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Pinturas rupestres
En las paredes de las cuevas los hombres del arcaico dejaron las huellas e impresiones de su quehacer diario. Ya sea porque fue parte de un rito ancestral o porque simplemente quisieron expresar un hecho importante en sus vidas, las pinturas rupestres son, que duda cabe, uno de los principales registros que el hombre andino ha dejado y que después de miles de años se conservan intactas.
La constante en las distintas pinturas rupestres es la escena de caza. Hombres armados con lanzas se abalanzan sobre camélidos y cérvidos y estos huyen despavoridos, pero muchos de ellos ya han sido heridos. En las cuevas de Toquepala, Huargo y Lauricocha se aprecia a los animales y cazadores o a los animales con heridas sangrantes. Las pinturas permiten establecer la dieta del hombre andino y conocer las herramientas con las que cazaban y obtenían su sustento diario. Se cree que estas pinturas responden a ritos ofrendatorios relacionados con la caza con el fin de que los animales no se vayan o no se terminen en la zona y por esta razón los hombres deban emigrar a otros lugares en búsqueda de alimento.
Entre los principales pinturas rupestres se encuentran las ubicadas en las cuevas de Lauricocha, Chuiqichaca (Junín), Huargo (Huánuco) y Toquepala (Tacna).
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