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    Poesía
La conciencia creadora de Blanca Varela

Poesía

Puerto Supe

Está mi infancia en esta costa, 
bajo el cielo tan alto, 
cielo como ninguno, cielo, sombra veloz, 
nubes de espanto, oscuro torbellino de alas, 
azules casas en el horizonte. 

Junto a la gran morada sin ventanas, 
junto a las vacas ciegas, 
junto al turbio licor y al pájaro carnívoro.

¡Oh, mar de todos los días, 
mar montaña, 
boca lluviosa de la costa fría!

Allí destruyo con brillantes piedras 
la casa de mis padres, 
allí destruyo la jaula de las aves pequeñas, 
destapo las botellas y un humo negro escapa 
y tiñe tiernamente el aire y sus jardines.

Están mis horas junto al río seco, 
entre el polvo y sus hojas palpitantes, 
en los ojos ardientes de esta tierra 
adonde lanza el mar su blanco dardo. 
Una sola estación, un mismo tiempo 
de chorreantes dedos y aliento de pescado. 
Toda una larga noche entre la arena. 

Amo la costa, ese espejo muerto 
en donde el aire gira como loco, 
esa ola de fuego que arrasa corredores, 
círculos de sombra y cristales perfectos.

Aquí en la costa escalo un negro pozo, 
voy de la noche hacia la noche honda, 
voy hacia el viento que recorre ciego 
pupilas luminosas y vacías, 
o habito el interior de un fruto muerto, 
esa asfixiante seda, ese pesado espacio 
poblado de agua y pálidas corolas. 
En esta costa soy el que despierta 
entre el follaje de alas pardas, 
el que ocupa esa rama vacía, 
el que no quiere ver la noche.

Aquí en la costa tengo raíces, 
manos imperfectas, 
un lecho ardiente en donde lloro a solas.

(de Ese puerto existe)

Historia

puedes contarme cualquier cosa 
creer no es importante 
lo que importa es que al aire mueva tus labios 
o que tus labios muevan el aire 
que fabules tu historia tu cuerpo 
a toda hora sin tregua 
como una llama que a nada se parece 
sino a una llama

Fútbol
 		A Vicente y Lorenzo

juega con la tierra 
como con una pelota

báilala, 
estréllala, 
reviéntala

no es sino eso la tierra

tú en el jardín 
mi guardavalla mi espantapájaros
mi atila mi niño

la tierra entre tus pies 
gira como nunca 
prodigiosamente bella 

(de Valses y otras falsas confesiones)

Ternera acosada por tábanos

podría describirla 
¿tenía nariz ojos boca oídos? 
¿tenía pies cabeza? 
¿tenía extremidades? 

sólo recuerdo al animal más tierno 
llevando a cuestas 
como otra piel 
aquel halo de sucia luz

voraces aladas 
sedientas bestezuelas 
infamantes ángeles zumbadores 
la perseguían

era la tierra ajena y la carne de nadie

tras la legaña 
me deslumbró el milagro mortecino 
la víspera el instinto la mirada 
el sol nonato

¿era una niña un animal una idea?

ah señor 
qué horrible dolor en los ojos 
qué agua amarga en la boca 
de aquel intolerable mediodía 
en que más rápida más lenta 
más antigua y oscura que la muerte 
a mi lado 
coronada de moscas 
pasó la vida.

(de Ejercicios materiales)

Esta mañana soy otra

esta mañana soy otra
toda la noche
el viento me dio alas
para caer

la sin sombra
la muerte
como una mala madre
me tocó bajo los ojos

entonces dividida
dando tumbos
de lo oscuro a lo oscuro
giré recién llegada
a la luz de esta línea

en pleno abismo
abriéndose
y cerrándose la línea

sin música
pero llamando
sin voz
pero llamando
sin palabras
llamando

(de Concierto animal)

CANTO VILLANO

y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato

observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla

hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío

rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas

tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente

emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato

este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo

es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne

mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea

no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos.