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    Poesía
Pablo Guevara

Semblanza

Pablo Guevara Miraval (1930) nació en Lima. Hizo sus estudios en la Universidad Católica y en la Universidad de San Marcos, donde se graduó como profesor. Viajó a Europa y tuvo largas estancias en España y Dinamarca. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Retorno a la criatura (1957), Los habitantes (1963), Crónicas contra los bribones (1967), Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú (1971), La colisión (1999).

Los libros y los poemas, dice Alfonso Reyes, son como los hijos, los engendramos, los vemos nacer con alegría, les ponemos nombre, los corregimos y un buen día van por el mundo independientemente de nosotros. Así le ocurre a Pablo Guevara con sus primeros poemas, los de Retorno a la creatura de 1957. Esos textos, alejados de la sensibilidad actual del poeta, han calado en sus lectores, han llegado a la universidad, a la escuela, e inclusive a aquellos que no leen habitualmente poesía. Así ocurre con el poema Mi padre, un zapatero, que empieza:

		Tenía un gran taller. Era parte del orbe.
		Entre cueros y gritos y zarpazos él cantaba y cantaba
		o se ahogaba en la vida. Con Forero y Arteche,
		siempre Forero, siempre con Bazzetti. Y mi padre
		navegando y el amable licor como un reino sin fin.  
		

Nos referiremos a Hotel de Cuzco, para muchos, su libro más importante. Una primera lectura nos muestra que se trata de un libro que condensa la experiencia del viaje, al Cuzco, que el autor siguiendo una antigua tradición, prefiere escribir con "z", al espacio fabuloso de la vida de los animales y a Lima, la capital del Perú. Con este texto, Guevara no hace otra cosa que ejemplificar la condición de migrante del ser humano, desplazándose continuamente desde su nacimiento hasta su muerte. El libro conecta un presente sombrío con un pasado de grandes realizaciones, pero en el que también había situaciones de exacción que había que cambiar. Tal vez la parte más interesante del libro es la de los viajes interiores, por el terreno de la fabulación donde el poeta se detiene a poetizar sobre la mirada recíproca entre el animal y el hombre. La palabra se detiene entonces en las jirafas melancólicas o en los avestruces, atormentadas por el orden de los hombres.

Hay un momento en que el texto parece preguntarse por cuál es el orden más humano, el de los hombres o el de los animales. Y la respuesta es triste. Los animales tienen un orden más parecido al ideal.

Si ir a la antigua capital del imperio incaico significa para el poeta internarse en la historia, el viaje que emprenden los peruanos de las provincias hacia Lima, tal como lo evidencia otra parte del poemario, es la búsqueda de un falso dorado; entonces la grey peruana se baña en mazamorra morada.

En distintas ocasiones Pablo Guevara ha explicado una tarea que es la que más se adecua al oficio del poeta: la de ser cronista, testigo del modo de ser y de actuar de un pueblo en una circunstancia dada. Por eso su poesía, aunque inevitablemente individual, desemboca en el canto, como lo hacía Ezra Pound, maestro y mentor del poeta peruano.

Con la publicación de La colisión Pablo Guevara sorprende a los lectores. El hipertexto, como se dice en la terminología literaria es postmoderno. Pablo Guevara trabaja sus poemas bajo el supuesto de que existen vasos comunicantes, corrientes secretas entre las distintas formas literarias, que sólo muy aproximadamente podemos llamar géneros, aun cuando esa proteica masa literaria ostente todavía el pabellón de la lírica.