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Chavín de Huantar
La cumbre del desarrollo del Horizonte Temprano estuvo dada por la construcción del centro ceremonial de Chavín de Huantar en el actual departamento de Ancash. Su importancia fue tal que el arqueólogo peruano Julio C. Tello lo consideró el centro matriz de la alta cultura en el Perú. Hoy se sabe que Chavín fue precedido por un largo desarrollo cultural que se remonta al Precerámico, del cual fue su culminación. Su ocupación comenzó hacia el 1,000 a. de C. y las sucesivas etapas del sitio son han quedado plasmadas en su arquitectura.
La construcción más antigua de Chavín de Huantar es el llamado Templo Antiguo, una construcción de piedra en forma de U que rodea una plaza hundida circular. El templo está atravesado por una serie de galerías subterráneas, en una de cuyas intersecciones fue encontrado el ídolo principal del complejo, el denominado Lanzón Monolítico. Este es una alta escultura en forma de un gran cuchillo clavado en el centro del templo. Representa a un personaje pequeño con rasgos de felino y serpiente, por ejemplo tiene una gran boca con las comisuras hacia arriba y grandes colmillos y una cabellera de serpientes. Otra escultura asociada al Templo Antiguo es el Obelisco Tello que aunque fue hallado fuera de contexto, probablemente estuvo ubicado en el centro de la plaza circular. Representa un estadio posterior en el desarrollo de la iconografía Chavín. Muestra a una pareja de seres míticos con forma de grandes caimanes con rasgos de felinos y serpientes, que al parecer eran una especie de dualidad originaria. Existen evidencias de que el Templo Antiguo atrajo a un gran número de fieles, incluso de pueblos lejanos, cuya huella a quedado registrada a través de sus ofrendas.
Con el paso del tiempo, el Templo Antiguo fue quedando reducido para las necesidades del culto, así que fue ampliado progresivamente hasta crear el llamado Templo Nuevo en su ala derecha. Es considerablemente más grande que el otro pero también tiene galerías que recorren su interior. Enfrente de él, se encuentra una gran plaza cuadrada con edificaciones secundarias en sus alas. Las paredes del Templo Nuevo estuvieron adornadas por cabezas clavas, esculturas en piedra representando seres mitológicos, pero hoy en día sólo queda una en su ubicación original. Se cree que la divinidad principal del Templo Nuevo está representada en la Estela Raimondi, hallada de casualidad por el sabio italiano Antonio Raimondi en el siglo XIX. Muestra un personaje antropomorfo con fuertes rasgos felínicos (colmillos y garras) que sostiene en cada mano un báculo o cetro. Sobre su cabeza se extiende un alto tocado formado por cabezas y colas de felinos. El Templo Nuevo tuvo un largo período de esplendor, antes de que Chavín de Huantar fuese abandonada hacia el 200 a. de C.
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