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Beneficios del pastoreo altoandino
La domesticación de animales le permitió al hombre del precerámico obtener numerosos beneficios que no obtenían con la caza o recolección. La permanente reserva de carne, huesos y lana cubrían las principales necesidades para subsistir en las punas cordilleranas.
Datos arqueológicos indican que hacia el 4,000 a.C., el pastoreo se consolidó principalmente en las regiones superiores a los 2,500 ms.n.m., sobretodo en Junín, Pasco, punas de Huánuco y Ancash. El pastoreo se generalizó por su fácil práctica y bajo grado técnico necesario para llevarlo a cabo. Bastaba juntar un rebaño de camélidos pues su alimentación era natural (aprovechamiento de los pastizales naturales en la puna y zonas altas de los Andes) y su cuidado se centraba en la protección del rebaño frente a depredadores. Los camélidos le proporcionaban todo tipo de beneficios a los hombres andinos, carne para su alimentación, lana para abrigarse y guano, indispensable combustible en las alturas del Ande. Como transporte, las llamas y guanacos fueron utilizados como bestias de carga no solo en las punas, sino también para movilizar y transportar cosas entre los diferentes pisos altitudinales. En la puna andina la dieta del hombre se complementó con el consumo de plantas que fueron domesticando en paralelo a la generalización del pastoreo. La maca, festuca, opuntia, quinua, cañihua, con altas concentraciones de vitaminas y minerales, fueron el principal consumo en las alturas andinas.
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