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Comercio

Establecido el control político y administrativo en las colonias, la corona se preocupó por que los habitantes del Nuevo Mundo sean incluidos en los circuitos comerciales con la península. Esta buscó tener el control monopólico de todos los productos y trató de frenar cualquier intento de comercio entre las colonias. Prohibió ciertas manufacturas pues éstas (telas, muebles, vinos, hierro, etc.) debían importarse de España, pero no logró este objetivo. Los circuitos comerciales que giraban en torno a la minería exigían mayor cantidad de productos, cantidad que los comerciantes españoles no estaban en capacidad de otorgar debido a las guerras entre España y países enemigos, así como por la forma como en que el Consulado Sevillano había dispuesto el comercio con América. Los galeones salían de Sevilla cargadas de productos hacia Portobello, lugar donde se efectuaba una feria anual. A ella debían llegar los comerciantes procedentes del Perú, pues las flotas se dirigían a Veracruz para ahí efectuar las transacciones con los comerciantes de la Nueva España. Durante el siglo XVII, tanto el Perú como México se fortalecieron económicamente, manufacturando sus propios productos e inclusive comerciando entre las colonias (circuitos: Acapulco-Lima-Valparaiso, Lima- Panamá-La Habana, etc.). Las ferias fueron desde 1700 un fracaso pero aún así se celebraron hasta la década de 1740. Uno de los símbolos del comercio intercolonial fue el llamado galeón de Manila.

Lo que se debe resaltar es la independencia económica que van teniendo las colonias durante el siglo XVII. Ello propiciará, años mas tarde, las reformas borbónicas y la posterior independencia americana. También hay que destacar que esta independencia económica tuvo que ver con el comercio directo que efectuaban las colonias con barcos llenos de mercaderías procedentes de Inglaterra y Francia. Para el caso peruano, fueron muchos los barcos que fondearon frente a las costas de Pisco y Arica a la espera de los compradores, que en muchos casos eran connotados funcionarios públicos (a los que les estaba prohibido hacer algún tipo de negocio). Inclusive, en estas estrategias comerciales, los comerciantes peruanos, por evitar el monopolio español, llegaron hasta la misma Sevilla para realizar compras. Los llamados peruleros fueron en varias ocasiones a las costas españolas a comprar productos por menor precio. Fueron finalmente prohibidos este tipo de viajes pues ocasionaba grandes pérdidas a la corona.


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