En la zona del actual Ayacucho para el Intermedio Temprano ya había presencia de grupos urbanos importantes que se desarrollaron paralelamente, uno con influencia Nazca y otro con influencia Tiahuanaco. Si bien no hubo un conflicto armado, la influencia religiosa Tiahuanaco se dejó sentir y se sobrepuso a la tradición Nazca, formando una tradición estatal muy fuerte a partir de la tradición local Huarpa. Alrededor del 550 d.C. es que surge un Estado Panandino expansionista que los investigadores llaman Huari, y que se desarrollará hasta el 900 d.C., a través de 6 etapas urbanísticas y estilísticas.
Durante la primera fase aparece el Estado y la ciudad y hay una presencia de imágenes Tiahuanaco en la cerámica. Durante la segunda fase los cambios son más dramáticos, la ciudad crece vertiginosamente y el Estado Huari se expande hacia la sierra norte hasta el Callejón de Huaylas, hacia la sierra sur hasta Cuzco y en la costa central y sur. En la fase siguiente Huari entraría a un periodo de reestructuración política y realizó una segunda expansión en la zona central andina, además que la ciudad de Huari alcanzó su máxima extensión y población. En la cuarta fase se expandirían las fronteras hasta Cajamarca, La Libertad, Moquegua y Sicuani. Luego de esta última expansión, durante las dos últimas fases la ciudad de Huari se despoblaría por una crisis a partir de las condiciones climáticas que afectaron la producción de alimentos. Asimismo colapsan los centros provinciales, desapareciendo la administración Huari y su proyecto.
Vale la pena mencionar que la administración Huari fue la más avanzada de su tiempo en cuanto uso de tecnologías de comunicación (caminos) y en cuanto al desarrollo de las ciudades (urbanismo). Estos elementos desarrollados por los Huari se conservaron durante el Intermedio Tardío y fueron utilizados por los Incas para establecer su poder a lo largo de los Andes.
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