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La empresa de Francisco Pizarro y Diego de Almagro
Noticias del Perú
Cuando aparecen en España las primeras noticias sobre el Perú, la sociedad hispana ya había asimilado en su imaginario la idea de que la recién descubierta América albergaba reinos inmensos, ricos en metales preciosos; que esperaban a ser descubiertos y conquistados. La hazaña de Hernán Cortés al conquistar el imperio Azteca no hizo sino confirmar esta idea.
La llegada de las noticias del Perú a oídos de los españoles está relacionada con los progresivos descubrimientos geográficos que la colonización de América supuso. Así, el Tahuantinsuyo hizo su aparición en el imaginario español a partir del descubrimiento de la Mar del Sur (hoy océano Pacífico). La tradición indica que fue Panquiaco, hijo del cacique Comagre, quien habló por primera vez de Birú, una reino que describió como grande y rico; lo que despertó el interés de los españoles por las tierras al sur de Panamá. El viaje de Pascual de Andagoya, así como similares expediciones que se realizaron hacia el sur de la costa del Pacífico, alimentaron este interés al recoger más referencias sobre este mítico reino.
Los viajes de Pizarro
En la ciudad de Panamá, haciendo oído a las noticias que circulaban sobre la existencia del fabuloso Birú, tres personas se asociaron con el fin de descubrir y conquistar dicho reino. Francisco Pizarro encabezaba dicha sociedad. Era Pizarro natural de Trujillo de Extremadura, llevaba varios años viviendo en América; y había formado parte de varias expediciones por Centroamérica y el Caribe, incluyendo el viaje de exploración en el que Vasco Núñez de Balboa descubrió la Mar del Sur.
Diego de Almagro, natural de Almagro y de condición social equiparable a la de Pizarro, entró en la sociedad como encargado del aprovisionamiento para las expediciones de descubrimiento y conquista. Finalmente Hernando de Luque, sacerdote y capellán de otras expediciones realizadas con anterioridad, debía encargarse de la financiación, aunque al final fue el licenciado Gaspar de Espinosa quien corrió con la mayor parte de la inversión.
A pesar de que nunca se ha encontrado un documento que lo pruebe, se entiende que hubo un acuerdo (probablemente de palabra) entre estos tres socios. En él se habrían sentado los términos de la empresa de conquista, en los que se compartía la inversión, el riesgo y las ganancias de la empresa (dichas ganancias se cuantificaban, como es evidente, descontando lo necesario para reponer los aportes de otros inversionistas y hacer los pagos pertinentes a los funcionarios reales)
El 13 de setiembre de 1524 partió de Panamá el primer viaje de esta empresa de conquista. El mismo gobernador de Panamá, Pedro Arias Dávila, autorizó la expedición. La ruta trazada por los expedicionarios siguió, hacia el sur, la costa del Pacífico de las actuales Panamá y Colombia. La travesía fue dura y probablemente desalentadora en muchos momentos. En todo caso, tenemos diferentes razones para creerlo. Por un lado, el hecho de que la expedición regresara a Panamá sin traspasar los límites de la actual Colombia, nos habla de la falta de incentivos y de recursos encontrados para continuar el viaje. Asimismo los estragos que los enfrentamientos con los nativos ocasionaron en la hueste conquistadora están tristemente ilustrados en la figura del mismo Diego de Almagro, quien regresó de esta primera expedición sin un ojo. Finalmente los sugerentes nombres con que los miembros de la expedición fueron bautizando los lugares en los que hacían tierra, nos hablan de su desaliento y de las penurias que enfrentaron en el viaje (Puerto Deseado , Puerto Quemado y Puerto del Hambre, son claros ejemplos de ello). El caso es que una vez alcanzada la desembocadura del río San Juan se puso fin al primer viaje y se inició el retorno a Panamá.
En 1526 partió el segundo viaje. En el mes de Agosto de dicho año se alcanzó nuevamente el río San Juan y esta vez la expedición continuó su camino hacia el sur. Sin embargo el viaje se hacía cada vez más penoso sin que se encontrara recompensas que justificara los sacrificios. En medio de estas desalentadoras circunstancias, el piloto Bartolomé Ruiz descubrió una balsa de nativos cuando realizaba una misión de reconocimiento. La captura de la balsa trajo como botín una inmensa cantidad de textiles, así como grandes cantidades de objetos de cerámica y de las tan ambicionadas piezas de metal. Asimismo fueron capturados tres de los pasajeros de la balsa, quienes posteriormente fueron llevados a España, y más adelante servirían de intérpretes en la conquista del Tahunatinsuyo.
Una vez alcanzada la isla del Gallo, Diego de Almagro fue comisionado a Panamá con el fin de traer refuerzos y provisiones para la expedición. Sin embargo hombres y recursos no fue lo único que llegaría de Panamá. El capitán Juan Tafur, será enviado por el gobernador de Panamá a la isla del Gallo con el fin de llevar de regreso a los expedicionarios a. Se dice que uno de los hombres de la expedición que legó con Pizarro a la isla del Gallo, envió un mensaje oculto al gobernador de Panamá en el que decía:
¡Ah señor gobernador!
Miradlo bien por entero
allá va el recogedor
y acá queda el carnicero
Así, ante esta revelación, Pedro de los Ríos (sucesor de Pedro Arias Dávila como gobernador de Panamá), habría enviado en respuesta a Tafur. Es en estas circunstancias en las que supuestamente habría ocurrido el famoso suceso de la isla del Gallo, en el que, se dice que Francisco Pizarro trazó una línea en la arena, ofreciendo así a sus hombres la elección entre volverse ricos si cruzaban la línea en dirección al Perú, o regresar a Panamá, seguros, pero pobres. La tradición nos dice que sólo 13 hombres decidieron cruzar la línea y continuar con la empresa; los demás retornaron a Panamá. Pizarro y los 13 del Gallo, se trasladaron la Isla Gorgona a esperar las provisiones y los refuerzos.. Estos llegaron finalmente , con Bartolomé Ruiz, en 1528. Aunque venía también una nueva orden del gobernador panameño conminándolos a que regresen a dicha ciudad, los expedicionarios optaron por continuar un poco más su exploración. De esta manera alcanzaron finalmente la costa del actual territorio peruano al llegar por primera vez a Tumbes. Pedro de Candia, artillero y miembro del grupo de los trece del Gallo fue quien llegó y visitó Tumbes. La descripción que hizo de este poblado y de sus riquezas, incitaron el avance hacia el sur, hasta la desembocadura del río Santa. Luego de este reconocimiento, y ante los anhelados indicios de riquezas recién descubiertos, la expedición decidió regresar a Panamá para preparar el viaje definitivo de conquista.
La Capitulación de Toledo
Antes de emprender el viaje de conquista definitivo, la sociedad de la conquista decidió que lo más conveniente era conseguir una autorización directa de la corona española. Las anteriores intromisiones del gobernador panameño, los habían puesto sobre aviso del peligro que dicha figura de autoridad podía significar para sus planes. Así. Se comisionó a Francisco Pizarro para que hiciera un viaje a España, con el fin de solicitar ante la corte la autorización para la empresa de conquista, presentando asimismo pruebas de lo que hasta ese momento se había encontrado. Es por este motivo que se lleva también a España a los indios de la balsa capturada por Bartolomé Ruiz.
Sin embargo, Pizarro no logra entrevistarse nunca con Carlos V. Los continuos viajes del monarca no permiten que esta entrevista se lleve a cabo. De esta manera, será la emperatriz Isabel de Portugal quien firme en representación de la Corona Española el acuerdo que Francisco Pizarro logró gestionar en la ciudad de Toledo a través del Consejo de Indias. Este acuerdo otorgaba a Pizarro la anhelada autorización de conquistar a nombre de la Corona castellana las tierras de la denominada Nueva Castilla, bajo la condición obligatoria de evangelizar a los nativos que habitaran dichas tierras conquistadas. Pizarro recibía los títulos de adelantado, gobernador y alguacil mayor. Las atribuciones de los demás socios también estuvieron estipuladas en este documento. Así, mientras Diego de Almagro sólo recibió el título de hidalgo y gobernador de la ya descubierta Tumbes; Hernando de Luque era designado obispo de ese mismo lugar (en el que hasta ese momento sólo se había levantado una fortaleza). Por otra parte se reconocía a los trece del Gallo con el título de hidalgos; y para los que ya ostentaban dicho nombramiento se concedió el título de Caballeros de la Espuela Dorada. Se estipulaba, asimismo que el reclutamiento de hombres y el aprovisionamiento de todo lo necesario para la empresa corría a cuenta de los expedicionarios. Los beneficios, por su parte, serían divididos entre los miembros de la empresa, descontando la quinta parte de todo lo encontrado (correspondiente al Quinto Real) que pertenecía a la Corona.
La capitulación de Toledo, nombre con el que se conoce a este acuerdo, se firmó el 26 de Junio de 1529.
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