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El humor y el espíritu lúdico de Arturo Corcuera

Semblanza

Nacido en Salaverry, en 1935, Arturo Corcuera bien podría ser considerado un poeta del grupo de los que se iniciaron en la década del cincuenta, pero temperamentalmente pertenece a la primera promoción de los años sesenta. Tempranamente conoció la poesía de Romualdo y encontró en ella inspiración, pero poco a poco fue adquiriendo una voz propia y original de honda cepa española. Corcuera utiliza el verso libre, los cuartetos, romances, canciones. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1963. Ha publicado entre otros libros Cantoral (1963), El grito del hombre (1967), Sombra del jardín (1961), Noé delirante (1963), Primavera triunfante (1964), Poesía de clase (1966).

En Noé delirante, su libro más célebre, que ha merecido numerosas reediciones, Corcuera hace gala de un humor y un espíritu lúdico que le han dado justa fama. En su caso, en verdad raro, el espíritu infantil convive con la reflexión del adulto. No hay animal que no llame su atención, por diminuto que sea, por poco importante que parezca. Tampoco hay mito que lo deje indiferente. Corcuera cree en las sirenas, del mismo modo que execra del pato Donald, una de las víctimas de su sarcasmo. Partidario de las greguerías, los juegos de palabras del escritor español Gómez de la Serna, Corcuera critica risueñamente al Búfalo Bill, al ratón Mickey, al Lobo Feroz. Literalmente, todo mito contemporáneo es zaherido por su musa rebelde y al mismo tiempo festiva.