Incrementando el compromiso de los estudiantes con el aprendizaje

Se sabe que el afecto y la emoción son fundamentales en el aprendizaje. Sabemos también que aprender de manera significativa implica salir de nuestra zona de confort y emprender un camino en el que habrá errores y equivocaciones, lo que puede ocasionarnos sentimientos de disconfort y frustración.

Es por esto que, si nuestros estudiantes no están interesados en lo que van a aprender, si no se sienten capaces de superar el desafío que se les presenta, o no tienen habilidades y estrategias para continuar aprendiendo aún ante las dificultades, pueden rendirse en algún punto del camino de aprendizaje.

Después de dos años de educación remota y con semi-presencialidad, puede ser altamente retador como docentes cubrir todos estos aspectos para conectar el afecto y la emoción de nuestros estudiantes. A continuación, algunas sugerencias:

Enfatice la relevancia de los propósitos de aprendizaje para los estudiantes, explicando de manera explícita por qué necesitan desarrollar la competencia que se trabajará y por qué deben aprender “eso” en este momento de su vida, no en el futuro, ni “cuando sean grandes”.
Elija objetivos de aprendizaje que se encuentren dentro de la zona de desarrollo próximo del estudiante. Es decir, el desafío al que se enfrentan debe estar entre lo que ya pueden hacer de manera independiente y lo que aún no pueden hacer pero que podrían lograr con ayuda. Esta ayuda o andamiaje, es justamente la que brindará el docente para que el estudiante progrese. Para esto, es fundamental que conozca a profundidad el currículo respecto a la progresión del logro de las competencias, así como el nivel de desarrollo competencial de sus propios estudiantes.
Dé alternativas a los estudiantes. Imagínese que va a una tienda de ropa y el vendedor no para de hablar indicándole todo lo que tiene que probarse, usted solo responde preguntas retóricas para afirmar o negar, pero él ya tiene decidido qué es lo que usted se probará, el estilo que comprará, el color y hasta la talla de su ropa, casi sin preguntarle ha elegido todo y lo espera en la puerta del probador… ¿cómo se sentiría? ¿tendría ánimo de comprar lo que este comprador le ofreciera? Lo mismo sucede con los estudiantes cuando no les ofrecemos opciones reales dentro de la clase. Es fundamental dar alternativas para que los estudiantes gradúen el nivel de desafío de las tareas, el tipo de recompensa o reconocimientos que reciben, así como los medios con los cuales se valorarán sus logros de aprendizajes.
Incremente la retroalimentación positiva basada en la tarea, alentando constantemente a sus estudiantes sin caer en elogios que puedan hacer dependiente su autoestima de la opinión externa.
Promueva en su clase una cultura de comunidad en la que sean los propios estudiantes los que se animen unos a otros a enfrentar desafíos y a colaborar para resolver sus desafíos. Puede utilizar la estrategia “Pregunte a 3 antes de mí”, donde los anima a que ante alguna dificultad pregunten primero a otros 3 estudiantes antes de preguntarle a usted. Esto multiplica las oportunidades de enseñar y aprender de todos sus estudiantes.
Enseñe de manera explícita actividades que favorezcan la metacognición, así como formas de pensar que favorezcan la autorregulación. Puede ser muy útil trabajar con los estudiantes algunas sesiones de mentalidad de crecimiento, en las cuales se ayude a los estudiantes a identificar cómo sus ideas de “inteligencia fija” hacia una materia, por ejemplo “no soy bueno en matemáticas” obstaculizan su capacidad de enfrentarse a nuevos desafíos, y pueden aprender a refrasearlas con ideas de mentalidad flexible o “de crecimiento”.

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