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Información y noción del Tawantinsuyo

Las primeras impresiones de los cronistas sobre los incas y el Tahuantinsuyo fueron de asombro e incredulidad. Los españoles quedaron absortos por la riqueza en piezas de plata y oro que rápidamente encontraron -aun sin desembarcar en tierras inacicas- en una balsa de tumbesinos, hecho narrado por el capitán Bartolomé Ruiz. Así los primeros contactos con el mundo andino estuvieron marcados por la presencia de materiales preciosos, y luego del desembarco esa impresión se vería más que confirmada. Fue así, debido a la gran cantidad de riqueza, que las primeras nociones fueron las de haber encontrado un territorio poderoso y civilizado.

Esta primera impresión del Tahuantinsuyo alimentó las crónicas por muchas décadas, inclusive después que las grandes cantidades de piezas fueran fundidas y enviadas a la metrópoli. Los españoles no podían creer que no existiesen más riquezas en tan poderoso imperio y empezaron a surgir leyendas como la del Dorado o la del País de la Canela, lugares míticos donde los incas habían ocultado montañas de oro y plata. Más bien lo que los cronistas no pensaron fue en que la noción de poder y civilización del Tahuantinsuyo poco tenía que ver con las connotaciones rituales y míticas que tenían las piezas de oro, y por ello eran intercambiadas con tanta facilidad por baratijas dentro de un intercambio de dones y regalos.

La segunda impresión fue sobre la política del Tahuantinsuyo. En este punto las categorías occidentales fueron trasladadas sin mayores consideraciones a los andes, entonces el Inca era un Rey que legitimaba su poder mediante la sucesión hereditaria y el mayorazgo. Pero dentro de las explicaciones que los cronistas dieron sobre la organización política del Tahuantinsuyo dejan entrever que existió un sistema dual de poder, o al menos lo mencionan confusamente.

Sobre el mismo gobierno de los Incas, los cronistas establecieron diferentes interpretaciones según sus intereses políticos o los de la corona. Casi todos coinciden con que Atahualpa fue un tirano y asesinó al legítimo inca y su hermano Huáscar, pues así intentaban legitimar la conquista que estaban realizando. Más adelante, gracias a mayores incomprensiones del sistema de poder en los andes, todos los incas fueron considerados ilegítimos. Finalmente los cronistas toledanos buscaron deslegitimar cualquier noción de poder local en los andes, acusando tanto a los incas como a los señores étnicos de ilegítimos, con una clara intención de quitar poder a los curacas y reforzar el poder de las autoridades verreinales.

Para los cronistas el Tahuantinsuyo fue un estado centralizado, como el de España en la época de los Reyes Católicos, en el cual el Cuzco era el centro indiscutible de poder y desde allí se nombraban a todas las autoridades étnicas. En realidad las relaciones entre las etnias y el Cuzco se basaban en fuertes alianzas y en la categoría de reciprocidad. Además de centralizado, para los cronistas el Tahuantinsuyo fue un estado totalitario y el inca un monarca absoluto, un tirano como ya lo hemos mencionado.

Finalmente, la sociedad incaica fue concebida por los cronistas como la europea, con estratificaciones: una nobleza y una población avasallada bajo formas señoriales. Actualmente se sabe que las relaciones entre las etnias y el Tahuantinsuyo son mucho más complejas de lo que los cronistas pudieron comprender en su época.

Inca Atahualpa

Huáscar

Andenes de Ollantaytambo