2020 será recordado en los libros de historia como el año de la COVID-19. Libros que se estudiarán en las escuelas que permanecieron cerradas precisamente a consecuencia de la pandemia.

El presente estudio pone en valor la contribución que las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) hicieron en este periodo para garantizar la educación de millones de niños y niñas en Latinoamérica. Y lo hace a partir de un análisis realizado de la labor de 68 organizaciones, quienes a pesar de las restricciones, la no presencialidad, o el cierre de las escuelas, potenciaron sus talentos para asegurar la continuidad de sus proyectos educativos.

El aporte de estas organizaciones, a través de soluciones innovadoras adaptadas a los contextos, el desarrollo de contenidos digitales para apoyar a docentes y directivos, la articulación de esfuerzos y el trabajo colaborativo, así como, la ampliación del alcance de la conectividad para las escuelas y hogares y la provisión de recursos tecnológicos, fueron cruciales para mitigar los efectos de la pandemia.

Resulta especialmente interesante comprender cómo estas organizaciones han tenido que adaptar sus equipos, procesos de trabajo, programas y colaborar entre sí, y con los gobiernos educativos de la región, para asegurar el acceso a la educación a millones de niños y niñas.

El informe muestra cómo la gravedad de la situación ha posibilitado la articulación de todos los actores en un propósito común a la vez que vislumbra retos futuros a los que como sociedad tendremos que dar respuesta.

Desde ProFuturo agradecemos la disponibilidad y generosidad de las organizaciones participantes en el estudio, por su tiempo, por compartir sus experiencias, y por permitirnos documentarlas para compartirlas con otros interesados en conocer.

Esperamos que pueda ser un punto de partida para el debate sobre los desafíos que tendrán que enfrentar las organizaciones de la sociedad civil para seguir contribuyendo con sus esfuerzos a la lucha contra las desigualdades.