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El humor en la narrativa de Alfredo Bryce

Semblanza

Nacido en Lima, en 1939, Alfredo Bryce es el escritor peruano más popular. Egresado de la Universidad Nacional de San Marcos, en la que obtuvo el grado de Doctor en Letras, gozó de un éxito inicial, gracias a la obtención de una mención honrosa en el Concurso Casa de las Américas, de La Habana, Cuba, por su libro Huerto cerrado, escrito en 1968, aunque editado en 1970. El texto contiene doce relatos que se ocupan del mundo de la adolescencia de la clase alta limeña, en especial, las primeras experiencias sentimentales con sus consiguientes fracasos y el paso resignado a la vida adulta. El libro es, como lo define posteriormente su propio autor en sus Antimemorias "aquel libro de debutante en que intenté recrear algunas experiencias de mi adolescencia".

También en 1970, otro libro suyo, Un mundo para Julius, fue presentado al Premio Biblioteca Breve de Barcelona, España. El premio no fue discernido, pero la publicación del libro le dio a Bryce una difusión en todo el ámbito hispanoamericano. El libro cuenta la vida de un niño -entre los siete y los doce años- hipersensible y heredero de una aristocrática familia limeña. Al contrario de lo que dijo la crítica inicialmente, los lectores de varias décadas después, que han consagrado, a través de la lectura y de opiniones escritas, a esta novela como una de las más interesantes del siglo XX, no ven en ella "la novela de la revolución peruana", ni una crítica mordaz a la aristocracia decadente. Bryce, como lo haría posteriormente en su novela No me esperen en abril, de 1995, observa, desde de la distancia que le confiere el humor, que es la marca de toda de su producción literaria, la sociedad oligárquica limeña, sus trivialidades, miserias y mezquindades que se esconden detrás de una aparente grandeza.

A través del humor, Bryce penetra en la realidad de manera profunda y crea un estilo personal que tiene como núcleo central la oralidad, lo que significa la irrupción del lenguaje cotidiano en la literatura, una multitud de referencias y autorreferencias literarias, una profunda ternura y un acercamiento, en contadas ocasiones, a situaciones trágicas. El personaje Julius, ese niño limeño hijo de una familia acaudalada, permanece en la imaginación de los lectores como algo de lo más hermoso salido de la pluma de un escritor peruano.

Posteriormente, Bryce publicaría los siguientes libros: La felicidad ja ja (1974), Tantas veces Pedro (1977), donde los personajes ya no se limitan al mundo infantil o La vida exagerada de Martín Romaña (1981) cuyo protagonista, Martín Romaña, puede ser su alter ego (hecho con similitud al propio autor), pues uno y otro viven acontecimientos personales y político sociales similares. En 1985 aparece El hombre que hablaba de Octavia de Cadiz y en 1988, La última mudanza de Felipe Carrillo. En 1995 saldrá su libro autobiográfico Permiso para vivir (antimemorias) y también No me esperen en abril. En esta última novela Bryce nos narra en tercera persona la vida de Manongo Sterne, vástago de ingleses acriollados, personaje "tan distinto a los demás" "porque a su edad sólo veía la gravedad de las cosas de esta vida, sobre todo al amanecer y al anochecer". Se trata de un niño partido en dos, acusado de ser poco hombre por no pertenecer al mundo de los "matadores de hembritas", de los que sabe poner a las mujeres "seditas", al mundo de los desfiles militares, de las disciplinas con gritos. Este mismo muchacho es considerado un espíritu maligno por la Asociación de Padres de Familia del colegio Santa María y es expulsado del plantel. Sus padres deciden enviarlo interno a un colegio inglés de reciente creación "el más caro y británico colegio de América del Sur". Previamente a su partida conoce a Tere Mancini, su único y obsesivo amor. El colegio se inaugura en el mes de abril, que es por lo tanto el tiempo de separación de estos adolescentes que juramento tras juramento hablan de su trascendental amor.

Manongo vivirá siempre en marzo. Como Julius, es símbolo de la inmadurez, es el personaje que no quiere crecer. Este libro, como casi todos los de Bryce, siendo ficción goza de las galas de la autobiografías, y bien puede llamarse una autobiografía ficticia de su autor. No me esperen en abril es una novela que nos habla de amistad y muerte, de amor, fidelidad y lealtad. Manongo es un personaje enamorado, noble, granuja, canalla, raro, celoso, amigo de sus amigos, un Julius crecido y también memorable. En 1997 Bryce publicó Reo de nocturnidad, libro que trata de las aventuras personales y literarias de un profesor de literatura en una universidad francesa. Como no es difícil de adivinar, el personaje se parece al propio Bryce.