sociales y personales que amenazan a los ciudadanos del mundo desarrollado, como las adicciones, la violencia, el abandono escolar, el juego compulsivo, la falta de ejercicio o la obesidad, por citar solo algunos. Los efectos que originan deberían llamar nuestra atención para ver la importancia y la necesidad de trabajar en la autogestión.
Por otro lado —y es un dato que resalta en las investigaciones—, los entornos deprimidos social y económicamente dificultan el desarrollo de las funciones ejecutivas; lo cual hace pensar a muchos investigadores que la mejora de esas funciones es un método eficaz para reducir la brecha de rendimiento entre los niños y las niñas de clases acomodadas (Avshalom Caspi, Terrie Moffitt y Brent Roberts, citado por Marina y Pellicer, 2015, p. 21).
Efectivamente, los resultados que nos adelanta Martín Varela sobre las intervenciones que promueven el desarrollo de las funciones ejecutivas indican que todos los niños y las niñas que las desarrollan mejoran sus aprendizajes; y que este efecto es aún mayor en aquellos que parten de una base más deprimida o con mayores dificultades.
Esta propuesta nos trae un mensaje esperanzador y luces para incorporar estrategias basadas en el desarrollo de las funciones ejecutivas que nos permitan cerrar brechas de aprendizaje, especialmente con poblaciones vulnerables.
La autogestión es la cualidad que diferencia la inteligencia humana de la inteligencia animal, y es una cualidad que se adquiere mediante la educación. Por ello, Marina y Pellicer llaman la atención sobre su importancia y, a la vez, nos invitan a tomar acción para incorporar estas prácticas desde una edad temprana.
Los animo a conocer más sobre las funciones ejecutivas y a descubrir estrategias para emplearlas en diferentes actividades cotidianas en el aula. Déjanos tus comentarios y experiencias en la comunidad de Educared.
Para conocer más:
Lee el libro de La inteligencia que aprende, disponible con licencia abierta: enlace.
Visita el sitio Web de la Fundación Trilema.
Sobre el lugar:
Sevilla (España). Ubicación
Producción y edición: Lea Sulmont
Música original: Adriel Calvelo
Referencias:
Baumeister, Roy F. y Vohs, Kathleen D. (2004). Handbook of Self-Regulation. The Guildford Press, New York.
Marina, J. y Pellicer, C. (2015). La inteligencia que aprende. Las funciones ejecutivas contadas a docentes. Editorial Santillana.
Hace algunos años tuve la suerte de visitar varias escuelas gestionadas por la Fundación Trilema en Madrid, las cuales se caracterizan por trabajar con metodologías de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) e incorporar innovaciones pedagógicas muy de la mano con la formación de sus docentes, entre otras cosas.
Para este nuevo post de ¿Qué tal si…? tuvimos el privilegio de entrevistar a Martín Varela, director de formación de esta fundación, quien nos comentó acerca de los proyectos basados en la Teoría Ejecutiva de la Inteligencia (TEI) que vienen trabajando.
Esta teoría nos permite comprender qué sucede en el cerebro del estudiante mientras aprende, así como reconocer qué procesos cognitivos inconscientes suceden para darle estrategias que le permitan utilizarse mejor a sí mismo para aprender.
En el libro La inteligencia que aprende, escrito por José Antonio Marina y Carmen Pellicer (2015), encontramos las bases de este modelo fundado en rigurosas evidencias científicas, el cual tiene una clara e inmediata aplicación en la escuela. El punto de partida de este modelo sostiene que «la función principal de la inteligencia a todos los niveles es dirigir el comportamiento para resolver los problemas que plantea una situación. Para ello, maneja información y articula motivaciones y emociones» (2015, p. 10).
Los autores distinguen dos tipos de inteligencia:
Un punto central de este enfoque es que la inteligencia ejecutiva incorpora el concepto de la voluntad no como una potencia ajena a la inteligencia, sino como lo que define la inteligencia humana. Los autores señalan que, lo que nos separa de la inteligencia animal es la capacidad de los seres humanos de autocontrolarse o autorregularse, aunque prefieren referirse al término de autogestión, que se lleva a cabo mediante la colaboración de una serie de funciones, a las que llamamos funciones ejecutivas.
Por su parte, César Ruiz de Somocurcio (2023) señala que las funciones ejecutivas son las habilidades que acompañan al proceso cognitivo para que se pueda lograr una tarea de aprendizaje.
A continuación, presentamos las 11 funciones ejecutivas que pueden observarse a diario en el aula de clases:
Elaboración propia a partir de Marina y Pellicer (2015).
¿Se pueden educar las funciones ejecutivas?
Hay datos suficientes para afirmar que las funciones ejecutivas se pueden mejorar mediante distintos tipos de entrenamiento. En esta línea, Martín Varela nos comenta cómo han introducido —desde el inicio de la escolaridad— el desarrollo de las funciones ejecutivas. Los invito a ver la entrevista completa en el siguiente video:
Una alerta y una esperanza
Varela llama la atención sobre el hecho de que más del 40% de las causas del fracaso escolar están relacionadas con alguna disfunción de las funciones ejecutivas. Existen diversos estudios (Baumeister, R. y Vohs, K., 2004) que indican que el fallo en el autocontrol es la causa de casi todos los problemas sociales y personales que amenazan a los ciudadanos del mundo desarrollado, como las adicciones, la violencia, el abandono escolar, el juego compulsivo, la falta de ejercicio o la obesidad, por citar solo algunos. Los efectos que originan deberían llamar nuestra atención para ver la importancia y la necesidad de trabajar en la autogestión.
Por otro lado —y es un dato que resalta en las investigaciones—, los entornos deprimidos social y económicamente dificultan el desarrollo de las funciones ejecutivas; lo cual hace pensar a muchos investigadores que la mejora de esas funciones es un método eficaz para reducir la brecha de rendimiento entre los niños y las niñas de clases acomodadas (Avshalom Caspi, Terrie Moffitt y Brent Roberts, citado por Marina y Pellicer, 2015, p. 21).
Efectivamente, los resultados que nos adelanta Martín Varela sobre las intervenciones que promueven el desarrollo de las funciones ejecutivas indican que todos los niños y las niñas que las desarrollan mejoran sus aprendizajes; y que este efecto es aún mayor en aquellos que parten de una base más deprimida o con mayores dificultades.
Esta propuesta nos trae un mensaje esperanzador y luces para incorporar estrategias basadas en el desarrollo de las funciones ejecutivas que nos permitan cerrar brechas de aprendizaje, especialmente con poblaciones vulnerables.
La autogestión es la cualidad que diferencia la inteligencia humana de la inteligencia animal, y es una cualidad que se adquiere mediante la educación. Por ello, Marina y Pellicer llaman la atención sobre su importancia y, a la vez, nos invitan a tomar acción para incorporar estas prácticas desde una edad temprana.
Los animo a conocer más sobre las funciones ejecutivas y a descubrir estrategias para emplearlas en diferentes actividades cotidianas en el aula. Déjanos tus comentarios y experiencias en la comunidad de Educared.
Para conocer más:
Lee el libro de La inteligencia que aprende, disponible con licencia abierta: enlace.
Visita el sitio Web de la Fundación Trilema.
Sobre el lugar:
Sevilla (España). Ubicación
Producción y edición: Lea Sulmont
Música original: Adriel Calvelo
Referencias:
Baumeister, Roy F. y Vohs, Kathleen D. (2004). Handbook of Self-Regulation. The Guildford Press, New York.
Marina, J. y Pellicer, C. (2015). La inteligencia que aprende. Las funciones ejecutivas contadas a docentes. Editorial Santillana.
Desde Educared, queremos compartir a las familias una guía muy útil elaborada por el Ministerio de Educación en alian ...
Educación más allá del aula es un conjunto de conversatorios online organizado por Fundación Telefónica y Educared ...
A través de Fundación Telefónica/Movistar y “la Caixa” Foundation se ha puesto a disposición del Ministerio de E ...
Escribe un comentario
Debe Registrarse o Iniciar sesión para publicar un comentario.