El principal objetivo de este planteamiento es conjurar los fantasmas del pasado. Afirmar que un movimiento mestizo liderado por criollos consiguió una independencia popular dejaba de lado una serie de consideraciones sociales, hechos e interpretaciones que al fin y al cabo mostraban al proceso independentista de manera simplista. La teoría clásica no contempla una sociedad con contradicciones ni pugnas, por el contrario afirmaba que la sociedad peruana de entonces, y por ende la de su época, carecía de fisuras sociales y raciales.
La importancia que este grupo de investigadores le dio, y le da hasta el día de hoy, a los precursores criollos y mestizos es una clara demostración de su ideología de grupo, pues simplifican una serie de planteamientos como el liberalismo y el racionalismo en simples ideas separatistas cargadas de patriotismo pero sin una correspondencia real.
A fines de la década de 1960, el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-1975) agregó un tercer grupo social en el discurso de la emancipación. Los indígenas aparecieron en los textos académicos como un sector definitorio en los acontecimientos, inclusive antes que los criollos o mestizos, gracias a la figura de Túpac Amaru II, de quien se dijo que era precursor de la independencia por haber liderado un movimiento separatista. Este intento de integrar al grupo más subordinado de la pirámide social peruana obedecía a planes políticos y populistas, que incluyeron la elaboración de una colección documental sobre la independencia del Perú, donde se recogían las fuentes primarias de los principales hechos e ideas que, según estas posturas, dieron lugar a la emancipación del Perú.