Por: Miguel Morachimo (*)
Estamos acostumbrados a pensar en los Derechos de Autor como ese aviso que viene en las primeras páginas de los libros y está lleno de prohibiciones: no copiar, no prestar. Sin embargo, los Derechos de Autor son parte de una política pública nacional más amplia sustentada en nuestro derecho fundamental de acceso a la cultura y el conocimiento.
Gracias a las leyes de Derechos de Autor existen bibliotecas, podemos estudiar con fotocopias o podemos usar citas de otros textos en una investigación. Desde esta perspectiva, los profesores y estudiantes somos los usuarios más frecuentes de este sistema y los más llamados a defender su verdadera esencia.
Es un error creer que los Derechos de Autor son una forma de propiedad diseñada para recompensar ilimitadamente al quien escribe un libro o compone una canción. En su esencia, son un sistema de permisos que buscan equilibrar el derecho que tiene todo creador a beneficiarse de su trabajo con el que tiene el público en general para acceder a la cultura y el conocimiento. Si los creadores tuviesen todos los derechos posibles para excluir al resto de usar sus obras, no existirían bibliotecas ni obras bajo el dominio público. Por el contrario, si los usuarios tuviésemos la libertad de usar todas las obras existentes como se nos ocurra sin compensar a los creadores, no existirían mercados culturales ni tantas obras como hoy existen y disfrutamos. El problema es que muchas leyes y propuestas contemporáneas para modificar el sistema de Derechos de Autor han terminado relativizando este equilibrio para privilegiar los derechos de unos pocos, como las empresas discográficas o editoriales, por encima de las del resto.
Así como los creadores tienen sus derechos exclusivos, el público en general tiene de su lado a los derechos de los usuarios representados en las excepciones y limitaciones al Derecho de Autor. Estos derechos son una lista definida de casos en los cuales es posible usar un libro, una película o una obra musical sin autorización del autor o pago de remuneración alguna. En el ámbito de la enseñanza, los principales derechos de los usuarios son:
Los Derechos de Autor son un sistema vivo que debe siempre acomodarse a su tiempo. No debemos de pensar en ellos como una tradición escrita en mármol, sino como una herramienta que las sociedades tienen para promover la creatividad y el acceso a la cultura de sus ciudadanos. Como súper usuarios de estos derechos, profesores y alumnos tenemos el deber de entenderlos su funcionamiento y apreciarlos críticamente. Así mismo, estamos llamados a demostrar sus posibles limitaciones y solicitar su modificación a nuestras autoridades como lo hacen otras partes interesadas.
* Colaborador del blog. Es abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Máster en Derecho, Ciencia, y Tecnología por la Universidad de Stanford, Estados Unidos. Director de Hiperderecho, una asociación civil dedicada a defender el potencial liberador de la tecnología en las políticas públicas. ¡Mira su charla en MayéuTICa sobre ciudadanía digital!
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Un tema muy importante Los Derechos del autor en el aula, muchas veces sin tener en cuenta se comete faltas, invadiendo dichos derechos
De acuerdo. Gracias por comentar.
Supongamos que tengo a ka mano el instrumento de recolección de datos (sea cuestionaro, escala, etc) de una tesis o journal. Primero: ¿puedo utilizarlo para una investigación sin pedir autorización de uso a su autor? Segundo: ¿podría modificarlo (revalidarlo o adaptarlo a mi población) sin pedirle permiso a su autor? Gracias.
Hola César:
Nuestra relación con cualquier obra protegida por Derechos de Autor es la que señala la licencia. En el caso de un libro, journal o tesis, probablemente esa licencia señala que solo se autoriza su «lectura» o «consulta» para ciertos fines como los académicos o de investigación. Eso significa que cualquier otro uso, que puede ir desde reproducción hasta uso para fines comerciales, tiene que ser autorizado previamente.
Alternativamente, como señalo en mi artículo, es posible usar una porción de otra obra para citarla en un trabajo. Sin embargo, si lo que pretendes no es citar la obra sino simplemente usar uno de los instrumentos que la integran, probablemente estés fuera del ámbito de lo autorizado por la licencia de la revista.
Otro aspecto a tener en cuenta es que no necesariamente todos los instrumentos de recolección de datos van a estar protegidos. Probablemente algo como un test con ciertas preguntas específicas o una tabla de resultados sí lo esté. Sin embargo, si solo es un método para cierto procedimiento o es algo que tiene un uso práctico como una receta, no está protegido y por ende puede ser usado libremente.
Te sugeriría que hagas la consulta específica con el área legal de la universidad o institución en el marco de la cual quieres hacer la investigación. Es una pregunta mucho más fácil de responder apreciando (i) el instrumento específico, (ii) el grado de uso que le vas a dar a la información, y (iii) la licencia original de la obra.