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La concentrada poesía de Marco Martos

Semblanza

La poesía inicial de Marco Martos (Piura, 1942), del libro Casa nuestra (1965), se caracteriza por una ruptura con el canon vigente en los años sesenta. Ella evidencia un desgarrón afectivo, un desacomodo con el mundo circundante de un individuo que en medio de las esperanzas colectivas de otros, no tiene ninguna certeza, salvo la intuición de estar radicalmente solo. Sin embargo, aquí y allá algunos poemas dejan señal de una esperanza en un futuro compartido. En 1969 su libro Cuaderno de quejas y contentamientos obtuvo el Premio Nacional de Poesía. Un mayor dominio formal, un humor sombrío, una cuidadosa elección de vocablos caracteriza a este libro hoy inhallable. Posteriormente Martos ha publicado Donde no se ama (1974), Carpe diem (1979), El silbo de los aires amorosos (1981), Muestra de arte rupestre (1990), Cabellera de Berenice (1990), Leve reino (1996) y El mar de las tinieblas (1999).

La poesía más reciente de Martos ilumina situaciones extremas que viven los hombres en instantes de amor o de sufrimiento. Relacionada con la tradición poco frecuentada por los poetas latinoamericanos de hoy, los orígenes mismos de la lengua castellana o la que viene del Oriente, purificada en rara intensidad, dice más con menos palabras. Expresa también amor y dolor por asuntos que conciernen al Perú.

La veta emotiva anima la estructura misma de la poesía de Martos. Sus versos, de un despiadado rigor, son concentrados y transparentes y hablan de la soledad, del amor a la mujer, del amor a la justicia y el amor a la libertad y de las dificultades de escribir de un manojo de grandes escritores. Durante muchos años el verso libre fue el elegido para las composiciones de Martos. Recientemente está cultivando también el verso medido y numerosas formas estróficas poco usadas, como la silva, el zéjel, la sextina.