Fundación Telefónica Educared
    Semblanza
    Poesía
El humor y el espíritu lúdico de Arturo Corcuera

Poesía

FÁBULA DEL CANARIO
				
1
Trino,
lloro
fino, rubia
lluvia
de  oro.

2
Saltando de alba en alba,
en una y otra rama
extiende su estribillo.					
Cantarina jaula,
breve cántaro de cantos,
amarilla fontana.

El canario es el grillo
en la edición de la mañana.
           
FÁBULA DEL ESCARABAJO

Le huyen los saltamones.
Las arañas detienen
minúsculos talleres.

Las cigarras enmudecen
mientras irradia sombras.

Burgués contaminado,
escaravaro,
escabizbajo,
lleva un mundo en sus manos,
maese escarbajo.

FÁBULA Y METÁFORA DEL GALLO

Reloj despertador,
hijo apócrifo del papagayo.

No anuncia la madrugada
el tornasol clarinero.
	
-¿Qué tiene el gallo
que se ha callado?

-Hay que llevarlo al relojero.

ROSA

Tímida rosa ósea y encarnada
que amo y me ama y junto a mí se posa,
rosa que me rozó con la mirada,
¡oh mi amorosa y aromosa rosa,

sumisa y envolvente llamarada!
Llamándote me enllamas, ardorosa,
y erguida en mi alma, rosa incorporada,
entre mis brazos, caes temblorosa.

Talle, su tallo.  Y hojas.   Y ojos.  Sueño
-que con mis manos toco- que me toca.
Buscada rosa que encontró su dueño

Escogida entre muchas minuciosa-
mente. Lozanos muslos, ansias, boca,
y no la mires más que así es mi rosa.



FÁBULA DEL SUPER RATÓN MICKEY
TENEBROSO AGENTE DE LA CIA

Mickey,
super, núbil, candoroso
y giratorio ratón
manejado a control remoto,
cibernético digitígrado
con alas plateadas
de helicóptero.

Cinta magnetofónica y ojo
mágico en la cabina
del jet, en
los armarios, en
los teléfonos, con cámara
fotográfica, Mickey,
en el cajón, merodeando
con lupa en el tejado.

En este ratón ¡Miau! ¡Miau!
hay super gato encerrado.



FÁBULA DE RICO MAC PATO, TIO DE DONALD

Pato pata amarilla,
pato coupé,
pato Ford
de acornetado claxon
prepotente.

Non el pato de Pekín,
non el pato golondrino,
non la oca silvestre.

Es Rico Mac pato,
tío de Donald,
sombrero texano,
líder Pato de Occidente.

Ala que alardea,
nada urraqueando,
de yate en yate
zambulléndose en agua ajena.

Pato de disneylandia,
pato rico, pato
antipático de ruidosa
bocina: Mac Pa - to,
Mac Pa - to, Mac ...
Pato mentecato,
presto ansiamos verte
guisado en el plato.

LAS PUERTAS Y LAS PENAS

Puertas que van a dar al mar o al amar, puertas por donde se ingresa
inexorablemente al olvido, puertas como ganzúas, puertas abiertas al vértigo de las
pesadillas, puertas en abandono, enmohecidas, pesarosas, aguardando el día de la 
demolición, puertas en espera de la llave que jamás las ha de abrir, puertas por 
donde huyen, estrellas y leones, puertas como labios incitando al peligro, puertas
coronadas de enredaderas y silencio, puertas de una sola hoja, en medio de la 
agonía del otoño, puertas tapiadas con piedras y fantasmas, puertas abatidas que 
ardieron vivas y sobrevivieron al incendio, puertas pintarrajeadas como las 
mujeres de la noche, puertas que conducen a ninguna puerta, puertas que 
enloquecen a quienes las trasponen, puertas sin centinelas, sin historia, a tientas, 
sin el ojo de la cerradura, puertas enfermas, contagiadas de los descalabros 
irreparables del amor, puertas sin dinteles, ni ventanas clausuradas en soledad 
como los párpados, los monasterios o las lápidas, puertas infinitas como túneles de 
rápidos espejos, puertas que  enmudecieron para siempre como los torturados.

TARZÁN Y EL PARAÍSO PERDIDO

¡Aaauaúaaa... ¡Aaauaúaaa...!

Tarzán (Johnny Weismuller) es internado en un manicomio por creerse Tarzán.

Su grito, que asusta a médicos y enfermeras, no es el clarín con el que hacía su 
victoria aparición en la pantalla. El grito a Tarzán no le pertenece. Fue un collage 
de sonidos confeccionando y patentado por la Warner Brothers: decantaron en el 
laboratorio los gruñidos de un cerdo y las notas de un tenor.

Tarzán en el sanatorio para artistas (retirados) de Hollywood,
abatido y vencido por la camisa de fuerza
(él que encarnó la fuerza sin necesidad de camisa).
Hoy casi a oscuras y ayer mimado por los reflectores.
Tarzán víctima de una dolencia cardíaca
se toca el corazón y piensa en Jane.
Desamparado llama en su desesperación a Chita
(entre sombras ve y besa a Chita como si fuera su madre.
Chita se limpia la boca, hace morisquetas

Y dando volatines desaparece)
Llama a Chita
para que lleve un recado pidiéndole ayuda a Jane.
Pero Chita no podrá acudir. Chita no existió en la vida real.
(Era 8 monas chimpancé. 8 monas que parieron su estampa
          cinematográfica).
Y Jane, 
la bella silvestre de los níveos brazos,
ya no lucirá más su silueta junto a Tarzán,
porque Jane ya no filma. Hace mucho tiempo
que se le venció el contrato con la Warner: las piernas 
de Jane ya no están todo lo tersas que uno quisiera 
para hacerlas figurar en el reparto.

(Ah, Jane, paraíso perdido, divino tesoro,
ya te vas (para no volver)
cuando quiero llorar
pienso en ti, mi dulce Jane.
Cuánto hubiera dado por tenerte en mis brazos,
por confesarte mi amor: Yo querer mucho a Jane.
Silencio insensato que guardé por culpa de mi testaruda timidez.
Por culpa de los barritos de mi precoz adolescencia.
Ah, Jane, yo no adoro tus senos besados por las lianas.
Tus senos asediados al centímetro por flechas y lanzas.
Ya no adoro tu rostro
que el tiempo implacable ha ido modelando a tu capricho.
Tu rostro que acaricié con ternura (a escondidas del público) en todas las
	carteleras
Que no me digan nunca que te quitaste el maquillaje.
Que no me enseñen nunca tus cabellos de desfalleciente plata.
Para mí tú serás siempre la linda muchacha que yo amé matalascallando,
que yo ayudé a inventar  con mis ensueños en los destartalados cines de
             mi barrio, mi inolvidable Jane).

En su cuarto Tarzán da vueltas como un condenado
y en su rayado papel de loco repara en el espejo del lavabo y quisiera
              lanzarse.
Tarzán varias veces campeón olímpico de natación.
Amor, juventud y dinero, la veleidad gloria:
todo desde el trampolín se le fue al agua.
Todo se lo devoraron con voracidad las fieras.

Entre paredes pálidas que su insomnio decora de enredaderas
por sentirse libre (al final de la película) se aferra a sus sueños:
se sueña sobre el lomo de sus elefantes y sonríe.
Se sueña venciendo a sus repujados cocodrilos de cartón.
Ve acercarse a sus leones de felpa (pura melena) y Tarzán siente miedo
y tiembla y grita como un desventurado niño de pecho:
¡Aaauaúaaa...!  ¡Aaauaúaaa...!

Pobre Tarzán indefenso y desnudo,
descolgado del ecran por inservible,
loco, completamente solo entre los locos,
aullando perdido en su paraíso perdido,
sin Jane, sin chita, sin fuerzas, sin grito,
solo con su soledad y sus taparrabos.